Un oso, con que la vida
se ganaba un piamontés,
la no muy bien aprendida
danza ensayaba en dos pies.
Queriendo hacer de persona,
dijo a una mona: «¿Qué tal?»
Era perita la mona,
y respondióle: «Muy mal».
«Yo creo», replicó el oso,
«que me haces poco favor.
Pues ¿qué?, ¿mi aire no es garboso?
¿no hago el paso con primor?».
Estaba el cerdo presente,
y dijo: «¡Bravo! ¡Bien va!
Bailarín más excelente
no se ha visto, ni verá!».
Echó el oso, al oír esto,
sus cuentas allá entre sí,
y con ademán modesto
hubo de exclamar así:
«Cuando me desaprobaba
la mona, llegué a dudar;
mas ya que el cerdo me alaba,
muy mal debo de bailar».
Guarde para su regalo
esta sentencia el autor:
si el sabio no aprueba, ¡malo!
si el necio aplaude, ¡peor!.
Poemas para Niños.
Autor: Tomás de Iriarte
¿Te gustaria decirnos cuál es la moraleja del poema?
Había una vez en una casa, cerca del bosque, vivía un perro que se encargaba de cuidar la propiedad de sus amos. Un día el perro se alejó de su casa porque deseaba conocer a los animales que vivían en el bosque.
Eran tres hermanos.
En un pequeño pueblito de la costa había un autito color azul llamado Tutú. A Tutú le encantaba el agua y cuando estaba estacionado frente a la casa de su dueño siempre tenía la mirada puesta en el cielo. Buscaba esas nubes gordas y negras que avisaban que iba a llover. Un día, las nubes comenzaron a hablar ente ellas y se pusieron de acuerdo para que llueva un rato. Tutú se puso muy contento y puso a funcionar el limpia parabrisas. 


Humpty Dumpty