Hace poco leí una nota en donde una persona que se autodefine como «gentil» se explayó con las típicas quejas de los Mesiánicos o Nazarenos contra el Judaísmo verdadero. Todas, de un modo u otro, girando alrededor del asunto de la identidad judía. Sin detenerme a desglosar su texto, voy a abstraer los argumentos sustanciales que maneja para explicar por qué, en buen plan, nos parecen… tontos.
1. El judaísmo como una identidad que se adquiere por la vía materna.
Una queja frecuente de Mesiánicos y Nazarenos es que el Judaísmo Rabínico SE INVENTÓ eso de que la identidad judía se hereda por la vía materna.
Falso. Ignorancia pura. Incapacidad de abordar el texto de la Torá. El concepto de la identidad definida por la vía materna se origina en la Torá: «Y no emparentarás con ellas (las naciones cananeas); no darás tu hija a su hijo, ni tomarás a su hija para tu hijo. Porque desviará a tu hijo de en pos de Mí, y servirán a dioses ajenos; y el furor del Señor se encenderá…» (Deuteronomio 7:3-4).
Este pasaje tiene algo muy singular, que desde la antigüedad llamó la atención de nuestros sabios: menciona DOS POSIBILIDADES de matrimonio mixto: dar nuestras hijas a los hijos de los cananeos (judía con no judío) y tomar sus hijas para nuestros hijos (judío con no judía). Pero cuando habla de DESVIARSE A SERVIR A DIOSES AJENOS, sólo menciona UNA POSIBILIDAD: «desviará A TU HIJO…». No menciona la posibilidad de «desviar a tu hija».
Nuestros sabios enseñaron que NADA en la Torá es accidental. Lo que dice, lo dice por algo. Lo que no dice, no lo dice por algo. ¿Por qué sólo en el caso del matrimonio entre un judío y una no judía se habla de una desviación hacia otra religión? Nuestros sabios lo entendieron bien: la identidad espiritual de la familia reside en la mujer. Por lo tanto, si la madre es judía, el hogar es judío. Si la madre no lo es, el hogar tampoco.
Disculpen, señores. Pueden estar en desacuerdo con LA INTERPRETACIÓN (aunque no veo cómo; el asunto me parece sobradamente claro). Pero no me vengan con el cuento de que esa norma se la inventaron nuestros rabinos. La base está en la Torá, y bastante clara.
2. ¿Qué aspecto tiene un judío? Es decir: ¿puede ser rubio?
Bueno, si yo fuera verde, con antenitas en la parte superior de mi cráneo, y con bolitas moradas repartidas a lo largo de mi piel lisa y brillante, casi todos podrían darse cuenta a primera vista que mi papá fue marciano, y me heredó su genética marciana.
Pero mi mamá es judía. Por lo tanto, legalmente soy judío, aunque pueda tener montones de genes extraterrestres. Entonces, ¿qué aspecto tiene un judío?
Cualquiera. El judaísmo jamás se ha atragantado con la cuestión racista. La «raza» (es un término inexacto, pero dejémoslo respetando la costumbre de nuestros detractores) se hereda por vía materna, por lo que uno puede heredar cualquier tipo de aspecto de su padre.
Pero, además, me sorprende que hagan quejas tan triviales contra los judíos rubios. Hay montones de semitas rubios, no nada más judíos. También árabes, palestinos, libaneses, iraquíes o sirios. Y si nos vamos a pueblos cercanos no semitas, el asunto sigue: pese a ser de Oriente Medio, hay un montón de turcos y de kurdos que también son rubios. Entonces ¿cuál es el problema?
Si se trata de ser prosaico, sería más lógico preguntar por un judío con aspecto de chino (y, sin embargo, no es lógico, porque quien entiende bien el asunto de la identidad judía, tampoco se espanta si ve a un judío con facciones más orientales de lo normal).
Al final del día, lo que está detrás de este bobo argumento es la urgencia de muchos cristianos para descalificarnos a cualquier precio. Como no les gusta que nuestro definido y preclaro sentido de identidad no los pueda integrar como judíos porque no son judíos, entonces se inventan cualquier modo para decidir que NOSOTROS NO TENEMOS DERECHO a opinar sobre Judaísmo.
Lo que subyace siempre en el argumento contra los judíos rubios es la «sospecha» de que los Ashkenazim son, en realidad, la impostura jázara. Pero da igual: cuando ya no pueden con lo de la impostura jázara (irracional en todo sentido, y en unos momentos explicaré por qué), entonces apelan a que los judíos somos una impostura babilónica del siglo IV o V, o se van más atrás y dicen que somos la impostura idumea del siglo II AEC).
Lo irracional es esto: para la época en la que Alejandro Janeo obligó a los idumeos a convertirse al Judaísmo, había comunidades judías establecidas desde España hasta la India. ¿Me pueden explicar cómo el grupo idumeo podía SUPLANTAR a TODOS los judíos?
Irracional. Máxime, porque es un hecho que los idumeos se convirtieron a los judíos, pero no se asimilaron a la sociedad judía. Siguieron siendo… idumeos. Casi DOS SIGLOS DESPUÉS, las familias idumeas seguían siendo identificadas como IDUMEAS, porque seguían siendo idumeos.
Sólo los escasos sobrevivientes a la guerra contra Roma se asimilaron al pueblo judío. Pero no hay dudas respecto a que fueron una minoría.
Bien: si esa es la situación en el siglo II AEC, ¿cómo sería en el siglo IV o V, o en el siglo X? Es IMPOSIBLE que babilónicos o jázaros SUPLANTARAN a TODOS los judíos. Es tan razonable (o irracional) como decir que yo y un grupo de personas estamos maquinando una perversa suplantación del pueblo irlandés, y a partir de la próxima década ya no va a haber irlandeses genuinos, sino mis terribles intrusos sin cara irlandesa pero con sombreros verdes, y perfectamente entrenados para disertar largas horas sobre los hombres diminutos y sobre la crisis de la patata.
Correcto, pero ¿qué hago con los millones de irlandeses que están regados por todo el planeta? Para desgracia mía, los irlandeses son un pueblo que vive mayoritariamente en el exilio. Sólo una tercera parte de los que hoy se identifican como irlandeses viven en Irlanda. Los demás viven en un montón de lugares (incluyendo mi colonia en la Ciudad de México).
Y, aunque tuviera yo un absurdo y milagroso éxito en lograr suplantarlos a todos, habría un detalle con el que fácilmente podrían descubrir mi impostura en cuestión de pocos años: el factor lingüístico. Digo, porque es obvio que aunque logra suplantar a TODOS los irlandeses, NO VOY A PODER HABLAR COMO ELLOS. Forzosamente, va a darse una ruptura lingüística que va a demostrar que, en un momento de la historia, hubo una suplantación.
A todos mis queridos y veladamente antisemitas conocidos que afirmar -implícita o explícitamente- que hubo una sustitución idumea, babilónica o jázara que enterró a TODOS los judíos, les he pedido UNA SOLA PRUEBA de que, en un momento de la historia, hubo una RUPTURA en la transmisión lingüística del hebreo.
Pero NO HAY NADA.
Los hebreos seguimos hablando hebreo. Punto. Esa es la evidencia histórica contundente y definitiva, y está corroborada con el hecho de que la evolución del idioma hebreo es perfectamente reconstruible, sin baches históricos, con la simple revisión de la Mishná y nuestros Sidurim.
Olvídense de las suplantaciones. Olvídense del aspecto de los judíos. Nosotros sabemos reconocernos, y no necesitamos que un cristiano pretencioso venga a querer dictar cátedra de algo que desconoce.
3. ¿Cómo podemos definir a los descendientes de judíos?
Pues… como descendientes de judíos. Nada más. ¿Qué otro término quieren que se invente? Al final de cuentas, un «descendiente de judíos» no es judío porque, en la misma medida (o mayor o menor) también es descendiente de otros grupos. Claro, hay de casos a casos, pero la norma es simple: si la madre es judía, la persona es judía.
Correcto: hay personas cuya madre, abuela materna, o bisabuela materna por la línea de la abuela materna, fue judía. Bien, los criterios halájicos están bien definidos, y los rabinos saben quién puede y quién no puede reclamar su derecho a la identidad judía.
Claro que siempre hay casos extremos, pero los criterios no son tan difíciles de entender. Y con esto me remito al tema de los Benei Anusim, porque es el tema que siempre está detrás de este tipo de comentarios cuando vienen de boca de un cristiano (o de varios).
Empecemos por dejar algo claro: el hecho de ser un Ben Anusim no hace judío a nadie. Puede, en el más singular de los casos, darle derecho a REGRESAR al Judaísmo, pero mientras NO REGRESE al Judaísmo, NO ES JUDÍO.
Es decir: un pastor cristiano me puede demostrar que la mamá de su mamá de su mamá de su mamá -y así durante cinco siglos- fue una judía. Bien: eso significa que la mamá de su mamá de su mamá -y así durante cinco siglos- fue una judía. DE NINGÚN MODO significa que ÉL SEA JUDÍO. Primero, tendría que demostrar que conserva el derecho de RETORNAR. Luego, TENDRÍA QUE RETORNAR.
Es lógico: supongamos que yo tengo el derecho de regresar a Alemania porque mi abuelo fue alemán. Por razones obvias -el antisemitismo europeo- se vino a México, pero siguió viviendo como alemán. Horarios estrictos, hábitos inquebrantables, lector voraz, ajedrecista impecable. Todo un buen judío alemán. Gracias al tiempo que pasé con él durante mi infancia, aprendí a disfrutar la buena música alemana (Bach, Haydn, Mozart, Mahler), y heredér su pasión por la lectura. Gracias a ello, siempre me he llevado súper bien con alemanes, y más aún con yekes (judíos alemanes). Me siento como en casa con ellos.
Correcto, pero todo eso NO ME HACE ALEMÁN. Ni hace que cuando cierro la puerta de mi departamento y salgo a la calle ESTÉ CAMINANDO EN UNA MONÍSIMA CALLE DE STUTTGART O DE FRANKFÜRT. Estoy en México y soy mexicano. Punto. Puedo sentarme al piano horas y horas tocando a Mozar. Pero sigo en México.
Si quiero que eso cambie y rodearme de Alemania, sumergirme en Alemania, vivir en Alemania, o hasta SER ALEMÁN, entonces tengo que hacer un montón de cosas: preparativos, papeleos, comprar los boletos, aprender el idioma, trasladarme con todo y mi piano y mis gatos a alguna monísima calle de Stuttgart o de Frankfürt. Sólo entonces, podré decir -por lo menos- que estoy en Alemania.
¿Me entienden ahora por qué resulta ridículo que un cristiano venga a cuestionar a un judío bajo el tonto argumento de que hay mucha gente de descedencia judía?
Si quieren cuestionar al Judaísmo, que lo hagan desde su Cristianismo (y a ver cómo les va). Si quieren cuestionarlo DESDE el Judaísmo, entonces primero tienen que INTEGRARSE al Judaísmo.
Otro detalle: el hecho de que tengan algún vínculo con alguna familia de Judíos Conversos, NO HACE QUE TENGAN DERECHO AL RETORNO. Esa es una de las grandes confusiones en Hispanoamérica: NO CUALQUIERA ES UN BEN ANUSIM. Muchos son DESCENDIENTES de algún Ben Anusim, pero para ser Ben Anusim, se tiene que demostrar que en las últimas cinco generaciones, el Judaísmo siguió practicándose en la familia de -en el más extremo de los casos- la mamá de la mamá de la mamá de la mamá.
SI NO SE PUEDE PROBAR ESO, no se tiene el derecho a ser considerado un BEN ANUSIM, y -por lo tanto- NO SE TIENE EL DERECHO AL RETORNO.
«¡Pero casi nadie podría demostrar eso!»
Correcto. Casi nadie. Hay algunas excepciones, pero ciertamente son muy pocas. La abrumadora mayoría de la gente que ha podido comprobar que tiene ancestros judíos, les guste o no, no califica para ser considerada Benei Anusim.
Si ese descubrimiento del origen de una parte de su familia les ha acercado al Judaísmo, está bien. El Judaísmo tiene criterios claros para tratar con cada caso. Pero entendámonos. Lo mejor es que cada uno sepa en dónde está parado, para que entonces pueda decidir libre y conscientemente hacia dónde quiere dirigirse. Y, una vez definido eso, entonces podrá hacer lo necesario para llegar a donde quiere llegar.
Pero que un cristiano que jamás se ha acercado al Judaísmo verdadero venga a cuestionar la autoridad de los maestros judíos sólo porque «hay muchos descendientes de judíos» es, simplemente, ridículo.
4. La autoridad de la tradición oral rabínica.
Supongo que todos los Mesiánicos y Nazarenos están de acuerdo con que la Torá es Eterna. Es la Palabra de D-os. Es Eterna. El primer versículo de la Torá se remonta a la Creación misma. Por lo tanto, la Torá estuvo presente en la Creación misma.
Ahora bien: ¿desde cuándo disponemos del texto ESCRITO de la Torá? Desde que Moshé lo recibió en Sinai. Estamos hablando de algún punto hacia el siglo XIV o XIII AEC. Eso significa que desde Adam Harishón hasta Moshé, la única Torá que existió FUE LA ORAL. Adam enseñó a sus hijos Torá Oral. Y lo mismo sus hijos y sus nietos, pasando por los grandes patriarcas de la antigüedad bíblica, como Enok, Matusalén, Avraham Avinu, Itzjak o Yaacov.
Ninguno de ellos tuvo el texto de la Torá que nosotros tenemos en nuestros Sefrei Torá.
Entonces, que no me vengan a decir que la Torá Oral se la inventaron los rabinos. No. Simplemente, nuestros rabinos han entendido perfectamente que la Torá es mucho más que el texto escrito. Si sólo fuera el texto, sólo sería el relato de la extraña experiencia de un pueblo nómada en el desierto. Si es algo más que eso, es porque se remonta a la Eternidad, a una época en la que no existía como texto escrito, pero de todos modos estaba presente con los verdaderos adoradores del Único y Verdadero.
Todo aquel que niega a la Torá Oral, demuestra que NO ENTIENDE qué es la Torá, y piensa que todo se resume a un recetario que ni siquiera hay que razonarlo. Basta con leerlo.
Siguiente nivel del asunto: el hebreo se escribe SIN VOCALES. Y, además, el hebreo antiguo tiene un gramática muy rudimentaria. ¿Cómo sabemos CÓMO SE LEE el texto bíblico? Porque los masoretas del siglo VIII señalaron las vocales correctas.
¿De dónde obtuvieron ellos esa información? De un aprendizaje ORAL que fue preservado generación tras generación. Otra vez: la Torá Oral.
Y el de los masoretas no fue el único punto crítico. Por lo menos, el Judaísmo tiene bien identificados dos momentos claves en los que se pudo haber perdido el entendimiento más elemental de la Torá (la posibilidad de leer un texto inteligible): en las épocas de Ezra el Sófer, y en las épocas de Onkelos.
¿Cuál era el peligro? Simple: la Torá es un texto arcaico. Muy arcaico. Y los idiomas evolucionan. Entre Moshé y Ezra hubo, aproximadamente, ocho siglos. En ese lapso, los idiomas cambian radicalmente (simplemente, intenten leer un texto en español de hace ocho siglos, y a ver si entienden algo; en realidad, ni siquiera la letra van a entender; se necesita ser un erudito en español antiguo para poder hacerlo).
Y entre Ezra y Onkelos hubo otros ocho siglos.
¿Qué fue lo que garantizó que en su momento Ezra conociera el sentido correcto de la Torá, y ocho siglos después Onkelos también lo conociera?
La Torá Oral. Esa que no cambia pero se ajusta a la realidad de quien la enseña y de quien la estudia.
La Torá Escrita es aquello que está fijo y no cambia. Es lo que, al igual que Hashem, es Eterno e inmutable. Pero la Torá Oral es la forma en que eso Eterno e Inmutable se acerca a nuestra realidad y nos permite tener contacto con lo Eterno e Inmutable.
Decir que es un capricho de los rabinos es, de entrada, no tener idea de cómo evolucionan las religiones y las sociedades humanas. Y, por supuesto, no tener idea de lo que es la Torá. Tener la mira tan corta y el criterio tan limitado, que se prefiere confundir a la Torá con un recetario.
En el texto que leí y que me motivo a escribir esto, el autor en un momento dado dice «explíqueme, porque no entiendo…»
Ese es el único punto en donde estoy de acuerdo con el al cien por ciento. Realmente no entiende. Y así, sin entender, cuestiona, critica y se burla de los sabios de Israel.
El necio por todos lados demuestra que es necio.
Shalom y jag sameaj!