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Alejándonos de nuestro Mizraim mental

 

 

 

 

 

 

 

Hablar de la Torá en términos teóricos sin una guía adecuada para entenderla es tan peligroso como tomarse tomarse un veneno. La Torá no es un veneno, jamás, pero si no se toma con la receta correcta sí puede intoxicar a las personas, pues para leerla se necesitan una serie de conocimientos y guía adecuada para ello. El leer la Torá es una irresponsabilidad si no se hace con la guía adecuada, pero más irresponsable aun es el tomarla y pretender interpretarla sin siquiera tener el conocimiento básico para ello.

Pésaj celebra la libertad y esa libertad va aparejada de responsabilidad, pues de lo contrario sería libertinaje. El hablar del estudio de Torá sin la guía adecuada, entiéndase un judío conocedor del tema, es asegurarse problemas en el futuro. No es cualquier judío tampoco quien puede servir de guía, pues muchos son judíos por nacimiento pero no practican el judaísmo y en muchas ocasiones están más extraviados que un gentil. Quien no sabe es como quien no ve y debe de tener la humildad para reconocerlo, debe de saber que cuando no sabe tiene que preguntar a quienes sí saben, pero nunca, y se reitera la palabra nunca, debe de enseñar sino comprende bien las cosas, porque se llevará en banda a muchas personas que saben menos que él.

Ese refrán que dice que en pueblo de ciegos el tuerto es rey no aplica cuando se trata de explicar la Torá, porque es mucho el daño que se le puede hacer a las personas. Lo que se debe de hacer es aprender y poner en práctica y ello lleva todo un proceso de conversión al judaísmo y la aplicación de los preceptos judaicos, no solamente de forma acomodaticia, como hacen muchos en la actualidad, sino con un verdadero ahínco y deseo de seguir esos preceptos divinos.

La libertad e independencia, para citar los términos acuñados por Fromm, son la antítesis del narcisismo exacerbado, por lo que en Pésaj se recuerda no solo la liberación, es decir, la bienvenida y llegada de la libertad, sino que, al otro extremo está el tema de dejar atrás el narcisismo en las tierras de Mizraim donde el Mar Rojo se cierra para hundir los EGOS y dejar que las esencias auténticas de las personas surjan. Pésaj es una celebración de resorte exclusivo del pueblo judío pero sus enseñanzas aplican a toda la humanidad.

En suma, no se debe de estudiar la Torá si no se tiene un maestro idóneo para ello. Quien lo hace sin el estudio correspondiente estará envenenándose, y no porque la Torá sea un veneno, todo lo contrario, la Torá es fuente de vida, el problema es que quien la estudia sin una guía idónea no la entenderá y caerá en las trampas del EGO. Pésaj celebra la libertad e independencia y esto implica que nos liberemos de nuestra prisión mental desde donde nos encuevamos y vemos a nuestra sombra como si fuera nosotros mismos. Al ser la libertad e independencia la antítesis del narcisismo exacerbado, es nuestro deber el recordar que nuestro EGO no es nuestro Yo Auténtico  y que muchas veces las distorsiones que causa es porque no nos damos cuenta de que es él el que actúa y no nuestro Yo Auténtico. Dejemos de lado el narcisismo exacerbado y enfoquémonos en salir del Mizraim mental en el que nos encontramos. Jag Pésaj Sameaj y que todo sea de bendición para ti en esta maravillosa celebración.