Cuando me levanto, bien temprano, en la mañana y veo como minuto a minuto la luz de un sol rojizo va haciendo que el azul violeta del horizonte se vaya matizando en la esfera celeste y vaya adquiriendo tonalidades más claras hasta colocarse el gran astro en el horizonte bañando con su energía a todos los seres vivos y produciendo que el cielo se vea de una tonalidad azul celeste incomparable con el resto del día; cuando transcurre la mañana y los pájaros vuelan en busca de su sustento, mientras uno va en el colectivo pensando en las actividades del día, las nubes empiezan a aparecer, sientes el viento aún frío de la temperatura que empieza a calentarse poco a poco; cuando notas a estas horas de la mañana que los árboles respiran y expiran todo su oxígeno dándote la oportunidad de absorberlo de la manera más pura; pasa el día, pasas tú con él, viendo todo lo que te rodea, pensando en todas las cosas que hacen que se mueva el perfecto mundo, llegada la tarde empiezas a notar que el sol se va, dándole paso a la luna, empiezas a ver como aquel gigante cede su lugar para que un simple reflector haga su parte por doce horas continuas; miras entonces al horizonte nuevamente y ves cómo se colorea el cielo, haciendo unas sombras indescriptibles, ves las betas en las nubes de distintos matices y observas la montaña, aquel espectáculo que a muchos asombra y algunos atemoriza, ves cómo la vegetación es cómplice de la luz en un juego de colores que te recrean la vista; ves como pasan las horas y al cabo de un breve momento en nuestro trópico dejas de observar aquella maravilla que es un crepúsculo y tienes ante ti la noche; con una sombra etérea, imperceptible a primera vista ocasionada por la luz reflejada de la luna, ves encima de ti cantidad de puntitos brillantes, puntitos a los cuales una vez en el tiempo les buscaron forma y figura, empiezas tú a tratar de averiguar qué sentido tienen esas formas y figuras en las que puedes ver, no encuentras dichas uniones entre estrellas, algunas las imaginas y otras las das por falsas; el sueño te domina y entonces en la calidez que proporciona tu lecho entras en una dimensión asombrosa, de la cual despiertas para reiniciar un nuevo día, para empezar un nuevo ciclo, no igual, un ciclo en el que se te da una nueva oportunidad de hacer tu vida, de crear, de mejorar lo que ayer hiciste, de avanzar por este corredor esférico que nos ve pasar aspirando que dejemos nuestra huella inmortal sobre él.
Cuando tomas conciencia de toda esta maravilla que significa la creación, cuando vives la vida percibiendo lo que hay detrás de lo que te rodea, entonces es imposible no asumir la existencia de un Poder Superior, Creador, Todopoderoso que Domina sobre todo, es imposible no reconocer la Fuerza y Sabiduría infinitas en Él, es imposible no intentar ampararse bajo la sombra protectora de tu Padre, de tu Hacedor, es imposible no atender a su Voluntad e intentar hacer lo que Él pide para nuestro bienestar.
La percepción que tengas de Él te ayudará a desmitificarlo, en la simpleza de la vida esta la Mano Poderosa del D’’s que nos dio vida, aquel que no tiene par, aquel a cuya imagen hemos sido formados, con Su Infinita Sabiduría y Perfecta Ciencia, cuando tomas conciencia de que ese D’’s no esta lejos de ti, sino que se encuentra en tu boca y en tu corazón, entonces comprendes que Sólo a Él debes obediencia, que Sólo a Él debes adorarLo, que no necesitas sangre de hombre, que Él no necesita hacerse hombre para entendernos y tener de nosotros misericordia todos los días de nuestra vida, que Él nos perdona cada día, que Su juicio es a favor nuestro todos los días de nuestra vida, ¿cómo sabemos esto? Cuando el juicio de D’’s es a favor de Su justicia pasa lo que les pasó a la generación del diluvio, a Sodoma y Gomorra, a Koraj, a Amán, entre tantos, que ayer, hoy y hasta los últimos días recibirán la justa retribución de lo que ellos dan a su entorno.
ObsérvaLo, Él esta ahí, sin cuentos ni falsas interpretaciones, sólo búscaLe de corazón y te darás cuenta que la Luz que persigues no es sino una chispa reflejada, sigue la verdadera Luz, la que no se extingue, la que nos guía a la Verdad.