En una gran peña fue labrada una fortaleza
Con siete invulnerables torres de suma belleza
Muchos pueblos abandonaron su fina nobleza
Y se aventuraron cayendo en terrible bajeza.
Pero centinelas de noble y singular grandeza
No se dejaron llevar por tan cruel y vil torpeza
Y la conservaron con amor y suma presteza
Y a cambio recibieron una mayor recompensa.
Aun hoy la humanidad puede con gran indulgencia
Retomar sus nobles funciones en su fortaleza
Y así resguardarse de toda la sucia vileza
Estando dentro de nuestra bella y gran fortaleza
Construir hogares podemos de sin igual belleza
Confiados siempre en el Creador de la gran residencia
La ciencia es una creación humana, es una de las tantas cosas hermosas y útiles que el hombre ha creado, tratar de comprender los hechos que acaecen continuamente mediante la razón y descubrir las reglas que juega el mundo que nos rodea es su meta. Es notorio observar que dicho acto conlleva grandes beneficios para nuestra especie, al hacer ciencias también obedecemos las ordenes del Eterno, pues utilizamos el medio en beneficio de nuestra especie, para poder crecer, la ciencia y técnica nos libera, nos da más tiempo para compartir con los demás.
Pero la ciencia no es una cosa estática, así que pretender hacer un baluarte y contestar todas las preguntas de la existencia humana es mucho pedir, la ciencia es perfectible, esto es, no esta acabada, sino que a diario se descubren hechos nuevos que requieren una explicación. A veces se crean verdaderos laberintos, cuando estos no se soportan se recurre a una nueva explicación de principios, una nueva teoría.
Así el Universo que imaginaba Arquímedes, no es el mismo que suponía Galileo, ni el que suponía Hubble, ni mucho menos el que determinan hoy los astrónomos.
Los átomos que imaginaba Democrito no son los que considero Dalton o Thomson o Rutherford o Bohr o Scrödinger.
De igual forma los principios del movimiento que concebía Aristóteles no son los mismos que supuso Newton y que después se han abstraído cada vez más.
En fin en cada avance, se ha ido cambiando no sólo la explicación sino las concepciones que teníamos de la naturaleza y como estas influían en nuestra visión de la realidad, con sus repercusiones en los aspectos filosóficos y del pensamiento en general.
La ciencia es buena por su utilidad, nos da poder, y un poder casi ilimitado, es por ello que los humanos requerimos algo más para controlar ese poder que puede ser destructivo, ese algo son los 7 mandamientos dados a Noaj. No son leyes que oprimen, son leyes que moldean un mundo más justo un mundo más equilibrado, sin ellas el mundo se sume en un abismo de terror y desequilibrio, en un mundo con guerras nucleares, crímenes contra nuestros congéneres, contra la fauna, la flora y el ambiente en general.
Por ello es importante profundizar en ellos, y sobre todo aplicarlos en cada acción de nuestra vida, para que con el resplandecer de nuestras vidas podamos ser faros en las tormentosas aguas de un mar agitado, de una humanidad que no pone freno a su ambición por poseer y no por ser. En una humanidad que antepone a su ego antes que reconocer que todos (y todo) somos parte importante del mecanismo de la creación.
El baluarte deben ser los 7 que son inmutables.