La perseverancia es alcanzar la meta propuesta y buscar soluciones a las dificultades que puedan surgir en el camino.
Un viejo cuervo vagaba por el desierto, y le dio sed. No había nada en varios días. Finalmente, se encontró una jarra que tenía un poco de agua en el fondo. El pájaro trataba de beberla, pero su pico no alcanzaba a llegar hasta el fondo de la jarra.
Una fábula de Esopo ilustra este valor:
Al principio no sabía que hacer. Parecía que no iba a poder beber de esa agua. Entonces, tuvo una idea. Comenzó a dejar caer piedritas dentro de la jarra. Solo podía agarrar con el pico una piedrita a la vez, pero el insistió y vio como el nivel del agua subía un poco. Una a una continuó echando las piedras, por un momento casi se rinde, llegó a pensar que era inútil tanto esfuerzo. Pero después de haber arrojado las suficientes piedritas, el agua al fin subió y el cuervo pudo beber y saciar su sed.
Si queremos aprender a ser perseverantes debemos:
Ejercitar diariamente nuestra fuerza de voluntad, luchando contra la flojera, el descuido y la indiferencia.
No desanimarnos ante los problemas, ellos existen para ser resueltos, usemos nuestras habilidades, y si sentimos que no podemos pidamos ayuda a nuestros semejantes.
Debemos estar claros en la meta que nos propongamos, si estamos seguros, no sentiremos miedo.
Mantengamos la alegría y la honestidad en todo lo que hagamos, la disciplina y el trabajo no deben ser algo molesto.
Extraído del Semanario Infantil "El Baúl de Jacinto"