De pronto te ves saturado por sentimientos, que son pensamientos primitivos, que te llenan de impotencias.
El miedo atormenta con imágenes y frases de fracaso y sufrimiento.
La creatividad es escasa, apenas si sobrevive en esa tormenta.
Te cuesta enfocarte en algo que te dé tranquilidad y un rato para disfrutar.
Es un torbellino y no sabes bien por dónde comenzar a despejarte.
Te pasa, claro que sí. No sé cada cuanto, ni con cuánta intensidad, pero sin dudas es una presencia oscura en la vida de la gente, de tú, de mí.
Tenemos varias estrategias y prácticas que te pueden ayudar, una la hemos publicado hace unos pocos días atrás y es muy poderosa además de efectiva.
Te dejo aquí el link: http://serjudio.com/exclusivo/cterapia/mtodo-para-no-hundirte-en-el-crculo-de-la-ira, realmente, vale el tiempo y la energía su lectura, estudio y dedicarse en entrenar.
Ahora te brindo otro auxilio, es simple, pero tiene efectos positivos.
No es tan profunda e intensa como la otra técnica, pero ciertamente vale la pena conocerla y emplearla.
Confecciona una lista nombrando las cinco cosas que más te estén atormentando en este momento.
Deben estar ordenadas de mayor a menor en su capacidad de afectarte.
Sé cuidadoso, es importante que estén en el orden correcto y que seas específico en darles un nombre lo más exacto posible.
Luego, deberás decidir cuán tremenda es cada una de estas cinco en tu percepción actual, en una escala del 1 al 10, siendo el 1 lo menos doloroso y el 10 el máximo.
Si descubres que habías ordenado incorrectamente, puedes rearmar la lista, pero no borres ni taches la anterior, escribe otra.
Luego tendrás que evaluar cuánto de la torta del sufrimiento le repartirás a cada una de las cinco. Esta torta tiene 100 pedazos, por lo cual decidirás cuántos corresponden a cada una de las cinco torturas que nombraste y numeraste anteriormente.
Tras lo cual, deberás dejar la lista y salir a dar una vuelta, distraerte con alguna actividad, cualquier cosa que no sea ni ella ni dar vueltas a ideas acerca de tus agotadoras pesadillas.
Después de un rato, minutos, horas, pocos días, lo que tú escojas; vuelve a leerla.
Considera si el nombre de la afección es el que mejor lo describe, le da título.
Revisa que estén en el orden correcto de mayor a menor sufrimiento.
Que la cifra de 1 a 10 sea esa que escribiste.
Que tiene cada una asignada la cantidad de torta que le corresponde al malestar general que te aqueja.
Si descubriste algo para modificar, o te diste cuenta de que fuiste incoherente entre el valor de dolor y la cantidad de torta asignada, estás en libertad de hacerlo. Pero en otra hoja.
Ahora te concentrarás en el que evaluaste con el menor grado de sufrimiento para ti.
Escribe nuevamente su nombre.
Abajo deberás escribir lo más exacto posible qué lo está motivando, cual es la impotencia que te aqueja.
Abajo escribirás qué beneficio estás recibiendo por esta impotencia.
Abajo qué estás perdiendo.
Abajo qué intentaste hacer para resolverlo y por lo visto no funciono.
Abajo cuáles conductas de tu parte favorecen que este sufrimiento siga vivo en ti.
Abajo qué nuevas conductas deberías poner en práctica para librarte del dolor.
Abajo qué puede servirte en tu meta de avanzar de esta impotencia.
Abajo propón a donde quieres llegar, exactamente. Debes tener bien delineado tu triunfo, imaginarlo, mentalizarlo, hacerlo realidad en tu mente. Orientarte hacia él.
Abajo escribe en negritas y más grande: “Cuando salga a la batalla contra mis enemigos no tendré temor de ellos; porque el Eterno mi Dios está contigo.” (Basado en Devarim/Deuteronomio 20:1).
Y recuerda, cuando no tenemos el dominio, el éxito está en reconocerlo y no encadenarse a pretender el imposible.
Vete a dar una vuelta, haz otra tarea, no toques más esta hoja por un tiempito, escoge tú cuánto.
Luego relee.
Si tienes algo para hacer para estar mejor, es momento de hacerlo. Tienes en tu mano un plan de acción que te orientará.