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EL ARCO IRIS, SEÑAL DE MISERICORDIA

Estimados amigos Noájidas.  Quiero en esta oportunidad compartirles una reflexión que un amigo me envió por correo electrónico, sobre la señal del Pacto entre Dios y Noé, ese arco iris que se convirtió en el sello de dicho compromiso eterno.  Esto lo encontramos en Bereshit 9:12-17.

Todos sabemos que las claúsulas de los acuerdos entre los seres humanos suelen sellarse.  De esta manera entendemos que como Dios quiso mostrar a Noé y sus descendientes la inmutabilidad de su designio, entonces confirmó su pacto con un sello. El sello de este pacto fué algo muy natural: El Arco Iris. Respecto a este sello del pacto observamos lo siguiente:

1.  Este sello está impreso con toda la seguridad de que es cierta la promesa a la cual estaba destinado:  MI ARCO HE PUESTO EN LAS NUBES ( v.13);  SE DEJARA VER EN LAS NUBES (v.14) y SERA LA SEÑAL DEL PACTO (vv 12-13) Y ME ACORDARE DEL PACTO MIO..NO HABRA MAS DILUVIO DE AGUAS PARA DESTRUIR TODA CARNE (v. 15)

2. El arco iris aparece cuando las nubes están mas cargadas de lluvia y se retira después de que esta cesa.  De esta manera Dios aparta nuestros temores cuando mas razón tenemos para temer que prevalezca la lluvia.

3.   Cuanto mas densa es la nube, mas nítido se destaca en ella el Arco Iris.  De igual modo, cuanto mayor es la amenaza de nuevas aflicciones , tanto mayor es el estimulo de abundantes consolaciones.

4.  El Arco Iris aparece cuando ya está clara una parte del firmamento, lo cual insinúa el recuerdo de la misericordia en medio de la ira, y parece como si las nubes estuviesen cercadas por el arco para que no se extiendan por el cielo, pues el arco es la lluvia en color o como la orla ricamente festoneada de una nube.

5.  Un arco inspira terror, pero este arco no tiene cuerda ni flecha y un arco desnudo poco puede hacer.  Es un arco pero está apuntando al cielo, no a la tierra, porque las señales del Pacto no están destinadas a atemorizar, sino a consolar.

Este pacto que EL ETERNO hizo con Noé y su descendencia nos muestra su gran amor por la humanidad, nos hace sentir la certeza de que será cumplido pues Dios no miente.

Este pacto hace que mi amor por el Creador se incremente día a día, que le respete en toda su Majestad y que guarde sus preceptos, esas Siete Leyes Universales que nos dejó a los Noájidas.

 

PERDER EL MIEDO A «JESUS»

Vivir en el error del cristianismo durante tantos años te pasa la factura.  Cuando crees haberte liberado por completo de las cadenas que esa secta idolátrica puso a tu alrededor, todavía existe un grillete que te aprisiona y te impide ser totalmente libre:  EL MIEDO A JESUS.

Cuando decides abandonar el cristianismo y toda su farsa es porque el Temor de Dios es mas fuerte en ti y quieres hacer Su Voluntad, entonces rompes con todos los dogmas de esa religión y abres tus ojos a la maravillosa luz.  Sin embargo  EL MIEDO A JESUS pesa todavía en esa naturaleza idolátrica que estás desechando y que no te permite ser libre, que todavía te ata, que te esclaviza.

Estás seguro de que Dios existe y que te ama, que eres Su Creación y que El es un Padre lleno de bondad.  Pero en cuanto a Jesús se refiere, la cosa «parece ser» a otro precio.  Inicialmente cuando inicié el camino hacia la libertad, me daba temor decir palabras o expresiones «duras» que le descalificaran como «Mesías» o como «Salvador» y por ello trataba de no opinar a favor de los que si le encaraban con toda decisión y firmeza.  No me atrevía ni siquiera a pensar como ellos.

Poco a poco fuí comprendiendo que lo que realmente necesitaba mi vida entera era liberarme de ese grillete que aún me aprisionaba y así poder gritar victoriosamente que mi identidad espiritual estaba totalmente clara.

Empecé entonces a «desmitificar» la imagen de Jesús que durante años habían labrado profundamente.  Dónde estaba la clave para dar este primer paso?   Darme cuenta de que Dios siempre ha sido claro al manifestar a su Creación que El es UNICO, que no comparte su Gloria con nadie y que el solo hecho de igualar a Jesús con Dios es quebrantar la UNICIDAD del Eterno Creador.

También fué necesario entender que Dios no se contradice y que todo texto – por mas sagrado que diga ser – que vaya en contra de lo revelado por Dios  entonces es espurio.  Fué así como deseché lo que los Cristianos llaman «El Nuevo Testamento» y toda la basura que este libraco contiene.  Este fué el segundo paso para perderle el miedo a Jesús.

Cuando empecé a frecuentar páginas como Fulvida.com y Serjudio.com reafirmé mi identidad Noájida y quité por completo el ropaje de «santidad» con el que siempre había vestido a Jesús, me di cuenta del gravísimo error cometido al considerarlo como si fuera el mismo Dios en persona y me arrepentí sinceramente ante EL ETERNO por mi comportamiento idolátrico.

Ahora que soy un Noájida consciente, me doy cuenta de algo, que tal vez parezca obvio para otros, pero que yo hasta ahora lo descubro:  El camino que Dios le traza a los Noájidas está demarcado claramente (Las 7 Leyes Universales) ha estado allí durante siglos, pero la mala hierba, la maleza (Las Religiones) ha crecido abundantemente y ha ocultado a nuestros ojos ese camino, esos preceptos Divinos.  Lo que debemos hacer es retirar la maleza, descubrir el camino, la Senda que Dios amorosamente trazó y empezar a recorrerla.  Claro que allí vamos a encontrar obstáculos, piedras, basura que aún las religiones lanzan para impedirnos avanzar, pero nuevamente debemos proceder a removerla.

Aprender sobre el Noajismo es la mejor medicina para vencer el miedo a los falsos mesias.  

 

 

MI VERDADERA IDENTIDAD

Es hermoso ser testigo del nacimiento de un nuevo día,  de cómo gradualmente las tinieblas se van disipando para dar paso a esa luz que inunda cada rincón, cada espacio.  Al mismo tiempo ves cómo todo va despertando a tu alrededor.  Hace muchos años acostumbro levantarme muy temprano para orar.  La paz, la quietud, el sentimiento de gratitud a Dios por ese nuevo día que empieza, se conjugan para crear una oración profunda, emotiva al Creador, agradeciendo su Bondad, su Misericordia para conmigo.

Cuando despierto a eso de las 05:00 horas, mi familia aún duerme plácidamente,  ajenos a la realidad que les circunda están sumidos en sus sueños.

A veces despertar de un profundo sueño es una difícil tarea, sobre todo cuando sumido en tus ocupaciones cotidianas te acuestas muy tarde en la noche.

Siempre comparo el estar profundamente dormido con una conciencia obnubilada, cansada, alejada de la realidad.  De igual manera, las tinieblas de la noche se me asemejan a todo aquello que obnubila la mente, a las doctrinas religiosas que se alimentan del miedo, que colocan una venda en tus ojos para que no veas la luz que existe fuera de ellas.

Por otra parte, el génesis de un nuevo día lo equiparo al despertar a una nueva identidad espiritual, a permitir que la luz de la verdad que viene de Dios inunde cada rincón de tu ser, de tu alma, de tu mente, de tu todo.

Por muchísimos años permanecí dormido, estuve en tinieblas, la espesa oscuridad espiritual me atormentaba,  me sentía cansado, no quería despertar, pero estaba incómodo con ese estado de cosas.  Me sentía prisionero de conceptos doctrinales que no cuadraban en la lógica, que me exigían cuestionarlos a la luz de la Voluntad de Dios.

Tuve que sacudirme violentamente para levantarme, para que la venda cayera de una vez por todas.  Por fin vi la luz en toda su intensidad, esa hermosa luz me causó dolor, pues mis ojos estaban acostumbrados a la oscuridad.  Sabía que me había liberado de las pesadas cadenas de las religiones.  Supe que era Noájida, que El Eterno había dispuesto en Su Sabiduría que esa era MI VERDADERA IDENTIDAD y que debía actuar conforme a ella.

Sabes? La felicidad te embarga, tus ojos lloran conmovidos por ese despertar espiritual, tu corazón salta de alegría porque ya no está aprisionado por el miedo que te siembran los líderes de la idolatría.  Tu intelecto despierta, por fin va a ser utilizado, ya no es un títere, ya no es manipulable, ahora está ávido de conocimiento, del verdadero conocimiento que proviene de Dios y no de doctrinas fabricadas por hombres deshonestos y llenos de avaricia.

Pienso que si no comparto esta felicidad soy egoista, pues este maravilloso regalo espiritual no puedes guardarlo, es una lámpara que debe iluminar y para que ilumine debes colocarla en un lugar alto, no esconderla bajo la cama.  Te comprometes a despertar a tu familia, a tus vecinos, a todos los que estén a tu alcance de esa pesadilla llamada religión, das tu testimonio a los que quieren escucharlo, vives ejemplarmente pues allí está la clave para que otros te sigan, les muestras que ya las cadenas de la infamia cayeron y que por la Voluntad de Hashem eres totalmente libre de la influencia enfermiza de esos «líderes espirituales» a los que seguias ciegamente.

Es un trabajo arduo, pero sabes que dará fruto.