Costumbre de hijas

En la parashá de esta semana se encuentra el siguiente pasaje:

«(7)Cuando alguien venda a su hija como esclava, ésta no saldrá libre de la misma manera que suelen salir los esclavos varones.
(8) Si ella no agrada a su señor, quien la había destinado para sí mismo, él ha de permitir que ella sea rescatada. No tendrá derecho de venderla a un pueblo extraño, por haberla decepcionado.
(9) Pero si la ha tomado (como esposa) para su hijo, hará con ella como se acostumbra hacer con las hijas.
(10) Si él toma para sí otra mujer, a la primera no le disminuirá su alimento, ni su vestido, ni su derecho conyugal.
(11) Si no le provee estas tres cosas, entonces ella saldrá libre gratuitamente, sin pagar dinero.»
(Shemot / Éxodo 21:7-11)

Habría bastante para estudiar y aprender de estas frases, pero, en principio, quisiera concentrarme en estas palabras:

«hará con ella como se acostumbra hacer con las hijas.»
(Shemot / Éxodo 21:9)

¿Qué quiere decir?

El sentido llano es evidente: existían costumbres, claramente conocidas en su tiempo y lugar, de cómo tratar con las hijas propuestas para matrimonio. Tal cual también debe hacerse con esta chica, aunque hubiera sido vendida anteriormente por su padre como esclava al padre del “novio”. El exégeta Ibn Ezra lo remarca sencillamente: se la debe tratar tal cual se hace habitualmente con las chicas vírgenes judías propuestas para matrimonio. No se la discrimina por su condición social, a causa de las acciones de su padre, el cual se vio en una situación extrema y desesperada para llegar a hacer lo que hizo con su hija. No es aquí el momento ni lugar para profundizar más sobre esto, continuemos con “lo que se acostumbra hacer con las hijas”.

RASHI nos amplía con su explicación, que está vinculada al siguiente versículo, cuando menciona:

«no le disminuirá su alimento, ni su vestido, ni su derecho conyugal.»
(Shemot / Éxodo 21:10)

Es decir, actuar con la joven tal como se acostumbra hacer con las esposas, como es obvio y evidente.
La chica fue esclava pero ahora es esposa, con los mismos derechos y obligaciones.
Su pasado no marca su presente, ni su futuro.
Es esposa, como toda hija de Israel que ha llegado al matrimonio, y como tal debe ser cuidada y valorada.

Profundizando, podemos encontrar en el libro del Zóhar (II, 97a) la siguiente enseñanza:

“Dentro de una roca poderosa, un cielo/paraíso escondido, se ubica un palacio llamado el Palacio del Amor. Allí, hay tesoros ocultos y todos los besos de amor del Rey. Las almas queridas del Rey entran allí. Y cuando el Rey entra al palacio, “Iaacov besa a Rajel” (Bereshit/Génesis 29:11). Él descubre cada alma, la besa, la abraza, la lleva con Él, se deleita en ella. Esto es «hará con ella como se acostumbra hacer con las hijas.», así como un padre trata a su amada hija, besándola y abrazándola, y dando sus regalos…”

Te lo explicaré rápidamente.
La NESHAMÁ (espíritu, Yo Esencial) que somos reposa, habita, se conecta, da sentido, al ser que estamos siendo en este mundo. Somos humanos porque somos NESHAMÁ.
Esa NESHAMÁ es la hija vendida como esclava, que ya no disfruta de los placeres del palacio paterno, de las delicias de su vida plena en el mundo del espíritu.
Ahora está confinada a las limitaciones de ser humano encarnado. Entre otras cosas, debe soportar un duro capataz, el EGO, el cual se las rebusca para dominar y hacer sentir su apariencia de poder. Pero, realmente no tiene autoridad sobre ella, el EGO es en verdad el esclavo, el que está al servicio, aunque se rebele y se transforme en un usurpador y déspota.
NO es gobernar y maltratar su finalidad, por el contrario, la misión del EGO es cuidar de la NESHAMÁ, al preservar al cuerpo de los ataques de la impotencia, otorgándole un lugar para que resida y pueda desplegarse; para que durante el pasaje terrenal la NESHAMÁ adquiera la conciencia y memoria de las experiencias sensoriales, y puedan éstas luego ser disfrutadas en el mundo espiritual con mayor deleite que meramente como datos teóricos.
El Padre ha hecho “descender” a Su hija a este mundo, de entrecruzamiento material-espiritual, para otorgar mayor beneficio y bienestar a la chica.
Pero, las leyes del mundo pueden causar dolor, malestar, sufrimiento, agotamiento, lo cual podría hacer creer a la doncella que merece el mal que está padeciendo. Pero, ¡no es así!
Ella tiene el derecho a disfrutar de lo permitido, a gozar a pleno de las bendiciones que le son propias.

Tenemos derecho a llevar una buena vida, a pesar de los inconvenientes.
Debemos encontrar el camino para que la NESHAMÁ gobierne, con su LUZ iluminando cada rincón de nuestro ser y del entorno.
Cuando el EGO se imponga, es necesario darse cuenta para desarmar su falso poder, ubicándolo en su correspondiente sitio de servidor y no de amo.

Para lograrlo, es imprescindible aprender del EGO y sus herramientas, así como los mecanismos y costumbres para dotarnos de poder y no caer en sus engaños.
Las “costumbres de las hijas” son (entre otras):

  • construir SHALOM, por medio de acciones de bondad Y justicia;
  • Comunicación Auténtica;
  • disfrutar de lo permitido;
  • apartarse de lo prohibido;
  • no querer dominar aquello que no puede ser controlado;
  • lealtad al Eterno, al andar por Sus caminos;
  • estudiar para desaprender y aprender y nutrir de esa forma nuestra mente y emociones;
  • TESHUVÁ.

Todo esto, y algunas cosas más que no hemos mencionado aquí, se resumen alegóricamente en los derechos de las esposas “alimento, ropa y unión conyugal”; aquel que comprende no precisa de más explicaciones.
El resumen del resumen: construir SHALOM en todo momento.

Como verás, partimos de unas reglas muy antiguas, bastante extrañas para nuestro mundo actual, (al menos en gran parte de la cultura occidental), pero que eran perfectamente comprensibles en el mundo donde fueron entregadas.
Y llegamos a descubrir secretos eternos, de salud integral, de crecimiento, que empoderan nuestra actividad de CABALATERAPIA, en procura de un mundo interno y externo mejor.
En donde reine el AMOR, y no el EGO.
Al dar un vistazo a las noticias del día, parece difícil conseguir un mundo de SHALOM, una Era Mesiánica, con tanta injusticia, maldad, arbitrariedad, corrupción, desespero, etc.; tanto en lo micro como en lo macro.
Sin embargo, ahí sigue presente la NESHAMÁ, con su vocecita, con su LUZ, con su perpetua conexión al Padre.
Podemos ser nosotros el granito de arena que falta para doblar la historia, llevar a que el platillo de la balanza cósmica esté del lado del Bien.
Así pues, construye SHALOM, aunque parezca que es inútil, aunque tengas contratiempos, aunque tropieces, aunque a menudo sientas que sigue siendo el EGO el señor en tu comarca. Tú sigue haciendo tu tarea, la TUYA, que nadie más puede hacer.
Sigue adelante, aprendiendo y desaprendiendo, construyendo SHALOM.
El resultado final no depende de ti, ni de mí; pero el proceso sí.

(Texto original publicado en SERJUDIO.com, republicado aquí por considerarlo pertinente para la espiritualidad noájica).

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