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Jaque Mate

En la enseñanza del artículo Triunfando en la tormenta (1) se cuenta una anécdota interesante que aconteció entre la gente judía y uno de sus sabios.

De previo a la instrucción del artículo, se cuenta que los políticos judíos reclaman del sabio la imposición de un rey al pueblo para que los juzgue, tal y como era la costumbre y orden político de las naciones vecinas.

A la luz de mi entender por una lectura rápida, no encuentro nada de malo en la pretensión que hicieron los políticos judíos a su sabio.

Nombrar a quién que represente los intereses de la totalidad de la comunidad en las relaciones internacionales bilaterales, o quien se encargue de la administración política interna de la nación, es parte de la soberanía de cada país, de su misma libertad de autodeterminación y rumbo político; que no depende de mi opinión favorable o desfavorable. Personalmente, el régimen socialista o capitalista me pueden parecer ingratos para las sociedades, que no por ello deban de cambiar.

Así que, dejando un lado lo que subjetivamente pareciera correcto o no para la administración pública de los judíos, lo cierto es si el país reclamaba un líder político plenipotenciario ¿dónde estaba la equivocación de los políticos judíos para que al sabio lo ofendiera excesivamente tal petición?

Pareciera entonces que el tema no era de Administración Pública o Jurídica; mucho menos religiosa. La solicitud de rey era un tema de Derecho Natural de Libertad.  Pareciera que con la solicitud de rey, los líderes políticos judíos estaban negando el derecho natural del hombre para actuar, pensar, creer o decidir tal y como mejor le parezca, para que el rey impusiera como se debiera actuar, que se debiera pensar, en que se debiera creer o que se debiera decidir.

Antes de seguir, quiero hacer un paréntesis. Tal y como se nos ha exhortado a través de los años, los no-judíos no debemos estudiar Tora. Ni nos pertenece, ni tenemos las herramientas hermenéuticas para su entendimiento. Basta con ver la pululación de religiones que tenemos que soportar en nuestras sociedades y los trillonésimos atropellos a los derechos humanos que a través de la historia han hecho para tomar en serio tal exhortación. Pero tampoco es mi hobby rebuscar sentencias morales en pasajes bíblicos, pues desde mi óptica no teísta, los usos y costumbres sociales dictaran los compases de la moralidad social. Fin del paréntesis.

Volviendo al tema, la petición de rey, y como consecuencia el establecimiento de una monarquía, que hacían los políticos judíos pareciera que era la creación un ídolo a quien venerar obedientemente, a costa de la libertad de autodeterminación individual o colectiva.

Desconozco el concepto de “rey” que manejan los judíos de la época (o en la actualidad); pero en la historia de la humanidad es imposible disociar el apelativo “rey” con la divinidad. Rey era el representante del dios de turno ante la sociedad (2) ; tal y como lo es actualmente el jefe del Vaticano, el cura de pueblo, el pastor de la iglesia, el rabino de la sinagoga mesiánica, el guru, la reencarnación de buda en la tierra, o cualquier fantoche de tres pesos que las gentes religiosas admiran.

También “rey” es el epíteto que se pone al ídolo nacido de una mujer “virgen”, al que en pocos días las sociedades le celebraran su supuesto cumpleaños, con una cena, con arbolitos de pino bien ridículos, llenos de lucecitas y regalitos aun más patéticos, y al que le dedican portalitos llenos de cuanto animalejo creen que rodearon su disque nacimiento.

Por otro lado, “rey” se le denomina al hombre que los judíos esperan, y que muchos de los no-judíos creen que arreglara las irresponsabilidades humanas por la pésima y patética administración del mundo y la sociedad por parte del hombre; para poder ponerle un fin al narcotráfico, crimen organizado, terrorismo, daño ambiental, etc, y al fin pensar como el “rey” piensa, y que todas las sociedades que inundan el planeta tierra lleguen a creer lo que el rey cree.

Por mi parte, “Rey” es sinónimo de idolatría, irresponsabilidad, egoísmo, esclavitud. Solicitar un rey es un deseo profundo de tener un ídolo a quien obedecer con pasión, concordantemente con una declaración de renuncia a la Libertad de Autodeterminación; derecho que como personas nos protege la Ley Fundamental a la Prohibición de la Idolatría.

En el Derecho Civil existe un principio básico al que se le denomina “Autonomía de la Voluntad”, que postula que todo acto está permitido mientras la ley no lo prohíba. Resguarda la libertad de los ciudadanos en sus actos civiles y su determinación volitiva, siempre y cuando su acto no esté expresamente prohibido por la ley. Misma situación sucede en la Prohibición de la Idolatría, el cual guarda en sí mismo el principio fundamental a la libertad volitiva, de conciencia, de acción o determinación, siendo la ley misma el propio limite a la actividad humana.

El solicitar rey, es renunciar a la propia autonomía de la voluntad para querer ser un robot que sigue las órdenes de otro. Es buscar la inconstitucionalidad de una Ley Fundamental ante una autoridad inexistente. Es odiar la libertad garantizada por norma superior para querer ser una especie de ser sin alma y sin espíritu.

El solicitar rey, es querer unir los lazos primarios que unieron al hombre al reino animal, o querer renunciar a su capacidad intelectual para hacerse nuevamente un animal que sigue órdenes instintivas, o las de su entrenador; o querer reunir nuevamente su ombligo al cordón umbilical y hacerse uno con su madre en la vida intrauterina.

Si bien es cierto que al hombre ya no lo comanda el Instinto quien ordenaba lo que hay que hacer; y que tampoco nos comanda la tradición que ordenaba lo que se debe hacer, resulta imposible, también, que surja otro mortal igual que nosotros que nos diga lo que hay o lo que debemos hacer.

La libertad que nos otorga el Principio de la Prohibición a la Idolatría es irrenunciable, aunque se desee renunciar con todo el corazón. Es inapelable por la inexistencia de autoridad que modifique un derecho natural que posee el hombre.

Los no-judíos, por solo el hecho de nacer de madre no-judía, la Prohibición a la Idolatría nos garantiza desde el momento justo del nacimiento, la libertad ante imposiciones rituales, de religión, de dogma, de creencia o de fe. Nos emancipa de cualquier concepto de dios, y nos garantiza una evolución del ser a un nivel que ningún no-judío ha llegado aun por su desconocimiento.

En resumen, las exigencias de monarquía de aquellos judíos parecieran más un asunto de renuncia a la Libertad del Hombre que cobija el Derechos Universal, que un asunto meramente político.

Si fuere así, la molestia del sabio es, fácilmente, comprensible. El querer tener rey es deseo de querer un ídolo. Pero más que algo o alquién a quien adorar o ha quien servir; es alguien con quien hacerse uno en un solo ser. Pero ese deseo de hacerse en una sola unidad con ese ídolo, es un anhelo por anularse uno mismo para que prevalezca la voluntad del ídolo.

Pero más que prevalezca la voluntad del ídolo en esa nueva unidad, es aborrecimiento y miedo a la libertad. Pero más que aborrecimiento y miedo a la Libertad, es necrofilia, pues se odia a la vida y a la responsabilidad, para amar la inconsciencia de la muerte.

Por lo tanto, y a la luz de nuestra propia Torá, no exijamos tener rey; reclamemos a las autoridades existentes la vindicación de nuestros derechos y libertades. Porque lo único que regula nuestra existencia es La Ley; ni dios ni rey.

“…VIII. Ten fe. Ten fe en el Derecho, como el mejor instrumento para la convivencia humana; en la Justicia, como destino normal del Derecho, en la Paz como substitutivo bondadoso de la Justicia; y sobre todo, ten fe en la Libertad, sin la cual no hay Derecho, ni Justicia, ni Paz….” Mandamientos del Abogado. Prof. Eduardo Couture. (el subrayado es propio)

 

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(En merito de la señora Luz Montiel, de bendita memoria, a un año de su fallecimiento)

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(1)  http://serjudio.com/mitzvot-y-costumbres/rezos/triunfando-en-la-tormenta
(2) https://es.wikipedia.org/wiki/Monarca

Un posible trocito de Verdad

Antes, quisiera tomar como guía el Consejo Diario 614 publicado en serjudio.com (1 ) , e intentar acercarme un poco La Verdad; con el objetivo de argumentar para conocerla y no simplemente para, egolátricamente, tener la razón.

Tener la razón la tiene quien desee tenerla y logre imponerse; pero para obtener La Verdad se requiere un poco más de esfuerzo, de prueba y error, de objetividad, y no de simple deseo.

Por otro lado, para la mayoría de nosotros, resulta de urgencia que cada día deseemos conocer un trocito más de La Verdad, más que de otras cosas. El adoctrinamiento religioso ha hecho retrasos serios en nuestra propia evolución como personas, para dejarnos en un estanque mental que imposibilita abrir los ojos a la luz del entendimiento y llegar a ser lo que potencialmente somos: seres emancipados de cualquier reinado divino.

Mis palabras no deberían sentirse amenazantes ni blasfemas; todo lo contrario, deberían ser motivadoras, o esa es la intención. Porque cada vez me convence más la urgencia que tenemos todos de borrar de nuestro ser los preconceptos religiosos que nos impiden crecer, y que nos distancian de La Verdad.

Y un trocito de La Verdad que he venido buceando es que ya no estamos sometidos a la voluntad de dios, ni dios está obligado a cumplir nuestros deseos. Por encima del mismo dios y por encima nuestro esta el Imperio de la Ley.

Cuando dios y Noe pactaron (2 ) , se dio una abolición del Poder Monárquico y, a su vez, el nacimiento Poder Constitucional; en donde por encima de cualquiera estaría La Ley, o para mejor comprensión, el pacto noajida.

Ya el hombre no estaría sujeto a la voluntad divina, a premios o castigos, a vivir complaciendo a dios; ahora ha obtenido su libertad e independencia, siendo dueño de su vida y destino; ahora emancipado de su creador, es quien debe procurar su propio desarrollo histórico y social. Ya dios dejo de ser su dios para llegar a ser su socio.

Ahora, la relación dios-hombre, no estará regida por la voluntad de cualquiera de los dos, sino por la Norma Jurídica, la que estará por encima de ambos.

Es la Ley la que garantiza el derecho natural del hombre a ser libre e independiente, a ser socio de dios y no su esclavo (3 ) o un objeto más de la creación.

Así que, la ley garantiza al hombre su derecho natural de ser y existir de forma libre e independiente; y el cumplir con la Ley garantiza al hombre un desarrollo evolutivo insospechado para casi todos.

Lo más revelador de esta posición, es que efectivamente existe un antecedente jurisprudencial.

En el Texto Fundamental, se garantiza que la vida en la tierra no será destruida nunca más por voluntad divina (4 ) . Sin embargo, un gentil justo tuvo que apelar a la garantía legal de la inviolabilidad de la vida por parte de la voluntad divina, para limitar las acciones divinas (5 ) .

Siendo así, ¿Qué nos exige La Ley a los mortales respecto a nuestro socio?

La respuesta debería ser simple: No idolatría, No blasfemia. La ley nos compele a evitar acciones positivas, aunque sean bien intencionadas.

La Ley no demanda a adorar, buscar, amar, obedecer, u otro verbo romántico, a dios; ni siquiera que rebusquemos algún concepto antropomórfico de él. No hacer ídolos mediante acciones positivas es evitar retroceder a niveles trogloditas, aunque se desee o se quiera “congraciar” con dios.

No blasfemar, no es asumir acciones positivas de bendecir, agradecer, pensar románticamente en dios, u otra acción positiva que, aunque intencionadamente, se crea correcta. La Ley claramente indica vivir una vida callada de cualquier maledicencia contra la vida misma; porque la vida es bella y solo esta oportunidad de vivir tenemos.

Esta debería ser una respuesta simple y franca; pues existen personas que de la torcedura interpretativa de la Ley hacia acciones positivas han matado, decapitado, bombardeado, baleado, violado, lapidado a cuanto ser humano opine distinto a su interpretación positiva sobre la prohibición de la idolatría y la blasfemia, y a su imagen conceputal de dios.

Por otro lado, existen personas que en su búsqueda de La Verdad, hacen una mezcla extraña. Contaminados con ideas religiosas sin estar consciente de ello, se la pasan en la búsqueda de fantasmas, ovnis, duendes, eras mesiánicas utópicas, mesías judíos, vida después de esta vida, ángeles, demonios, cristos, navidades, arbolitos, santa closes, cábalas, letras hebreas, candelabros judaicos, estrellas de David, y varios etcéteras; todo mezclado con La Ley Fundamental.

Si bien no soy el llamado a erradicar tales acciones, me parecen una pérdida de tiempo. La Norma Jurídica Prohibitiva es clara; y no habilita a la persona a buscar sentido en misticismos, ni acepta interpretaciones “a contrario sensu”. Su literalidad bastaría para que la persona desista de tales acciones y se embarque en la búsqueda de sentido de tanta libertad e independencia garantizada.

En resumen:
-La Ley Fundamental garantiza nuestra existencia, nuestro derecho fundamental a existir. Su observancia garantiza una evolución superior.
-La idea religiosa a retrasado tales beneficios en el hombre; e incluso éste ha involucionado a un ser casi inferior a un animal.
-El hombre no es súbdito de ningún dios. Dios y el hombre son socios, ambos están sometidos a la Ley, la que prevalece entre ambas partes.
-Ese hecho es una garantía de independencia y libertad del ser humano. Aprovéchemela.

(En memoria de mi madre Luz Montiel, de bendita memoria, a un año de su partida)

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[1] http://serjudio.com/sitra-ajra/idolatria/el-consejo-diario-614

[2] http://fulvida.com/2008/03/27/un-texto-fundamental/

[3] http://fulvida.com/category/despertando-al-projimo/page/106/

[4] “..Yo establezco mi pacto con vosotros: Ninguna carne volverá a ser exterminada jamás por las aguas del diluvio, ni habrá otra vez diluvio para destruir la tierra..”

[5] “.. ¿Destruirás también al justo con el culpable? Quizás haya cincuenta justos dentro de la ciudad; ¿la destruirás con todo y no perdonarás el lugar por causa de los cincuenta justos que estén dentro de ella ?..” tomado de http://serjudio.com/personas/etica/constructor-de-shalom-en-el-mundo

¿Donde está dios?

Más que una pregunta, parece ser un grito de auxilio.

La respuesta que se nos ha ofrecido, desde un punto de vista sicológico y ético, es que no existe tal desconexión con dios, sino que lo que existe es una barrera natural a la alta dimensión espiritual (1) ; barrera que se le denomina EGO, que funcionó como salvavidas debido a la inutilidad del hombre de enfrentarse a su propia existencia en su nacimiento. Pero esa función con los años no decreció permitiendo el fortalecimiento de otras facultades humanas, sino que el hombre se acostumbró a ejercer actos ególatras, y desde ahí, hizo su personalidad, un Yo Vivido.

Esa personalidad, ese Yo Vivido, es tan falsa como limitada. Pero agradecería que en comentarios postearan los muchos artículos que se han dedicado a ese tema, para una mejor comprensión.

Desde esa perspectiva, la pregunta, o el grito de auxilio, podríamos descalificarla con válida o sana, pues desde la falsa personalidad lo que estaríamos preguntando, en realidad, es sobre el porqué las cosas no marchan tal y como uno la espera, o dicho de otro modo, por qué no se cumple lo que se considera subjetivamente bueno para uno mismo.

Por otro lado, se nos educó para saber que existe un ser que todo lo puede y todo lo sabe. Que hay que adorarlo y tenerlo contento, so pena de que las cosas no salgan bien, o cosas peores.

Ese concepto divino, reforzado con la distorsión de la personalidad, es la ecuación mental perfecta para fomentar una crisis existencial que razonamos más o menos así: si ese ser que todo lo puede y todo lo sabe, ¿Por qué no nos auxilia en el cumplimiento de la propia voluntad de lo que consideramos bueno para nosotros mismos?

Si aceptáramos que tenemos personalidad seriamente damnificada por el instinto reptiliano acompañado por una distorsión de la realidad que nos hace creer en dioses super poderosos y complacientes de los hombres que los adoran y temen, podríamos superar un poco la crisis que produce los malos ratos o las malas experiencias, para empezar a empoderarnos de nuestra voluntad y empezar a actuar responsabilidad.

Pero el interés por tales temas se ve opacado por el interés sobre temas religiosos que refuerzan las crisis existenciales haciendo más fuerte la prisión mental; y mientras más fuerte es la prisión mental, a menos persona se degrada el humano. Este año civil me ha tocado ver como personas con grandes convicciones religiosas, por las circunstancias vividas, han renunciado a ellas y a cualquier concepto de dios.

Pero lo insano que les he notado no ha sido tal renuncia, sino el desapego a lo que profesaban como moralmente bueno. Es decir, con su conducta se han divorciado de las leyes civiles y universales, para transformarse en acreedores de persecuciones judiciales.

El derrumbamiento de su vida con su conducta ha sido un cataclismo no solo para ellos, sino para sus observadores, pues resulta impensable tal metamorfosis. ¿Y donde esta dios?, se preguntan y nos preguntamos, pues sus convicciones que parecían estar fundamentadas en ese ser mandarín de los cielos, resultaron ser vapor de humo.

En definitiva, cualquier percepción sobre dios que particularmente se posea, es en realidad, una falacia, una fantasía, una idea equivocada de la realidad debido a la falsa construcción de la personalidad, del Yo Vivido, que degenero nuestro primitivo EGO.

Si atendiéramos especial atención a La prohibición a la idolatría y La prohibición a la blasfemia, notaríamos que ambos principios literalmente no demandan al humano un acto de veneración o de bendición respectivamente. Ni demandan creer, ni garantizan dones humanos para lubricar las impotencias de la existencia. Si la cultura, civilización, evolución y tradición contribuyó a la canalización de nuestro instinto sexual, las prohibiciones mencionadas deberían contribuir a la formación de hábitos sanos a nuestros impulsos idolátricos.

Apartarse, alejarse, desunirse, independizarse de cualquier concepto sobre dios que se tenga, para empoderarse de la propia existencia sin darle existencia a otros seres pareciera ser el objetivo de los dos primeros, y nobles, principios. Refuerzan la libertad humana como fundamento esencial de su propia espiritualidad (2) , ya que la libertad de acción en los actos humanos se limita a no idolatrar ni blasfemar para no caer en la superstición si se adora o bendice aunque sea con buenas intenciones. Estas prohibiciones son para el propio beneficio del hombre, no para el beneficio o beneplácito de nadie más.

Con ambos principios fundamentales atendidos literalmente, notará el lector que la pregunta cambia de rumbo. Ya no sería ¿Dónde está dios?, sino ¿Dónde estoy yo?, pues se reconocería que se tiene una responsabilidad con la propia existencia, y no al revés, que la vida o dios tiene responsabilidad con el individuo.

Se destinaría más tiempo a la búsqueda de sentido, a la respuesta responsable de soluciones de lo que la vida presenta, a la creación de oportunidades de desarrollo, a la aceptación de destinos fatales, a las conductas que dignifican al hombre; y no a la búsquedas de divinidades a quienes someterse para palear las impotencias y así rogar la ejecución de la voluntad privada.

Gozamos de libertad de ser y de actuar (3), no la desaprovechemos.

Gracias por sus comentarios.

 

Vale la pena

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1 y 2. Quisiera tomar el concepto de la logoterapia para indicar que el concepto de dimensión espiritual que utilizo es sinónimo de actos puramente humanos en contraste con actos puramente animales o instintivos (Viktor Frankl. El Hombre en Busca de Sentido Ultimo, pag 41). La espiritualidad, según mi convicción, es lo que reviste de dignidad o trascendencia los actos humanos.

3. Sus siervos (ángeles) se preguntan entre sí: ‘¿Dónde está el lugar de Su Gloria (para reverenciarle)?’.
Los que están enfrente responden bendiciendo: ‘Bendito es el Eterno, desde el lugar de Su Gloria.’
(Iejezkel / Ezequiel 3:12)».

…Y como es evidente, ellos (los jaiot) no emiten respuesta concreta a la pregunta que se hacen: «¿Dónde está la Gloria de Dios?»
…Al estar conscientes de la inmensa majestad del Eterno, al percibir que es inalcanzable su comprensión incluso para las mentes angelicales, la única verdadera respuesta que atinan a darse perpetuamente es: «Bendigamos al Eterno, así reconocemos fielmente que nosotros solamente somos siervos, y Él es Rey eterno, sin nada ni nadie que se Le compare o contraponga».
Reconocimiento que deberíamos hacer constantemente los seres humanos.

(Tomado de http://serjudio.com/rap2401a2450/rap2402.htm )

Un sentido a la Crisis Existencial

En tanto observo a las personas, a algunos conocidos, a lo que publican mis contactos del Facebook o en este hogar, a mí mismo, más me convence que de la sensación de falta de ubicación, de sentido, o de crisis existencial nadie se escapa.

También me convence que a la mayoría esa sensación nos aterroriza.

A nadie le agrada y la detestamos completamente de manera no consciente; la sublimamos hacia religiosidad, la reprimimos negándola, o bien sea, la evadimos temporalmente.

Sea cual sea la actitud que se asume frente a la crisis de existencia y a la duda, lo cierto es que está presente y más activa que nunca. Porque es parte de la esencia humana; de mi esencia y de la tuya, es lo que nos conecta a ti y a mí. Podemos discrepar en todo, ser físicamente diferentes, hablar distintos idiomas, estar en desacuerdo con confesiones de fe o divinidades, pero del vacío existencial, de la falta de sentido de las experiencias de vida, de la sensación de falta de soporte en algo más a lo terrenal nos hace idénticos.

El vacío existencial nos hermana. El dolor que produce esa desubicación nos hace uno; equivalentes a ti y a mí. No hace falta que lo digas, ni que lo confieses, ni que lo niegues. Con solo leer lo que publicas, mirarte unos minutos, o simplemente conversar pocos minutos contigo a la luz de una taza de café y un cigarrillo, podré conéctame contigo por medio del vacío.

Yo no tengo la respuesta a la crisis existencial. Desconozco si alguien la tiene o si existe algo o alguien que de seguridad en esta existencia.

Pero, personalmente, me canse de sublimarla, reprimirla, negarla o temerle. Cuando me empoderé de mi libertad y reconocí la crisis existencial descubrí mi humanidad. Cuando trato con personas y les descubro que entre sus propios velos esconden la misma crisis, les encuentro su humanidad y me identifico; me conecto.

Y en función de llenar tanto vacío me he puesto en marcha; para, de mi parte, intentar no dejar sin una chispa de luz tanta densa oscuridad que nos hermana.

Hice memoria para intentar identificar, en mi caso, el momento justo en que por primera vez note la presencia del vacío negro de la existencia, y no lo pude datar.

Pero concluí que un niño no lo puede experimentar, racionalizar, pensar, imaginar, ni siquiera creer en el vacío existencial. La duda existencial se presenta luego en la persona, es la bienvenida que da la Vida a la persona que crece y se responsabiliza. Que intenta apropiarse de su vida y de su futuro, es decir, para el que vive buscando una vida y no solo sobrevivir.

Una primera razón que le he dado a la crisis existencial es que marca la madurez. Ya las fantasías de niño y su visión del mundo quedaron atrás; ahora su propio vacío le demostrará que su etapa infantil quedó atrás, ahora es maduro, y parte de su nueva etapa es la responsabilidad de responderle al vacío que está experimentando. Cualquier respuesta que le de la persona madura le conectará con sus semejantes. Ya sea con sus semejantes de la iglesia, la congregación, la familia o el clan; o con toda la humanidad.

Algunos siendo personas maduras se inclinan por no responderles al vacío existencial que experimentan y lo reprimen negándolo siguiendo los patrones familiares heredados (la religión de la familia); otros lo subliman hacia otras confesiones de fe en dios o en dioses (gracias a la gama religiosa que ofrece la sociedad); por otro lado, otro tanto la evaden por algún tiempo, porque da miedo observar la crisis. El hecho dudar de dios, de la vida después de esta vida, de la seguridad de las tradiciones de la familia, del líder espiritual de confianza, del more, o de cualquiera que ha significado cierto anclaje seguro, es pavoroso. Sencillamente es una duda infartante.

Sea cual sea el mecanismo que se escoja para acogerse en seguridad contra la crisis existencial en una persona madura, sigue siendo una actitud pueril.

Si la crisis de existencia, entonces, marca la etapa de adultez, lo mejor sería asumirla, observarla y reconocerla como un adulto, explorando los otros mecanismos que como humanos tenemos para responder, y no con los que un niño dejó atrás.

Porque si como niños respondemos a la crisis de la existencia, como niños nos consumirá su negra presencia. Si como adultos respondemos a la crisis existencial, al menos tenemos la posibilidad de darle un sentido a su extraña negritud.

De mi parte, hasta aquí. Si quieres acompañarme en este viaje hacia el agujero negro, bienvenido, y gracias por no dejarme solo. Pero si no quieres, no te voy a juzgar y te entiendo. Prometo que si salgo vivo y cuerdo de mi viaje hacia el agujero negro, te contaré lo que vi.

 

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(Que siga siendo en mérito por la vida del joven valiente Gerardo Cruz hijo de Patricia Barquero. Quiera La Autoridad Divina restituirle la salud, la vida y su familia.)

Crisis existencial y la auto-finalización

Las personas sentimos soledad, falta de sentido, y dudamos de dios. Para no sentir eso, y auto engañarnos con una falsa seguridad, nos afiliamos a la creencia de turno de la sociedad.

Tener el vocablo “dios” en el pensamiento, en las ideas y en las palabras, aliviana mucho el sinsentido tan profundo que padecemos. Creemos que estaremos salvos de las circunstancias; o cuando las experimentamos, creemos que con el vocablo “dios” nos salvaremos de la mala racha.

No es fácil observarse y concluir, objetivamente, que en realidad no sabemos nada de nuestra propia existencia; siempre la hemos evadido, concentrándonos en otras cosas que nos distraen de nosotros mismos. Porque observarse da miedo. Y da terror ver que no tenemos filiación con nada en el mundo.

Nadie comprende más de lo humano que los propios humanos. A nadie más que en otro humano podemos recurrir para que nos auxilie y nos explique nuestra filiación, nuestro origen, nuestro propósito de existencia, y nos de esperanza.

Porque si me tocara juzgar un lado positivo de la religión es precisamente ese, dio esperanza al hombre aterrorizado; pero el costo fue la libertad natural para esclavizarlo a ideas antinaturales, pero sin poder desarraigar la crisis existencial que pareciera estar en un lugar casi santo en el hombre.

Esa crisis existencial es la prueba mas inequívoca de dos hechos: 1. Que no nos gusta ser sinceros con nosotros mismos y prestarnos atención; 2. Que encontramos en la confesión de fe la desconcentración necesaria de nosotros mismos y la protección a la propia duda existencial.

Si en el trascurso de nuestra vida encontramos otra confesión de fe con mejores argumentos, pues sencillamente se cambia de confesión, repitiéndose el ciclo si se llegara a encontrar otra. Esto demuestra la seria crisis personal y no la veracidad de las confesiones religiosas.

Por eso se ven personas antes católicas y ahora evangélicas, luego judíos mesiánicas o netzaritas, luego noajidas, luego buscando conversiones judaicas, para luego, seguramente, querer ser extraterrestres o marcianas.

Pero, insisto: esto demuestra la seria y severa crisis de soledad e impotencia por no tener seguridad, y la falta de sincera auto observación.

Lo que nos pasa no es desprecio por la vida, ni odio por la existencia. Es el vacío, soledad, abandono y la falta de sentido lo que sufrimos y evadimos.

En una antigua enseñanza del sitio hermano serjudio.com (1) , se nos cuenta como dos escuelas de sabios judíos discutieron dos años y medio la finalidad de la creación del hombre, para concluir que si bien ya existe, lo mejor es éste haga todo lo posible para ser lo que puede llegar a ser, descubra sus potencialidades para construirse, superarse y trascender.

De su lectura integral puede deducirse que el hombre tuvo, necesariamente, un punto de inicio (aunque un poco confuso), pero el hombre mismo no está finalizado. Su falta de acabado provoca la crisis necesaria para ser empujado a construirse, finalizarse, darse “el toque final”.

Si bien esta es una conclusión prematura a la que se puede perfectamente llegar, personalmente quisiera concentrarme en la crisis, para darle algún sentido, antes de proseguir a la meta, que es la responsabilidad del auto acabado.

Esa tesis judía no esta tan lejos de las tesis seculares; ni tampoco es ilógica o irracional. El Dr. Erich Fromm (2) argumenta, convincentemente, que el ser humano rompió los lazos primarios que lo unían al reino animal y lo puso de cara a otra realidad. En dicho rompimiento, los instintos básicos ya no ordenaban lo que tenía que hacer. El sentimiento de soledad e impotencia le hizo, con sus pares, crear modelos sociales cuyas tradiciones le daban seguridad al hacerlo autómata. Sin embargo, la evolución social también le hizo romper con esas tradiciones dejándolo nuevamente solo e impotente. Ya el hombre no lo comanda el Instinto quien ordenaba LO QUE HAY que hacer; tampoco no lo comanda la tradición que le ordenaba LO QUE SE DEBE hacer. Solo le resta un camino, y ese es hacia adelante, reconstruirse por medio de la espontaneidad de ese “yo” del hombre creativo que la humanidad no hemos alcanzado, pero que lo evidencia la inspiración de un artista; evolucionar a un ser que, sin perder su identidad, lo vuelva a unir a la naturaleza y a los hombres.

Por otra parte, el Dr. Viktor Frankl (3) sostiene una posición parecida; e insiste que el humano es un ser libre. Es libre de ser impulsivo, autómata, robot o programado biológicamente, para llegar a convertirse en un ser responsable, con conciencia; con la facultad de autodeterminación porque está dotado de un inconsciente que no solamente es impulsivo biológico, sino que también de sentido. El ser humano posee un órgano de sentido que denomina conciencia, que lo impulsa y lo trasciende a algo más que un ser programado, pero que su origen es irracionalizable e inobservable. Tal como lo es el ojo humano quien no puede observarse a sí mismo, es la conciencia. Tal como lo es el ombligo, que a simple vista no tiene función, pero su existencia evidencia un origen trascendente al hombre. La crisis de libertad le produce una neurosis noogena, que no es solamente disfuncionalidad entre impulsos instintivos; sino que se traduce como falta de sentido.

Ambos, apuntan a una primera crisis, la de la libertad de ser una cosa animada, a la libertad para llegar a un ente que se trasforma. Ambos apuntan a potenciar las capacidades del hombre para su reconstrucción, o mejor dicho, para su evolución o re-creación. No como objeto de voluntades divinas sino desde la propia voluntad del hombre, y desde su propia identidad desconocida por él. No desde el “seudo yo” que creemos que somos, sino desde el Yo Trascendental que desenmascara la conciencia.

Albricias En esa medida el existencialismo vacío se difumina, y las razones de ser, aparecen ¡¡.

Por su parte, el Lic. Yehuda Ribco (4) propone que el ser humano tiene un componente irracionalizable e inobservable, que lo vincula a un estado de existencia superior e inentendible para todos (NESHAMÁ); ya que vivimos en este mundo cuatridimensional. A pesar de contar con ejemplos tecnológicos con los que podemos comprender un poco mejor dicho fenómeno (5) , resulta cierta crisis introducir lo eterno en el marco estrecho de este mundo de cuatro dimensiones, lo que da como resultado necesariamente un sentimientos de desubicación que impulsa a la búsqueda de un sentido por medio de ejecución de actos, conociendo el bien, actuando con ética universal; es decir, evolucionando hacia un estado de ser que no es símil al modelo humano propuesto por las religiones, sino que a un estado de ser que no tiene final pues pasa en continua trasformación.

De las tres teorías que modernizan la enseñanza judía antigua mensionada, se le puede dar un sentido a la crisis existencial de la siguiente forma:
1. Tuvimos un punto de inicio.
2. No fuimos acabados en ese primer inicio
3. Esa falta de finalización está acompañada por una libertad enorme e incomprensible
4. Esa libertad da terror porque nos responsabiliza en nuestro propio acabado.
5. La responsabilidad propia es estar en continuo auto definimiento y auto acabado
6. Esa responsabilidad es ineludible.

De mis crisis existenciales, y las respuestas que he intentado darles, puedo concluir que somos seres no finalizados o acabados, como semicírculos o algo sin cerrar; pareciera que nos delegaron la autorización para nuestra propia “finalización”; para acabarnos de crear nosotros mismos, sin otras autorizaciones o intervenciones adicionales. En otras palabras, somos responsables de nuestra propia post-creación, o sea, evolución.

Si somos seres no acabados, paralizar el proceso de la propia finalización no sería una opción válida; tampoco lo sería evadir el proceso del auto finalización desconcentrándonos con creencias religiosas o confesiones de fe que den la seguridad engañosa esperanzadora.

Lo más viable es enfrentar el propio miedo a preguntarse, a dudar y a observarse, para determinar los rastros religiosos que hemos comido, para vomitarlos de nuestra existencia ya que fuimos engañados con su falsa seguridad y esperanza. Tal vez ese sea el primer paso hacia una libertad mas evolucionada, más consciente, más saludable para continuar nuestra propia evolución personal.

 

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(Que sea en mérito por la vida del joven valiente Gerardo Cruz hijo de Patricia Barquero. Quiera La Autoridad Divina salvarlo de la muerte prematura a la que los matones lo pusieron.)

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1.http://serjudio.com/dnoam/rap83.htm

2.El miedo a la libertad.
3. La presencia ignorada de dios.
4.http://serjudio.com/exclusivo/cterapia/insignificantes-eso-dijo-el-kohelet

5. http://serjudio.com/personas/etica/memoria-y-conciencia-tras-la-muerte

Hace 5776 años

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En poco más de 24 horas se cumplirá otro ciclo anual. Parte de la humanidad celebrara el nuevo año universal 5776; otra parte ni se enterará, y otra parte le llegará a oídos pero, con sorprendida rareza, restarán importancia a tal número y fecha para continuar sus vidas y actividades según el calendario civil del año en curso.

Pero para todos y por igual, de mi parte quiero compartirles esta breve reflexión. Obra personal que no es historica, ni pretende serlo. Estará condicionada a los que sí saben del tema, y a los comentarios u observaciones de todos los lectores.

Hace 5776 años (ya casi) apareció en el mundo el primer ser (y único para ese momento) con conciencia de ser y de existir. El primer ser que actuaba no solamente según su arsenal de instintos o sus demandas razonables, sino que ahora estaba equipado de otro patrimonio natural: La Ética y La Consciencia.

Ya no era solo los impulsos instintivos los que ordenaban lo que TENÍA que hacer; tampoco era ya las tradiciones de los clanes o grupos sociales lo que le dictaban lo que DEBÍA de hacer. Ahora tenía una ética y una conciencia que lo liberaba de esos lazos primeros de la naturaleza y de la sociedad (instintos y tradiciones) y lo trascendía a alguien único y solitario de su especie.

Era parte de la naturaleza y del mundo, y no lo era al mismo tiempo. Ahora sabía que tenía que vivir dotando de sentido la existencia, la suya, y la del mundo; ahora sabía que era y que existía, que en algún momento tenía morir, que el tiempo es corto, que la justicia tenía que imperar, que la bondad tenía que ser…. ¿Cómo no sentirse solo e impotente ante tal nacimiento?

Ese primer ser trascendió de simplemente humano, a ser persona; a tener responsabilidad de su vida y su destino. A construirse y transformarse en lo que quisiera, soñara o deseara. A realizar esas mismas acciones de trasformación, con propósito, al mundo y a todo lo creado. El cielo era el límite. El mundo era suyo, y suyo la responsabilidad de su cuido. Ahora era libre de todo, incluso de dios mismo.

!¡ Qué gran acontecimiento¡!
¡! Qué gran regalo!¡

Todo eso hace 5776 años atrás. En ese ser estábamos contenidos tú y yo. Y su gran regalo, La Ética y La Consciencia, el ser creadores, creativos, artistas, responsables o conscientes, dadores de sentido nuestro patrimonio por derecho hereditario. Y recordamos la envergadura de tal acontecimiento gracias al único grupo humano que no ha permitido que ni el tiempo ni los acontecimientos borren el recuerdo. Si, gracias a los judíos.

En pocas horas recordaremos ese primer ser y ese galardón;  reflexionaremos que hemos hecho con tan enorme regalo, con tan amplia libertad, con lo mucho que se puso a nuestra disposición y cuido; y nos comprometeremos a actuar según La Etica y la Consciencia para este nuevo ciclo anual.

Gracias a todos por acompañarme en esta brevísima reflexión,  que tengan un buen año 5776, y que este nuevo año sea el que al fin iniciemos la construccón del Paraíso en el Mundo.

Yo tambien soy responsable.

Yo no soy predicador.

Ni tampoco es mi hobby rebuscar sentencias morales en citas bíblicas para afirmar puntos de vista en otros.

Mucho menos lector de la biblia o de libros sacros.

He traspasado los límites sociales de respeto ante esas acciones, al punto de convertirme en irreverente al juicio de muchos, en círculo social que me ha tocado vivir.

He de confesar, sin pena alguna, que me deleitaba escuchando un programa dominguero en una emisora secular de radio ( ya extinto para mi infortunio), donde los temas eran prácticamente confrontaciones entre católicos y protestantes, incluso entre los mismos protestantes. Los argumentos eran rabietas, amenazas, cóleras, malos deseos… entre unos y otros.

Todo este circo me entretenía para mi insana y ególatra diversión; bajo la protesta de mi novia, una Noájida consciente de su identidad y mejor observante que yo, en definitiva.

Quisiera dejar aclarado ese punto de previo, antes de citar una porción de la Ley Universal que se encuentra en el artículo “Un Texto Fundamental” (1) , debido a un comentario que acabo de leer en el Facebook.

Un usuario de esa red social, al compartir en uno de mis contactos, un video que muestra al cuerpo del niño sirio Alan Kurdi yacido en la playa turca, escribió:

“¡Dios, envía al Mesías de Israel verdadero para que cambie este mundo de una vez por todas!”

A mi juicio, dichas palabras son una declaración irresponsable; un endoso de culpa a dios por la muerte de esa criaturita, por no enviar al mesías a que cambie el mundo.

YO soy el responsable por la muerte de ese niño. TU eres el responsable por la muerte de esa criatura. YO represento la humanidad y sus vicios, así como TU la representas también. HEMOS todos fallado en nuestra misión de hacer de este mundo un paraíso, un edén, un lugar de reposo para la Divina Presencia (2) .

Vivimos nuestra identidad no-judía como algo egolátricamente personalísimo, sin reflexionar que el mínimo desentendimiento a nuestra Torá produce caos social, muertes, desconexión con lo sagrado, con los hombres y la naturaleza; es decir, el infierno en lugar del cielo.

Esa actitud de desentendimiento hacia la Ley Universal sumando a una vivencia egoísta y personalísima de la identidad no-judía, ha sido nuestra actitud desde que, por gracia divina, nos liberamos incluso del propio dios (3) .

Sin embargo, tanta libertad ganada no es visado para el desentendimiento de los deberes para con el resto de la humanidad en atención narcisista del propio crecimiento, sino que conllevó a otra conquista (no muy apreciada por cierto) que es el propio grado de responsabilidad que TENEMOS TODOS individualmente para con Todo y Todos, incluyendo al mundo, sea el sentido que se le quiera dar.

Al reafirmar la Ley Universal, se nos dijo a TODA la humanidad:

“…Yo pediré cuentas a cada uno por la vida del hombre…” (4)

Somos responsables (o culpables) de egoísmo, de no hacer de este mundo un lugar de trascendencia; de crecimiento y mejoramiento, de paz y armonía, de crecimiento y conexión de todo y todos; de no haberle construido al pequeño Alan Kurdi un paraíso terrenal del que tenía derecho a experimentar. TU y YO somos responsables de ello, y no dios ni el mesías.

Siglos después de la sentencia divina (5) que nos reafirmo la responsabilidad que lleva la libertad, el Dr. Viktor Frankl puntualizó:

“Toda Libertad tiene un “de qué” y un “para que”. Si preguntamos “de qué” es libre el hombre, la respuesta es: de ser impulsado, es decir que su yo tiene libertad frente a su ello; en cuanto a “para qué” el hombre es libre, constataremos: para ser responsable. La libertad de la voluntad humana consiste, pues, en una libertad de ser impulsado para ser responsable, para tener conciencia.” (6)

¡! …Perdónanos pequeño Alan Kurdi, donde quiera que te encuentres, por haberte fallado en no haberte construido un paraíso en este mundo.. ¡!

 

Ha vísperas del nuevo año universal 5776, en el que recordamos al primer ser humano-persona consciente, libre y responsable, que sea nuestro compromiso con nuestra propia identidad y con toda la humanidad.

Gracias por su lectura y comentarios.

(Que lo anterior sea en mérito del pequeñito Alan Kurdi. Que descanse en paz, y que el cielo nos perdone por su sangre.)

 

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1. http://fulvida.com/2008/03/27/un-texto-fundamental/

2. http://serjudio.com/exclusivo/cterapia/receta-para-la-alegra-mesinica

3. “Si cada paso hacia la separación y la individuación fuera acompañado por un correspondiente crecimiento del yo, el desarrollo del niño sería armonioso. Pero esto no ocurre…La falta de sincronización entre estos dos desarrollos origina un sentimiento insoportable de aislamiento e impotencia, y esto a su vez conduce a ciertos mecanismos psíquicos que… describiéremos como mecanismos de evasión. Una imagen particularmente significativa de la relación fundamental entre el hombre y la libertad la ofrece el mito bíblico de la expulsión del hombre del paraíso. ..Obrar contra las órdenes de dios significa liberarse de la coerción, emerger de le existencia inconsciente de la vida prehumana para elevarse hacia el nivel humano. Obrar contra el mandamiento de la autoridad…es en su aspecto positivo humano, el primer acto de libertad, es decir, el primer acto humano…Éste se ha separado de la naturaleza, ha dado el primer paso hacia su humanización al transformarse en individuo. Ha realizado el primer acto de libertad..” (Erick Fromm. Miedo a la Libertad, pag 55-56)

4. http://fulvida.com/2008/03/27/un-texto-fundamental/

5. http://fulvida.com/2014/08/09/regresando-a-las-tiendas-de-shem/

6. Viktor Frankl. La Presencia Ignorada de Dios. Pag 55

La Acción Positiva

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Hace pocos días, llegó a mi oficina un amigo con un cliente suyo, y con quien iba a realizar cierto trámite. Una vez hecho sus asuntos, empecé a conversar con mi amigo y el buen señor, quien por su apariencia de ancianidad me inspiraba cierto aire de confianza para preguntarle sobre su visión de la vida y del mundo.

Serenamente me confesó su edad, su recién superado infarto, su falta de temor hacia la muerte; pero lo que más me llamó la atención, fue sobre su experiencia de joven en que empobreció materialmente debido a la repentina devaluación de la moneda nacional que tuvo mi país allá por los años 80s, cuando el presidente de la época contrarió los criterios del Fondo Monetario Internacional, endeudando al país a niveles insostenibles con el fin de mantener el valor de la moneda nacional.

Para esas décadas gran parte de la población empobreció de la noche a la mañana a niveles lamentables, lo que obligó al Estado tomar medidas recesivas, de las cuales tengo escasos recuerdos.

Este señor, quien fue testigo directo de dicho acontecimiento, me contaba como dentro de su “currículo vitae” estaba ver perder sus tierras, sus autos, su capital, su dinero en un abrir y cerrar de ojos, debido a que las deudas en dólares que mantenía él (y muchos productores) se cuadriplicó de la noche a la mañana.

Su narración me pareció casi una “señal divina” debido a una experiencia personal recientemente vivida en la que, al igual que este señor, vi perder parte de lo que me costó hacer por algunos años.

Su historia me cautivaba cada vez más, hasta que llego el momento de mi gran pregunta: “Dígame señor, ¿Cómo hizo para recuperarse de tal crisis y perdida?”

Su respuesta me corroboró cierta sospecha que he tenido, de que el ser humano va perdiendo la memoria de él mismo. Es decir, no se olvida tanto de las experiencias externas (la crisis nacional y la pérdida de bienes, en este caso), pero si se olvida en gran medida de sus sentimientos, pensamientos y razonamientos que tuvo cuando experimentaba la desdicha o las crisis.

La respuesta a mi pregunta fue esta: “…Trabajo y mucha fe en dios…”

Sinceramente no me esperaba una respuesta tan light y superficial.

Claro que entiendo que se tiene que doblar, y hasta triplicar, las horas y los tipos de trabajo. Se lo que es tener que trabajar hasta altas horas de la noche, atender a personas indeseables con sonrisas, aguantar bromas y comentarios de clientes como si no me afectaran, reducir los precios por los servicios, trasladarse a largos destinos para ejecutar los servicios, soportar amenazas de prescindir de mis servicios por parte de algunos clientes si no cumplo a sus demandas, sonreír a personas que en otras circunstancias ni la mano daría, levantarse con miedo y acostarse con el mismo terror porque la jornada laboral estuvo convulsa llena de presiones y bajos honorarios, tener que hacerme de la “vista gorda” con el cumplimiento de requisitos para algunos trámites porque al cliente le urge ciertos resultados, ponerse en situaciones de riesgo con el fin de que los resultados sean favorables para el contratante, y así varios etcéteras todo con el fin de generar recursos suficientes que cubran no solo las perdidas sino que el pago de cuentas ordinarias y extraordinarias que surgieron de la crisis.

Claro que entiendo el tener que trabajar para superar la crisis acontecida, no tanto por actos que voluntariamente creó la persona, sino por acciones de terceros en los cuales se confiaba.

Pero, ¿mucha fe en dios? ¿Cómo se puede entender eso?

En honor a la verdad, dudo mucho que esa sea una verdad. En el momento de crisis lo que existe es negativismo, pesimismo, depresión, insomnio, sensación de derrota, de vacío, de soledad, de miedos seguidos por taquicardias, de ira, de sed de venganza, de razonamientos confusos, de pensamiento de muerte o sin salidas, de reclamos, de envidias por ver en otros mejor situación, de culpa, remordimiento, reproches a la vida a la sociedad a dios y a quien sea..

Y aunque se tome la decisión de ser positivo, honradamente dicha decisión dura poco. Al cabo de unas horas, y por cualquier eventualidad, vuelve la idea negativa.

No amigo… Sinceramente de una crisis o perdida no se sale con el consejo del remedio casero y mentiroso de “Trabajo y mucha fe en dios”.

Yo he asumido una actitud positiva.

Ojo: escribí actitud, y nopensamiento positivo”.

Porque a pesar de tener preconceptos erróneos de que “todo es para bien” que se construyeron con ideas propias y ajenas, y que hacen tener fe infantil en “futuros mejores”, al final el resultado se da por las acciones.

El pensamiento positivo no es constante y se requiere autoengaño para sostenerlo; la actitud positiva requiere acciones de responsabilidad en enfrentar las situaciones, aunque no se tengan pensamientos positivos.

En resumidas cuentas y en pocas palabras, no se debe tirar la toalla ante las crisis o pérdidas económicas, no porque se tenga mucha fe en dios o pensamiento inspiradores, sino simplemente porque no se debe de tirar la toalla.

La acción positiva no desconoce el miedo, sino que a pesar de temer se sigue actuando, trabajando, creando y haciendo, porque es lo que da resultado y porque tales acciones son de las personas responsables y valientes. Porque el que se aferra solamente a un pensamiento positivo se aferra a fe la hueca, e ignora que lo que hace es tapar sus terrores con ideas irracionales, ridículas e inservibles; y ese no es un valiente, es un irresponsable.

El que indolentemente tiene fe en dios, y con base en dicha fe actúa para salir de la crisis, la pérdida o el problema, pero lamentablemente está destinado a hundirse más en él, ya que la angustia de no ver su anhelado resultado al estilo de la “fast food” terminará por hacerlo desistir, más temprano que tarde.

Pero el que asume con acciones concretas su problema, el terror o el miedo deja de ser un problema más de los que hay que resolver.
Gracias por su lectura y comentarios.

(Lo escribo en merito de José A. Rojas Bejarano. Que descanse en paz y consuelo a su estimada familia en estos duros momentos)

¿Iguales ante los ojos de dios? ¡¡dios me libre!!

En los tiempos modernos, como consecuencia negativa de la globalización[1] se ha estandarizado y masificado al hombre, reduciéndolo a un objeto de consumo que se rige por las leyes del mercado.

Vivimos intentando alcanza los mismos sueños: estudios universitarios, trabajos bien remunerados, pensiones de jubilación jugosas, viajes de vacaciones en las mismas fechas, paseos domingueros a los mismos malls, el ultimo celular Iphone  o Samsung Galaxy, etc, todo en una perfecta sincronización.

El individuo no importa, lo que realmente tiene valor es la masa, la colectividad, las fuerzas de las muchedumbres que consumen lo mismo.

Pero ese fenómeno de masificación fue primeramente desarrollado por La Religión. Anuló la individualidad de las personas para redirigirlas a una personalidad prefabricada.

La religión le impuso a las masas a un dios para que lo consumiéramos. Impuso normas, reglas, ritos y castigos para mantenernos como rebaños de animales a un mismo ritmo de creencia, de comunicación con dios y con los demás.

Nos creímos iguales porque vendimos la individualidad a cambio de la seguridad del rebaño. Si todos piensan que creer en dios es bueno para el hombre, no cabe la duda, la interrogación o la negación. Porque cualquier intento para recobrar la individualidad o la verdadera identidad tiene que ser tratada como sublevación.

Y aun así, hoy en día, a pesar de que muchos se han purgado de la religión en que fueron educados, sin saberlo siguen sincronizados con ideas venenosas. Equivocadamente creen que emulando los servicios judaicos encontraran consuelo espiritual por el vacío que dejó su divorcio con la religión.

Nada más alejado de la verdad. Si la persona que dio ese paso, tiene la oportunidad que no tuvieron los antepasados: la posibilidad de saber quien se es y que se quiere; de reencontrar la verdadera identidad.

Pero esa identidad no se desenterrará en los fundos de los judíos. Hasta donde se me ha educado, dios hizo separación en los humanos, entre otras cosas, con señales. A los NO JUDIOS les dio un fenómeno natural por señal. A los JUDIOS les dio, entre otras señas, un día. Lo que hagan ese día, sea lunes, domingo, Sabbat o jueves, es asunto judío. A los NO JUDIOS les dio un compendio legal que se debía trasmitir y desarrollar por vía oral. A los JUDIOS les dio otro escrito.

Sería una actitud del religioso entrenado tratar de imitarlos; y si se tiene ahora la oportunidad de educarse con un maestro judío, lo razonable sería aprovechar la oportunidad para redescubrir quien realmente somos.

Y No. No somos iguales ante los ojos de nadie y nunca lo fuimos. Somos diferentes.

 

Alegria

[1] http://es.wikipedia.org/wiki/Globalizaci%C3%B3n

Mas del Ego

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He perdido la cuenta de los artículos que he leído sobre el Ego que se encuentran en este sitio. Cualquier interesado en el tema encuentra acá incontables artículos; de vieja data o recientes, que le cambiarán la perspectiva de lo que es el Ego y su influencia en la vida del hombre.

Con las primeras lecturas, y de primera entrada, tratará el tema como uno más de los montones que se encuentran; como un elemento que es ajeno al lector, o bien, que el Ego es un algo que pueda manejar con la voluntad. Le parecerá que cuando se refiere al Ego propio, es un algo que puede minimizar o anular con su sola capacidad volitiva.

Nada más alejado de la realidad; pero esas son las primeras impresiones. El Ego como algo ajeno al lector o de fácil docilidad o anulación.

Con el tiempo de estudio detallado, el lector se dará cuenta de su error de apreciación, pues mientras más se analiza detalladamente, descubrirá que El Ego humano, más que un concepto filosófico, psicológico o psiquiátrico, es una dualidad de función en la persona (amigo y enemigo a la vez); ya que pasa de auxiliar la vida del hombre, a una identidad de la persona (Yo Vivido), sin que el hombre sea consciente de ello.

De a poco, se llega a descubrir su influencia en los pensamientos, sentimientos y acciones; influencia que creó una identidad irreal, un “yo vivido” que no es realmente el “yo soy”.

En lo personal, he aprendido que ese activo natural no es enemigo del hombre, mucho menos un ente externo al hombre; simplemente una función humana (y de otras especies) que le auxilió en la impotencia primera del nacimiento.

Una función que es clara y, naturalmente, noble: mantener la vida ante la impotencia real. En nuestro caso, por nacer sin ninguna defensa natural para enfrentar los elementos, más que aquellos cuidados que nos pueden brindar las personas a quienes logramos llamar la atención.

Partiendo de que El Ego es una función natural, podrá entonces el lector hacer una primera diferenciación con el egoísmo [1], es decir, no se está refiriendo únicamente al deseo desmedido individual, sino que a un recurso humano para sobrevivir.

Esa función se complejiza y extralimita sus funciones naturales sin que la persona esté consciente de eso. La extralimitación de dicha función natural es la que produce la desviación del hombre; primeramente la persona repite conductas de para llamar la atención de otros, o bien, para desconectarse de la realidad, produciendo hábitos [2] que con el tiempo crean una falsa identidad a la que se le denomina “yo vivido”. Segundo, que desde esa falsa identidad, el hombre empieza su relación con el mundo, la sociedad y la vida.

Llegado a este punto de comprensión, puede el lector concluir que el tema no se refiere a una lucha entre “el bien o el mal” como es tratada por la religión. Tampoco como un tema de seudo espiritualidad barato y sin sentido, sino que a un tema de urgencia necesidad para poder desarrollarse como persona con la real identidad que le corresponde, libre e independiente de los malos hábitos que los impulsos primeros ocasionaron.

Sea que el Ego del hombre tenga su origen o sus raíces cerebrales [3], físicas [4], o bien, en zonas abstractas por donde transita la psiquis humana [5] lo cierto es que esta función extralimitada ha degenerado una falsa identidad en la persona, lo que conlleva a falsos pensamientos, falsos sentimientos, falsas ideas y preconceptos y falsas motivaciones de las acciones.

Responsabilizar al Ego de los problemas del hombre, a mi juicio, sería un error ya que como función natural cumple su destino de auxiliarle en el momento crucial de completa y total indefensión. Tampoco la extralimitación de su función natural se podría definir como defecto humano y así responsabilizar por tal defecto al creador del hombre (dios o la evolución). Se extralimita por ignorancia del hombre de sus otros mecanismos para enfrentar la realidad que no sea desde su mismo Ego.

Lo que impera es una ignorancia (individual y social) en materia del Ego, su función y su extralimitación. Insistir en su análisis es educar a la persona en hacerle comprender que los hábitos por las conductas repetidas de las impotencias sentidas le han creado una falsa identidad, un “alguien” que no es la persona.

La falta de control o la impotencia, -que hace que la función natural entre en acción, que a la postre degenera la identidad por la repetición de conductas- es el detonante que debe concientizar y vigilar el estudioso del Ego. No solo el señor Yehuda Ribco insiste en que es la falta de poder, control o dominio sobre la realidad, la vida o los cambios que ella dispone, son insoportables para la persona al punto de desviarlo de su identidad real. Otros pensadores así los han propuesto:

“…La historia social del hombre se inició al emerger éste de un estado de unidad indiferenciada  con el mundo natural, para adquirir conciencia de sí mismo como de una entidad separada y distinta de la naturaleza y de los hombres que lo rodeaban… El individuo permanecía estrechamente ligado al mundo social y natural del cual había emergido; mientras tenía conciencia de sí mismo, si bien parcialmente, como de una entidad distinta, no dejaba al propio tiempo de sentirse parte del mundo circundante…otro aspecto del proceso de individuación consiste en el aumento de la soledad… En la medida en que el niño emerge de ese mundo se da cuenta de su soledad, de ser una entidad separada de todos los demás. Esa separación de un mundo que, en comparación con la propia existencia del individuo, es fuerte  y poderoso en forma abrumadora, y a menudo  es también amenazador y peligroso, crea un sentimiento de angustia e impotencia…Surge el impulso de abandonar la propia personalidad…”  [6]    (el resaltado es intencional)

En palabras propias, la evolución del hombre y de la sociedad individualizo a la persona y a su vez la separó (o mejor dicho, la responsabilizó) para ponerlo de cara a la vida, a la realidad, al mundo. Magno hecho aterrorizó al ser humano al punto de que éste no pudiera responder desde su verdadera (y desconocida) identidad, sino que, por ignorancia, sucumbió a lo que narcotizó en la infancia, degenerando en una falsa identidad.

No es culpa del hombre su falta de conciencia del fenómeno que le ocurre cada vez que experimenta la falta de poder, pero es su responsabilidad adquirirla, si es que pretende descubrir su verdadera personalidad para responderse y responderle al mundo y a la vida.

Estar consiente no solamente implica conocer lo que nos ha sucedido. Pues es imposible conocer y esperar vegetativamente. Estar consiente es el acto más espiritual que pueda tener la persona [7] porque implica conocimiento, experimentación y aplicación a la misma vez.

Ser consiente es no suponer [8] que es dios quien nos debe de revelar nuestros secretos, o que es el mesías quien debe de hacerlo. O que a través de la magia del rezo o la fe o creencia hueca en dios se logrará descubrir la real identidad. O creerse que es aceptar la Tora Noajida ciegamente la que devolverá a la persona su desconocido “yo”.

En definitiva, implica un estudio concienzudo de uno mismo. Tal vez se logre comprender que el espíritu de las Leyes de la Humanidad era “si corriges tus malos hábitos ególatras descubres tu identidad”.

Solo me resta agradecer su lectura y comentario. Y mi sincero deseo de Buena Suerte al lector interesado en el tema del Ego, de la identidad, de la espiritualidad.

[1] “… egoísmo (atender el propio interés sin importarle lo que ocurre con los demás o el entorno), egocentrismo (creerse el centro del mundo y despreciar lo que ocurre a los demás), egolatría (veneración religiosa de uno mismo)..” http://fulvida.com/2012/05/30/el-mesas-de-tu-vida/

[2] “…conductas aprendidas que se han convertido en hábitos, y como tales se disparan de manera involuntaria, inconsciente. Son estos hábitos los que se deben modificar, muchos de ellos extirpar, otros contener, evaporar…” http://serjudio.com/exclusivo/cterapia/para-erradicar-la-idolatra

[3] “…En su origen, el EGO es una instancia absolutamente individual, pues es la denominación que le damos a una función instintiva de supervivencia que se aloja en la zona “reptiliana” de nuestro cerebro..”  http://serjudio.com/exclusivo/cterapia/ego-colectivo-y-era-mesinica

[4]“…El primer banco de memoria es nuestro cuerpo.  El primero en aprender es nuestro cuerpo. El primero en responder, incluso en edad adulta, es el cuerpo. Cuando nacemos, cuando nos vemos sumergidos en un océano de plena impotencia, es el cuerpo el que padece, el que memoriza el trauma espantoso. Es el cuerpo el que mantiene el recuerdo, no con palabras, no con imágenes, no con vínculos lógicos y racionales, no de forma consciente, pero el cuerpo guarda aquellos momentos y los revive…” http://serjudio.com/exclusivo/cterapia/el-cuerpo-conoce

 

[5] «…Entre la conciencia y la esencia se interpone una barrera formada por el EGO, con sus máscaras multiformes, con sus apetitos normales pero que cuando exceden el límite se convierten en problemas…» http://serjudio.com/exclusivo/cterapia/el-deseo-como-apego-a-la-idolatra

[6] El Miedo a la Libertad. Erich Fromm. Ediciones Culturales Paidós S.A. 2012. Pag 49-52

[7] “..Todo el tiempo, sin pausas, sin alteraciones, estamos conectados a la gran red espiritual, a través de nuestra neshamá, lo que llamamos esencia espiritual. Todo se guarda en esa nube, en ese gran disco duro, que se preserva sin errores ni pérdidas, por siempre. Sean impresiones, sensaciones, sentimientos, ideas, vivencias, acciones, todo sin excepción, en perfecto registro… Llenemos nuestra memoria trascendente con buenos recuerdos, de actos de bondad y justicia, de fidelidad, de experiencias agradables, de disfrutar de lo permitido, de alegría, de placer apto, para que tengamos una memoria y conciencia eterna de verdadero paraíso. Si hacemos esto, también estamos compartiendo el bien y la bendición con el prójimo, preservando así una huella de vida más allá de la muerte física…” http://serjudio.com/personas/etica/memoria-y-conciencia-tras-la-muerte

[8] “…No lo sé, y por eso mismo, no supongo, y si supongo no actúo a partir de mi creencia, sino que trato de verificarla o desmentirla, analizando, preguntando, avanzando con respeto y cuidado…” http://serjudio.com/personas/crecimiento/el-consejo-diario-584