Para meditar…

Me acabo de encontrar un artículo en El Comercio (Ecuador, 21.10.2007) sobre Mario Capecchi, Premio Nobel de Medicina. Los filósofos griegos pensaban que después de crear el mundo Dios había dejado el universo a su suerte. En el Monoteísmo (Judaísmo o Noajismo) las cosas funcionan distito; sabemos que el Eterno está en control de todo al mismo tiempo que nos ha concedido libre albedrío para que dirijamos nuestras vidas. http://www.elcomercio.com/noticiaEC.asp?id_noticia=144570&id_seccion=14

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De niño de la calle a Premio Nobel

Redacción Siete Días

Solo, asustado, con hambre y frío. Mario Capecchi (Verona, 1937) tenía cuatro años cuando el horror de la Segunda Guerra Mundial lo lanzó a las calles. Hoy, el mundo descubre que aquel niño de la calle ganó un premio Nobel de Medicina.

No está claro si esas experiencias prematuras de mi niñez contribuyeron a este éxito’. Mario Capecchi

Su madre era poetisa y pertenecía a un grupo antifascista: la Gestapo la arrestó y la llevó a un campo de concentración de Dachau, en Alemania. Meses antes, sabiéndose perseguida, ella quiso dejar a su hijo de tres años y medio a buen resguardo.

Pero la familia campesina que eligió para cuidarlo lo mandó a la calle después de unos meses: no había cómo alimentarlo.

Capecchi estuvo en las calles hasta los 9 años. Sucio, flaco, lastimado. Vagaba por las calles, mendigaba y robaba para comer. Pero no tenía suerte: sufrió de una desnutrición tan grave que permaneció un año internado en un hospital de la ciudad de Reggio Emelia.

En 1946 su madre lo reencontró, después de un año de buscarlo. Sobrevivió al campo de concentración y fue liberada en cuanto acabó la guerra. Ese año, un tío que era físico y vivía en EE.UU. les mandó dinero para que viajaran hacia allá.

El niño de la calle fue a la escuela sin hablar inglés. En 1967 se doctoró en Biofísica en la Universidad de Harvard. Adoptó la ciudadanía estadounidense y se dedicó a la investigación de un método para reparar los genes.

Así, exploró con ayuda de ratones modificados genéticamente gran cantidad de enfermedades, entre otros sarcomas y diversos males similares al cáncer, que ante todo pueden afectar a los niños.

El método que desarrolló se llama ‘gene targeting’. En la página de la Deutsche Welle se explica que con esa tecnología se crean ratones con mutaciones artificiales en cualquier gen.

La eficacia del método es tal que el investigador puede escoger cuál gen mutar y cómo. Esto es, cómo y cuáles secuencias del DNA se pueden manipular para poder observar la función de cada gen en el desarrollo embrional o las fases sucesivas.

Miembro de la Academia Nacional de Ciencias desde 1991 y de la Academia Europea de Ciencias desde el 2002, acumula varios premios, entre ellos la medalla nacional científica.

Además, se dedica a releer, antes de su publicación, revistas científicas como la publicación británica Nature.

Hoy comparte su Nobel con otros dos colegas, cree que sus años de vida en la calle le dieron la tenacidad necesaria para trabajar como científico. Pero aseguró a la prensa, en medio de la sorpresa de haber recibido el Nobel, que si se lo dieron fue por ‘pura suerte’.

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