La sinceridad es algo muy esencial en nuestras vidas. Ser sincero, decir lo que uno piensa sin afectar con las palabras a nadie ni herir de manera innecesaria, es algo poco conocido en nuestras sociedades. Politicos que hacen promesas para luego dejarnos a la deriva, tal como esta escrito: «Tiene su boca llena de juramentos falsos, de engaños y de fraude…Salmos 10:7″… personas hipócritas que se vuelven repugnantes, tal como esta escrito: «Falsedades se dicen unos a otros, hablan con labios engañosos, con corazón hipócrita…Salmos 12:3… gente que engaña y estafa con la lengua, como esta escrito: «Pues no hay sinceridad en sus bocas, sus corazones son traicioneros, tumba abierta es su garganta, sus lenguas evasivas…Salmos 5:10…son solo algunos ejemplos de las clases de personas falsas que existen en la sociedad.
La Torá narra el relato de Iosef y sus hermanos:
«Éstas son las cronicas de Iaacov: Iosef, a la edad de diecisiete años, era pastor del rebaño junto con sus hermanos, era un jovén con los hijos de Bilá y con los hijos de Zilpá, mujeres de su padre; Y Iosef traía malos informes acerca de ellos. Israel amaba a Iosef más que a todos sus hijos, ya que era el hijo de su ancianidad, y le hizo una túnica tejida. Sus hermanos vierón que era a él a quien su padre más amaba entre todos los hermanos, y lo odiaron; y no podían hablar con él pacíficamente…Génesis 37».
«No podían hablar con él pacíficamente…» es decir, los hermanos de Iosef no erán hipócritas, expresaban lo que sentían.
Al respecto dice el Rambam – Rabí Moshé Ben Maimon – :
«El ser humano no debe conportarse con lisonjería ni hipocresía, sino que su pensamiento debe reflejarse en su lenguaje, siendo que lo que piensa es lo que declara. Asimismo por ej. no debe abrir barriles de vino, que necesitaba abrir para vender, diciéndole al invitado que los abrió en su honor».
Aunque hay casos en que no se debe decir la verdad por diferentes cuestiones, por ej: para no herir sentimientos y hacer decaer el autoestima. Solo se debe modificar las palabras cuando el objetivo es la paz.
«Una vez sus discipulos le consultarón al Gaón Rabí Iosef Dov Soloviechik de Brisk:
– Leemos en el libro de los Salmos: «La verdad brota de la tierra» Si es asi, que la verdad brota de la tierra en abundancia, ¿Porque es tan poca la gente apegada a la verdad?
– Porque para recoger el producto que crece de la tierra es necesario hincarse un poco aunque sea. Pero resulta que por naturaleza, la mayoría de la gente no esta dispuesta a abandonar su posición de erguido. Y asi es imposible recoger al verdad…»