Los modelos en el tiempo de crecer

En ese momento del resurgir de la cultura noájica parece difícil encontrar o edificar un modelo de personalidad noájica típica.

Muchos se apoyan en lo que conocen, es decir, en los crasos modelos idolátricos (pastores, apóstoles, sacerdotes, curas, "ancianos", etc.).
Es que han salido hace poco físicamente de la prisión de la idolatría, por lo cual en gran medida muchos aún se mantienen prisioneros espiritual y emocionalmente de esa idolatría.
Es lo que llamamos: cargar la mochila del pasado.
En esta mochila se encuentran muchas piedras y otras pesadas cargas que corresponden a un modelo de vida ajeno a Dios, negador del Hombre, angustiante y mortal.
Pero, no se puede esperar que de un día para el otro la libertad emocional y espiritual acompasen a la libertad física.
Tal como ocurrió con los hebreos cuando salieron de Egipto, recién 50 días después el Eterno consideró que estaban aptos para recibir la Torá, el manual de vida. Pero solamente unos 40 años más tarde los primeros hebreos libres de cuerpo y espíritu estaban preparados para tomar posesión de la tierra prometida.
Así pues, no desesperemos, queridos amigos noájidas, no pretendamos encontrar todas las respuestas inmediatamente. No nos impacientemos, porque algunos de ustedes sigan cargando con las pesarosas mochilas del pasado idolátrico. No entremos en confusión y enojo, porque no se halla la vía para limpiar completamente la vida de las escorias recibidas en el pasado idolátrico.
Por el contrario, sigamos avanzando, trabajando constantemente, con paciencia, con amor, con respeto, con responsabilidad, con confianza en el Eterno.
Sigamos rumbo a la tierra de promisión, en la cual la libertad física y espiritual son realidad, y ya allí el noájida estará a resguardo de caer nuevamente en la maldición de las religiones y las doctrinas ajenas a Dios.

Pero, mientras tanto, vayamos desechando esos modelos de liderazgo y conformación de comunidades.
Vayamos desterrando al olvido los mecanismos de manipulación propios de las religiones.
Vayamos construyendo, ladrillo a ladrillo, la nueva realidad que es el renacer del noajísmo, y especialmente en esta América tan necesitada de la Luz que emana de lo Alto.

Dejemos de lado todo lo que podamos de nuestras mochilas, y vayamos adquiriendo nuevos patrones de conducta, nuevos ideales, un renovado pensamiento libertador.

Pero, andemos con cuidado, no sea que adoptemos otras mochilas, que nos encadenemos a otras pesadas cadenas de encierro espiritual.
No busquemos que un "rabino", "iluminado", "líder" o lo que fuera sea el que piense por nosotros, el que nos ordene lo qué sentir, el que nos conduzca cual si fuéramos tontos o marionetas desprovistas de cualidades humanas plenas.
No caigamos en el error de elevar becerros de oro, por miedo a afrontar la tarea de madurar como individuos plenos y como comunidades íntegras.

Es una tarea difícil, despertar, romper cadenas, cuidarse de no retroceder, andar con precaución para no errar el camino, y además construir una nueva realidad.
Pero tal es la tarea, la Obra que deben realizar como noájidas.

Es tiempo de realizaciones, de quebrar ídolos, de derrocar viejos héroes, de negarse a seguir otros déspotas.
Es tiempo de ser noájida con orgullo y serenidad.
Es tiempo de servir con sinceridad al Eterno, de manera reverente y amorosa.
Es tiempo de dar una mano generosa y desinteresada al prójimo.

Es tiempo de crecer.

2 comentarios sobre “Los modelos en el tiempo de crecer”

  1. Untitled document Muy cieto todo lo que dice, pienso que el pirmer parametro idolatrico a romper es el yo, el por que solo asi podremos ser capaces de ver las cosas con claridad, además de que debemos de tener en mente que no venimos a reformar vidas, ni ha ser heroes de nadie, pienso que nuesto exoto radicara en equilibrar nuestro ego y nuestra humildad, no podemos creernos dioses sabelotodo, ni creernos martires de algo, somos simplemente humanos con deseos de ayudar a otros y con la plena conviccion de que no hay pago alguno por parte de aquellos que ayudemos, no somos asalariados de D-s. somos sus hijos con la obligación de llevar su luz a las naciones

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