Cierto cuervo, de los feos el primero, robó un queso y, llevando su botín fue a saborearlo en la copa de un árbol. En estas circunstancias lo vio un zorro muy astuto, y comenzó a adularlo con la intención de arrebatárselo. – Ciertamente, hermosa ave, no existe entre todos los pájaros quien tenga la brillantez de tus plumas, ni tu gallardía y belleza.
Si tu voz tan melodiosa como deslumbrante tu plumaje, creo, y con razón, que no habrá entre las aves quien te iguale en perfección. Envanecido el cuervo por este elogio, quiso demostrar al galante zorro la armonía de su voz. Al comenzar a graznar, dejó caer el queso de su negro pico. El astuto zorro, que no deseaba otra cosa, cogió entre sus dientes la suculenta presa y, dejando burlado al cuervo, se puso a devorarla bajo la sombra de un árbol.
Moraleja: «Quien a los aduladores oye nada bueno espere de ellos. «
Para compartir, gracias.
belleza en palabras simples.
una gran verdad.
son muy buenos estos relatos para «niños» que nos compartes.
mil y una gracias
Estoy seguro que cuando niño en la escuela esta moraleja,l mas no recuerdo por qué olvidé su enseñanza y permití que pastores aduladores me dijeran lo que hacer.
Gracias a ud More porque hoy dia esto ya no sucede.