¿Recuerdas el sabor de ese caramelo por el cual tanto lloraste en la niñez?
¿Dónde quedó la memoria de aquel paseo al parque, por el cual te enfadaste una semana completa?
Lo que recordamos de nuestra infancia, por lo general, son los momentos con sentido con nuestros padres.
Cuando nos trasmitieron amor, respeto, confianza, seguridad.
Cuando fuimos un tesoro para ellos, y no solamente un depósito de regalos o lástima.
¿Qué quieres que recuerde tu hijo de ti cuando llegue a grande?