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Difíciles decisiones

Seguro te ha pasado que te cuesta mucho decidirte a la hora de cambiar una situación que has estado padeciendo por mucho tiempo.

Está la opción que te obliga a dejar la comodidad de lo conocido, y doloroso, para aventurarte hacia una nueva realidad.
Probablemente esto te llene de miedo, de visiones de fracaso, de incertidumbres, de argumentos que revalorizan (¿artificialmente?) lo que sientes amargo y sin futuro (que es tu presente lastimoso). Hasta advertirás un sinnúmero de problemas que brotarán de la nada si es que se te ocurre cambiar, problemas que se te antojan mucho más angustiantes y terribles que esto que estás lamentando hoy.

De tanto darle vueltas, al final te quedas en donde estás.
Sea porque lo eliges arrastrado por racionalizaciones (justificaciones) increíbles, o, lo más probable, porque te abstienes de decidir y tan solo continúas por inercia en la misma zonita de confort.

¿Zonita de confort?
En verdad es una prisión de sufrimiento, pero, como tú repites hasta el cansancio: “más vale malo conocido que bueno por conocer”.
Lo reiteras como un lema, para auto convencerte, para apagar tu conciencia mortificada, para embrutecer tu pensamiento; porque no te atreves a demostrar la falsedad de esta afirmación, ni a probar el buen sabor de la nueva realidad.

Así, con esta actitud presidiaria, empiezas la dieta para bajar de peso el lunes, pero a las 16hrs de ese mismo día ya estás comiendo el triple. O justo el martes es el cumpleaños de la vecina, y… ¿cómo vas a ofenderla por no comer el vagón de comida que te comiste finalmente?
O te propusiste dejar de fumar, y antes de medio día ya consumiste tabaco como una chimenea.
El médico te aviso que tus valores están todos trastocados y si no los corriges con dieta y ejercicio tendrás consecuencias de pesadilla, entonces, fuiste al gimnasio. No pasó un par de días y ya estás nuevamente calentando tu sillón frente a la TV, o jugando pelotitas en tu celular, en lugar de estar dedicado a mejorar tu salud.
O buscarás empleo que te valorice más, o te divorciarás por no poder sostener más una relación enfermiza, o aprenderás a decirle “no” a tu jefe abusivo, o no usarás más el celular a la mesa durante la comida, o visitarás a tu abuelita a quien tienes abandonada hace meses, o te arreglarás para estar despampanante para tu cónyuge, o… menciona tú aquello que ameritaba un cambio y tu elección ha sido mantenerte en tu celdita mental, pero lleno de excusas y noble palabrería.
Entonces, estarás sufriendo, frustrado, apenado, restringido, amargado, sintiéndote culpable, culpando, ilusionando con “y si hubiera hecho diferente”, para luego volver a sentirte una víctima o victimizar a otros. En giros y giros en tu círculo de limitaciones y angustias.

Tal vez ya te has anestesiado a tu situación padeciente. O quizás estás entregado a este “destino”, que tú mismo te fabricas. O tienes conductas nocivas pero que sirven para tapar el verdadero problemas con otros que son menos molestos para la conciencia.

Si te atrevieras a traspasar el límite de la zonita de confort, hacia la zona inmediatamente próxima, encontrarías que la inmensa mayoría de tus vacilaciones no tienen razón de ser. Son solamente miedos inventados por tu mente, o repetición de mandatos que te han adoctrinado. Los muros de niebla se derrumban con facilidad, si tan solo tienes la disposición de avanzar y continuar, sin anclarte a tu zonita de confort.
Te darás cuenta de que hay dos limitaciones, las reales y las fantaseadas.
Las primeras no pueden correrse, están ahí y hay que aprender a manejarse con ellas de la mejor manera posible. Por ejemplo, si para un empleo solicitan alguien entre 18 y 35 años de edad y tu tienes 44, difícilmente puedas atravesar esa barrera.
Por su parte, las limitaciones fantaseadas, son eso mismo: fantasías.
Tienes todas las cualidades requeridas para ese empleo, e incluso estás más calificado; pero, en tu mente resuena una voz que dice que eres inepto, inútil, inoperante, torpe, desagradable, fracaso confirmado, de mala suerte y por ello no das el paso que te libere de tu celdita, que si no te has dado cuenta, es la zonita de confort.

Por escoger el no cambio, cuando éste es necesario, te hundes cada vez más en lo que te fastidia y debilita.
Los problemas no se solucionan por magia, rezar, negociar pactos con dioses, el mero paso del tiempo, la buena voluntad. ¡No! Los problemas que no resuelves, o al menos tratas realmente de hacerlo, siguen siendo problemas. Lo más probable es que se acrecienten, o se vayan añadiendo otros a los que tienes.
La zonita de confort se estrecha, tu celdita es cada vez más desagradable, pero tu intensificas tus inventos de excusas para no transformarte y así transformar tu realidad.

Toda energía que consumes en mantenerte atrapado, es energía malgastada, que no se dirige a conseguir bienestar, ni gozo, ni cambios favorables.
Es una pérdida constante, que te agota, te debilita, y te hace aferrarte aún más a lo que te está causando esta muerte en vida.

Es evidente que cuando eliges el cambio, no siempre serás exitoso.
Las malas elecciones también son parte de la ecuación.
Tampoco puedes prever todo lo que ocurrirá, ni las contingencias que se podrían presentar en tu camino.
Saber esto te permite admitir y aceptar tus errores, resbalarte y caer pero para volver a levantarte. Podrías tener más paciencia, quererte más, respetarte mejor, si sabes y aceptas con humildad tus limitaciones, pero sin por ello negarte a hacer lo que esté a tu alcance para seguir creciendo.

Está en ti la elección, entre la vida y la bendición, o la muerte y la maldición.
Tú escoge, y lo mejor es escoger la vida.

De pecados y perdones

1- tengo una duda bastante importante de judaismo,
2a- imaginemos que un hombre quees ignorante y no sabe bien la Tanakh, y no se sabe bien los mandamientos de Moshé
2b- ni las leyes de Noaj,
3- y un dia, una sola vez en su vida, la única blasfemia que le hace al creador es él diciendo «te lo juro por d**s que no miento»( pero si miente)
4- pero tiempo más tarde aprende bien la Tanakh,
5- y ama a al creador sobre todas las cosas,
6-  y después recuerda ese pecado que hizo y se arrepiente demasiado y quiere ser perdonado( por su puesto no lo volverá a hacer)
7- ¿en este caso el Creador puede perdonar a este hombre ignorante si se arrepiente mucho de corazón
8- y dejarlo entrar al paraíso?
9- gracias,
10 – yo sé que ustedes siempre tiene respuestas correctas. :)
Moshé Rafael

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Vacío existencial

Sentirse vacío, es algo tan frecuente.
Una de las razones, si no es LA razón, es la desconexión que sentimos con nuestro Yo Esencial, que es nuestra identidad, la cual podemos denominar NESHAMÁ.

Mucha atención, a no confundirse.
Somos perpetuamente esa NESHAMÁ, y por tanto es imposible estar desconectados de ella; pero, al haber barreras que nos interrumpen advertirla, reconocerla, ser consiente de ella, entonces es como si no hubiera desconexión.

Dicho de otra forma, la LUZ de la NESHAMÁ no se apaga, no se reduce, no se afecta en lo más mínimo por nuestra conducta; pero, si no abrimos los ojos, o ponemos cortinas que impidan su paso, entonces no la percibiremos, sentiremos como que no está, y hasta llegaremos a creer que ni siquiera existe.

Es extraño, ¿no?
Aquello que “más” somos, suele ser lo que más velado y oculto permanece.

Nos aferramos a máscaras, a retazos de información, a construcciones sociales, a derivados del EGO, a los fragmentos que arman ese puzle que llamamos Yo Vivido.
Sí, por supuesto que también somos Yo Vivido, pero no es todo lo que somos. De hecho, es lo más superficial y pasajero de nuestra identidad.
Y sin embargo, es lo que tomamos como valioso, lo que defendemos como si fuera irremplazable; cuando en verdad, suele ser una distorsión de la real personalidad, un pálido reflejo, un personaje que recubre a la persona.
Pero bueno, eso es lo que estamos siendo en esta vida, eso es lo que conocemos de nosotros mismos.
Porque, no llegamos a conocer, ni a entender, ni a ser conscientes de ese Yo mucho más intenso, trascendente, unificado, saludable,  integrador, perpetuo, que nos conecta con el prójimo, con todo lo creado y con el Eterno.

Entonces, de alguna manera sentimos que estamos vacíos, que algo nos está faltando aunque tal vez tengamos todo lo material e incluso por demás.
Pero, percibimos la falta, la incompletud, el estar siendo alguien que probablemente no somos.
Lo sospechamos con algún órgano intelectual que no alcanza a poner en evidencia nuestra desconexión sentida con el Yo Esencial.

Así, caemos en consumismo, materialismo, dependencias, adicciones, religión, superstición, manipulación, angustia, relaciones tóxicas todo lo que de alguna forma brinde algún tipo de respuesta o de anestesia a ese preguntar constante: ¿quién soy, qué soy, para qué soy, adónde pertenezco, cómo hacer para estar en paz?

Buscamos con desespero, conscientemente o no, sentido, pertenencia, reposo, seguridad, amor, ser alguien para alguien.
Y la respuesta no está afuera.
Tampoco adentro.
Está en un lugar sin espacio, en un tiempo sin medida, en una realidad sin comprensión, esto es la NESHAMÁ. En esa supra racionalidad, en ese estado de existencia del cual provenimos, somos y seguiremos formando.

Pero, la gente no entiende, no entendemos.
Es más fácil el dolor de lo conocido, de lo que está a nuestro alcance aunque nunca lo lleguemos a alcanzar.
Entonces, nos conformamos con pan y circo. A veces más circo que pan.
Circo religioso, político, cultural, ritual, intelectualoide, sentimental, deportivo, el circo que sea, mientras entre-tenga, mientras haga olvidar por un rato nuestra sensación de soledad, de vacío, de falta de propósito, de impotencia.

Esto encamina a la sociedad al derrumbe.
Pareciera que la reflexión es imposible, y aunque se intelectualizara y pobláramos de lemas filosofales las mentes, tampoco es esa la respuesta.

El camino es el AMOR, la vida unificada de nuestras dimensiones, el orientarnos con la guía ética que proviene de la NESHAMÁ, y solo de ella. Lo que nos lleva, necesariamente, a la construcción del SHALOM a cada instante, con obras concretas de bondad y justicia.
Así habrá sentido, bienestar, armonía, felicidad, prosperidad.

(Gracias Luis Diego por inspirar este texto).

El profeta poderoso, ¿no?

Bileam era un gran profeta, de un altísimo nivel profético.
No hubo, y dudo de que haya, algún otro gentil que le alcance en su grado de recepción de la LUZ celestial. Equiparado con Moshé Rabeinu, el máximo profeta de la nación judía, e incluso dicen algunos que lo superaba como profeta.
Por si no bastara con ese don supremo, también era muy ingenioso y estudiado, tenía gran renombre, era acaudalado, su poder se extendía mucho más allá de las fronteras de su país.
Tenía todo y sin embargo, tampoco supo vivir con nobleza.
¿Sabes por qué?
Porque estaba hundido en odio, envidia y le faltaba compromiso para con el bienestar del prójimo.
Había estado ilusionado con ser el intermediario en la recepción de la Torá, en ser el gurú de una nación dedicada a adorar al Eterno; pero de repente, la historia se construyó de otra manera. Fueron los descendientes de Abraham e Itzjac e Iaacov los que se revelaron como nación de Dios.
Fue el ignoto Moshé quien escaló hasta el máximo grado en servicio al Padre.
Esto descompuso al profeta gentil, lo amargó, lo encerró en su celdita mental fabricada y custodiada por su EGO.

Allí estaba encarcelado y no reaccionó para iluminar con la LUZ de la NESHAMÁ su vida, sino que se mantuvo a la sombra del mal.
Sin dudas era extremadamente religioso, no cesaba de decir “amén”, “aleluya”, “gloria a Dios”, “alabanzas”, “adorar al Altísimo” y cosas por el estilo.
Y sí, era honesto en su religiosidad. No la usaba como máscara para esconder a un ateo, o a un politeísta olvidadizo del Eterno, ni como muletilla para no sentirse abrumado.
Era religioso al 100%.
Pero, recordemos que la religión es el travestismo de la espiritualidad. Es decir, a mayor religión menor espíritu.
Porque, la religión es una creación del EGO, que está destinada a mantener a los “fieles” esclavizados y no en el camino de la NESHAMÁ; ya que no hay peor mentira que aquella que se hace pasar por verdad.
Así estaba quien pudiera haber sido el buen Bileam, enroscado al EGO, o el EGO enroscado a él.
Lleno de religión pero vacío de espíritu, lleno de rituales y habladurías acerca de Dios pero con muy poco amor (que es la práctica de hechos favorables de manera desinteresada) hacia el prójimo.

Su envidia, su rencor, su escaso agradecimiento, terminó venciéndolo.
Hoy no se lo recuerda por sus notables contribuciones al despertar de la conciencia de la humanidad, sino por ser el sabio brujo que hasta su asna era más perspicaz que él.

¿Cuál hubiera sido su reparación?
Sin dudas, eliminar la religión de su vida.
Dedicarse al Eterno con amor, con lealtad, con verdad, con virtud, y no por medio de servilismo al EGO disfrazado de piedad.
Y, particularmente, modificando su conducta y actitud hacia el prójimo, para construir SHALOM por medio de acciones de bondad y justicia.
Una gotita de amargo sabor arruinó su cáliz rebosante de buen vino.
Que nos sirva de enseñanza.

Tú noájida

Hay personas gentiles que toman conciencia de que han estado por una senda que no les corresponde a su identidad espiritual.
¡Descubren que son noájidas!
No porque pertenecen a una secta u organización noájica, o porque son parte de una “nueva religión” llamada noajismo, sino porque han nacido noájidas, con esa esencia espiritual, y es hora de vivir de acuerdo a ella, tal como el Padre Celestial quiere.

Pero, se topan con lo que creen obstáculos.
No tienen “iglesias” o “sinagogas” noájidas en su ciudad.
Ni un rabino, o un “rabino” noájida.
Ni algún maestro iluminado que les marque sus pasos.
Ni pastores de ovejas en un rebaño religioso.
Ni un pesado texto sagrado al cual recurrir
Ni un grupo de “hermanos y hermanas” para seducirse y presionarse mutuamente.
Ni clases dominicales, o cualquier otro día.
Ni deberes rituales que cumplir so pena de ser tratados como herejes.
Ni engañadores a los cuales mantener con diezmos y otras dádivas injustas.
En pocas palabras, no encuentran instituciones que los limiten y adiestren y adoctrinen y esclavicen, tal como seguramente era su costumbre como personas religiosas.

Entonces, se sienten perdidos, vacíos, débiles, en riesgo, dudosos, sin saber.
Y buscan lo que conocen del pasado, y si no lo encuentran lo recrean.
Entonces, se caen de la senda y van nuevamente por caminos divergentes, quizás muy morales y religiosos, pero apartándose de la rectitud espiritual que habían recién encontrado.

O están los que se confunden y se creen en obligación de llenarse de cosas judías, o seudo tales, o de convertirse a judío, o de afanarse en rodearse de objetos, lemas y amistades judías o que posen como tales.

O tal vez se quedan paralizados, inmóviles, a la espera de alguna señal celestial que les indique el camino a su “Belén”.
Esperan y piden ayuda en foros de la internet, y siguen esperando, como si tuvieran que tener alguna aprobación sindical o social para vivir de acuerdo a lo que Dios les manda.

El hecho es simple, cuando descubres que has vivido una vida alternativa a la que Dios quiere para ti, y eres gentil, entonces es hora que aprendas las siete leyes espirituales que Dios ha dictado para que cumplas. Luego, las cumples. Con eso ya estás haciendo lo que Dios quiere de ti.
No precisas fantasías, ni magia, ni organizaciones multinacionales, ni avivados que te estafen, ni buena gente con buenas intenciones pero escaso entendimiento que te perjudiquen.
No precisas un rabino que te dé palmaditas, ni abrazos de hermanitos en la fe, ni de reuniones fascinantes, nada de eso precisas.
Solamente conocer los siete mandamientos para las naciones y cumplirlos.

Luego, puedes aprender más cosas, divagar con conocimientos esotéricos (mientras no te corrompas con ellos), añadir acciones positivas que sumen a tus siete mandamientos sin quebrantar ninguna otra regla.
Después puedes juntarte con otros para hacer una comunidad noájica consciente y activa, que ayude a los miembros a fortalecerse y a ayudar a otros a ser rescatados del error.

Pero, ¿qué es lo esencial, lo ético, lo espiritual?
Conocer tu identidad espiritual y amarla y respetarla.
Saber tus siete mandamientos y cumplirlos.
Ser tú mismo, en armonía, al haber encontrado tu identidad espiritual y llevarla a la práctica con tu conducta diaria.

Construye SHALOM, por medio de acciones de bondad Y justicia.
¡Vive como noájida, no como un payaso religioso o alguien temeroso a la espera de un salvador mágico!

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¿Qué es el hombre para que le recuerdes?

Tu cuerpo es limitado, apenas si algunos centímetros para allí, otros para allá, con una fuerza y resistencia minúsculos.
¿Sabes cuánto tiempo vivirías si te faltaran los nutrientes esenciales que posibilitan el trabajo de las funciones vitales?
Hasta un pequeño elemento faltante o sobrante, tiene un poder enorme, por ejemplo un gen o un virus, comparado con nuestra supuesta supremacía como humanos.
Entonces, tenlo presente, estás enormemente limitado por ser cuerpo y depende de lo material.

Tus emociones, que tienen arraigo en el cuerpo vale recordar, te limitan de manera abrumadora.
Un momento rebosas de alegría, al punto de no distinguir  amigo de estorbo, para pasar al instante siguiente a un amargura oscura que todo equipara hacia abajo.
¿Dónde está tu grandeza, oh humano que te ves más que un ángel, a la hora del derrumbe emocional?
Hasta una brisa tiene la capacidad de hacer variar tu humor, ¡cuánto más las palabras que te atraviesan como alfileres!
Entonces, no te olvides de lo limitado que eres, dependiendo de unas hormonas y neurotransmisores, del trabajo ordenado y prolijo de tu organismo, de tus hábitos correctamente educados.

Tus lazos sociales pueden ser herramientas muy eficientes y provechosas, pero al mismo tiempo la sociedad que formas y eres te limitan abismalmente.
Lo que te brindan de esperanza, te lo quitan de un golpe.
Cuando vas de un lado a otro sin reconocimiento, sin aprecio, sin aprobación, sin ser parte; entonces sufres cruelmente el no poder cambiar tu situación. Aunque tengas el estómago lleno, aunque de alguna forma engañes a tus emociones, al estar solo, como una sombra anónima que pasa sin ser percibida, te das cuenta de que poco vale y cuanto vale.
Al reflexionar en tu situación, pueden recorrerte escalofríos si te das cuenta lo precaria que es nuestra existencia, como parecemos arañitas pendiendo de un hilito invisible que nos sostiene agarrados vaya uno a saber dónde.

Tu mente es un poderoso instrumento de superación, de avance, de logros. Mundos y universos pueden ser accedidos y creados con la potencia de la mente. Pero, es tan sensible, tan impredecible. Al menor contratiempo puede trastornarse, marearse, confundirse, ser atrapada por las maquinaciones emocionales, dejarse subyugar por los licores sociales, arrodillarse exánime ante los requerimientos del cuerpo. Y secuestrada, la mente se puede convertir en un enemigo terrible, pues dedica tus energías a mantenerte atorado, encerrado en celditas mentales.
Tan impotente somos, que parece mentira que tengamos tantos avances en tantas áreas; éxitos y triunfos imposibles para el resto de nuestros hermanos creados en el mundo. Y sin embargo, seguimos siendo delicadamente débiles, incluso incapaces de asegurar al 100% si ahora estamos despiertos y conscientes de la realidad, o si solo somos espejismos de algún sueño o partícipes en un delirio esquizofrénico.

Ilimitado es el espíritu, conectado con todo, en todo lugar, en todo tiempo.
De un poder increíble.
Lo que digamos de él no deja de ser mera especulación y metáfora, tan diferente a lo que el resto de nuestras dimensiones conoce, entiende y experimenta.
Allí está nuestra esencia, nuestra identidad más fiel y auténtica; y al mismo tiempo la más ignorada e imposible de descifrar. Tenemos la capacidad de disfrutar y estar en shalom, pero no lo hacemos mientras estamos en este mundo. Nos limitamos y vivimos limitados, en impotencia, reaccionando, atemorizados, rehuyendo a vernos en el espejo real.
Si tan solo pudiéramos dar un vistazo a nuestro ser y al del prójimo, encontraríamos la forma para hacer de nuestra existencia un sorbo de felicidad y construir SHALOM de manera veraz, con acciones de bondad y justicia.

Pero no, seguimos en la celdita mental, siendo religiosos, fanatizados, automatizados, víctimas y victimarios de nuestras impotencias, en lugar de victoriosos a causa de nuestra esencia.

Amar a Dios

Dijo Hilel el sabio, en su lección del mandamiento judío en la Torá “ama a tu prójimo como a ti mismo, yo soy el Eterno”: “Lo que te resulte odioso a ti, no se lo hagas a tu prójimo”.
Y añadió que esa era la médula de la Torá, su esencia, que el resto es un comentario, el cual el judío debe estudiar y cuando sea adecuado realizar.

Humildemente yo me planteo: Quizás la mejor manera para expresar nuestro amor pasional por Dios sea amar al prójimo plenamente, lo que significa construir shalom con acciones concretas de bondad Y justicia, en lugar de preocuparse por cuestiones teológicas o de inferencias e imaginaciones “bíblicas”.

Amar a Dios al amar a Sus criaturas, cuidándolas, ayudándolas a alcanzar su máximo nivel.
AmarLo por ser leal a Su Voluntad, conociendo y cumpliendo con lo que Él quiere de cada uno.
Amar a Dios, más allá de los balbuceos egoístas de cualquier religión, carente de pretensiones y exigencias, simplemente amarLo tal como Él exactamente ha dicho que lo hiciéramos.

Si le pegas a tu asna

«Entonces el Eterno abrió los ojos a Balaam, y él vio al enviado del Eterno de pie en el camino, con su espada desenvainada en su mano.
Balaam se inclinó y se postró sobre su rostro.
El enviado del Eterno le dijo: -¿Por qué has azotado a tu asna estas tres veces? He aquí, yo he salido como adversario, porque tu camino es perverso delante de mí. El asna me ha visto y se ha apartado de mi presencia estas tres veces. Si no se hubiera apartado de mí, yo te habría matado a ti, y a ella habría dejado viva.
Entonces Balaam dijo al enviado del Eterno: -He pecado. Es que yo no sabía que te habías puesto en el camino, contra mí. Pero ahora, si esto te parece mal, yo me volveré.»
(Bemidbar / Números 22:31-34)

Te recomiendo leer los versículos previos para tener una idea de lo que está aconteciendo aquí, en su versión hebrea original o en una traducción fidedigna judía y leal a la tradición.

Me llama la atención muchas cosas de todo el relato, pero de este breve pasaje en particular hay algo que destella con fuerza en su extrañeza: ¿acaso no tiene el emisario celestial nada mejor para decir que “¿Por qué has azotado a tu asna estas tres veces?”?
Se supone que el ángel estaba en una misión especial, para enderezar la conducta de este gran profeta gentil, que tenía mucha fe en Dios, y sin embargo era pecador.
Se supone que si el enviado estaba en el camino insistentemente, debería haber mencionado algo de lo que Balaam haría pronto, cuando cumpliera su mercenario contrato para maldecir a Israel.
Pero no, en el texto de la Torá vemos que no habla ni una letra de ello (aunque el midrash dice que sí), sino que resulta ser un ángel de la protectora de animales, puesto que es del maltrato animal que lo escuchamos decir algo.
Y sin embargo, él estaba en la senda del profeta antes de que éste castigara injustamente al leal animal. Entonces, ¿dónde quedó el gran mensaje espiritual que seguramente tenía para pronunciar el ángel? ¿Adónde fue la lección acerca de la moral, y la ética, y el amor al pueblo de Dios, y el no desear el mal al inocente, y el andar por la vida construyendo SHALOM? ¿Dónde quedó una tremenda enseñanza acerca de no odiar al santo pueblo de Israel ni provocarle a daños?
¡Todo eso se perdió, si es que alguna vez estuvo, para ser reemplazado por la pregunta: “¿Por qué has azotado a tu asna estas tres veces?”!

Aún más confusión añade el dato que aporta el midrash, cuando cuenta que el ángel se encargó de que la asna falleciera ahí mismo, para que no la convirtieran los tontos en una deidad y para que se disminuyera la vergüenza que sufriría Balaam.
Así pues, no era de la protectora de animales, ¿o sí?

Es todo tan raro, y me sigue atormentando la duda: ¿no tenía algo mejor para decir el ángel al revelarse a ojos del gran sabio gentil?

Con placer y ansioso espero tus ideas al respecto.