Tu número de posibilidades va variando, por lo general se va reduciendo mientras más vamos envejeciendo.
A veces al escoger una puerta, cerramos otras; pero quizás al mismo tiempo estamos abriendo otras tantas con nuevas opciones que a priori desconocíamos.
O tal vez, obturamos, clausuramos, nos vamos encaminando por un único sendero, habituándonos a nuestra celdita mental, minimizando nuestras elecciones para llevar una vida repetitiva, codificada, programada.
¿Cómo saberlo?
¿Tú eres consciente?
Nunca, ni siquiera desde el minuto cero son nuestras posibilidades o capacidades ilimitadas, puesto que como seres en espacio/tiempo necesariamente estamos enmarcados, constreñidos, encuadrados.
Si bien es cierto, nuestra identidad como NESHAMÁ (espíritu), ¡esa sí es menos limitada! Pues nos mantiene constantemente conectados con Dios y con todo, en todo tiempo y todo lugar. Pero, al estar habitando esta realidad, este aquí y ahora, esa ilimitada LUZ se reduce a permanecer más o menos bloqueada por nuestra materialidad.
El pensamiento mágico, no abre nuevas realidades, no nos da alas, no cambia los hechos.
Por ser mágico, sencillamente es una fantasía sin asidero, aunque nos puede llenar de emoción y darnos esperanzas, cosas que quizás ayuden para ser audaces y atrevernos a mejorar. O, por el contrario, nos adormece, nos paraliza, nos mantiene a la expectativa de milagritos y salvaciones místicas y por tanto vamos muriendo mientras aún estamos con vida.
¿Cuál de estas cosas te sucede?
Pero, puedes pensar en cambiar para bien.
Puede diseñar el cambio y visualizarlo en tu mente.
Imaginar en grande y con detalles.
Luego dibujarlo para analizarlo, saborearlo, conocerlo, reconocerlo y adecuar entonces nuestra existencia a ese proyecto.
Pensar en cambiar y preparar la estrategia para alcanzarlo.
Que el sueño no sea un cuento hecho de vapores, sino una propuesta interesante que dota de vitalidad a una vida aburrida y amargada.
Si te aferras a lo que conoces, y temes al cambio, tal vez venga la ola que todo lo arrasa y te obligue a cambiar.
O, tal vez te mantengas en sombras, aterrado, adolorido, pero encadenado fielmente a lo que te está robando la vida.
¿Qué escoges?
Tienes al alcance algunas posibilidades que no has explorado, otras capacidades que mantienes a raya.
Tal vez ha llegado la hora de despertar y atreverte a ser.
A darle lugar a tu NESHAMÁ, a ser tú mismo a pesar de las máscaras que te han y has obligado a usar.
¿Que te parece?
Cuando se planta un arbol , este crece y puede durar 200, 300 hasta 500 años , nos da sombra , purifica el aire , nos protege un poco de la lluvia , sin moverse del lugar plantado.
Cuando se «planta» (nacimiento) la vida de un ser humano este crece , va y corta el arbol.
Gracias Morè.