Mónica de Q. nos consulta:

Buen día.  Muchas gracias por su confianza al consultarme. Es bueno tener la capacidad para preguntar, para no asumir como evidente cualquier cosa. Es una gran virtud.

Sobre el título que me regala, con decirme Yehuda, señor, licenciado o moré está bien. Gracias.

Si quiere puede hacer y comer pan trenzado, comúnmente llamado jalá, cualquier día de la semana, incluido el séptimo, hágalo.
Por supuesto que tal acto no tiene de por sí valor espiritual, ni para judíos ni para noájidas.
El pan trenzado puede tener algún simbolismo anecdótico, nacido en las oscuridades de la historia, allí en donde nacen las costumbres que más tarde son revestidas de poderosas interpretaciones que suelen estar muy lejos, pero muy muy lejos, del sentido original que dio nacimiento a la costumbre. Pero bueno, es parte del hombre, crear sentido allí en donde no lo hay, tratar de manipular al cosmos con pensamientos mágicos, es parte del ser humano.
Por supuesto que para las familias judías el pan trenzado también tiene un simbolismo propio, que aferra a uno a sus tradiciones nacionales, a lo que es propio, al acervo de la cultura a la que uno pertenece.

La habilitación para los noájidas de amasar y comer pan trenzado no aplica con el precepto de “jalá”, que es específico para judíos y con determinadas condiciones para cumplirse en el momento de preparar la masa, pues ese es un mandamiento que no está incluido entre los 7 que el Eterno ha dado a las naciones.
Para ser concretos, la bendición sobre la “jalá” explícitamente menciona: “que nos santificaste y nos ordenaste separar jalá”. Si un gentil dijera esta bendición estaría mintiendo, faltando a la verdad, tergiversando los hechos, nada bueno. Como suelo advertir, tengamos muchos cuidado, no sea que las buenas intenciones sin fundamento ni conocimiento nos lleven a terribles consecuencias.
Por otra parte, quizás se comienza añadiendo algo que en apariencia no conlleva riesgos, sino que ofrece alguna satisfacción emocional. Pero que esto da paso a ir añadiendo cada vez más cosas, hasta al final terminar haciendo aquello que es negativo, contraproducente, atentatorio contra el Plan de Dios. Pero además, aunque uno tenga el control sobre sus actos y se ponga un límite y no lo traspase, están los otros, los de alrededor, que pueden tomar su ejemplo pero sin su conocimiento, sin sus límites, y más pronto o más tarde hagan cosas prohibidas. Tanto por usted, por los suyos así como por sus vecinos, es menester que sea cuidadosa de no traspasar los santos y sanos límites puestos por Dios y la Tradición. Que no ocurra como con Eva, que vio que el fruto prohibido era bueno a la vista y por lo tanto era bueno para comer, y por ello comió lo que directamente Dios le había prohibido. Seamos cuidadosos. No es un juego, es la vida eterna lo que ponemos en riesgo.

Teniendo presente esto, recordemos que sí es de un elevado valor espiritual el nutrirse de manera correcta y equilibrada, compartir el alimento con el necesitado, ejercitar el cuerpo para no doblegarlo con impedimentos evitables, agradecer a Dios y al que provee del alimento, entre otras cosas realmente espirituales.

Por mi parte, y como opinión personal que puede ser compartida o no, el querer encontrar respuestas mágicas por el cumplimiento de preceptos ordenados, o por la realización de buenas obras, es apartarse de la senda correcta por la cual debe andar la persona. Se han de cumplir los mandamientos porque eso es lo que Dios ha ordenado, no para obtener beneficios directos o indirectos, más allá de los obvios que se derivan de una vida correcta y armoniosa con el Cosmos.
Mucho menos prudente aun, me parece que es querer hacer alguna acción que es ajena a la propia idiosincrasia espiritual o nacional, a partir de que algunos prometen secretos milagros o hechos sobrenaturales.
A mí me resulta mucho más efectivo y poderoso el aprender a hacer el bien y la justicia, para vivir con lealtad hacia Dios y amor verdadero hacia el prójimo. Ese es el verdadero “secreto” para alcanzar los mayores beneficios y bendiciones en este mundo y en la eternidad. Pero claro, a las personas les gusta el misterio, el espectáculo, las apariencias de poder…

Conozca los siete mandamientos, tenga en cuenta aquellas acciones que se derivan de estos, trabaje para construir shalom dentro de usted y con el prójimo y verá que obtiene una vida mucho más plena y de bendición que tratando de copiar procedimientos que no revisten valor ni concordancia con su espiritualidad.
Sepa que el pasto del vecino siempre parece más verde, pero es solo eso, una apariencia.

La felicito que pregunta en lugar de hace, que está interesada en aprender para mejorar. Eso habla muy bien de usted.
A seguir creciendo, a seguir haciendo lo que es bueno y justo. A seguir conociendo su identidad, amándola, cuidándola, respetándola, compartiendo de lo que es apto con su prójimo. He ahí el secreto… el SECRETO y no los misteriosos secretos del EGO, que llevan al dolor y la muerte. Mejor escoger el AMOR y la VIDA.

Que sepamos construir Shalom.

Moré Yehuda Ribco