«(14) Después que había sepultado a su padre, Iosef [José] volvió a Egipto junto con sus hermanos y todos los que fueron con él para sepultar a su padre.
(15) Y viendo los hermanos de Iosef [José] que su padre había muerto, dijeron: -Quizás Iosef [José] nos tenga rencor y nos devuelva todo el mal que le ocasionamos.
(16) Y enviaron a decir a Iosef [José]: -Tu padre nos mandó antes de su muerte que te dijéramos:
(17) ‘Así diréis a Iosef [José]: ‘Por favor, perdona la maldad de tus hermanos y su pecado, porque te trataron mal.» Por eso, te rogamos que perdones la maldad de los siervos del Elohim de tu padre. Iosef [José] lloró mientras le hablaban.
(18) Entonces lloraron también sus hermanos, y postrándose delante de él le dijeron: -Aquí nos tienes como siervos tuyos.
(19) Pero Iosef [José] les respondió: -No temáis. ¿Estoy yo acaso en el lugar de Elohim?
(20) Vosotros pensasteis hacerme mal, pero Elohim lo encaminó para bien, para hacer lo que vemos hoy: mantener con vida a un pueblo numeroso.
(21) Ahora pues, no tengáis miedo. Yo os sustentaré a vosotros y a vuestros hijos. Así les confortó y les habló al corazón.»
(Bereshit / Génesis 50:14-21)
Según cuenta la Tradición, en su vuelta a Egipto Iosef quiso pasar por el pozo donde fuera lanzado por sus hermanos hace cuarenta años atrás. Se quedó allí en silencio, reflexionando, mirando el sitio del pasado horror. Tal vez una lágrima surbaca su rostro, no lo sé.
Los hermanos estaban aterrorizados, supusieron que el silencio se debía a la ira vengativa de Iosef, quien ahora estaba libre para tomar represalias en contra de ellos. Es que, siguieron suponiendo, mientras el padre estaba con vida ellos estaban protegidos, pero ahora había caído esa defensa, por lo cual se encontraban a disposición de la tortura que les quisiera imponer su poderoso hermano Iosef. Había sufrido muchísmo a causa de ellos, y hasta ahora no había siquiera mostrado un poquito de venganza, por lo cual, seguramente se había acumulado y sería espantosa.
Ellos no preguntaron, no se atrevieron, por ello hablaron-murmuraron entre ellos, desconfiados,
Si hubieran empleado la Comunicación Auténtica en lugar de las volteretas del EGO, probablemente habrían descubierto que la mente de Iosef lejos estaba de rencores y venganzas, por el contario, estaba agradeciendo al Eterno que lo había rescatado y llevado al éxito. Ese pozo fue un stio oscuro y angustiante por muchos años, pero finalmente Iosef había logrado la redención, también emocional, y era eso lo que estaba reconociendo ante el Señor.
Pero, los hermanos escogieron el camino oscuro, como habitualmente hacemos los mortales, empujados o arrastrados por el EGO, ocultamos la LUZ de la NESHAMÁ, en las grandes o pequeñas cosas.
Ya en Egipto los miedos de los hermanos crecieron.
Es que, durante décadas habían sido invitados a la mesa de su gobernante hermano, pero ahora ya las invitaciones no se extendieron más.
Esto aumento las sospechas de ellos, confirmando así indirectamente que las intenciones de Iosef eran de pesadilla hacia ellos. No sabían cuando, pero estaba ciertos de que tarde o temprano lloverían castigos indescriptibles sobre ellos a causa de sus delitos del pasado.
Si hubieran preguntado, Iosef les habría dicho que no los invitaba para no generar inútiles controversias. Pues, mientas Iaacov vivía él ocupaba la cabecera. Ahora, ¿quién se sentaría en la parte principal a la mesa? ¿Reubén, por ser el primogénito? ¿Yehudá, por ser el escogido para liderarlos? ¿Iosef, por ser el regente de Egipto? Era un conflicto al cual no quería llevar a la familia, por lo menos no en ese momento, por lo cual decidió en silencio dejar de organizar eventos que reunieran a la familia. Decisión errada o correcta, como sea, es la que tomó.
Los hermanos no sabían, pero actuaban movidos por sus prejuicios. En lugar de usar la Comunicación Auténtica, le pidieron a una de las madres de la nación que hablara con Iosef, que le mintiera, una “mentirita blanca”, pero mentira al fin. Aquello que el padre había ordenado que Iosef los perdonara. Eso nunca había sido dicho por Iaacov, quien murió sin saber quien había vendido a Iosef como esclavo a Egipto.
Y Iosef reconoció de inmediato la mentira, se dio cuenta de la manipulación, entendió el miedo que anidaba en el corazón de sus hermanos, entendió que de su parte tampoco había sido del todo claro y sincero. Él también olvidó usar las Comunicación Auténtica con ellos, por eso lloró, acosado por su propio EGO.
Luego, sí camino con la LUZ, cuando dijo e hizo: “Ahora pues, no tengáis miedo. Yo os sustentaré a vosotros y a vuestros hijos. Así les confortó y les habló al corazón.»”.
¡Cuán importante es la Comunicación Auténtica!
¡De cuántos errores, malentendidos, altercados, disputas, guerras, violencia, sufrimiento y otros espantos más nos libraríamos si acudiéramos a ella de manera más cotidiana!
Puede parece más sencillo y económico responder desde el EGO, pero finalmente, es el esfuerzo de mantenerse en la senda de la LUZ la que reporta SHALOM y plenitud de bienestar.
Recuerda, construir SHALOM en todo momento, a través de pensamientos/palabras/actitudes/acciones de bondad Y justicia.
Así disfrutaremos del paraíso terrenal, de la mejor versión de nosotros mismos.
Esa es la cienca del espíritu, la Cabalá santa para la vida cotidiana.