Los temas de la cuarta parashá del libro Devarim, son:
1. La necesidad de centralizar el servicio divino en un solo lugar, el cual nosotros más tarde conoceremos como el Beit HaMikdash en Ierushalaim.
2. Autorización para ingerir carne de animal kasher más allá de los usados como korbanot –sacrificios-, pero prohibición expresa de ingerir sangre.
3. Cuidados a tener con el falso profeta, también con aquel que viene a desviar a la gente de la senda correcta.
4. Especificación de los animales que está permitido comer y cuáles no.
5. Ley del diezmo.
6. Reglas de los Shalosh Regalim –fiestas de la peregrinación- y el mandamiento de ir a Ierushalaim para las festividades consagradas.
Recordemos que la Torá es el mensaje de Dios para el pueblo judío, a través de éste (y especialmente por la conducta acorde a la Torá de los judíos) llega indirectamente para los gentiles, los cuales pueden tomar como referencia aquello que está en sintonía con su propia identidad espiritual, sin falsificar su espiritualidad, sin apropiarse indebidamente de lo que no les pertenece, sin confundirse con mandamientos judíos que nada tienen que ver con ellos. Ejemplo, el diezmo, que es un mandamiento para judíos. Sabido es que muchos estafadores (pastores, misioneros, clérigos, seudo rabinos, otros crápulas por el estilo) roban a sus fieles dinero con la excusa de que es el diezmo que Dios ordena que ellos, gentiles (también gentiles disfrazados de judíos, tales como mesiánicos, netzaritas, ebionitas, falsos sefaradíes, “cripto judíos”, efraimitas, entre otros), les den a ellos, sus clérigos. Esta gente es engañada vilmente, robada, maltratada con la mentirosa excusa de que es por orden de Dios. Así que no solamente se ofende y perjudica gravemente al prójimo, sino que se insulta y blasfema contra Dios, además de robar pertenencias de la espiritualidad judía que en nada corresponden a los gentiles. Por lo cual, ruego encarecidamente que se ande con cuidado y precaución, no sea que por tener buenas intenciones pero poco conocimiento se termine alejando de la senda correcta, se caiga en espantosos pecados y maldiciones que uno mismo se genera. Tenerlo presente es importante, es parte del resguardo de la sagrada identidad espiritual de los noájidas.
Por milenios los noájidas han fracasado en SU deber de mantener su tesoro espiritual. NO ES deber de los judíos preservar el noajismo, ni tampoco de mantenerlo con vida. Es el deber puro y exclusivo de los gentiles. Pretender que sean los judíos los que tienen que hacerse cargo es otra excusas infantil, producto del EGO, para seguir en el camino del fracaso.
Por tanto, es hora de despertar y de hacerse cargo de lo que a cada uno le corresponde. Sin disfraces, sin pretensiones falsas, sin imposiciones dislocadas, sin trastocar el orden que Dios ha impuesto. Debemos ser socios en la construcción de Shalom y no promotores del caos.
Pero, mientras el noájida permanezca extraño a su identidad, pretendiendo lo que no le corresponde, imponiendo como mandamientos cosas que no lo son, fraguando religiones en lugar de la sana vida de santidad noájica, seguiremos en un mundo desolado, de exilio.
Precisamente uno de los sentidos de la porción de esta semana de la Torá es el de terminar con la diáspora de la humanidad.
Veamos cómo, en un estudio de Torá apto y bueno para la espiritualidad del gentil.
En una ocasión anterior nos enseñó la Torá acerca del mandamiento del diezmo (diez por ciento de los ingresos), que los judíos debían destinar a los cohanim y leviim, los sacerdotes y sus ayudantes quienes laboraban en el Templo y en las cuestiones relativas a lo sagrado. De esta forma el israelita, también participaba de la santidad, no por trabajar en el Templo como sus hermanos, sino al colaborar en el sustento de las cuestiones santas. El dinero era necesario para pagar sueldos, adquirir implementos de uso general, refaccionar, etc. No era destinado a enriquecer a nadie o a privilegiar la pereza de unos pocos.
En nuestra parashá, nos habla la Torá del “מעשר עני – maaser aní”, el diezmo para entregar como caridad a los pobres. Con esta cesión monetaria la Torá nos quiere instruir una lección muy importante.
Que no suponga la persona que lo espiritual y lo santo es solamente lo que se relaciona con el culto, con el Templo, con las personas que trabajan en cuestiones “religiosas”; eso es importante, pero no es lo único, y ni siquiera lo prioritario.
Sino que entienda que al ayudar al prójimo, al ocuparse por su bienestar, al actuar con bondad, se está siendo notablemente santo y espiritual, incluso más que de la forma anterior.
Uno de los motivos es entender que “espiritual” es TODO lo que nos vincula con Dios y el prójimo. Sean los asuntos considerados rituales, los mandamientos que nos vinculan directamente con Dios; tanto como los mandamientos sociales, de una persona con otra.
Cuando actuamos de tal manera que brindamos bienestar a otra persona, le proveemos de sustento, le acompañamos en sus padecimientos, desplazamos nuestro egoísmo para que resalte el altruismo, ¿cómo no estará feliz y complacido Dios al ver que estamos siendo bondadosos con uno de Sus hijos?
¿Hay algo más espiritual que dejar de lado el egoísmo para hacerle un bien a otro sin esperar nada a cambio?
Tal como promete la Torá: "Sin falta le darás, y no tenga dolor tu corazón por hacerlo, porque por ello te bendecirá el Eterno tu Elokim en todas tus obras y en todo lo que emprenda tu mano." (Devarim / Deuteronomio 15:10).
Dios no precisa de tus dádivas, pero el prójimo necesitado puede que dependa de ti y tú de él.
¡Shabbat Shalom UMevoraj! Moré Yehuda Ribco
Bello comentario. Sobre todo porque trae a colación algo muy importante, el manipuleo de los sátrapas de la fe que toman ventaja de los vacíos existenciales de otros para enriquecerse a coste de éstos. Otro aspecto muy importante es la obligación que tenemos todos y cada uno de nosotros de cuidar nuestro patrimonio. Yo no creo que nadie en su sano juicio vaya a dejar en auto aparcado fuera de la casa y sin algún tipo de cerrojo o protección para que no se lo roben. Entonces ¿por qué dejar que los traficantes de la fe insulten y desmerezcan nuestro patrimonio noájida y el de nuestros hermanos judíos? Y surge otra pregunta ¿por qué pretender que sean otros los que cuiden lo de uno? No sé, como decía mi abuelo que en paz descanse, si uno más uno no da dos, algo anda mal
Moré… muchas gracias!
Que bueno le resultaría a tantos asalariados, comprender que un diezmo no es el «sacrificio» que pide Dios para mantener a los pastores que han mercantilizado la fe.
Que han convertido la idea de Dios, un un negocio., y en ello se crean espacios de mercadeo donde no deberían existir, porque las bendiciones no se compran, ni la espiritualidad, ni el mundo venidero y mucho menos a través de negocios monetarios que siempre hablan de abusos.
Me encanta la sencillez, que pocos perciben, que ignoran ó sencillamente pasan por alto por conveniencia, Cito sus palabras:
«… “espiritual” es TODO lo que nos vincula con Dios y el prójimo»
Nuevamente, Gracias y un abrazo!
pregunta, cobre el diezmo por ir a colombia o por participar de alguna cosa? pedi cosas excepcionales o lo esencial para mi estadia?
los q van a trabajar para Dios, no lucran, solo piden lo necesario.
pero los q van a trabajar para su dios EGO, venden porquerias innecesarias, o venden objetos sagrados pero a los q no los precisan para nada, reclaman sacrificios, exigen vida de reyes, hacen sentir culpa si no se les da lo q codician, etc.
Nada querido more,… que pena que los aportes para el verdadero crecimiento sean tan pocos,
no hubo lujos, sino carencias, pese a ello sobreabundaron los actos espirituales.
De su parte la manifestación de un acto lleno de «altruismo verdadero» por el otro, de sencillez, de verdadera humildad, y todo para aquel que quisiera acercarse para recibir cosas que enriquecen la vida, y no el bolsillo, pero que otorgan gozo, dicha, alegría en el aquí y el ahora.
¿Cuándo abriremos los ojos para comprender realmente lo que Dios nos pide? se harían mejores cosas que las que hacen los comerciantes de fe.
Un abrazo!