El Padre celestial, Creador de todo lo existente, paulatinamente fue creando el mundo.
Fue desplegando el plan de la Creación desde lo más alejado al ser humano hasta llegar a éste.
Y Su obra de creación tiene un orden, una jerarquía, un sentido y un equilibrio.
Los Cielos se equilibra con la Tierra, el espíritu con lo material.
El día con la noche, el saber con la ignorancia.
Y así sucesivamente.
Y el Padre celestial, en Su perfecto entendimiento diseñó el mundo para que el equilibrio también se estableciera entre el bien y la falta de éste.
El primer ser humano, tal como los seres celestiales, tenía la capacidad para discernir completamente lo que era bueno de lo que no lo era. No tenía dudas al respecto, no se confundía, no había posiblidad de error. Tenía certeza absoluta respecto a lo que estaba bien de lo que no. Y por eso estaba en presencia de su prójimo sin vergüenzas, sin tapujos, sin falsedades.
Y por eso estaba prohibido comer el fruto del árbol del conocimiento del bien y del mal, puesto que ese fruto provocaba la confusión de valores, el trastorno del conocimiento, la incertidumbre acerca de lo que era bueno de lo que no.
Y tristemente, a causa del habla errónea la humanidad se introdujo en el mundo de la falsedad, de la confusión, del trastorno de la conciencia.
Estamos en un mundo en el cual estamos perplejos, sin saber distinguir, sin equilibrarnos, sin construir sentidos realmente trascendentes.
Ingerimos el estiércol de la idolatría (de los mesiánicos por ejemplo) junto a los fragantes postres de la fidelidad al Eterno.
Bebemos el veneno de la mentira (de los pobres víctimas palestinos por ejemplo) junto a los elixires de vida de la Torá de Israel.
Estamos en un mundo de perplejidad, a causa de no saber distinguir los valores, a causa de no poder encontrar el verdadero equilibrio que brinda el conocimiento de la Torá de Israel.
Por esto, es imprescindible encontrar un maestro de Luz, que nos lleve, que nos acompañe, que nos guíe por el camino de la Verdad, por el sendero del justo medio bondadoso que brinda el árbol de Vidas que es la Torá de Israel.
¿Estamos dispuestos a discernir y escoger lo bueno?
Quiera Dios que sí.
2 comentarios sobre “Feliz séptimo – Bereshit”
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me llamo la atencion un punto aqui.
Y tristemente, a causa del habla errónea la humanidad se introdujo en el mundo de la falsedad, de la confusión, del trastorno de la conciencia.
el habla es un aspecto muy importante el la vida del individuo.
Ya hemos encontrado, al sabio y maestro, que con «excelente conocimiento y buena actitud» nos discierne y enseña la verdad y lo más conveniente para nos, y sos vos moré. Y Hashem Exaltado seo, os puso a bien para nos; y a vos con respeto, seguimos y somos bien enseñados. Paz.