Ayer llegué a mi ciudad natal, que cosa curiosa que cada vez que vengo siento un bienestar increíble, no es que la ciudad donde vivo, Barquisimeto, no sea agradable, acogedora, bella a la vista, todo lo contrario, lo es muchísimo, y Caracas no es una ciudad muy apetecible a la vista, para muchos, pero es algo que va más allá de una cuestión visual, creo que se llama sentido de pertenencia, surge de oír hablar de esa manera tan peculiar a la gente, ¡Es oír hablar a la gente!, es ver la conducta de ciudadanos, de citadinos, en las personas que van contigo, es apreciar esa infraestructura que te da certeza de la fuerza del hombre para cambiar su medio ambiente, para transformarlo, para hacerlo a su gusto, creo que me siento idéntico a esas personas, surge en mi esa identidad anhelada en el mundo de ensueños que vivo día a día; tal vez cuando me mude finalmente a mi ciudad natal, extrañaré la tranquilidad y belleza natural de Barquisimeto, pero por ahora cada vez que recorro media ciudad desde el terminal hasta la casa donde me hospedo, vivo la ciudad intensamente; es mi metro, es mi calle, son mis plazas, son mis autopistas, son mis malls, son mis altos edificios, fuentes, parques, restaurantes y cafés, bulevares, es mi Ávila, es mi montaña, es mi sitio. Aquí no siento calor, no siento agobio, no siento cansancio, ni stress, aquí el trabajo es reposado, por eso digo, que más allá de ser una urbe tan congestionada, no puede haber otra respuesta a mi sentimiento de bienestar, que un sentido de pertenencia fuertemente arraigado, es una cuestión de niñez, lo reconozco así, mi niñez fue muy feliz en esta ciudad, recuerdo los paseos con tanta alegría que no supera el mejor paisaje que haya podido ver en Barquisimeto.
Considero que mi patria es, más allá de Venezuela, la América hispana, siento que son mis hermanos un uruguayo que un mexicano, no pienso en fronteras a la hora de hablar de nuestra América Latina, es nuestra, somos un solo pueblo, con diferencias mínimas, pues a la final vivimos igual, nuestra cultura la reconocen en otros países como una; pero a la hora de la verdad sí tengo una sola ciudad, es mi patria chica, es mi punto de referencia, de esta tierra fue formado mi cuerpo, de esta tierra se alimenta mi espíritu, en esta tierra están mis mejores recuerdos, en esta tierra no yacerán mis abuelos físicamente, pero si yace la memoria de ellos en mi, en esta tierra conocí a mucha gente valiosa, en esta tierra vive mucha gente valiosa para mi, en esta tierra yo soy amado por mucha gente, me siento libre de opinar, me siento parte de la gente.
La ciudad donde uno vive es algo tan importante que me esmero cada día por ser parte de ella también, me gusta su historia, me gusta su infraestructura, es más apetecible a la vista que mi ciudad natal, es más ordenada, hay menos habitantes, pero su gente, su gente no es abierta y franca con el forastero, son hostiles, y, parece mentira, pero la gente es la que hace ciudad; mientras que la gente de mi ciudad es gente fresca, dispuesta al saludo, conversadora, abierta a recibirte, es lamentable que solo haya sido un paso en mi vida la ciudad crepuscular y mis días hayan de terminar en mi bella Caracas, quien sabe si en el camino cambian las cosas…