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El dinero espiritual

La riqueza, entre ellas el dinero, es solamente un instrumento, como tal puede ser empleado con un fin constructivo o caótico.
Además es un símbolo y para muchos un ídolo al cual adorar y por el cual morir.

Desde la perspectiva espiritual, es bueno disfrutar de lo que adquiere el dinero, así como de cualquier otro beneficio material que nos ha tocado recibir,
siempre y cuando ello sea dentro de lo que es lícito y no perjudica.

En ocasiones es necesario restringirse, aunque se tenga abundancia a disposición,
pero esa no es la norma general, sino solamente cuando sea oportuna la impuesta limitación.

Lo habitual es gozar de los frutos materiales, pero sin estar pendientes, obsesionados, por ellos.
Es bueno cosechar plata, a través de mecanismos legales y saludables, sin sentirse acomplejado por ello; pero tampoco desvivirse para ganar un peso más, comprar una prenda más, tener el último modelo de auto o celular, etc.

Saber vivir construyendo SHALOM, con acciones de bondad y justicia, en la riqueza así como en la pobreza,
he ahí una gran manera de sembrar bendición en este mundo y gozo en la eternidad.
Porque el éxito, en definitiva, no se juzga por el acopio de patrimonio, sino en el ejercicio de la construcción de SHALOM.

Con tu dinero podrías seguir el consejo de los expertos, los que en verdad lo son, para que no sea una fuente de malestar ni de ruina,
sino motor de prosperidad, crecimiento y deleite.

Tal vez nos sirva atender esta propuesta de un buen amigo mío, que supo crecer de la estrechez a una gran opulencia: divide todos tus ingresos en cuatro partes:
A- 10% (y hasta el 20%) para TZEDAKÁ, entre las que se incluye apoyar económicamente nuestro trabajo en SERJUDIO.com y FULVIDA.com;
B- con lo que queda dividirlo en tres tercios:
  1- un tercio para los gastos y necesidades;
  2- un tercio para ahorro;
  3- un tercio para reinvertir en tu actividad productiva. Si no la tienes, porque por ejemplo eres empleado y no inviertes en el progreso de tu empresa, entonces puedes ver de hacer alguna inversión.

En toda ocasión, construcción de SHALOM,
que el breve pasaje por este mundo no sea lo único en tu existencia, pero tampoco dejado de lado por un anhelo fantasioso de “salvación eterna” egoísta.

Metzorá 5776

Tzaraat era una terrible enfermedad antigua que afectaba de manera severa la piel, pelo, carne, a veces ropas y paredes de las casas. No es lepra, aunque en ocasiones se traduce así. Tampoco la conocemos directamente pues desde hace siglos que no se manifiesta físicamente.
El aspecto del metzorá, enfermo de tzaraat, solía provocar asco, miedo, rechazo y por tanto se trataba de quitarlo de la vista y de todo posible contacto. Además, era obligación del cohén experto ordenarle que se separara de la comunidad, fuera a vivir aislado y apartado, sin contacto siquiera con su familia, hasta que eventualmente sanara.

¿Por qué se los trataba con tal crueldad? Ni siquiera a asesinos, traidores y otros graves pecadores se los destinaba al repudio solitario, a la marginación obligatoria.

Tratemos de responder a esto conociendo un poco más de las causas de esta enfermedad.
Probablemente intervenía alguna noxa biológica, quizás un hongo o bacteria, pero el factor principal que desencadenaba la enfermedad era una grave falta ética, que terminaba por afectar la salud física, emocional, social y mental de quien la padecía.
La infracción que se tiene por principal es el LASHÓN HARÁ, “mala lengua”, que es hablar y decir algo que puede ser más o menos cierto, en presencia o ausencia de la víctima, con mayor o menor uso de tono humorístico; pero lo que no falta es el hacer sufrir injustamente a alguien a través de la palabra. El lashón hará llena la mente de ideas prejuiciosas, destruye lazos sociales, corrompe la confianza, incentiva los rencores, amarga la existencia, hunde en la desesperación, lleva a todo tipo de acciones censurables y puede terminar en tragedias sin fin.
De acuerdo a la Tradición: “…es peor que una flecha filosa, porque mata a quien va dirigida, a quien la escucha y a quien la dice… incluso a gran distancia…” (Talmud, Arajín 15b).
Recordemos, la víctima es atacada injustamente, sin merecerlo. No son comentarios necesarios y justos, sino agresiones más o menos camufladas entre chismes y buenas intenciones.
Así pues, en la ecuación Divina, aquel que quiere perjudicar a alguien con mentiras, insultos, provocaciones, engaños, burlas, chismes, murmuraciones o cosas similares, termina dañándose también a sí mismo y a los que le prestan atención.
Así se responde a lo que preguntamos más arriba. El castigo era tan terrible, porque el metzorá recibía lo que él quería provocar a su víctima. Con lashón hará iba a excluir a un inocente, entonces terminaba siendo desterrado él. Iba a provocar injustamente el rechazo social, entonces recibía como castigo el llenarse de signos que le hacían desagradable.

Enseñó el sabio rey Shlomó/Salomón: «La muerte y la vida están en el poder de la lengua, y los que gustan usarla comerán de su fruto.» (Mishlei / Proverbios 18:21), sea éste amargo y mortal, o dulce y bendito. ¡Cuidemos lo que decimos y lo que aceptamos escuchar!
Esta parashá nos sirve para reflexionar ¿qué preferimos? En nosotros está la opción de contribuir a que haya SHALOM, con bienestar, salud, alegría, progreso; o colaborar con el caos.

Te deseo Shabbat Shalom umevoraj y todo lo bueno para ti y tu familia.

Justica, justicia perseguir

La justicia es un ideal, una entelequia.
Debemos procurarla, hacer lo que esté a nuestro alcance para transformarla en una realidad.
Pues, sin justicia difícilmente haya paz.
Es un mandato divino, pero también una imposición de nuestra NESHAMÁ que se traduce en el sentido ético.

Pero, es imprescindible darnos cuenta de que solo somos personas que aplicamos como podemos lo que podemos.
También aquellos que han estudiado y han sido designados como jueces en sus correspondientes instituciones sociales.
Ellos también están dominados por el EGO.
Ante la sombra del sufrimiento, cuando pincha la impotencia, se disparan los mecanismos oscuros.
A veces para obtener dolosos beneficiosos; en otras para disminuir la amenaza del terror que se avecina.

La presión social suele ser inmensa, la masa apremia y desde las cúpulas de poder hay aun más intimidación.
Aunque fuera de manera inconsciente, se doblega el pensamiento de aquel que debe dictaminar para establecer justicia.
No todos los dictámenes son apegados a lo que es objetivamente justo, o se aproxima humanamente a ello.
En ocasiones queda margen de duda, en otras resulta evidente que algo no está bien.

El desvío de la justicia puede ser dentro de la ley, y hasta enmarcado por leyes que pudieran resultar benignas y sabias.
O puede ser en el filo que separa lo legal de aquello que no lo es.
O ser un acto arbitrario, sin amparo.
Como sea, falta la justicia.

¿Hasta cuando seguiremos en el CAOS, sin construcción de SHALOM generalizada?

Una oración

Ruego sea Tu Voluntad, Oh Hashem Elohai, que me protejas y guíes hacia Tu LUZ,
que pueda percibirla en mí, resplandeciendo con su firmeza y pureza constantes.

Permíteme descubrir mi NESHAMÁ y borrar los efectos del EGO,
para que me encamine con amor y honor por la senda de la TESHUVÁ.
Tú estás en mi atención en todo momento,
pero los vapores de la inconsciencia a veces me hacen perder la estabilidad y visión.

Sé que Tú has depositado Tu confianza en mí,
por ello me siento animado para desvanecer las sombras de temores y encontrar la fuerza para enfrentar los obstáculos.

Que pueda emplear habilidades y potencialidades para aprovechar al máximo las oportunidades,
de modo tal de adquirir sustento y placer,
para llevar una buena y saludable vida,
al recoger con alegría y cantos aquello que me has permitido cosechar,
sin depender de dádivas vanidosas de hombres.

Mis labios abre, para que mi boca solamente diga de Tus bondades y justicias,
llevando consuelo y dicha a mi prójimo,
reconciliación y entereza al necesitado.
Que pueda emplear la Comunicación Auténtica como herramienta de armonía y crecimiento.

Que las palabras necias y tortuosas no hagan mella en mi entendimiento,
ni mi corazón se desvíe a causa de la mentira o la habladuría.
Que la voz del EGO sea silenciada y solamente hable cuando sirva de bendición.

Ayúdame a rectificar mis hábitos, a corregir mis pasos,
para estar construyendo SHALOM en todo momento,
por medio de pensamientos/palabras/acciones de bondad y justicia.

Otórgame las cualidades para ser paciente y comprensivo,
humilde y receptivo,
que tenga la calidad para amar al prójimo sinceramente, sin dejar de amarme a mí mismo.

Salud y gozar de una existencia pacífica y plena en este mundo,
contemplando con fidelidad Tus obras y sirviendo de acuerdo a Tu Voluntad.

Gracias.

El Templo construido y en funcionamiento

El Templo era majestuoso, estremecía ya a la distancia con su belleza y santidad. ¡Cuánto más al aproximarse, hasta la zona permitida!
Expertos artistas lo realizaron con gran detalle, siguiendo el plan de Elohim. Inspiración divina no faltó. A lo que se sumo la experticia, el amor, la perfección en el trabajo artesano.
Fue creado y surgió un sitio único, poblado de belleza y espiritualidad. Espléndido, glorioso, digno asiento para la Presencia.
Lo objetos más ricamente decorados, fabricados con los productos más caros y refinados. Metales y piedras preciosas, cueros y marfil, telas gloriosas. Esplendor por todas partes.
Con generosa nobleza la gente del pueblo dedicó de sus riquezas, y pobrezas, para brindar los elementos que fueron transformados en esa maravilla majestuosa.
Sí, sin dudas era el santuario construido y elevado para que el Eterno repose en medio de Israel, para faro de las naciones.

Y sin embargo, no era suficiente.
Era imprescindible que se realizara a diario el servicio estipulado.
Cada día los servidores (los cohanim acompañados por los leviim) y la gente ofrendaban y daban vida con su actividad a ese Templo.
Porque la divina Presencia encontraba a Su nación allí.

El servicio daba sentido a todo ese lujo y portento.
Era necesario conocimiento, para saber qué hacer, cómo realizarlo, cuál era la conducta apropiada, cómo se repartían los roles y tareas. Tanto los detalles como lo más grueso se debía estudiar, memorizar, retener en la mente, para poder plasmarlo.
Porque el conocimiento debe traducirse en obras, pues sin ellas el saber es estéril. Así pues, los encargados trabajaban afanosamente, cada uno en su correspondiente cargo. Se ejercitaban, entrenaban, preparaban, repasaban las lecciones con su memoria, pero también ejecutando las acciones.
Y sin la actitud adecuada, poco y nada harían el saber y la acción. Humildad, constancia, esfuerzo, atención, dedicación, empeño, respeto, cariño, interés, ganas, paciencia y muchas otras actitudes se debían aprender y usar en todo esto.
Así con las actitudes, el saber y la práctica es que el Santuario tenía sentido.

Y como en él, en todas las áreas de nuestra existencia, desde lo que es considerado más sagrado hasta lo más profano.
En el estudio de Torá, o de cosas que no lo son.
En el trabajo, o en el rezo.
En el deporte, o la conversación amistosa.
En el paseo distendido, o la misión importante.
En todo es imprescindible conjugar actitudes, conocimiento y acción.
Tal como se representa en los tefilín que en los días comunes usan los varones judíos. La caja de la cabeza en el nacimiento del pelo, en medio de los ojos, con la cinta rodeando firmemente la testa. Representado el conocimiento, la inteligencia, el pensamiento.
La cinta envolviendo con fuerza amable el brazo y la mano, para simbolizar la acción medida y concreta.
Y la caja en el antebrazo, a la altura del corazón y enfocado en él, como queriendo indicar que sin las actitudes algo fundamental está faltando.

Tomemos en cuenta esta enseñanza, para que todo sitio y lugar sean espléndidos; no solamente por sus materiales y confección, sino especialmente por nuestra tarea bien realizada, de construcción de SHALOM en base a conocimiento, acción y actitudes de bondad y justicia.

Fin de ciclo

En un reciente post hablamos acerca del fin de un ciclo y del comienzo de otro,simbolizado por el número ocho.
Hay algo que debemos notar, pues aporta a una mayor comprensión y por tanto posibilidad de mejor aplicación práctica.

El período de duelo tradicional judío de siete días; los siete días previos a la circuncisión; los siete días de encuentros para celebrar y bendecir con familia y amigos luego de la boda; el octavo día en el cual se inauguró el Templo en el desierto; todos ellos remiten de cierta forma a la Creación, con sus siete períodos creativos y contemplación, para posteriormente iniciar el nuevo orden, que es el universo en el cual nosotros habitamos.

Estos cinco ponen en evidencia el fin de la etapa previa, una que se termina y no retorna.

El muerto luego de su entierro, por ahora y en nuestra realidad material, ya no retorna. Sí, hay promesas de resurrección de los muertos en torno a la Era Mesiánica, así como hay vida espiritual en el Más Allá luego del pasaje por Este Mundo, pero en concreto, hasta donde sabemos y vemos, aquel que hemos depositado para su reposo físico, ya no volverá a nuestras vidas. Aceptar esto es parte del sano proceso de duelo, necesario y aconsejable para todos los dolientes. Pues, aquel que se aferra al muerto y se niega a dejarlo partir, de cierta forma está muriendo en vida y no dando paso a un reposo completo al fallecido. Aceptar el hecho, no luchar más contra lo imposible, asumir nuestra limitación, permitir que el ciclo de la vida continúe según lo planificado, todo esto es lo que mejor beneficia a la persona, viva y al que partió.

El útero es un paraíso al cual no retornaremos, la circuncisión lo establece con rotunda claridad. Muchas personas, de manera inconsciente, anhelan el regreso a ese paraíso perdido que fue el interior materno, donde todo estaba a disposición, no había necesidades insatisfechas, el esfuerzo era innecesario, todo era comodidad y placer a cero costo. La impotencia, y padecer pesadillas a causa de ella, era un imposible (supongo). Sí, ciertamente ese era el Gan Edén individual, el cual es deseado y añorado, desde las fibras íntimas ya que no desde la memoria que alcanza el pensamiento racional.
Pero esa puerta esta cerrada por siempre, no hay retorno. Los primeros siete días son de vacilación, de dudas, de peligro, quizás el niño sucumba a la vida en Este Mundo. Cuando alcanza el día octavo, es como (nunca hay certezas) si la sombra del desvanecimiento se borrara y se pudiera afirmar que el niño pertenece a esta vida. La circuncisión sella ese comienzo, el ser activo material y espiritualmente en Este Mundo.
¿Y qué pasa con las niñas? Tema para otra ocasión, pero muy interesante sin dudas.

Tras la boda, la vida en el hogar original ya no estará más, ya no será igual nunca. Ahora cada miembro de la nueva pareja ha iniciado una nueva vida, individual y colectiva. De manera saludable los lazos con su familia de origen deben modificarse, no cortarse, ni siquiera entorpecerse, pero deberá pasar a otro nivel. Esta separación debe ser llevada con paz, en armonía, entre festejos, pero que no dejan de esconder también el duelo por lo que se pierde, así como las lógicas vacilaciones por aquello que vendrá. Son siete días de celebración, en familia, con amigos, comiendo en grupo, rezando en los festejos. Pero, al día octavo, la pareja debe aceptar su realidad. Ya no son quienes eran, ahora deberán organizar una identidad diferente. El pasado no regresará, para bien o para mal.

Antes del Templo el hombre tenía un tipo de vínculo con Elohim, luego cambio para no ser jamás como antes. No me extenderé.

Tal como el proceso de Creación fue único, y que yo sepa irrepetible. Hay una constante recreación, pero el Big Bang, el caos inicial, la formación, la estructuración todo aquello quedó en el pasado sin registros. Estamos en el ciclo siguiente, el cual debemos disfrutar y perfeccionar con nuestra tarea. Soñar con rehacer el mundo es posible, siempre y cuando estemos dentro de los parámetros reales de Este Mundo, sin pretender intervenciones supernaturales. No en vano nuestra sacra Tradición menciona que los grandes sucesos que irrumpieron en la realidad, milagros estridentes, fueron creados durante el proceso de la Creación, y estaban aguardando el momento para manifestarse, cuando Dios lo planificó. Para el hombre limitado parecía una interrupción del orden natural, para el hombre cultivado, es la manifestación de la previsión de Elohim.

Hay otros períodos que se terminan pero que no involucran un no regreso, o un corte abrupto. Más bien el fin de uno posibilita el inicio de otro, en una continuidad en la que se ve reflejado aquello que se terminó, y hasta de alguna forma es posible esporádicos retrocesos. Pero, los cinco anteriores no forman parte de este tipo.

Ahora, ¿serías tan amable de analizar cómo esta información puede servirte para llevar una vida más beneficiosa, bendita, provechosa, de construcción de SHALOM? Se agradece tu participación.

Estar pre-parado

Este Shabat leemos de dos sifrei Torá, en el primero la parashá SHEMINÍ según corresponde al ciclo anual de lectura público; en el segundo la porción denominada PARÁ.

La lectura especial se refiere al complejo ritual para purificarse cuando se está impuro de muerte.
Con gran inteligencia se postuló añadir esta porción en el Shabat que antecede al comienzo del mes de Nisán, para que las personas recuerden que en poco tiempo deberán peregrinar al Templo en Ierushalaim, para realizar el sacrificio Pesaj, por lo cual debían estar en estado de pureza.

De cierta manera esto es un vínculo muy fuerte con la parashá semanal.
Se trata de la inauguración del Mishcán, el Templo portátil empleado originalmente en el desierto; que fue continuado luego por el Beit HaMikdash de Ierushalaim.
La lectura es previa a Nisán, siendo que el Mishcán fue inaugurado el primero de ese mes.
Hay involucrados sacrificios en honor al Eterno en ambas secciones.
Pero, especialmente en las dos se trata de preparativos.

Es algo muy importante a tomar en consideración: el estar preparado.
Prepararse para lo esperable, pero también estar acondicionado y entrenado para lo inesperado.
No siempre, pero es común, dedicar tiempo, esfuerzo, energía, voluntad disponiéndose para aquello que anhelamos, suponemos, queremos, esperamos. Vamos al gimnasio, hacemos dieta, tomamos medidas, coordinamos, planificamos, estudiamos, evaluamos, revisamos y un sinnúmero de acciones, físicas y mentales, que nos dejan dispuestos para aquello que estamos aguardando.
Pero, es muy frecuente, no tomar en consideración formarse para responder creativa y provechosamente ante los imprevistos; por lo cual, estamos limitados en nuestras herramientas para obtener el mejor provecho de la repentina situación.

Las dos parashiot nos indican a ser conscientes de lo esperable, pero sin dejar de prepararnos para lo inesperado.
Nuestro dominio es limitado, por lo cual podremos hacer un número limitado de cosas, no estamos en condiciones de poder con todo. Pero, al entrenarnos, aprender, perfeccionarnos, mejorar, estudiar, ejercitar, capacitarnos, atrevernos fuera de la zonita de confort, admitir errores para pulirnos, ampliar nuestra mente y corazón, estamos posibilitándonos un mejor presente con un más satisfactorio futuro.

Quiera el Eterno que tengamos siempre buenas noticias y sepamos estar a la altura de los acontecimientos.

(Escrito y publicado originalmente en SERJUDIO.com, pero republicado aquí por su importante mensaje para los noájidas).

Octavo

Parashá SHEMINÍ, octavo.
El día que siguió a los siete de preparación previos, de los cuales nos enteramos al final de la parashá anterior.
El día señalado expresamente por el Eterno para inaugurar Su primer Templo, el Mishcán (Tabernáculo), que acompañó desde ese primero de Nisán en adelante a Sus hijos del pueblo de Israel.
Lugar de la manifestación Divina, del encuentro con Él.
Ese día fueron consagrados también los objetos sagrados, así como los integrantes del clan levítico que formarían la familia sacerdotal para todas las generaciones, los cohanim.

En la Tradición se nos enseña que el octavo indica el inicio de una nueva etapa, una que sucede a la anterior que ha culminado.
Hasta ese entonces hubo un período de siete en el cual se creó una realidad, o se trabajó por ella, o se realizó un proceso. Todo esto culmina y deja paso a una nueva realidad.
Siguiendo el modelo de la Creación, en donde hubo siete etapas, las cuales tradicionalmente llamamos días (que no son los nuestros de 24 horas).
Al finalizar el día séptimo, aquel Shabat universal, se inició un nuevo episodio de la existencia cósmica, el cual es el mundo que nosotros residimos.
(Aunque lo cierto es que podríamos decir que todavía estamos en el Shabat creacional, pues en ninguna parte está expresado que terminó, como sí quedó dicho de los anteriores seis períodos.)

Siete días, finaliza el acto creativo Divino. Al octavo comienza el gobierno de Dios oculto, a través de la naturaleza reglada por las Leyes por Él dictadas.

Durante sus primeros siete días de nacido el varón judío todavía no lleva sobre sí la señal del pacto sagrado y eterno entre Dios e Israel, en su carne no se evidencia su identidad espiritual judía. Al día siguiente, si la salud lo permite, es circuncidado. Finalizó la etapa carnal y comenzó a caminar el nuevo trecho de manifestación espiritual en la carne.

Durante siete días se celebra la boda judía con reuniones de familia y amigos, en los cuales se festeja y bendice a la nueva pareja. Siguen en esta luna de miel rodeados de las viejas familias. Al día siguiente, terminaron los preparativos, ya es el octavo día posterior a la boda, ahora empieza la etapa nueva, en donde enfrentar juntos los desafíos de la vida cotidiana. Despegan hacia la formación concreta de su nueva familia.

Durante siete días, tras el entierro (o al enterarse del fallecimiento posteriormente) la familia directa expresa lo más hondo del ritual tradicional del duelo. Tras lo cual, al octavo se inicia la etapa de la aceptación de la nueva realidad, en la cual el familiar ya no se encuentra físicamente pero igualmente es deber retomar la vida y rearmarla, con los elementos de los cuales ahora se disponen.

Tal vez tú recuerdes otras ocasiones en las cuales el lapso de siete fue de preparación, de formación, de separación, de adecuación para desembocar finalmente en el día octavo, que estrena el escenario renovado.
Tal vez no tengas presentes otros.

Lo importante, quizás, es darte cuenta de que muchas veces tenemos que estar esforzándonos en el período de la preparación, ejercitándonos, entrenando, elaborando, sacrificando, realizando lo que esté ordenado o sea necesario para que luego podamos disfrutar o acomodarnos al nuevo contexto. Uno que estará ahí, y que es mucho mejor cuando nos hemos dedicado anteriormente para llegar a él.

Sería maravilloso que compartieras aquí debajo, como comentario, tus ideas y pareces respecto a lo que has leído en este texto. Gracias.

No solo conscientemente

Estudiamos, desde hace años y en varias ocasiones, acerca del origen, acción y el ciclo de nuestro EGO.
Aprendimos que su reacción es impulsiva y natural, la cual se ve reforzada por el uso constante lo cual la consolida como un hábito.
Entendimos que desde nuestro inconsciente, sin uso de la voluntad, sin decisión, el EGO dispara automáticamente su breve repertorio para obtener atención, librarse de la impotencia, sobrevivir a las amenazas.
Fuimos dándonos cuenta que el gatillo que lo dispara son percepciones, internas y externas, sean las que provienen de los sentidos que nos conectan con el mundo externo, y de los sentidos que nos informan de lo que ocurre en nuestro interior, y de lo que cruza nuestra mente (pensamientos con mayor o menor grado de desarrollo: sentimiento, ideas, creencias, fantasías, etc.).
Cuando la señal de falta de poder/control llega a esa zonita primitiva de nuestro cerebro que aloja al EGO, no importa si hay una amenaza real o es una imaginación, el EGO reacciona. Es que el EGO no tiene cómo evaluar la realidad de la intimidación, ni su potencia, ni su alcance. Simplemente actúa automáticamente al sentirse en riesgo. Por ello, por ejemplo, cuando vemos una película de terror o suspenso en la que ocurre algo intimidatorio, reaccionamos, gritamos, nos molestamos, nos entra el miedo, etc. ¿Por qué? Porque la señal fue recibida por el EGO, el cual sintiéndose en peligro disparó sus instrumentos.
Por más que otras partes del cerebro comprendan que no hay peligro verdadero, que no hay motivo para reacciones emocionales ni entrar en un estado de tensión, para atacar/defender, igualmente el EGO arremete. Y es que, esa zonita de nuestro cerebro recibe milésimas de segundos antes la información y no espera a que las partes pensantes le indiquen qué hacer, ¡no puede hacerlo! Porque su función natural es reaccionar ante el peligro, y en muchos de ellos realmente nos auxilia el EGO.

Pero, cuando la impotencia no puede resolverse con los mecanismos automáticos del EGO, entonces en lugar de ser aprovechados para mejorar la vida, tienden a perjudicarla.
Sea porque genera o amplifica conflictos con otros, porque distancia a la persona de su entorno, porque provoca un aumento innecesario del estrés y lo hace crónico, porque perturba el flujo del pensamiento, porque altera el rendimiento energético.
Es decir, al estar bajo el mando del EGO, terminamos viviendo una vida reducida, de impotencia.
Lo cual a su vez confirma la necesidad de la intervención del EGO.
Sí, es un ciclo vicioso y enfermante.

Tener conocimiento de todo esto, en parte ayuda a disminuir el alcance del EGO. Pero la teoría no es suficiente en lo absoluto.
Repito, el EGO no espera a que tú voluntariamente lo habilites, simplemente reacciona a lo que tú le informas (conscientemente o no) acerca de tu estado (imaginario o real) de impotencia.
Por lo cual, no es solamente con saber y consciencia que podemos evitar/reducir el malestar provocado por el EGO, sino también ejercitándonos para no dar rienda suelta a la maquinaria del EGO, al mismo tiempo que encaminamos las energías hacia metas positivas.

Hemos dado en el pasado varias técnicas, de hecho hace unos días publicamos otra que es muy interesante y útil: http://serjudio.com/exclusivo/cterapia/mtodo-para-no-hundirte-en-el-crculo-de-la-ira, sería bueno que la estudiaras y aplicaras. De paso, te agradezco que la compartas con otros, y si se pudiera organizar seminarios impartidos por mí para aprender sobre todo esto, sería genial. Mayor bendición para el mundo.

Con este método podrás advertir que prontamente reduces la tensión muscular, ya en los primeros instantes de su ejercicio. Tu postura se relaja, indicando que no estás para agredir/defender. Regulas tu ritmo respiratorio, te introduces en un estado de calma. Enfocas tu mente en imágenes placenteras y te fortaleces con la palabra clave de refuerzo. Dejas de atender lo que te genera la impotencia, pero no estás huyendo del problema, no te desconectas de la realidad, sino que hiciste la pausa necesaria para estar en paz y poder ejercer tus funciones mentales más desarrolladas y conscientes. Estás enviando señales placenteras, positivas al EGO, para que no intervenga, para que sea tu porción evolucionada la que pueda tomar el rol conductor.
Tu control no es sobre el pensamiento, como verás, sino sobre lo que lo rodea. A qué atiendes. Cómo respiras. Cómo te posicionas corporalmente. Cómo retienes tu acción proveniente del EGO, pero no por ello te quedas atormentado. Cómo reencaminas tus energías y no las enquistas en cosas negativas. En resumen, no te entretienes luchando con tus pensamientos, sino que modificas el entorno para permitir que realmente pienses.

Recuerda, aprender conlleva saber algún contenido, pero también llevarlo a la práctica y contar con las actitudes acordes para que se pueda realizar.
No triunfarás sobre la eterna (en esta vida) presencia del EGO por medio de arrebatos, magia, superstición, teorías, lemas repetidos de sabios (supuestos o reales).
Precisarás conocimiento, ejercicio, práctica, paciencia, humildad, esfuerzo, dedicación, comunicación auténtica, autocrítica, entre otras cosas.

Y no dudes en rezar, pero no esperando milagros, no como mecanismo egoísta para manipular a Dios.
Reza, para estar en sintonía con el Padre, para bailar con Su música, para alumbrarte con Su LUZ.
Para conocerte, para crecer, para corregirte, para darte cuenta de todo lo que tienes que agradecer y cuánto puedes ayudar a los demás.
Con esto también estás impulsando tu bienestar, al promover el beneficio genuino de otros.

Factores del aprendiz

En la Mishná, Pirkei Avot 3:17, encontramos:

“Rabí Eleazar ben Azaria solía decir: toda persona cuya sabiduría es superior a sus obras, ¿a qué se parece?
A un árbol cuyas ramas son numerosas, pero sus raíces escasas; viene el viento y lo desarraiga y le obliga a doblarse sobre sí mismo, según está escrito: será como enebro en la estepa, y aunque le venga el bien, no lo verá; habita en las arideces del desierto, en tierra salitrosa e inhabitable (Irmiahu/Jeremías 17:6).

En cambio, todo aquel cuyas obras sean superiores a su sabiduría, ¿a qué puede compararse?
A un árbol de pocas ramas, pero con numerosas raíces. Aunque todos los vientos el mundo vinieran y soplaran contra él, no le podrían mover de su sitio, según está escrito: y será como árbol plantado junto a las aguas y que hacia el torrente envía sus raíces; no teme que venga el calor, y conserva verde el follaje. En año de sequía, no la siente, y no cesa de dar fruto (Irmiahu/Jeremías 17:8).”

Para aprender es necesario tres componentes, los cuales a su vez son aprendidos:

  • Actitudes, como humildad, respeto, voluntad, apertura, empatía, atención, paciencia, constancia, comunicación, entre otros.
  • Conocimiento, que es aquello que se aprende.
  • Práctica, que es aplicar los procedimientos.

Cuando falla alguno de ellos, entonces está en riesgo el aprendizaje y comprometido el resultado.

Si nos llenamos de saber pero somos flojos en realizaciones, no estamos transformando el mundo, no producimos el bien, estamos encerrados en nuestra egoísta imagen de sapiencia. Se compara con alguien estéril en un lugar estéril, difícilmente tenga continuación puesto que nadie conoce su tesoro ni se alumbra con su luz.

Si actuamos desde la ignorancia, aunque estemos llenos de buenas intenciones, somos como ciegos avanzando al borde del precipicio, faltos de entendimiento y probablemente provocando el dolor y sembrando el caos. Por supuesto que la realización es indispensable para la obtención de frutos, pero al mismo tiempo se puede estar sembrando yerba mala que perjudica.

Si obtuvimos conocimiento y lo aplicamos en los hechos, necesariamente debemos manifestar las actitudes idóneas, que hacen del hombre un receptor del saber, un analista respetuoso, un preservador responsable, un portador sagaz y que con sus obras no atenta contra el bienestar del prójimo ni el suyo propio.

Sería bueno tomarse un tiempo para evaluar nuestra postura y darnos cuenta qué tanto estamos en la senda del aprendizaje, y cuánto nos queda aún por aproximanos a ella.