Este texto es para la elevación del espíritu del joven Carlos Helmuth Hernández Orellana, que su recuerdo sea bendito y de bendición.
Al nacer nos vemos sumergidos en un océano insoportable de impotencia.
En un instante pasamos de la relativa calma del paraíso uterino a padecer de estrechez, dolor, arrebato, miseria, despojo entre otros terribles sentimientos, en tanto vamos avanzando dificultosamente por el canal de parto.
Horas, o momentos, más tarde, el sufrimiento se agudiza hasta su máximo, emergemos a un mundo ruidoso, alumbrado, oloroso, aireado, frío, áspero, móvil, en donde se siente hambre, cólicos, mareos, una indomable impotencia.
Las reacciones son dolor, miedo y mucha ira.
Para empeorar el sentimiento de impotencia extrema, no contamos con mecanismos para solventar tal dificultad, ni siquiera con palabras, sino solamente encerrarnos detrás de una dura corteza, a la que llamaremos EGO, y dejar actuar al instinto para preservarnos.
Tal descripción es el tormento del nacimiento, normal, común, y que inscribe una huella de espanto profundo en el alma de cada persona.
Una huella que no es accedida por recuerdos conscientes, ni por palabras, ni por descripciones científicas, pues ocurre en un momento en el cual la palabra no tiene posibilidad de ser, ni la razón, ni las experiencias tranquilizadoras.
Esa huella nos sigue marcando en nuestra existencia, es la que nos mueve de un lado a otro, la que nos zarandea con miedos, las que nos hace huir hacia la fantasía del deseo, la que nos esclaviza al EGO (nuestra primera armadura, útil al principio pero desastrosa posteriormente).
Todos nuestros enojos, decepciones, odios, rencores, deseos de venganza, deslealtades, engaños, mentiras, falsedades, máscaras, excusas, justificaciones, agresiones, aceptación de agresiones, malestares surgen directamente de la huella inicial de la impotencia primaria.
Todos nuestros miedos y temores están anudados medularmente a la huella inicial de la impotencia primaria: tu miedo a morir, tu miedo a que muera alguien querido, tu miedo a ser rechazado, a ser abandonado, a ser menospreciado, a ser maltratado, a ser ignorante, a estar loco, a ser malo, a ser diferente, a enfermarte, a ser pobre, a vivir en miseria, a ser inválido, a la oscuridad, a las maldiciones, al infierno, a equivocarte, todos, pero todos tus miedos están ensartados a esa primera impotencia.
Todos tus sufrimientos también.
Entonces, andamos por la vida esclavizados al EGO, por suponerlo un amo útil, tal como nos sirvió para rescatarnos en la primera era de nuestra vida en este mundo, cuando lo cierto es que el EGO es una cáscara vieja e inoperante que no quiere morir y desaparecer.
Nuestro amor por ese EGO nos llena de aire, nos llenamos de orgullo, nos pretendemos más de lo que somos, es un recurso para no sentirse impotente, pero que deja la impotencia completamente encendida, activa, que desde las sombras de la inconsciencia nos apena y aterra.
Nuestro EGO nos empobrece el ánimo, nos hace arrastrar en servilismo ante los que se presentan como dominantes, para sobrevivir a la impotencia actuamos como impotentes.
Nuestro EGO nos hace fantasear con súper poderes, para negarnos a admitir nuestra debilidad.
Nuestro EGO nos obliga a someternos a personajes o ilusorios seres de poder, ángeles, demonios, brujas, obispos, pastores, rabinos, cabalisteros, morés, jefes, dictadores, reyes, faraones, maestros, gurúes, líderes, amos con diferentes careta pero igual oscuridad en el alma. Ofrecen salvación y respuestas mágicas pero no son otra cosa que títeres de sus propios enfermos EGOS, que tienen la habilidad para manipular a los necios que los adoran.
Nuestro EGO nos lleva por aquí y por allá, en tanto deliramos creyéndonos racionales, inteligentes, esclarecidos, superiores, mejores, sanos, poderosos, pero somos peleles, macaquitos pordioseros en busca de un poco de amor, un poco de aceptación, un poco de paz, un poco de dinerillo para sus vicios, un poco de irreal poder.
Puedes leer y olvidarte.
Puedes leer y rechazarlo, para correr a superficiales teorías que se presentan con mucha palabrería altisonante, misticismo, títulos rimbombantes, que están en sintonía con la fealdad de tu EGO.
Puedes leer y aburrirte antes de terminar.
Puedes leer y enojarte.
Puedes leer y analizar tu vida y la de los que te rodean y comenzar a admitir que es tal cual.
Puedes leer y además de analizar y comprobar la veracidad de estas palabras comenzar a encontrar maneras saludables para ser libre del EGO, para dejar de refugiarte detrás de una armadura envejecida y ser libre a pleno.
Si haces como la última opción, estarás en la senda de disfrutar de la bendición que Dios constantemente te provee.
A cada instante desde Arriba te llega TODO lo que necesitas para tu existencia plena en este mundo y en la eternidad, pero cuando te arrinconas en tu celdita mental, dejas de gozar y te empobreces.
Enceguecerte detrás de sectas, noajismos místicos, maestros peculiares, religiones, mesianismos, palabrerías hebraicas o aramaicas, adoraciones de personajes, repetición de lemas incomprensibles, y modos similares de vivir alelado, es otro recurso de tu EGO para mantenerte esclavizado.
Romper con todo ello, actuar con bondad y justicia siendo leal a Dios, es la clave para empezar tu proceso de sanación, tu liberación, tu disfrute de la plenitud de la bendición.
Las cosas que Dios decreta para los hombres son simples, son sencillas de comprender y accesibles para realizar.
Las pruebas de esto están ante ti.
Él ordenó Siete Mandamientos para la humanidad, con palabras claras, sin rebusques, sin malabarismos metafísicos, sin palabrejas oscuras, sin conceptos complicados que no llevan a ninguna parte saludable. Siete Mandamientos en lenguaje de hombres, con posibilidades de hombres.
Si pudieras estudiar de la Torá encontrarías que en ella tampoco hay esquemas de vida complicados, ni misticismo, ni filosofías para las cuales se precisan clases preparatorias porque de lo contario no se entiende ni jota. En la Torá hallas un lenguaje simple, llano, relatos cotidianos, vidas de personas normales –no hay súper héroes ni maestros bizarros elevados a pedestales de deidades-, mandamientos concretos, ideas explicadas en sí mismas.
Cuando te presentan esquemas para los cuales tienes que hacer subibajas mentales para tal vez entender algo, cuando te inundan con palabras que a simple vista no quieren decir nada –y en una segunda lectura tampoco-, cuando los conceptos se apartan de la vida cotidiana, cuando te hacen creer que debes entrenarte para entender lo básico o tienes problemas intelectuales, simple y sencillamente no es cosa que Dios haya preparado para ti.
A Dios no agrada lo complejo, pues Él ha provisto las cosas de manera simple, concreta, clara, accesible.
No tienes TU libertad, sanación, salvación, bendición más allá de fronteras, ni en manos de algún maestro místico que te alumbrara desde su barba celestial, la palabra de Dios la tienes en ti, para que la vivas y seas bendito y goces de plenitud constante.
Por supuesto que hay niveles de conocimiento, tal como en todas las materias de estudio.
Pero Dios no dispuso los niveles complejos para todas las personas, sino para aquellos pocos que se dedican a estudiar y profundizar para su propio beneplácito.
El nivel general, el necesario, el que Dios demanda y exige, es el simple, el de las palabras de todos los días, el de las acciones concretas y explicadas en sí mismas.
Cuando llegues ante el divino Juez no te preguntará si tenías tu “netzach de zeir anpin en iesod vibratorio or adam hakadmon de hatzmut del cuarto nivel, en el olam de hatzilut con jesed del kav jozer de din en kav iashir” o cualquier otra cosa parecida y completamente incomprensible.
Te hará testimoniar si fuiste justo, si fuiste bondadoso, si fuiste leal a Sus mandamientos (siete para gentiles, los que corresponden de 613 a los judíos), tal será tu juicio.
No te demandará si dijiste “shabat shalom”, o “shalom alejem ajim”, sino si viviste como constructor de Shalom.
Si eres gentil, no te exigirá si cumpliste con el shabat, o si estudiaste más o menos Torá, porque eso no te toca ni te corresponde y de hecho te perjudica en tu plenitud multidimensional al crear distorsiones en el patrón de conducta ordenado por Él a ti.
Tienes la opción de seguir siendo esclavo de tu EGO, y del EGO de los papanatas que se erigen en tus amos-maestros-líderes-consejeros-etc. Hazlo si quieres, Dios te ha puesto esos escollos para que puedas optar entre el bien y el mal. Hazlo si amas al EGO y la muerte en vida y en la eternidad.
Hazlo, porque es más fácil seguir siendo una ovejita detrás de algún pastorcillo ridículo pero lleno de vanidad.
Pero tienes la opción de ser príncipe en el palacio de tu vida.
Ser el amo y no el siervo.
Ser siervo de Dios y no del EGO y de los papanatas que trabajan para él.
Puedes gozar de todas las bondades que hay para ti preparadas y de buen sabor, listas para disfrutar, si es que tú te lo permites.
Puedes ser la persona más feliz que conozcas, pero tienes que desearlo.
Ahora ve, corre a donar dinero para los traficantes de la fe, adhiérete a sus grupitos, alaba a sus gurúes, sé uno más de la masa… eso te dará la falsa tranquilidad del que está adoctrinado y sedado.
Vamos, ve a Facebook a promover esas agrupaciones, afíliate con pasión a clasesitas a foritos, sé uno más de los que siguen esclavos pero se venden como miembros de sectas de salvos.
Corre, huye, tiembla y no dejes de huir, eso te hace sentir mejor… ¿no?
O detén tu escape, admite tu situación, sométete a Dios tal como Él te manda y no como tú quieres que sea.
Sé bueno, sé justo, sé leal y goza… GOZA.
Si deseas, ayúdanos a seguir ayudando a otros, pues de esa forma te estarás ayudando a ti a seguir por la senda de la bendición y la conciencia de ser bendito.
Te deseo todo lo mejor, sea que escojas la muerte en brazos del EGO, sea que decidas acompañarnos por la senda de los constructores de Shalom.
De hecho, ya estás en posesión de todo lo mejor, pero probablemente no te has dado cuenta ni lo estás disfrutando.
Es tan simple, siete leyes, siete mandamientos y a pesar de todos nos gusta complicarnos la vida hurgando donde no hay que hurgar o adoptando estilos de vida que cumplan con ciertos pero no todos los requisitos de ciertos grupos porque es tal nuestro EGO que no nos aceptamos como somos sino como queremos ser en total y flagrante desobediencia de la voluntad del Eterno.
asi es amigo felipe.
y pq sera q la gente ama a los papanatas q se llenan de palabrerias y ritualismos para complicarse la vida y seguir aferrados a la mentira perpetrada por el EGO?
ejemplos, conocidos nuestros, abundan!
tanto de papanatas q se creen iluminados lideres meteretes, como de ovejitas q añoran seguirlos…
pq sera?
Moré, Felipe, quizás todo eso se deba a que los patrones de comportamiento propios de otras religiones aun predominan. Dejar de estar en una secta salvifica para pasar a ser parte de otra o crearla.
Me gustó mucho el enfasis en la importancia de las acciones. Mientras más noajicamente vivo, más cuenta me doy de lo importante que son las buenas acciones hacia quienes me rodean.
Mi vida es carente de estudio de judaismo, Torá, etc… cosa que en otrora era la caracteristica principal. Hoy en dia procuro no pasar un solo dia sin hacer algo bueno por alguien. De nada valió estar encerrado años, aislado del mundo, complaciendo manipuladores que hoy dia se hacen llamar lideres, consejeros, guias, oradores, conferencistas, etc…
Sé que el dia que pase de Este Mundo al Otro, no seré juzagado por haber seguido a fulanito, sino por mis acciones. Por mi compromiso con mi identidad espiritual.
Gracias por el texto Moré, miles.
Tambien son mis deseos por el espiritu de carlos orellana.
Esta es una oportunidad mas para meditar y corregir todo aquello que impide que esa hermosa luz pueda resplandecer. Gracias More.
Porque no sólo es que somos ensimismados sino que como tendemos a ver las cosas negativamente y al estar ensimismados nuestro foco de atención somos nosotros mismos, entonces vamos a vernos negativamente.
Al vernos negativamente entonces vemos que tenemos fallas y como nuestro enfoque somos nosotros mismos, aquellos que están fuera de nuestro enfoque nos parecen mejores ya que no les prestamos esa atención. Aparte de esto, los papanatas conocen qué es lo que mueve a sus seguidores actuales y potenciales, entonces buscan adoptar, al menos superficialmente, ciertos rasgos que son considerados como místicos para que los tontos caigan en sus garras.
Por lo menos así lo veo yo.
muy buen texto ,mas bien reflexión,hay muchas cosas en las cuales uno podría estar mirándose,en cual ,oh en donde estoy,ser sincero con uno mismo ,se que aveces cometí errores ,por ignorancia,oh por dejarse llevar por la pasión ,pero siempre estaré dispuesto a ser corregido ,educado,de mis errores ,se que cada día hay que estar asiendo la voluntad de D-os,sus mandamientos,los que a mi me corresponden,como gentil (noajida),sin desear las herencias del pueblo hebreo,ni tampoco imitar costumbres,ser yo mismo,estoy constantemente entrenándome, esforzadamente,aunque parezca poco,se de mis responsabilidades que no puedo ignorar ,construir shalom,es mi vida,quiero mi salvación,aunque me cueste,y temo a D-os,y respeto a mi maestro, (aunque me equivoque y tenga paciencia de mi)soy lento de cabeza ,voy mas lento pero hay estaré ,shalom
amigos, gracias por comentar. todos aportan mucho con sus palabras.
felipe, los papanatas son gente q no tiene mucha idea de nada, creo q ni siquiera les da la mollera para ser manipuladores conscientes… aunque les encanta hacerse las victimitas y llorisquear por alli echando culpas a los ogros q ellos mismos inventan… o se presentan como inspirados salvadores rotulados por supuestos maestros ascendidos q los alientan a ser salvadores… no son otra cosa q pelafustanes, patancitos, muy metiches, muy molestos, muy quejositos, y por su misma torpeza mental y pobreza espiritual, son muy peligrosos para ellos y para los pobrecitos q se aprestan a hacer caso a sus huecas palabras…
El problema es que por esos patologías psicológicas se creen los cuentos que ellos mismos se inventan y lo que es peor se llevan a otros en banda.
q daño q hacen.
q difamaciones hacen correr en contra de gente justa y buena.
pero no dejan de hacerse las pobres victimitas.
son un pozo oscuro acechando a los pies de cada uno.
mucho cuidado con estos esclavos de sus egos.
cariños
Lo que más me duele es que están tan esclavizados que buscan hacerle la guerra a los siervos del Eterno y utilizan el sabotaje. Es tal su sed de saciarse ese vacío que tienen que se unen entre semejantes para hacerle la vida imposible a los que son leales a Di-s.
¡Impresionante! … Es un texto tan claro, tan profundo, TAN CIERTO, está lleno de verdadera riqueza, de verdadero alimento, me deja sin palabras.
Leerlo fue un deleite y un viaje por aquello que denominamos «vida», me vi a mi misma e imagine a muchos, realmente imagine a TODOS, hemos sido creados y desde el primer momento, la primera instancia, desde antes incluso de nacer tenemos frente a nosotros la opción para vivir a plenitud, o para morir aun cuando se nos haya otorgado vida.
Es tan fácil, y a la vez no lo es. Es tan fácil “cuando atisbamos algo de esa luz que proviene de la verdad”, y se decide caminar bajo ella; pero… es tan difícil cuando se cree en la «verdad» de unos cuantos, de unas ideologías, de unas religiones, en las verdades propias que en realidad no son más que mentiras que hunden y no dejan vivir.
Moré, sin palabras… ¡muchas, muchas, muchas, gracias!
muchas muchas muchas se agradece su agradecimiento.
esta es una buena enseñanza, para los pocos q quieren alimentarse y no solamente masticar el chicle de los fetraficantes.
los adoradores de los fetraficantes no captaran la prfunidad en la simpleza, la verdad en las palabras simples.
preferiran barbotar palabrejas incomprensibles y hundirse en pensamientos banales y sumamente complejos.
pero nosotros no somos traficantes ni nos rebajamos a vender espejitos de colores para satisfacer el EGO de las masas.
quien quiera buen pan, buen provecho; quien quiera otra cosa, tiene multitud de sectitas y sitiecitos q ofrecen sus productos.
Estoy feliz, por este pan… «pan del bueno, muy bueno»
Gracias Moré por este texto que nos has dado es enriquecedor.