החנוך הפשוט מתחיל משבא הילד לכלל איזו הכרה, והחנוך המדעי מתחיל משיצא לאויר העולם, והאמוני מההתחלה היצירית, והתקדשתם והייתם קדושים
(מידות ראיה, אמונה)La educación simple comienza cuando el niño alcanza algún grado de conciencia/reconocimiento,
la educación científica a partir del mismo momento del nacimiento,
y la educación en sus convicciones (emuná) desde que comienza su gestación,
y os santificaréis y sereis santos.
(Midat Reiiá, Emuná)
Así nos enseña el gran maestro, el Rav Kook, los momentos iniciales para cada una de las tres educaciones, que las menciona en orden cronológico inverso:
Simple – conciencia: cuando el niño alcanza algún grado para discernir entre yo y otros, entre bueno y malo, entre debo y no debo, es que se inicia la educación ética, de las acciones en la práctica y no solamente como materia de teorización. El niño debe aprender a comportarse correctamente, alumbrado por la LUZ de la NESHAMÁ, no solamente a tener ideas amorosas o grandes proyectos benefactores, sino a ser un constructor en los hechos.
La ética no depende necesariamente del caudal intelectual, pues se puede ser brillante en aspectos mentales pero totalmente deficiente en ética. Es posible hacer ciencia sin conciencia; pero lo bueno sería que toda ciencia estuviera acompañada por la conciencia.
Esta educación ética, sin embargo, se puede perfeccionar con el estudio intelectual, el cual permite una mayor libertad; aunque, como he dicho, no depende exclusivamente de lo mental.
Científica – nacimiento: comenzamos nuestros aprendizajes intelectuales, racionales, desde el mismo momento en que salimos a este mundo. Aunque nuestro sistema nervioso central esté inmaduro, aunque estemos muy lejos de tener formados nuestros órganos de los sentidos y el cerebro, igualmente ha dado inicio la educación intelectual. De a poco, con cuestiones totalmente habituales, profundizándose y ampliándose con el desarrollo y las experiencias, se va armando y cimentando la educación mental. Se van coordinando causas con consecuencias, efectos con motivos, respuestas con preguntas, reacciones con reacciones, dando un cierto orden al vaivén caótico que es la mente poco desarrollada y no entrenada. Las funciones intelectuales van madurando, las experiencias habilitarían mayores alcances, el niño va creciendo.
Es imprescindible ver las influencias que pueden llevar a que el pensamiento quede secuestrado por las emociones, por el EGO; entonces son las creencias, los preconceptos, las fantasías, la irracionalidad, la pasión, la incongruencia la que marca el ritmo y el tumbo; así se maquinará para mal, o se convertirá en maestro de las excusas y justificaciones. O puede estar el pensamiento orientado por la brújula de la NESHAMÁ (espíritu), nuestra identidad más pura y verdadera; entonces, la vida transitará por caminos más plácidos, aunque fuera pueda ocurrir una tormenta terrible.
Convicciones/Creencias (emuná) – gestación: cuando el padre y la madre se unen en el abrazo procreador, con sus ideas, proyectos, esperanzas, ilusiones, temores, apegos, compromisos, unidad, espiritualidad, conflictos, todo ello formará parte del espacio más profundo en el intelecto de la persona, allí en donde reposan las creencias. Cuando éstas se arraigan en zonas oscuras, las creencias llevarán a una vida de miseria, de celditas mentales, de impotencia. Si se arraigan a la luz, entonces la fuerza constructora moverá a la persona hacia su realización. Es por ello vital que los cónyuges como individuos y como pareja, tengan un trabajo interior para clarificar sus pensamientos y apaciguar sus emociones, de modo tal de llevar una existencia de plenitud, constructora de SHALOM con la cual se educa al niño desde su concepción. Porque se educa no solamente con grandes lecciones, palabras predicadas, repetición de frases célebres, adoctrinamiento en determinadas reglas memorizadas; sino especialmente con la vida cotidiana, con las acciones, los gestos, las cosas del diario vivir que son el ejemplo que educa con mayor poder y persistencia. Recuerda, incluso desde antes del nacimiento está en juego el futuro de tus hijos.
La LUZ de la NESHAMÁ (espíritu) irradia siempre, nada la apaga ni empequeñece, sin embargo tus acciones y pensamientos la pueden bloquear, dejar del otro lado de la cerca, por lo cual pareciera que no está; y sin embargo, está. Enseñar y aprender a que nuestras máscaras del Yo Vivido estén en sintonía con la identidad del Yo Esencial es lo que permite que esa emuná se plena, verdadera, alejada de dogmas, sin imposiciones autoritarias, sin esclavizarse al absurdo.
En síntesis:
LUZ de la NESHAMÁ (creencias) –> Teoría (pensamiento) –> Práctica (acciones).
Cuando el EGO perturba la armonía entre estas tres, se produce el caos, el malestar, el conflicto, la pena.
Aprendamos a ser lo que estamos posibilitados a ser.
(Artículo originalmente escrito para su publicación en SERJUDIO.com, compartido aquí por su contenido para los noájidas).