A cada uno de los siete días de la festividad de Sucot le corresponde una pequeña lectura de la Torá en particular.
Fueron escogidas del capítulo 29 de Bemidbar/Números y describen las ofrendas diarias prescritas por el Eterno para consagrar esta festividad.
En Shabat, además se añade la porción en Shemot/Éxodo 33:12 a 34:26, en la que se tratan diversos temas, de los cuales se destaca la mención a las tres fiestas de la peregrinación (Shalosh Regalim: Pesaj, Shavuot y Sucot).
Asomando entre la descripción de estas festividades encontramos el siguiente pasaje relativo al Shabat:
"Seis días trabajarás, pero en el séptimo día te abstendrás (de labor). Aún en el tiempo de la siembra y de la siega te abstendrás (de labor)."
(Shemot / Éxodo 34:21)
¿Para qué son mencionadas especialmente las tareas de siembra y siega?
¿No era suficiente con decir “seis días trabajarás y al séptimo no lo harás”? ¿Qué necesidad de especificar el no realizar labor de la siega y de la cosecha? ¿Acaso las tareas agrícolas no son también trabajo y/o labor creativa como las otras prohibidas de realizarse en el día de Shabat?
¿Hay algo en especial en estas actividades que precisan ser resaltadas por sobre el resto de las posibles?
Como no hay casualidades ni palabras superfluas en la Torá, podemos captar que existen motivos de peso, enseñanzas valiosas que trataremos de descubrir ahora. Ésta es una de las virtudes de la Torá y del judaísmo, ambas nos impelen a estudiar, a analizar, a no tomar las cosas por fe y sin cuestionamientos, sino que nos invitan a que descubramos lo que está oculto en aquello que está a la vista.
Explica el sabio Najmánides (RaMBaN) que siembra y siega son labores esenciales para la vida humana, sin ellas es impensable obtener organizadamente el sustento de la tierra, y sin embargo tampoco han de hacerse en Shabat. No valen las excusas y justificaciones del hombre cuando el mandato del Eterno es explícito y claro. Seis días son para trabajar, para hacer toda la obra que es necesaria, para conquistar, para crear, para modificar, para creernos tan poderosos como para ser los amos del mundo que habitamos; pero llegado el día séptimo, cuando es Shabat, el hombre (judío) debe reposar de todo intento por demostrar su dominio sobre la naturaleza. Debe aprender a convivir en armonía con el entorno, en contemplación y aprecio, en respeto y humildad, y no en actitud de posesión, de supuesta propiedad. Porque Dios es el Señor del Shabat, tal como es el Señor de todo el universo, y Él ha establecido que cesemos (los judíos) de laborar en ese día santo. Tengamos en cuenta que de las labores agrícolas el sembrar y cosechar son el principio y el fin, lo que da sentido primero y último a toda el duro trabajo en el campo. Pero tampoco esta importancia es excusa admisible para cancelar el Shabat. Que las nobles e importantes tareas se realicen antes o después, pero no en Shabat. Solamente el riesgo de vida es justificativo para quebrar este mandato, asegura la ley judía.
Aprendemos así que el hombre tiene permiso para tomarse con calma el tiempo de relax del Shabat. Que el hombre abandone la pretensión de dominar, de obligarse a estar a cargo de todo, que cese su ilusión de poder total. Tal es uno de los motivos que sostiene esta idea de no laborar en Shabat. Podemos comprender que no tiene porque controlar todo, estar atento a todo, pretender manejar todo. Cuando aprende a controlar solamente aquello que puede controlar, a hacer lo que está en su capacidad y posibilidad hacer, es que está en real posesión de dominio y fortaleza. Pero muchas veces el hombre se pone en situaciones extremas, se agita, se angustia, se desespera por ejercer el control allí en donde no lo tiene, y por ello fracasa, y se duele y se esfuerza inútilmente aún más.
El comprender nuestro lugar, nuestro real poder y nuestros límites, es importante para mantener un estado de salud integral, de bienestar. Es una enseñanza que emana directamente de las prohibiciones de ejercer actos creativos, acciones de posesión artificial sobre la naturaleza, en el santo día del Shabat y en los iamim tovim (días sagrados). Cuando el hombre aprende que el mundo sigue girando aunque él no esté a cargo, que no tiene la obligación de estar pendiente de cada detalles y de todo al mismo tiempo, es que comienza a tomar conciencia de su verdadero poder, que es inmenso, pero limitado.
Además, esta prohibición ordenada por el Eterno, sirve para incorporar la idea de que la obtención de trofeos y logros materiales no lo es todo, ya que por encima de esto se encuentra el valor espiritual de las cosas. Si para alcanzar el éxito se recurre a acciones negativas, a actos prohibidos por la ley, a cuestiones contrarias a la ética, de poco y nada vale el éxito, ya que es un trofeo falso, una apariencia de triunfo. En el judaísmo sabemos que el fin NO justifica los medios, y que NO vale todo para alcanzar las metas propias o grupales. Más bien, la meta es el camino que se va transitando, los pasos que se van dando, lo que contribuye a la construcción de un mundo de mayor bienestar compartido con el prójimo. Si llegamos a obtener la medalla de oro, qué bueno, si es merecida y ha sido con honor y salud. Pero si no la alcanzamos, pero hicimos nuestra tarea con dignidad y honestidad, dando lo mejor, igualmente hemos salido victoriosos. Quizás no en la evaluación materialista y parcial, pero sí en la perspectiva espiritual.
Estas sencillas ideas que surgen de la interpretación de este versículo sin dudas ponen de manifiesto la frecuente enseñanza de la Sucá: “Las endebles chozas, de precaria construcción, jamás hubieran proporcionado protección el desierto salvaje, a menos de que los judíos contaran con el brazo protector del Eterno” (Sefer HaJinuj 286; TB Sucá 11b).
Siendo así, hasta la más humilde Sucá vale más que la más impresionante mansión.
¿Comprendes como esta frase acerca de la Sucá se vincula con la enseñanza que mencionamos del Shabat?
¿Puedes dar ejemplos en tu vida cotidiana de cómo a veces quieres controlar lo que está fuera de tu alcance?
¿Cuál suponías que era el motivo por el cual Dios prohibió realizar labores creativas en Shabat?
Quiera el Eterno que sepamos tomarnos el tiempo para la contemplación, para así hacer posible el tiempo de la construcción de un mundo de mayor bienestar para todos.
Shabat Shalom y Jag Sameaj.
Moré Yehuda Ribco
Definitivamente, se vive bajo el imperio del Ego. No podemos verlo, pero si palpamos fisicamente sus resultados. Precisamente, conversando hoy con Felipe, me recordaba las palabras de este post: «Cuando el hombre aprende que el mundo sigue girando aunque él no esté a cargo, que no tiene la obligación de estar pendiente de cada detalles y de todo al mismo tiempo, es que comienza a tomar conciencia de su verdadero poder..»
Todo apunta a que el sistema de vida creado, no ha sido por propia voluntar, sino por demanda de Ego: todo es un puro corre corre, a cualquier hora, cualquier día, estar pendiente de tal o cual cliente o sus negocios, estar contra el tiempo por que a tal hora cierran las oficinas publicas, etc..
Actuando en automático, en todo se exige atención meticulosa de cada detalle para que todo salga bien, se logre lo esperado, se pague las deudas en tiempo, se logre llegar a tiempo… se logre tener el control y dominio sobre todo y todos. Se resta tiempo de lectura, de meditación u oración para proseguir en la productividad que exige tanto el sistema, el cual cada quien generó. Parece exagerado, pero así se puede resumir la vida contruida por la demanda Egolatra; no hay tiempo para nada, solo para la actividad productiva ad perpetua; sin importar que el cuerpo y su escensia esten enfermos, aun así, la sed de Control no merma.
Tenia dias sin participar; mi EGO siempre exige control y tiempo; en buena hora por el articulo More, es «mana» para el gentil.
1- Creo que si, cuando solo somos conscientes que nuestro dominio tiene un alcance limitado o local, la construccion de nuestra casa, aunque humilde nos brindara un lugar de protección y así contaremos con la ayuda de Dios y tb con un estado de salud adecuado, ya que muchas enfermedades vienen de un estado mental o espiritual
2- En este momento no logro identificar alguno pero si puedo hacer mención que muchas veces me hubiera gustado que las personas sean de otra forma y pretendia ayudar para cambiarlas, mas q nada porque veo que sufren o les hace mal algo, muchas veces creo haber dado consejos para bien, pero «me di por vencida», antes me enojaba ahora acepto y no lo padezco como antes.
3- Para fomentar un estado de quietud, de saber que somos precindibles, que somos limitados, para contemplar, relajarse, escuchar, para filosofar =). Ahora bien, el trabajo intelectual tb esta prohibido en shabat? =)
Los idolatras se propucieron engañar al pueblo Judio incitandolos a violar el Shabat . Siempre estan aquellos engañadores a merced , para frustrar nuestros sueños o peor aun , para engañar en el mundo oscuro de las religiones. Gracias Morè.
Querer controlar todo, no dejar que muchas cosas fluyan.
Gracias por el texto Moré.
Saludos!