Para alimentar a la gente con pescado, hay que tener mucho cuidado
Uno de los grandes legados de la Revolución Francesa fue la triada, libertad, igualdad y fraternidad, pero no vista como una igualdad injusta, donde unos trabajan y otros se viven del trabajo de los demás, tampoco de un enriquecimiento injusto. Los predecesores constructores de Shalom en Inglaterra, Francia y Estados Unidos nos enseñaron que esta tríada era el inicio para la consececución de la felicidad.
La felicidad es un estado mental, dicen los sabios que es estar contento con la porción que se tiene, pero ¿implica eso mediocridad? ¿no vendría esto a significar un estancamiento de la energía? Nótese que se dice contento, no conforme, que son dos cosas muy distintas. Ello implica que pese a que nosotros buscamos superarnos, no nos obsesionamos con ello.
La enseñanza de la parashá Emor tiene que ver precisamente con esto y donde a pesar que la Torá es para el estudio de los judíos y es de su completa y única herencia, lo cierto del caso es que los noájidas conscientes de nuestra identidad podemos aprender con la guía de un maestro versado en Torá y en educación para los noájidas muchas cosas que, contrario a lo que dicen algunos insensatos, la Torá no es propiedad mancomunada entre judíos y noájidas.
El estar contentos con nuestra porción implica que debemos de buscar el compartir para poder alcanzar la completez. En la parshá se habla de fiestas y las fiestas representan alegría y gozo que resulta de la prosperidad y de la abundancia, pero ello no implica que ya porque tengamos abundancia y prosperidad que debamos desatendernos y extraernos de nuestro deber de demostrar bondad a los más necesitados.
El punto inicial para comprender que nuestro estatus social, si es alto, no nos da el derecho de olvidarnos de los demás y mucho menos de maltratarlos, comienza por el hecho que debemos recordar que lo que tenemos Dios nos lo ha dado, con nuestro esfuerzo, claro está, pero si no tuviéramos salud y energía no habríamos podido completar esas tareas que nos llevaron a incrementar nuestro acervo patrimonial, intelectual y espiritual.
La enseñanza que la Torá transmite de esta parshá y que es una de las que más me ha calado es precisamente porque se habla de la tzedaká, es decir, de esa caridad que va más allá de solamente dar dinero y dar en especie, porque muchas veces para el viejo desamparado que vive en su mansión rodeado por la opulencia material es más valioso que alguien le dedique quince minutos de su tiempo para escucharle y atenderle, sin buscar ninguna otra ventaja económica, política o social a cambio, que si le fueran a dar un millón de dólares.
Luego está el caso del ger, es decir, del foráneo, pero entendido como el converso, aquél que nació noájida y que bien pudo ser idólatra o fiel a Dios, pero ajeno al judaísmo y quien decidió convertirse y observar las mitzvot, mandamientos, judaicos. Es uno de ellos, se ha convertido al judaísmo, lo hizo como las reglas halájicas, o sea, la Ley Judaica así lo determina. Existe una mitzvá, mandamiento, que le recuerda a los judíos nacidos de madre judía y observantes que deben de tratar al converso, es decir, al ger, como si de un judío de madre y padre judíos se tratara.
¿Por qué se le ordena esto al pueblo de Israel? El pueblo de Israel es el pueblo escogido por Dios, es el pueblo que sirve de luz para las naciones, como me decía un amigo, “porque soy médico tengo que comportarme bien, porque soy más viejo que tu tengo que comportarme bien y porque soy judío tengo que comportarme el triple de bien”, pues precisamente ellos son el pueblo de Dios y deben de predicar con el ejemplo y de hecho que así lo hacen.
La bondad hacia el prójimo es uno de los pilares del mundo pues dicen los sabios que el mundo se mueve y se mantiene por tres cosas, la Verdad, la Justicia y la Caridad, así que la trascendencia que tiene el demostrarle bondad al prójimo es importantísima para que el mundo continúe.
¿Quiere decir que debemos de alimentar al hambriento y darle sonrisas al ajeno para que siempre se sientan bien?
No, quiere decir que al enfermo se le da de comer para que no perezca, pues la vida es el valor más importante pero no es que se le va a mantener ni alcahuetear al mejor estilo de darle a cada uno lo que quiere sin que haya hecho nada por ganárselo, más bien se trata de darle las herramientas para que aprenda a sembrar, para que pesque por sí mismo, para que aprenda a ser autosuficiente.
Por eso se le dice al pueblo de Israel que deje parte de la cosecha para el pobre y el extranjero, no dice que se lo tenga que entrega a domicilio , no, los eneficiados tienen que levantarse e ir por ello, tienen que realizar una labor de ganarse el sustento, al escribir estas líneas es imposible dudar de la autoría Divina de la Torá, tan exacta, tan perfecta y si es así en este aspecto entonces la prohibición que establece hacia los noájidas de no estudiarla sin la debía guía, es igual de perfecta porque nos trata de proteger de nosotros mismos.
Este tiempo de Emor y sobre todo el tiempo de las fiestas me encanta, se siente un ambiente muy positivo en el aire, es más, hasta pareciera que el sol brilla con más intensidad, que el aire es más puro, no sé, serán cosas que sólo los sabios nos podrán decir, pero lo que sí queda claro es que las festividades judaicas son de gran gozo para el resto de nosotros.
Otra cosa muy importante es que en ningún momento se le dice al noájida que no se alegre ni celebre cosas tan hermosas como la entrega de la Torá al pueblo judío, lo que se le advierte es que no se vaya a confundir y a celebrar a la manera del pueblo judío, pero ¿quién dice que no se pueden reunir los amigos y hacer una cena bonita en casa y aprovechar la ocasión para estrechar los lazos de amistad y de confianza? Claro está, no utilizando la cena para ponerse a usurpar identidades sino para vivir y disfrutar de cada momento de la vida, para que estemos conscientes de lo bello que es vivir.
Así que, antes de recolectar el dinero que todos los que asistirán a la fiesta aportarán, tomemos un diez por ciento del costo total de la cena y démoslo en caridad, una forma muy buena que me parece a mí es el hablar con alguien que esté desempleado y pagarle la suscripción para un curso de algún oficio o profesión, o sea, algo que le pueda servir. Podría ser inclusive a alguien que tiene su casa a medio terminar porque se le acabó el dinero y entonces le podríamos comprar unos sacos de concreto y material para que fragüe, etc.
Hay tantas cosas que se pueden hacer y tanto que como constructores de Shalom, o sea, como albañiles en esta construcción de un mundo de paz y armonía podríamos hacer, que lo que nos detiene es nuestra propia pereza y egoísmo. Disfrutemos de la vida y alegrémonos de lo que tenemos, pero también compartamos un poquito de esas bendiciones con los que no han sido tan afortunados como nosotros.
Que pasen una excelente semana y que sigamos construyendo Shalom.
Fuente original: http://fulvida.com/id-noajica/identidad/gozo-salvacin-bendicin-gracias-al-trabajo-de-cada-uno#comment-55123?show=1
Me gustaría hacer una aclaración porque sé que más de un oportunista va a tratar de sacar mis palabras de contexto. El celebrar no se trata de ir a robar identidades y que quede eso muy claro, ni tampoco de andar leyendo la Torá ni…, o sea, cada uno en su casa y Dios en la de cada uno. Se trata más bien de disfrutar y de regocijarnos en lo bello de la vida y en vivir cada día al máximo pero sin andarnos diciendo lo que no somos.
Voy a compartir una historia. Había una vez un muchacho que empezó su carrera como delincuente desde los ocho años. A los dieciséis años fue arrestado por robo a mano armada y fue llevado ante un juez quien otrora fuera un abogado defensor muy famoso. El juez vio al muchacho y se compadeció de él, pues de condenarlo el tiempo en prisión iría de los veinte a los cuarenta años, así que el juez le dijo al muchacho que si podían negociar algo, el muchacho tenía complejo de gánster e imitaba a Humphrey Bogart, el juez le dio prisi´pn preventiva.
Durante el ínterin entre la asignación de la prisión preventiva, que es una medida que se utiliza donde se detiene al acusado en la cárcel por peligro que pueda entorpecer el proceso penal, el juez estaa sumamente preocupado por el acusado y llamó a la maestra de escuela quien le dijo que ella nunca había visto un caso así y que el niño era incorregible, lo mismo dijo su director, el sacerdote de la parroquia donde iba, hasta la traajadora social.
Llegó el momento que el acusado se presentara a juicio, donde, dicho sea de paso, ni siquiera quería la representación de un abogado defensor y de hecho estaba de luto porque hacía no mucho que habían detenido a Al Capone y éste se encontraba recluido en un centro penitenciario. El juez le dijo al muchacho acusado y con mucho pesar el juez le dijo «Joseph lo sentencio a no menos de veinte años de prisión y no más de cuarenta años».´El condenado se acercó al juez y al mejor estilo gánster de los cuarenta escupió la sotana del juez.
El tiempo pasó y era casi un lustro cuando el juez, quien por cinco años no pudo descansar debido a que no podía comprender cómo fue que éste muchacho torció tanto su camino, manejó casi 500 km desde Brooklyn hasta Sing Sing, que es una prisión muy conocida en Nueva York y pidió hablar con el joven quien para ese entonces ya descontaba cinco años de los mínimos veinte que le había asignado el juez.
El juez le dijo que había seguido el progreso y comportamiento del condenado en prisión y que había notado una mejora significativa, entonces el juez le dijo, «he visto que has mejorado mucho estos años en prisión, mira -le dijo el juez – sé que estás en condenado y que sólo el gobernador te puede indultar (indultar es perdonar a alguien que está condenado en prisión) pero si sigues con ese buen comportamiento entonces yo iría a batear por ti para ver qué dice el gobernador».
Resulta ser que este juez era un fanático del béisbol y entonces le encantaba utilizar analogías del diamante en su vida cotidiana. En ese momento el muchacho duro, imitador de Humphre Bogart y admirador de Al Capone lloró, y dice Quentin Reynolds, el autor del libro acerca de la vida de este gran juez, que ese día quizás falleció un criminal y nació un ciudadano.
El juez era John Leibowitz, un judio de descendencia rumana quien emigró a los EEUU de muy corta edad y se dedicó al Derecho Penal. No es el único ejemplo de judíos que elevan sus profesiones u oficios pero la vasta mayoría tienen algo en común, en cualquiera que sea su campo de labor o de interés, siempre demuestran bondad para con el prójimo.
Por eso es que no me queda ni la menor duda que son el pueblo escogido de Dios. Que Dios bendiga y proteja a su primogénito Israel.
muy bonito el texto, y el comentario. muchas gracias. habria q linkearlo al q dio origen a este. no? abrazo
De hecho que sí. Me parece lo más sensato y en realidad lógico.
Excelente. gracias Felipe.