Lo que enferma y lo que sana

Hay una muy pequeña glándula en el corazón de nuestro cerebro denominada hipotálamo que regula nuestro cuerpo, para que tienda a la homeostasis, es decir el equilibrio dinámico.
Segrega hormonas, sustancias químicas, que provocan diferentes reacciones en nuestro organismo y controla funciones tales como: temperatura corporal, hambre, estados de ánimo, liberación de hormonas de otras glándulas -especialmente la hipófisis-, presión sanguínea, función muscular, sistema inmunitario, comportamiento sexual, sueño, sed, frecuencia cardíaca.
¡Imagínate su importancia!

El hipotálamo también reacciona a las percepciones sensoriales, sin capacidad para diferenciar si son reales, imaginarias, estimuladas por una película, etc.
Como busca el equilibrio, al recibir información que pudiera afectarlo se pone a trabajar para conseguirlo, cambiando y reajustando las funciones del organismo para lograrlo.
¿Qué pasaría si nos llenamos de pensamientos negativos, de impotencia, de fracaso, de amargura, de malestar, de conflicto?
¿Cómo crees que sería su reacción, nuestra reacción?

Habrá cambios químicos que percibiremos como emociones, sentimientos, intuiciones, sensaciones, que podemos considerar como alertas que sirven para llamarnos la atención y modificar aquello que nos está incomodando para restablecer así el control, el equilibrio perdido.
Si nos hacemos caso de tales anuncios, o los desciframos erróneamente, o no podemos/queremos modificar la situación que los provoca, el cuerpo creará síntomas, como manera de protegernos de cierta forma de aquello que nos afecta al tiempo que señala lo que lo provoca.
Si entonces nos hacemos cargo de la situación y la resolvemos, encontraremos que los síntomas se mitigan o desaparecen, reposamos de la invasión de llamados de atención internos que nos aturdían.

Por supuesto que si las percepciones sensoriales son agradables, el hipotálamo segregará sustancias químicas que nos complacerán, para mantenernos en ese estado plácido, equilibrado.
¿A qué no sabes con qué asociamos en este hogar al hipotálamo?
Sí, EGO o IETZER HARÁ.

¿Entiendes la importancia de construir SHALOM interna y externamente en todo momento?
Ya no solamente como un llamado sagrado o ético, ni como una misión basada en razonamientos lógicos, sino como una necesidad biológica de cada ser humano.
Si nos llenamos de pensamientos tóxicos, de palabras negativas, de acciones contrarias al SHALOM, estamos provocando que nuestro organismo reacciona de manera forzada, llevándonos a estados de malestar, sufrimiento, conflicto, vulnerabilidad, ira acumulada, agotamiento físico/mental, frustración, etc. Entonces, tendremos miedo, angustia, ataques de pánico, infartos, úlceras gastrointestinales, hipertensión arterial, algún tipo de diabetes, alergias, conflictos interpersonales, debilitamiento del sistema inmunitario, lesiones musculares, intentos de autoeliminación, adicciones, entre otros efectos directos de nuestra falta de control y no aceptación de la misma, de nuestra lucha a como dé lugar por ser poderosos donde no lo somos, de nuestra desconexión de la realidad en lugar de modificarla en la medida de lo posible o admitirla y fluir con ella.

En principio, ¡no hay nada mágico en pensar positivamente para ayudar a tener una vida más feliz!
Pero claro, cuando el pensar positivo se transforma en un lema religioso, en un mandato obligatorio y si no se cumple se merece la condena divina, entonces ya no se está realmente en presencia de una enseñanza saludable, sino en un disfraz de felicidad usado como instrumento por el EGO para mantenernos en impotencia. O cuando el llamado pensamiento positivo se usa para encubrir la impotencia, negarla sin hacer nada realmente eficaz para obtener poder, también resulta ser una herramienta del EGO para someternos.
El pensamiento positivo lleva a construir SHALOM, por medio de acciones de bondad Y justicia; si no, es solamente una fantasía o un manejo del EGO.

Los consejos para una mejor vida son:

  • Admitir nuestra impotencia.
  • Controlar aquello que está en nuestro dominio.
  • Emplear la Comunicación Auténtica.
  • Disfrutar de lo permitido en tanto nos apartamos de lo prohibido.
  • Realizar acciones concretas de bondad Y justicia.
  • Evitar en lo posible el llanto, grito, pataleo y desconexión de la realidad (y los derivados de estas cuatro); que son solamente útiles en verdaderas situaciones límites de falta de control y con peligro de vida o integridad.
  • No estigmatizar la tristeza, sino darnos cuenta que existe y es parte de nuestro ser humano; pero tampoco acurrucarnos en ella de manera continua.
  • No obligarnos a sentir una felicidad que no sentimos, ni tenemos cómo sentirnos felices en tanto no demos los pasos necesarios.
  • Conocer nuestro funcionamiento para comprender lo que acontece y apartarnos de negación, superstición, magia, religión o cualquier otro sistema enfermizo de esclavitud mental.
  • Pensar positivamente, en serio, con conocimiento y optimismo reales.
  • Conversar con el Padre Celestial, no para ordenarle que haga según nuestro deseo, ni para demandar beneficios, sino para unificar nuestro ser con Su Ser.
  • Caminar el sendero de la TESHUVÁ.
  • Tomar sesiones de CABALATERAPIA.

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