El esclavo del lápiz

 

Enseñanza para comentar y pensar

Un estudiante se quejaba de que no podía concentrarse como para estudiar en profundidad los temas propuestos.
El continuo divagar de sus pensamientos no se lo permitían.
Al ver su cara preocupada, su maestro le consultó por el pesar que le aquejaba, a lo cual respondió el discípulo: «Maestro, los pensamientos y las imágenes mentales no me dejan estudiar; si consigo espantarlos por unos segundos, luego vuelven con más fuerza. No me dejan tiempo para meditar en los temas, llaman la atención, desgastan… no me dejan en paz… como un pájaro carpintero taladran mi cabeza y por más que me esfuerzo no consigo vencerlos…».
El maestro le enseñó que: ”Cuanto más peleas contra ellos, más te ganan”.
No obstante, llevar a la práctica este breve pero profundo consejo no le resultaba sencillo al estudiante, por lo cual seguía lamentándose de que los pensamientos no le dejaban en paz y que su mente estaba confusa.
Cada vez que intentaba concentrarse, millones de murmullos y clamores irrumpían en su cabeza.
Para empeorar las cosas, el alumno se sentía especialmente fracasado, como si fuera el primero y único en no tener la habilidad para clarificar su mente y aquietar su corazón.
Parecía no querer, o no poder, entender que su situación era muy frecuente, diríamos que lo común en las personas.
Pero esa angustia “personalizada”, era como una especie de victoria dentro de su derrota, por lo cual se mantenía angustiado, caótico, desconcentrado, amargado consigo mismo.
Ante esto, el sabio decidió cambiar de estrategia, le daría un ejercicio para entrenar su cuerpo y su mente.
El maestro le dijo: «Aferra este lápiz bien fuerte y no lo sueltes por ningún motivo. Mantén constante tu presión sobre el lápiz. No aflojes. Mientras así haces, siéntate y ponte a estudiar».
El discípulo obedeció. Su mente se dirigía a constatar la presión que ejercía sobre el lápiz, para retornar a la hoja que tenía frente a sí.
En cierto momento pensó: “No entiendo este ejercicio. Si mi maestro se pensaba que me iba a concentrar en el estudio por desviar mi atención hacia el lápiz, se equivocó. Estoy más pendiente de cómo aprieto mis músculos de la mano y no soltar el lápiz a comprender el texto que leo y releo y no me entra. Este ejercicio no lleva a nada…”.
Al cabo de un rato el maestro le ordenó:»¡Suelta ahora el lápiz!».
El alumno relajó sus músculos, por lo que el utensilio resbaló hacia la mesa.
Miró a su maestro con sorpresa, como esperando alguna explicación, o quizás aguardando a que el maestro le preguntara y él le revelara que en nada le había ayudado para concentrarse y aprender del texto.
Pero el maestro se limitó a preguntar: «Dime, por favor, quién aprisionaba a quién, ¿tú al lápiz o el lápiz a ti?

 

Preguntas para reflexionar

  1. ¿Qué haces para superar tus limitaciones y alcanzar al máximo tus potenciales?
  2. ¿De qué estás siendo esclavo en este momento de tu vida?
  3. ¿Conoces al Faraón interno que te tiene sometido y no te deja llevar una vida de plenitud?
  4. ¿Puedes explicar la moraleja del relato?

15 comentarios sobre “El esclavo del lápiz”

  1. Aqui podremos encontrar mil recetas para opacar ese faraon el cual crea limitaciones en la vida.

    Como en la historia existe gente capacitada (sin religiones) que nos dan ese buen alimento Espiritual.

    Gracias More!

  2. el faraon interno (EGO) encuentra «faraoncitos» externos q manipulan y esclavizan materialmente a la persona.

    se emplea el manejo emocional, voluntaria o involuntariamente por parte del «lider» para alcanzar sus metas, y las «ovejas» se someten…

    hay tanto por crecer, tanto por demoler para poder construir shalom!

    es necesario q todos hagamos nuestra parte, aunque parezca pequeña.

  3. Existe otra forma de verlo: La pregunta debió formularla el maestro de la siguiente forma:
    Dime quien aprisiona a quien? Tu al lapiz, el lapiz a ti o yo a ambos… (pues utiliza al alumno para aprisionar el lapiz)
    Y esto es para mi un claro ejemplo de que con las religiones siempre existe una persona oculta (Maestro) que  utiliza a lideres (alumnos) para someter a las personas (lapiz) con la finalidad de extrae de ellos lo que se pueda y luego como una copa vacía se deja por un lado mientras se vuelve a llenar….

  4. Esta enseñanza clarifica algunos aspectos de la esclavitud del ego.
    Personalmente me he dado cuenta que en determinados momentos del día, el impulso negativo del ego tiene más fuerza, pero en cuanto más nos ocupamos de las labores cotidianas el poder aprisionador del ego se desvanece, es decir que entre más atención prestemos a los susurros del ego mayor es su influencia y poder sobre nosotros, de acuerdo a lo explicado creo que romper las cadenas del ego es en algún modo ignorar sus susurros, pues entre más atención prestemos a ello más energía se desperdicia conteniéndolo, es decir que más energía preciosa utilizamos para aplacar el ego que la que utilizamos para hacer el bien, lo más saludable es simplemente distraer la mente en otros asuntos para que no le preste atención al ego y así canalizar el impulso energético hacia cosas constructivas, tener la mente ocupada en cosas más importantes que los caprichos del ego, y es que realmente si no dejamos que nuestra mente se distraiga en las proposiciones del ego negativo no pasa nada, el ego queda ahí solo esperando ser utilizado, aunque ya con el timonel bien orientado el ego solo es un motor para darnos más fuerza en la construcción de Shalom.
    Ocupar el tiempo en lo trascendente es una manera eficaz de romper las cadenas del ego.
    Gracias por la nutritiva enseñanza. 

  5. un completo y eficiente comentario.

    estaria bueno q pudiera hacerlo a diario, amigo talmi.

    precisamos q cada uno haga su parte, enlo posible de manera constante, para q todos podamos beneficiarnos mas, crecer mas, construir mejor.

    nos vemos en febrero en el evento en el DF?

    un abrazo, cariños a ash

  6. El tema de los pensamientos debe ser fuente permanente de atención para el que cuida sus acciones, ya que en buena medida lo que hacemos viene inspirado por ideas que venimos madurando, Día con día nos formamos esquemas mentales y patrones con los cuales respondemos a las circunstancias de la vida, salvo en los casos en los cuales actuamos por impulso, sin pensar. Pero que es lo que ocupa nuestra mente fuera de todo formulismo, por ejemplo: no fumo, no me invites a fumar, o me gusta el cine y voy siempre, lo que debemos cuidar, sino nos escapamos de la realidad. Así queda en evidencia que no sabemos de donde sale gran cantidad de nuestros pensamientos. Normalmente son el reflejo del momento a momento, lo que ocurre en el devenir del día, la diferencia es el tiempo de permanencia y si los sentimientos que nos producen son mas fuertes o mas debiles. El problema es cuando estamos concentrados en alguna actividad intelectual, y vienen aquellos recuerdos. Son casi q incontrolables, sobre todo cuando están cargados de emociones. Van ideas y vienen otras, con lo cual a veces es como q la mente tiene vida propia. Así queda en evidencia que no sabemos muchas veces de donde  nos vienen las ideas. Una buena solucion para mi ha sido el libro Aromas del Paraiso y el libro Cabalterapia, Parece que las cosas mientras mas sencillas son las que nos dan paz, en este caso en nuestra mente. son libros muy sencillos pero muy efectivos.

  7.  respuestas a las otra preguntas:

     
    ¿De qué estás siendo esclavo en este momento de tu vida?
    ¿Conoces al Faraón interno que te tiene sometido y no te deja llevar una vida de plenitud?
    ¿Puedes explicar la moraleja del relato?           

    normalmente de las circunstancias que me rodean. es como si todo ocurriera a mi alrrededor sin que yo pueda evitar que las cosas que no me gustan pasen.,
    no conozco a mi faraon.

    en verdad nosoros sujetamos el lapiz, eso por que queremos hacerlo, por eso es dificil evitar los mismos pensamientos, nos hemos habituado tanto a ellos que en verdad nos gustan, solo que nos negamos ese hecho.

  8. Me acabo de acordar de una anécdota, sobre el tema de las ocurrencias de la mente, cuando esta actua por si sola, con un buen amigo de la universidad.  El era un buen líder estudiantil y uno de tantos días tuvimos que quedarnos a almorzar en el comedor para seguir estudiando . Entonces me mando que me sentara y el se sentó conmigo, No hicimos la cola para el servicio de comida ni pagamos ticket. No entendí al momento, desconcertado me senté y al rato que conversamos sobre un examen, venia una de las trabajadoras del comedor con dos bandejas una para mi y otra para él. Eso me disgusto y se lo recrimine, ya que no era correcto. con todo su descaro me dijo: haste el loco, lo cual me termino de reventar; pero en verdad somos amigos, comimos y seguimos estudiando. luego vi que comenzó a repetir esa frase para todo: haste el loco. bueno recientemente estuve reflexionando sobre el tema y me pareció un consejo excelente, en otras circunstancias. Me lo conseguí hace cosa de dos meses y le pregunte de donde le había venido la idea, me dijo que no sabia; pero que le había gustado tanto que siempre la repetía, cosa que fue cierta, hasta el punto que fue su frase favorita y típica en el, que en verdad no se daba mala vida. Ahora él no sabe explicar de donde le vino, si fue que la oyó en alguna parte, lo cierto es que a veces se nos vienen ideas que no sabemos de donde surgen, algunas son buenas, otras malas, pero que en caso de emergencia por congestión del pensamiento úsese: haste el loco.

  9. Extrapolando esta historia hacia la vida cotidiana, podríamos decir que el ego nos mantiene cautivos cuando nos dejamos guiar por el o cuando tratamos de reprimirlo, porque de ese modo ocupamos nuestras fuerzas en reprimirlo o complacerlo pero de cualquier modo nos distrae de nuestras principales ocupaciones ocupando tiempo y esfuerzo en su existencia, en lugar de ello nos conviene enfocar nuestros pensamientos en como utilizar el impulso energético del ego de la mejor manera alejando todos aquellos pensamientos que pueden desbocarlo.

    Entrenarse en pensar y hacer cosas edificantes es una buena manera de encauzar correctamente el impulso del ego.

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