Shalom estimado profesor, discúlpeme por estar desaparecido, he estado con mucho trabajo y movimiento en cuestiones personales.
Quisiera poder tener la paciencia que Ud. tiene, aunque ha enseñado que uno debe amar la patria a la que uno pertenece, lastimosamente sólo puedo soportar. Es una de sus enseñanzas que aún me cuesta llevar a cabo.
Que Dios lo bendiga siempre.
Desde Venezuela
Bienvenido y gracias por enviarnos su interesante misiva.
Es necesario amar a la patria, pero eso no significa amar a los gobernantes, ni ser un lacayo de sus maquinaciones anti-Dios (contra judaísmo, contra noajismo, contra el bien y la justicia).
Dentro del respeto, de la legalidad, está a su disposición todo para ejercer cambios en su sociedad, que sean acordes con el marco que brindan los Siete Mandamientos Universales.
No es soportar solamente, ni ser paciente en pasividad que lo va consumiendo desde adentro, mientras los corruptos y malvados destruyen el mundo.
Es imprescindible que todos seamos constructores de shalom, promotores del orden, portadores de la Luz de la Torá para las naciones.
Si esto implica estar en el lado contrario al de los gobernantes, pues allí es donde habrá de estar, desde ese lugar deberá hacer su parte para formar una nueva sociedad, colaborar con el despertar de la conciencia noájica, promover el reino del Eterno en el mundo.
En lo personal, yo Yehuda, no me inmiscuyo en la política de su país. No tengo ni el conocimiento ni la calificación para hacerlo, pero le aconsejo que se alíe con aquellos que promueven el espíritu de la Torá y no con los que marchitan la vida.
Por último, ¿qué es la patria?
¿Un pedazo de tierra?
¿Una localización geográfica?
¿Unos símbolos?
¿Una nacionalidad?
¿Los que están en la casa de gobierno?
¿La gente de un país?
¿Qué es la patria?
Algunas de las acepciones que nos brinda el diccionario son:
1- Perteneciente al padre o que proviene de él.
2- Tierra natal o adoptiva ordenada como nación o país, a la que se pertenece por vínculos afectivos, históricos o jurídicos.
3- Lugar, ciudad o país en que se ha nacido.
De acuerdo a esto, la primer patria del noájida es Noaj y su legado, el pacto con el Eterno simbolizado por el arcoiris.
Luego es la tierra en la que se vive o la que lo ha visto a uno nacer. Esa tierra por la cual uno siente un vínculo emocional profundo, que incluso puede resultar incomprensible visto desde la fría racionalidad.
Es por tanto, el lugar de los «amores», que uno anhela sea de bendición, de bienestar, de orden, de progreso, de prosperidad pero especialmente de Shalom.
Si existen sujetos que perturban el predominio del Shalom, no son precisamente «patriotas», sino corruptores, a los que se debe someter al imperio de la Ley. (Ley que solamente es plenamente válida cuando está en armonía con los Mandamientos Universales).
Si le quedan dudas pertinentes, hágalas llegar.
Dios te bendiga, y que podamos ser constructores de Shalom.
Moré Yehuda Ribco
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Aunque lo esté haciendo con 3 años de retraso: Muchas gracias por su respuesta moré.
es un placer
jaja tres años… wao!