La Sra. Anita

Algunas personas me han preguntado en forma particular que si participo en algún grupo de estudio, si sesiono o me reúno con algunas personas, la verdad nada formal y en cada oportunidad con quien se puede comparto el buen pan espiritual que aquí se publica, pero en los meses recientes dos compañeros hicieron más ameno el estudio del Noajismo, dos compañeros de gran altura mis abuelos Anita y Teodoro.

Con fuertes creencias en el cristianismo pues es una costumbre que los acompaño desde hace varias décadas tal vez más de medio siglo sin exagerar pero prestaban atención a lo que de vez en vez les compartía, lectura de libros, material de fulvida y charlas personales esa era nuestra manera de estudiar Noajismo, sentados en sus dos sillas afuera de su habitación en medio del corredor de la casa para que el sol los calentara ponían especial atención en oír algunas palabras de verdadero pan espiritual.

Anita en especial le gustaba lo que escuchaba aunque seguía diciendo que jesus era dios pero pese a ello no dejaba de reconocer el buen alimento que compartía con ellos.

Señores de más de noventa años ya cansados pero muy prestos para tratar de mejorar su vida.

Alguna ocasión mi abuelo prefirió suspender un poco el estudio, le resultaba difícil aceptar que una creencia que el tomo como una verdad era en verdad una mentira, algo difícil de aceptar sobre todo después de creerlo toda una vida, pero Anita me decía “a mi si léeme algo hijo”

-qué agradable es lo que nos enseñas hijo- decía Anita

Sentada en su silla afuera en el corredor de la casa con una mirada de inocencia que en ocasiones parecía una niña, hace poco le salieron ulceras en la boca y ahí en esa misma silla le ponía el ungüento para curarla y después le leía algo.

Cuando estaba por salir del hospital ahora que tuvo que ser internada dicen que en algún momento comento

-ya vieron esa paloma que está en la ventana- dijo ella

Cual paloma le preguntaron

-esa paloma blanca que está en la ventana- respondió ella

Ayer cerca de las 11 de la noche mi abuela anita dio su último suspiro de vida.

La edad, sus diversas complicaciones de salud, otras cosas tal vez, pero ella vio una paloma blanca en la ventana casi al final de sus días.

Y en verdad que como la paloma que anuncio el fin del mal en el diluvio así el final de lo malo llego a su vida cuando conoció el camino del Noajismo.

En lo personal antes de regresar a mi hogar hasta hace poco, le pedía al Creador que me dejara volver a ver a mis abuelos.

Padre por favor déjame ver de nuevo a mis abuelos, no quiero que cuando regrese ya no estén- le decía yo al Creador.

Efectivamente los volví a ver después de casi tres años de ausencia y al regresar a mi hogar hace unos pocos meses y cuando nos volvimos a ver nos abrazamos y me dedique cuanto pude a darles a enseñarles el camino del Eterno.

Como una niña mi abuelita anita sentada en su silla prestaba peculiar atención al estudio, ahora esa silla que ocupaba ya no será más su lugar, el lugar está vacío ella ya no se sentara más en esa silla, pero ojala ese asiento sirva para que se sigan escuchando palabras de Tora en esta casa.

Sufrió por las diversas complicaciones de salud que le sobrevinieron a sus más de noventa años y al final dijo que quería descansar.

Tres suspiros fueron su despedida y partió………….

Ahora el Eterno es su reposo.

EN MEMORIA DE ANA HIJA DE CLEOTILDE

8 comentarios sobre “La Sra. Anita”

  1. Pienso que no habia leido bien la historia, pero ahora que me detuve a ver el contenido creo que es una hermosa narracion de una persona que ha encontrado su verdadera identidad espiritual en el final de sus días. Nunca es tarde para vivir la única forma de tener una relacion con Dios. Gracias Talmidim.

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