El lenguaje no sólo cumple el rol de comunicar ideas, tambien debe ser usado como un instrumento de construcción de shalom. Existen momentos en que nuestras buenas intenciones nublan el buen uso de este. Por ejemplo, cuando un conocido ha perdido un familiar querido acostumbramos a decir expresiones de consuelo que, sin querer, terminan minimizando el sentimiento de pesar que el otro está viviendo y que considera importante.
Algunas frases que podriamos tener cuidado al decir son:
– «Él ha partido hacia un lugar mejor». Nuestro mundo es bueno, es el lugar perfecto para realizar actos de bondad, por lo tanto estar en un lugar donde no tendremos oportunidad de obrar de manera justa, no es un lugar mejor.
– «Dios se lo llevó porque lo necesitaba más que ustedes». Esta frase muestra a Dios como un ser egoista que se deleita en quitarle sus seres queridos a las personas. ¿Dios causa accidentes Aqui para reunirse con las personas Allá?
– «Por lo menos él vivió bastantes años». Se acostumbra a decir cuando oimos que el difunto murió a una edad bastante avanzada. No importa cuántos años vivió alguien, el dolor ajeno es importante y no debe ser minorizado, muchos menos hacerlo ver como una actitud pecaminosa hacia Dios.
– «Ella/Él murió siendo un «angelito», no tuvo tiempo para pecar». Es común oirla luego de la muerte de un niño. Si bien es cierto que no hizo nada malo, también es cierto que no tuvo oportunidad de hacer nada bueno. Recordemos que a Este Mundo venimos principalmente a hacer buenas acciones.
– «Eres una persona jóven y simpática, seguramente más adelante conocerás a alguien más».
– «Yo sé cómo te sientes»
– «La vida sigue»
– «Pronto estarás bien»
– «Tienes otros hijos»
– «Te quedan muchos años por vivir»
Recordemos: para consolar a alguien se precisan más que buenas intenciones. Se precisa primeramente respeto a las emociones del doliente.
Los Sabios de la Luz han sido enfáticos que el silencio vale más que la palabra. Exhortan a aprender a guardar silencio cuando se hace necesario. Han dicho que si la palabra vale una moneda, el silencio vale dos.
¿Cómo consolar sin decir una palabra?
Simplemente acompañando. Ir y no decir nada es mejor que ir y decir algo incorrecto.
Por otro lado, se necesita ser muy cuidadoso para abrir la boca en esos momentos y decir algo inteligente, no sólo que traiga consuelo a los dolientes, sino que honre la memoria de quien se fue.
Tambien es bueno llegar, sentarse y acompañar. En algun momento el doliente se te acercará y podrás prestarle tus oidos para simplemente oirlo. No para que te escuche a ti o a tus ideas acerca de lo que crees que hay después de la muerte. Recordemos: seamos sensibles.
Es recomendable mostrar cierta dificultad para expresar pena. Perder a un familiar es una experiencia indescriptible y no puede ser reducida a dos o tres palabras.
Y si eres de los que no asiste a un duelo porque no te gustan. Recuerda que no se trata de ti, se trata de quienes perdieron a su ser querido.
Antes de acompañar piensa en qué palabras harian sentir mejor al deudo.
«Si la palabra vale una moneda, el silencio vale dos», que buena frase, quedarse callado y acompañar es a mi parecer lo más sabio en esos momentos. Muy buen post Jonathano.
q buena reflexion. bien fundamentada…
y un pequeño detalle, tanto la palabra adecuada como el silencio oportuno son provechosos y de bendicion no solamente cuando alguien ha perdido un familiar, sino en toda situacion…
a construir shalom con palabras, presentes o ausentes
Gracias por el consejo!
Jonathan, es uno de esos post que nos ayudan a reflexionar acerca de lo que brota de nuestros labios.
Una de las cosas que hacen del hombre, una enorme diferencia entre los demás seres creados por el Eterno, es precisamente nuestra capacidad de hablar, con nuestra boca, más exactamente con lo que sale de ella podemos construir ó destruir, avivamos el fuego e una discusión ó somos capaces de sofocar las llamas, hacemos de otro ser humano alguien digno, ó lo disminuimos haciendo uso del menosprecio verbal.
En todo momento, y en todo lugar nuestras palabras ejercen sobre nuestro entorno una gran influencia, aunque a veces pareciera pasar desapercibido.
Así que «EN TODO MOMENTO Y EN TODO LUGAR, USEMOS ESA CAPACIDAD DEL HABLA PARA CONSTRUÍR SHALOM», no sólo haremos lo que nos corresponde, sino que además nuestro actuar nos hará verdadera imagen y semejanza de nuestro Hacedor.
Un abrazo, amigos constructores de shalom.
si aveces es mejor quedarse callado,ya que la persona le nace un sentimento de reclamacion que puede llegar hacia los demas de una manera violenta,de otra manera debe reflexionar la persona no consolar,si no compartir el posible dolor,ya que es a es la forma con la que te sientes bien con dios y contigo mismi,con los demas