¡Ah! La burla

Así es, la burla, una forma de responder bastante agresiva en algunos casos. Pero ¿debemos reprimirnos o dejar de hacer algo que nos es placentero? porque alguien se burla de algo que nos gusta. Lo que trato de decir es que por ejemplo yo juego a las cartas magic: el encuentro aunque para algunos es para chicos no obstante este tipo de juego es complicado porque tiene muchos términos que modifican una partida, por la burla de aquellos que les parece que es para chicos ¿debo dejar de jugarlo?, ¡NO! Porque me gusta ¿por qué dejar de hacerlo? Además que para ganar hay que tener cierta habilidad.

 

Otro ejemplo seria que alguno le guste la música grunge (véase la banda nirvana) y que un día aquella persona que escucha este estilo de música; se tope con alguno que piense que esa música es una mala influencia porque está basada en el rock, y esta última se lo diga pero el primer individuo de nuestro ejemplo no sepa que responder. ¿Significa que el primero debe dejar de escucharla? No, porque si a él le gusta, le hace bien.

 

Para terminar escribo que las cosas que nos gusten podemos hacerlas pero mientras no perjudique a un tercero, pero hay algo que hay que tener en cuenta; en la vida hay personas que reprimen a otras para que sigan sus pensamientos o acciones, lo harán mediante la palabra o mediante agresión física pero no debemos dejar que nos sometan, porque al fin y al cabo solo debemos defendernos y demostrarle al otro que tenemos nuestra forma de pensar, no podemos dejar que las sociedades se transformen en una masa, porque eso paso en varias ocasiones y siempre termina igual con el asesinato de personas inocentes, ejemplo es el nazismo en Alemania, o el fascismo en Italia

Un comentario sobre “¡Ah! La burla”

  1. Debemos ejercer nuestra auntonomía en un ambiente ético. No podemos ser extraños morales pero a la vez debemos de respetar el patrimonio ajeno. El problema con la burla es que nos esclaviza y el burlarnos necesariamente implica que adoptamos una máscara.
    Cosa distinta es la reprimenda sardónica a una persona que busca usurpar la identidad de otros o insultar, sobre todo, con sus cantaletas misioneras, pero en general debemos de tratar a todas las personas con respeto y amabilidad, cuando estas personas sean decentes.
    No hay nada peor que la heteronomía porque cuando nos volvemos extraños morales, cedemos nuestro poder de decisión y, por ende, nuestra libertad, a terceros que muchas veces toman ventaja como lo hacen los traficantes de la fe. Gracias Trit!

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