El discípulo del rabí de Tchernobil dijo: "Nosotros pasamos en vela la noche del jueves al viernes. El viernes repartimos limosnas proporcionadas a lo que poseemos y el Shabat recitamos todo el Libro de los Salmos."

  "Nosotros ", repuso el hombre de Kotzak, "nos mantenemos despiertos cada noche tanto tiempo como nos es posible, damos limosna siempre que nos cruzamos con un pobre y hay dinero en nuestros bolsillos y no recitamos los salmos – que David compuso en setenta años de duro trabajo – de una sola vez, sino según las necesidades del momento."
  
  
Entre otras conclusiones que se desprenden de ésta historia, podemos destacar la siguiente:
  que a pesar de las diferencias en cuanto a las formas y  los tiempos de llevar a la práctica los distintos preceptos, no existe negación  u objeción en cuanto al cumplimiento de los mismos.
  Los invitamos a compartir con nosotros sus  propias formas de entender o interpretar ésta anécdota.