Los faroles matabichos

La envidia es el mal que una persona siente por lo bueno que le pase a los demás, el que brilla necesariamente es envidiado por otros, algunos hablan de envidia buena, ¿existirá realmente tal idea? ¿Envidia buena? En realidad la envidia es envidia, punto. Como dijo el Primer Ministro de Israel Netanyahu, si nada y hace cuac es porque es pato. Y aunque hay patos blancos, de colores veteados, negros y hasta con cabeza verde, lo cierto del caso es que siguen siendo patos, con picos y dientecillos que para cualquiera que haya tenido la desdicha de ser mordido por uno de estos animalitos, sabrán que no es una experiencia placentera.

De igual manera funciona con la envida, póngasele el adjetivo que quiera, el punto es que sigue y seguirá siendo envidia, no importa si es blanca, verde, veteada, negra o con lentejuelas. Entonces cuando existe un faro de luz, cuando existe un ser especial que abre mentes, abre corazones y confía en el ser humano, en la naturaleza buena de las personas, siempre habrá envidia contra ese ser.

De hecho, ¡mucho cuidado con el doble espía que se disfraza de aliado y pertenece al eje! En lo personal siempre me gustó la forma en que Platón criticó a los enemigos de Sócrates, quienes le envidiaban profundamente, porque ponía los puntos sobre las íes. Los ejemplos de envidia están en todos lados, los hay en la historia de Amalek, los hay en las dinastías orientales, lo hay en las famosas telenovelas y los hay en la actualidad.

Cuando una persona sobresale y ayuda a los demás, los inertes buscarán la forma de restarle crédito. Si el faro de luz brilla  y le hace ver el error en que se encuentran los errados, los ególatras le van a pagar con estiércol. En la vida cotidiana, la naturaleza posee un sinfín de ejemplos con respecto a nuestros mismos comportamientos que no son humanos sino infrahumanos, como el andar con la lengua al hombro diciendo pestes de los que decimos admirar y ni si quiera reconocen su error, para ellos disculparse es un mito, son los siervos del EGO, buscando la forma de entorpecer y sabotear la entrega de luz al mundo.

No sé si lo habrán notado, pero no hay nada que malogre más un viaje al agreste sea en campo o en playa, que ser picado por mosquitos. En lo personal me encanta internarme en la montaña, sobre todo cuando ésta tiene una vista al mar, no hay mejor combinación que la de la selva con la playa y el sacar una tienda de acampar con una buena fogata y un buen libro, en compañía de la naturaleza, eso es hermoso, tan armónico, esa sinfonía nocturna de grillos y olas del mar, pero ¡esperen! ¡Oh no! ¡Es el zumbido de un mosquito!

Es suficiente para arruinar el momento ¿verdad? Estábamos ya transportándonos a ese momento de paz y tranquilidad, pero el zumbido del mosquito malogró todo. Por eso es que una a persona a la que le guste internarse en la montaña o vaya a lugares agrestes con frecuencia siempre tiene en su arsenal contra los bichos una lámpara matabichos. Sí sí una lámpara con un fluorescente adentro que atrae a los bichos y ¡sap! los mata.

Pero veamos lo interesante de esto, ¿por qué son los insectos los que son atraídos por la luz de la lámpara? Porque la lámpara emite rayos ultravioleta que atraen a los bichos. ¿Los atrae a todos? No, solamente a unos cuantos.

Esta atracción a la luz se conoce como fototaxis que es un tipo de movimiento destinado a acercarse a la luz o a alejarse de ella. Entonces si lo vemos de esta manera, existen muchos bichos que se acercan a la luz, como el caso de los mosquitos, porque tienen una fototaxis positiva.

Resulta ser que lo mismo sucede con los humanos. Hay humanos que se acercan a la luz y otros que se alejan. Hay rémoras que persiguen a su comensal por todas partes y viven a coste de él. Hay otros, como los chupasangres, que como buenos parásitos, succionan el líquido vital del anfitrión y luego se van y ni las gracias dieron. Y así se dan repetidas oportunidades donde eso sigue ocurriendo.

Hay humanos que ven a un individuo exitoso y se quieren pegar a él como la lepra. Hay otros que no se quieren pegar a él sino solo succionarlo hasta que ya no haya liquido vital. Existen otros que no succionan, se arriman y luego andan con la lengua al hombro diciendo pestes de los comensales o de los parasitados y así siguen los ejemplos.

Como la luz ultravioleta de las lámparas matabichos, el pobre ser humano de bien que dedica su vida a liberar a otros, recibe como paga estiércol, por la misma puerta que entraron, por esa misma salieron. Hay otros que son como la peste, tienen un ciclo de advenimiento sincronizado, cuando pasan solo dejan dolor y causan estragos y claro, está la mayoría que no son bichos, sino personas de bien, que buscan hacer las cosas bien.

La diferencia que ocurre con los humanos de bien que sirven de luz al mundo y las luces matabichos es que la luz matabichos, como su nombre lo indica, elimina y mata a los bichos, enteros, mientras que el ser humano que sirve de luz, no mata al ser humano con forma de bicho sino que le mata la condición de bicho para transformarlo en ser humano.

Ese es nuestro Moré, un hombre de bien, un faro que le mata la condición de bicho a los humanos que insisten en actuar como insectos, aunque tenemos que coincidir en que hay unos con un caparazón de tal grosor, que ni con mazo se les puede abrir. Se encierran en sus EGOs, vilipendian y practican la insidia y luego, como perro por su casa, rampantemente entran esperando un comité de bienvenida y alfombra roja. Creo que han estado viendo mucho E! Entertainment porque se escapan de la realidad.

Tenemos dos opciones, o nos comportamos como humanos o nos comportamos como animales, la decisión está en nosotros. Ah otra cosa, la luz es algo que se debe de apreciar, no hay nada peor que el oscurantismo, especialmente cuando es de carácter insectoide. 

2 comentarios sobre “Los faroles matabichos”

  1. ah la envidia…

    pero por qué envidiar a fulvida? por qué mejor no se dedican a hacer sus cosas y ya?

    Qué tiene fulvida para ser envidiada?

    no creo que sea envidia, creo más bien que es odio.

    Odio porque fulvida es la luz que expone sus fechorias.

    Gracias, buen texto.

  2. Gracias amigo. Ese es el punto, el bicho fototáxico se acerca a la luz pero cuando ve que la luz es demasiado, arremete contra ella. No sé por qué será tan difícil para algunos dejar al EGO de lado y construir activamente Shalom

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