Shalom, buenas tardes.
Veamos qué dice la Torá al respecto:

«El Eterno habló a Moshé [Moisés] diciendo:
‘Habla a los Hijos de Israel y diles que a través de sus generaciones se hagan flecos en los bordes de sus vestiduras y que pongan un cordón azul en cada fleco del borde.
Los flecos servirán para que al verlos os acordéis de todos los mandamientos del Eterno, a fin de ponerlos por obra, y para que no os desviéis en pos de vuestro corazón y de vuestros ojos, tras los cuales os prostituís.
Será para que os acordéis y cumpláis todos mis mandamientos, a fin de que seáis santos para vuestro Elohim.
Yo soy el Eterno, vuestro Elohim, que os saqué de la tierra de Egipto para ser vuestro Elokim. Yo soy el Eterno, vuestro Elokim.'»
(Bemidbar / Números 15:37-41)

Un gentil no es un hijo de Israel, por tanto, el mandamiento no le corresponde.
El gentil no recibió los mandamientos de la Torá, por tanto no tiene nada para recordar cuando viera los “flecos” en las puntas.
Dios no ordenó a los gentiles santificarse por medio de los mandamientos, esa es una tarea que Él encargó a la nación judía.
El Eterno no sacó a las familias gentiles de Egipto, sino solamente a Israel; por tanto, al ver estos flecos el judío puede recordar el pasado de su propia familia en Egipto, pero no así un gentil.

De hecho, el mandamiento de los “flecos” es uno de aquellos que sirven como señal del pacto entre Dios e Israel, por lo cual el gentil que los usurpare estaría cometiendo una terrible ofensa ante el Eterno aunque tuviese buenas intenciones con este hecho.

Como gentil tiene SU PROPIO pacto eterno con el Eterno, es el pacto noájico. Se compone de los Siete Mandamientos para las Naciones y se simboliza con el arcoíris.
Estos siete mandamientos son raíces básicas, la expresión más simple de la ética espiritual que es compartida por todos los humanos.
Por sobre estos siete se puede añadir conductas positivas, de construcción de SHALOM, que se consigue con obras concretas de bondad y justicia.
Por supuesto que también se puede realizar actos que ayuden a erradicar los errores de la idolatría y a despejar las manipulaciones de las religiones; siempre y cuando el gentil no se apropie de lo que no debe ni le corresponde.

Así pues, de poco sirve saber un supuesto procedimiento técnico para vestirse con un manto ritual judío, cuando con ello no logra hacer la Voluntad del Padre, sino ¡todo lo contrario!
Mejor es conocer su propio legado espiritual, el noajismo, y vivir de acuerdo a él con pureza y fidelidad. Esa es la forma correcta de alcanzar la santidad que corresponde a la identidad noájica (gentil).

Es lastimoso ver tanta persona confundida caer en manos de mercaderes de la fe, que les venden objetos sagrados o rituales del judaísmo, a precios carísimos, con promesas falsas de santidad. Cuando el camino del gentil es bello en sí mismo, sencillo pero completo, sagrado y sin necesidad de complicaciones y mucho menos de disfrazarse de lo que no se es ni se debe ser.

Disfrute de su identidad, aprenda de su camino, sea pleno de acuerdo a la Voluntad del Padre.
Apártese del mal y del error, para que sea bendito y de bendición.
Shalom.

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