¿Prédica de Torá?

Si el propósito del estudio de Torá esta anudado a los deseos del EGO, no hay un estudio real, pese a que se repitan correctamente textos bíblicos, o se citen explicaciones que, en principio, son acertadas.

¿Cuáles son esos deseos?
Obtener atención para de esa forma sentir que se tiene algún poder que mitiga el sufrimiento por ser impotente.
Se puede pretender atención y poder engordando el ego (con minúscula), creyéndose mejor y superior a lo que realmente se es, y entonces decretar que se le debe respeto, honor, pleitesía, pagos, etc. Se recurre a gritos, amenazas, presiones, violencia, insultos, hostigamiento, o cualquier otra acción o actitud que haga sentir que uno es fuerte, cuando no lo es, en tanto la “víctima” está en situación de desventaja.
O se puede pretender esa atención y poder apocándose, degradándose, para conseguir lástima, servilismo por obligación “moral” de parte de aquel que deberá socorrer al abrumado, no por voluntad genuina de hacer el bien, sino a causa de la manipulación que le ha atrapado.

Este deseo también aparece cuando se plantea estudiar Torá, así como al ejercicio de cuestiones ritualistas, sean que correspondan a la propia identidad espiritual (noájica o judía) o no.
Así, no se está andando por la senda espiritual, de lealtad a los mandamientos, de construcción de SHALOM por medio de acciones de bondad y justicia; sino usando lo sagrado de manera profana, como instrumento de engaño, para pervertir, para esclavizar.

Por esto, aunque se aprenda de memoria pasajes y libros, aunque se obtenga una inteligencia referencial, el resultado no enriquece ni permite hacer brillar la Luz de la NESHAMÁ (espíritu).
Es importante reconocer que llenarse de información no es sinónimo de haber alcanzado el conocimiento, ni habla de estudio, ni hace sabio al que cree poseerla. Porque, si bien sabio es aquel que sabe; en lo que respecta a Torá la sabiduría no se circunscribe a un aspecto meramente intelectual, sino que debe irradiar y ser auténtico en todas las dimensiones de la persona.

Aunque, recordemos que en la sagrada tradición se nos enseña que en ocasiones uno actúa un mandamiento, o ejecuta una acción positiva, pero sin estar motivado sinceramente en hacer la Voluntad Divina; y que al final, de tanto actuar aparentando lo positivo, uno termina andando virtuosamente por el camino correcto.
Pero, para que esto suceda realmente, es imprescindible que la acción no sea excusando malas intenciones, porque en ese caso difícilmente se endereche lo torcido. Por ejemplo, un pastor que se disfraza de lo que considera “rabino”, para de esa forma predicar su idolatría, con un talit sobre la cabeza, tartamudeando frases que parecen hebreas, haciendo malabares para declarar sagrado lo que es malvado; ciertamente que será casi imposible que encuentre la senda espiritual o conduzca a alguien a ella así. Porque, está motivado por el mal, para corromper, para burlar, para adorar al EGO; lo cual dudosamente termine en encontrar la LUZ.
¿Se comprende la idea?
Es importante tenerlo bien claro, no confundirse.

No hay que dejarse deslumbrar por aquel que ofrece información, incluso aunque parezca verdadera. Porque el astuto lobo sabe usar un par de frases ciertas, para así esconder el resto del discurso falso y hacerlo pasar por bendito. Más que el disfraz o la repetición de lemas, es imprescindible encontrar qué está motivando la acción, si el EGO o la NESHAMÁ.
Hay que ser muy cautelosos, porque está lleno, repleto, plagado, de falsos rabinos, falsos maestros, falsos cabalistas, falsos eruditos, falsos, pero que aprendieron un par de palabritas, dibujan interesantes esquemas, saben vender su porquería como si fuera oro y lo cobran con la esclavitud y sometimiento de sus seguidores.

(Basado en el comentario de Elizabeth Fernández en http://fulvida.com/2015/12/01/estudio-bblico/#comment-62243)

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