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Comunicación Auténtica desde el principio

En el comienzo de la historia del Hombre, relatada en Bereshit, encontramos al Eterno hablando con Adam y éste con Él. Y cuando Adam le habló, fue con reproche, falta de agradecimiento, escamoteo de la verdad.
Al Najash con Eva y ésta con él.
El Eterno con Eva y con el Najash.
Al Eterno con Cain y a éste con Él.
A Cain haciendo el intento de hablar con Hebel, pero sin alcanzar a hacerlo, según leemos: «Caín habló con su hermano Abel. Y sucedió que estando juntos en el campo, Caín se levantó contra su hermano Abel y lo mató.» (Bereshit / Génesis 4:8).

Pasan las personas, las generaciones, los sucesos, la gente sabe hablar pero no se comunica.
Porque, no es lo mismo hablar que comunicarse.
¿Sabías?
Ni tampoco es igual un monólogo de a dos que un diálogo.
Por lo general, nos enfrascamos en monólogos de a dos, compartimos un espacio y hacemos la mímica de estar conversando y comunicándonos, pero es solo eso, una mímica.
La Comunicación Auténtica es escasa, lo era ya en el comienzo de la humanidad y lo sigue siendo ahora.

Mira un ejemplo desastroso, el que es registrado en la Torá como la primera conversación entre dos o más personas:

«Entonces Lemej/Lamec dijo a sus mujeres: ‘Ada y Zila, oíd mi voz. Oh mujeres de Lemej, escuchad mi dicho: Yo maté a un hombre, porque me hirió; maté a un muchacho, porque me golpeó.  Si Caín ha de ser vengado siete veces, Lemej lo será setenta y siete veces.'»
(Bereshit / Génesis 4:23-24)

Eso fue.
Un lamentable llamado de atención, las piruetas de un saltimbanqui para atraer un poco de interés sobre él.
¿Es eso comunicación, y Comunicación Auténtica?

Ten presente esas historias que enumeramos recién, donde el diálogo no existían, donde la palabra no se usaba para comunicar, donde el lenguaje era empleado como distracción o para someter a otros a manipulaciones varias. ¿Cuál fue el resultado de la falta de Comunicación Auténtica?
Errores, pecados, mentiras, engaños, violencia, sufrimiento, padecimiento, angustia, dolor,  miseria, soledad, exilio… Pudiendo comunicar no lo hicieron, entonces lo no dicho estalló en algunas de las facetas lamentables que provoca el EGO (alias Ietzer haRá).

Las historias de la Torá, especialmente las de su comienzo, no están para que aprendamos historia, antropología, paleontología, física o cuestiones similares, ni siquiera para aprender halajot (normativa judía) sino que son más bien un manual de vida para llevarnos por sendas de Vida en nuestra conducta. Como un GPS espiritual, que permite regular nuestra existencia terrenal en un ámbito que antecede y rodea a la estricta aplicación de la Ley.

Entre otras enseñanzas podemos distinguir ésta del empleo de la Comunicación Auténtica, de la cual hemos escrito en variadas oportunidades por lo que solamente te listaré sus pautas esenciales:

  • Ser honesto, sin por ello excederse en decir todo cuando ello no es generador de Shalom.
  • Respeto al otro y a uno mismo.
  • Claridad, sencillez, ser concreto.
  • No suponer, preguntar.

Si tenemos estas simples herramientas a mano, en el momento de interactuar, es mucho más fácil que colaboremos en la construcción de Shalom.
Un Shalom interno y que repercute positivamente en lo externo.

Opciones de vida

La vida es una constante toma de decisiones, en todos los planos de la vida.
Algunas parecen ser más fundamentales que otras, pero rara vez percibimos el alcance real de cada una de ellas.
Incluso lo que a simple vista puede parecer una elección banal, podría resultar en tremendos efectos, muchas veces inesperados.
A la inversa también se da, cosas que suponemos de gran impacto, a la postre se diluyen sin ser notadas.
Las posibilidades  son variadas, escapan a nuestro control, por más datos que recabemos previamente, siempre habrá factores que harán el final desconocido hasta alcanzarlo.

Así, cada uno puede escoger de acuerdo a lo que sabe, entiende, puede, aprecia, se manifiesta, supone, desea, planifica en un determinado contexto, en cierto momento puntual, ejerciendo el poder que tenemos allí y ahí; pero, luego, el resto ya no depende de nosotros. Hay una inmensidad que opera y que está por completo ajeno a nuestros intereses, sueños, cuestionamientos, manipulaciones. Hay una infinitud de factores ante los cuales somos absolutamente impotentes, y otros tantos que somos incapaces de determinar previamente.

Aunque quizás nos hayan hecho creer que por medio de sortilegios, operaciones cabalisteras, murmuración de ensalmos, rezos a deidades, saltos carnavalescos, pensamientos de atracción de beneficios, o cualquier otra cosa de apariencia metafísica encontraremos una llave secreta para obtener el control universal o de poderosas fuerzas ocultas, en verdad, solo podemos ese poquito que dominamos en el aquí y ahora. Luego, estamos a la intemperie, a la buena de Dios y de Su creación.

Por supuesto que podemos/debemos rezar, es decir conversar con el Padre y Rey, y confesarle nuestras debilidades, hacer luz en nuestras oscuridades, agradecer lo que tenemos, descubrir potenciales ocultos o manifiestos, ver por las necesidades y carencias de otros, así como también humildemente solicitar de Su ayuda (¡para agregar a todo lo que ya nos está dando!). Pero, lejos está el rezo verdadero de servir como una paparruchada pretenciosa de manipular al Señor de señores. Él hará de acuerdo a Su Voluntad, no de acuerdo a nuestro capricho u honesta necesidad.

Ante Él no valen gritos, llantos, aplausos o pataleos, como tampoco mentiras, engaños, fraudes, seudo negociados, intentos de echar culpas para obtener el sometimiento.
Tal vez nos beneficien a la hora de darnos excusas para no avanzar, o como mecanismos nefastos para someter a otros a nuestro impotente autoritarismo.
Pero, con Dios no tienen ningún efecto positivo.

Mejor es emplear el rezo para conocernos más, darnos cuenta de la situación en la que nos encontramos, evaluar nuestra capacidad, reconocer lo que podemos y lo que no, advertir en lo que podemos ser útiles al prójimo, liberarnos de cargas que nos corrompen y nos asfixian, todo ello mientras elogiamos dignamente al Eterno, le solicitamos Su apoyo y agradecemos por todo lo que nos provee.
En este caso, la plegaria es una poderosa herramienta, no de carácter místico ni operadora de mágicos resultados, sino como aplanadora que allana el camino para que avancemos hacia metas que son valiosas.

Claro está que a nuestros pedidos Su respuesta es “NO”, ¿por qué habría de ser de otra manera?
Podemos sentirnos desatendidos, afectados por esa prescindencia divina, apenados por no tener lo demandado, lo que corrobora nuestro sentimiento de impotencia. Si entonces reaccionamos de la forma natural, y que reforzamos con la constante repetición, con las herramientas del EGO, entonces nos estamos apartando de nuestra esencia sagrada, poblamos nuestra mente de más oscuridad, vibramos en ondas disarmónicas, lo que nos afecta y enturbia la existencia.
Mejor es no pretender controlar lo que está por fuera de nuestro dominio, dejar fluir, admitir y aceptar sin por ello dejar de hacer nuestra parte en la tarea plenamente.

Hay otras maneras que difieren a la habitual de desmoronarse, a malgastar energías, a estar enojado y con rencores.
Podemos elevarnos, aunque sea un peldaño, dejando de reaccionar automáticamente, a instancias del EGO.
Aunque sintamos la impotencia y la consiguiente respuesta inconsciente y maquinal, podemos hacer una breve pausa y aunque nos cueste un poco dejar de lado la reacción agresiva y manipuladora, para emprender el ejercicio del dominio verdadera, que aunque sea breve y limitado es nuestro real poder. Ya no más fantasías de control, no afanarse por someter a otro, dejar de depender con la careta de ser el que comanda. Podemos intentar otros modos y crecer.

Tenemos la opción, podemos elegir, entre seguir por el sendero del aprendizaje por el sufrimiento, o hacerlo por el camino de los actos de bondad Y justicia con lealtad.
Por el camino automatizado, el del sufrimiento, ya hemos experimentado el dolor, el continuo caer en impotencia, el pretender dominar para nuevamente ser inoperantes.
El otro camino, el de la conciencia, el de la plenitud, el de la consolidación del Yo Auténtico seguramente lo hemos recorrido menos, hasta incluso somos ignorantes de su presencia.
Tal vez es tiempo para escoger por una vez diferente, en dirección a la VIDA.

Ceguera de lo cotidiano

¿Hay alguien que no conozca, aunque sea de oídas, la historia de Noaj/Noé?
Tengo la impresión que la mayoría de nosotros hemos escuchado algo al respecto. Como el relato de David y Goliat, o el juicio Salomónico, o las plagas sobre Egipto, uno de los tantos temas bíblicos que se han vuelto populares (al menos sus títulos, no sé si las historias en sí).
Esto pareciera ser una gran ventaja a simple vista, ¿no?
Partimos del supuesto de que ya tenemos idea de lo que tratan, con solo el enunciado parece alcanzar, sin necesidad de esforzarnos por aprender, así aligeramos nuestra tarea.
Pero, si nos detenemos a observar con calma, llegamos a darnos cuenta de que pocas veces se les presta verdadera atención, por lo cual dudosamente se los analiza apropiadamente para comprender, instruirnos y enriquecernos con ellos.
Es uno de los riesgos de la familiaridad, del hábito, del dar por sentado que las cosas son tal como las creemos, las suponemos, o confusamente recordamos.
Y no solo pasa con historias del TANAJ, porque podemos encontrar similar patrón de conducta en el resto de las áreas de nuestra vida, desde lo cotidiano a lo infrecuente, de lo vulgar a lo noble, de lo banal a lo trascendente, en (casi) todo y no exclusivamente en relatos antiguos o modernos; también en cuestiones del trato con nuestro semejante.
Ocurre una ceguera (parcial o total) de lo cotidiano, “obstáculos epistemológicos” dicen los entendidos (busca de esto, es realmente interesante y provechoso).
Heredamos y formamos creencias, que nos marcan la manera que concebimos al mundo (incluidos nosotros) y cómo actuamos en él. Andamos de un lado a otro, saltando de un estereotipo al otro.
Usamos el lenguaje asumiendo que conocemos los significados, cuando a menudo estamos adivinando sobre la marcha, y muchas veces erróneamente.
Enarbolamos lemas y banderas, en tanto nos convertimos en fanáticos de tal o cual asunto, personaje, moda, aunque nos excusamos diciendo que todas las opiniones son igualmente válidas, que el derecho a la libre expresión convalida todo disparate. Como si la auténtica y valiosa libertad de expresarse diera autoridad a todas las opiniones y validez a cualquier postulado.
Ante este modo de actuar se plantan firmemente otros modos, por ejemplo el espíritu crítico del científico, del investigador y también de la persona que estudia en verdad TORÁ, sabiendo que es algo más que un cuentito ya conocido, fábulas antiguas, cosas religiosas sin aplicación actual, o una profesión de fe.
Aunque también están los que parecen buscar y desear el conocimiento, pero son solo estrategias para no salir de las propias limitaciones y cegueras.
En el texto de la parashá NOAJ, así como en los comentarios que se hacen de ella, encontramos ejemplos de todo esto, ¿te animas a descubrirlos y compartirlos con nosotros?
¿Te animas, si quieres, a verte al espejo espiritual y ver tus propias dificultades para avanzar en la construcción de un conocimiento más elaborado y que mejore el shalom?

Este texto fue escrito originalmente para SERJUDIO.com, pero creo contiene valiosas enseñanzas para la identidad espiritual del noájida.
Con gusto leeré tus comentarios al respecto, así como a lo que plantea en sí el artículo. Gracias.

Shminí Atzeret 5775 y Bereshit

Texto originalmente escrito para publicar en SERJUDIO.com, sin embargo contiene valiosas enseñanzas apropiadas para la identidad espiritual noájica. ¿Te animas a comentar cuáles? Gracias.

  
Continúa la festividad de SUCOT hasta este miércoles a la noche, cuando comienza SHEMINÍ ATZERET (22 de Tishrei). Ésta es una festividad en sí misma, independiente de Sucot, aunque se la suele confundir como su día final. Sin embargo, cuenta con sus propias reglas, oraciones (petición de lluvia, Izcor, menciones específicas) y motivo de existencia. (En la Diáspora hay gente que  suele comer en la Sucá, aunque sin los rezos y otras costumbres  propios de los días anteriores).

En el versículo de la Torá que ordena su conmemoración (Vaikrá/Levítico 23:36), RASHI recuerda: “Dios dijo a Israel: ‘Los retengo para que permanezcan conmigo’. Como un rey que invita a sus hijos a festejar con él por un número determinado de días, y cuando llega el momento de separarse, él les dice: ‘Hijos míos, por favor, quédense conmigo solo un día más; me es difícil separarme de ustedes’.“

Es un día extra de regocijo, para abstenerse de labores y preocupaciones cotidianas, para celebrar en familia y con amigos, sintiendo la Presencia de Hashem en nuestras vidas.
Pero, ¿cuál es la esencia profunda para este júbilo?  Según nuestra Tradición, el séptimo y último día de Sucot, llamado HOSHANA RABÁ, es especialmente importante y grave. Te explico: ELUL es tiempo para prepararnos  para el juicio anual que Hashem hace sobre cada persona en ROSH HASHANÁ, en  IOM KIPUR se da el veredicto, tenemos SUCOT para apelar hasta su último día cuando se nos entrega el dictamen final. Estuvimos más de cincuenta días trabajando para hacer TESHUVÁ y comprometernos para mejorar en todos los aspectos, entonces, ¿cómo no habremos de festejar al día siguiente?

Con el correr del tiempo, se hizo costumbre que en este día se termine y de inmediato reinicie el ciclo de lectura pública de Torá, por lo cual festejamos SIMJAT TORÁ. En Israel ambas fiestas son en el mismo día, en tanto que en la Diáspora en dos días consecutivos. Es la ocasión festiva en la cual se lee la última parashá de la Torá, VEZOT HABERAJÁ, para luego dar comienzo al nuevo ciclo al leer los párrafos iniciales de BERESHIT. Como demostrando que es un ciclo sin rupturas, una fuerte cadena que se continúa y preserva fielmente. No basta con que existan las fechas marcadas en el calendario, es indispensable que nosotros aprendamos acerca de ellas para poder vivirlas a pleno, instruirse y enseñar, con palabras y con el ejemplo. De esa manera nosotros cuidamos nuestra cultura, al mismo tiempo que ésta cuida de nuestra identidad. Al estilo de lo dicho por Ajad haAm, quien sin ser esmerado en cumplir los preceptos, igualmente no tuvo conflicto alguno para afirmar: “Más de lo que Israel cuidó al Shabat, el Shabat cuidó al pueblo de Israel”.

Encontramos en la SIDRÁ BERESHIT, lectura para este Shabbat, que hay un Creador de TODO, quien además está presente y atento a su creación. Creó, ordenó, evaluó, estableció leyes y permanece involucrado activamente con su obra. Es el mismo que nos rescató de Egipto y nos entregó la Torá, formando así la médula de nuestra identidad. En la medida de nuestras capacidades y posibilidades debemos proceder como Él y las festividades judías son especiales ocasiones para no olvidarlo y añadir luz a nuestra existencia.

¿Eres masoquista? Deja de serlo…

Podrías descubrir algo sorprendente si miras atentamente a tu alrededor, hay gente que parece gozar en sus relaciones personales dolorosas, parecieran estimularse al recibir palos e insultos, como satisfacerse de la vejación, disfrutar al estar sometidos a impotencia. Si bien podrían llorar, gimotear, gritar, quejarse, hacer algún gesto de reprobación, hay algo que deja ver lo contrario a esto, como si alcanzaran algún placer.
Y que te quede claro que no estoy pensando específicamente en los “masoquistas” al escribir esto, según los conocemos de relatos o películas, sino en gente corriente, que aparentemente no busca el dolor/humillación a propósito para obtener alguna extraña satisfacción sensual.

Todos pasamos por la terrible experiencia de la impotencia inmersiva del nacimiento. Todos fuimos aprendiendo a manejarnos de alguna manera con las privaciones, carencias, limitaciones, faltas, debilidades, contrariedades, heridas, pérdidas, etc. Sentimos el rechazo, la soledad, la confusión, el desamparo, la ingratitud, el aislamiento, la incomprensión, la culpa, la duda, el miedo. Sí, todos pasamos por ello, es parte normal y natural de la vida.
Recurrimos a las herramientas del EGO de manera automática, es lo que tenemos a disposición.
Fuimos reforzando nuestra dependencia a las mismas, al repetir una y otra vez las ocasiones de impotencia y el auxilio que nos proveía este ignoto salvador. Nos endurecimos en un set reducido de respuestas: llanto, grito, pataleo y desconexión de la realidad; con sus derivados. Con esto pedíamos que nos atendieran, conseguíamos manipular el entorno, recibíamos algo de lo que nos parecía (o sentíamos) nos estaba faltando o nos dañaba. Sí, eran herramientas muy útiles, aunque limitadas y limitantes. Porque, nos encerraban en una personalidad tosca, primitiva, predecible, carente de chispa y creatividad. A lo máximo se puede esperar ingenio para inventar excusas para no cambiar positivamente, para mantenerse en las celditas mentales que ya conocemos y nos angustian pero al mismo tiempo sentimos consoladoras.
Esto nos brinda apariencia de poder, porque obtenemos algo querido o necesario; pero al mismo tiempo provoca mantenernos limitados, paralizados, entumecidos, anestesiados, restringidos, en todos los planos: físico, emocional, social, mental y también en cómo vivimos lo espiritual.

La anestesia avanza por doquier, nos vamos haciendo insensibles, miramos pasivamente el dolor ajeno, nos hacemos cómplices de la malicia al no actuar en su contra. Miramos para otro lado, o damos un par de consejos fáciles, llenos de sentimentalismo y caradurismo. Tal vez colaboramos, pero no de manera integral, no por AMOR, sino motivados por alguna codicia inconfesable. Quizás la solidaridad que actuamos nos sirva de excusa para manipular al otro, o como un escudo mágico para no ser castigado por deidades místicas, o para adquirir parcelas en el paraíso, o como mecanismo para negociar compensaciones, por lo que fuera que implica el egoísmo y no la generosidad basada en la bondad y la justicia.

Y, ¿qué pasa cuando somos nosotros los que preciamos ayuda?
Probablemente nos den una mano, nos ayuden, pero sabemos que nos costará luego devolver el favor. Como somos son con nosotros. Así, andamos.

Incluso imaginamos a nuestras deidades de una forma parecida, a nuestra imagen y semejanza. Frívolas, carentes de trascendencia, negociadoras, terribles, ingratas.
Para compensar creencias que nos atormentan, podemos creer lo contrario a lo que en el fondo creemos. Hablamos de dioses amorosos que son capaces incluso de morir en cruces para salvarnos, sin darnos cuenta de que no precisaríamos ninguna salvación mística si esas deidades no nos impusieran reglas imposibles. Hacemos campañas por niñitos necesitados en regiones lejanas, cuando dejamos de atender como corresponde a los niñitos cercanos (¿hijos, hermanos, etc.?), en el nombre de religiones misioneras y dioses de máscara piadosa. Podemos dar más ejemplos, pero creo que está claro. ¿No?

¿Ves el patrón de conducta?
Al estar en estado de impotencia, recurrimos a herramientas y astucias que aprendimos para obtener lo que sentimos nos hace falta o queremos.
Si soy débil, alguien deberá ser fuerte para ayudarme.
Si soy víctima, alguien es el victimario y algún otro se hará cargo de mis desventuras y me salvará.
Si no puedo y lo confieso, alguien se apañará para hacerlo por mí, o me liberará de la obligación de hacerlo.
Si me dejo herir, sé que el otro me precisa (al menos para tener a quien maltratar), y no estoy solo.
Si el otro me controla, me descanso en la irresponsabilidad porque es el otro el supuestamente responsable.
Si tengo mala suerte, no soy yo el problema, es alguna deidad, un destino, alguna cuestión metafísica que no tengo cómo modificar.
Si fumo, tomo, me drogo, soy adicto a parejas tóxicas, adoro falsos dioses, ¡no es mi culpa!, es algo más fuerte que yo.
Si tengo miedos, entonces no hago nada para cambiar mi situación, y lloro, me quejo, la paso mal, pero es culpa de cuestiones emocionales irreparables.
Si soy pecador y todo depende de la gracia de la fe para mi salvación, no importa lo que haga, simplemente me dejo caer en la impotencia y dejo que las cosas pasen.
Si incumplo la ley y además mi conducta está ausente de ética, tal vez me enriquezco, tengo prevalencia sobre otros, alcanzo metas materiales, hasta disfruto de beneficios que otros no alcanzan siquiera a soñar; pero me desconectó de lo más auténtico y sagrado de mi identidad eterna, lo que me lleva a necesitar narcotizarme, idiotizarme, alienarme para dejar de sentir esa rotura interna profunda.
Si no debo ser responsable, ni debo construir activamente shalom por medio de actos concretos de bondad Y justicia, entonces sufriré de cualquier contratiempo que se me cruce lo que me libera de estrés del esfuerzo por crecer, aunque en el fondo inconfesado me siento vacío, inútil, ridículo, nada, muerto.
Sí, somos y nos sentimos impotentes, pero además nos esforzamos en mantenernos en esa situación; porque obtenemos migajas de ventajas, lo que nos permite seguir así.

Así, se disfruta de los palos e insultos.
Esto explica que tanta gente parece obtener placer del horror, de la limitación.
Porque se está en , o se siente la, impotencia, por lo cual ya sabemos que de alguna forma nos rebuscaremos para encontrar esas migajas de satisfacción. Seguiremos en el molde conocido, no abriremos la celdita mental y daremos pasitos fuera, sino que nos quedaremos en la fatídica zona de confort, tan segura y tan asqueante.

¿Te sientes identificado con alguna de estas cosas?
¿Lo percibes en tus actitudes, en tus sueños, en tus angustias, en tu flojeras?
¿Lo reconoces en la gente cercana a ti?
¿Ves cómo se repite este patrón, con sus obvias variantes, en infinitud de circunstancias que atraviesas a diario?

Veamos alguna alternativa.
En nuestro crecimiento también fuimos aprendiendo que hay otros métodos, porque nos dieron una cálida mano, nos atendieron, nos criaron con palabras y ejemplos personales, porque vimos a otros actuar de manera discorde al EGO. Cruzamos personas que actúan con bondad y justicia, o con una sin la otra, pero que intentan tener un andar diferente al del EGO.
Hubo ocasiones que dejamos de lamentarnos y esperar milagros, e hicimos lo que teníamos que hacer, y sentimos una satisfacción diferente, superior, que no la conseguimos de otra forma.
Supimos ser independientes, aunque sea un poco, y aunque tal vez tropezamos y caímos, procesamos el asunto para incorporarnos nuevamente y continuar. Esto nos motivó mucho más que seguir dando vueltas sin sentido de manera automática.
Sí, ocuparnos, ser responsables, comprometernos, hacer esfuerzos, alcanzar comprensión y accionar en consecuencia, no tratar de controlar lo incontrolable, dejar fluir lo indomeñable, tales cuestiones aprendimos e hicimos, lo que nos dio satisfacción mucho más plena, felicidad.
Puedes contactarte con tu Yo Esencial, esa chispa Divina que eres eternamente y que te vincula constantemente con Dios. Encontrar la fuerza que se encuentra dormida en tu ser. Reconocer el poder a tu alcance y aprovecharlo. Al mismo tiempo que dejas de perseguir vientos que jamás alcanzarás ni poseerás.
Conversa CON Dios, no para manipularlo, ni para pretender que El haga TU parte, sino para hallar la esencia de ti mismo y así ser una persona íntegra y leal a Él.
Verás que la vida tiene otro sentido, las opciones se abren, el poder se manifiesta, a través de AMOR.

El consejo diario 415

Relájese y sea feliz.

No se angustie por cosas que no son reales, que son producto de la imaginación (propia o ajena),
que se usan para manipular y dejarle en estado de impotencia, sumisión, a merced del manipulador.

Acostúmbrese a soltar el peso muerto, a no cargarlo más, a  no atesorarlo como si fuera un tesoro.
Relájese, permítase ser feliz.

Aquello que ensombrece su alma no tiene más realidad que las sombras.

Pero, haga lo que sea necesario para mejorar en las cuestiones que son reales, una de las cuales es empobrecer su vida a causa de la manipulación.

Sucot integral

En nuestro anterior encuentro mencionamos que la festividad de SUCOT en la Tradición es la nombrada simplemente como “JAG”, FIESTA. Sin embargo, el Talmud encuentra que la celebración de la TORÁ más feliz es Iom Kipur. Ya explicamos el motivo para esto, te recuerdo: gracias a Kipur podemos estar en paz, al haber hecho TESHUVÁ, trabajado con esmero para reconciliarnos con Hashem, con el prójimo y con nosotros mismos. Durante esas 25 horas pudimos ser felices absteniéndonos de placeres físicos, cosa que no es lo normal ni requerido en el judaísmo. En la Tradición se ve positivamente el disfrutar de todo lo que tenemos permitido y a nuestro alcance; en tanto no se considera signo especialmente destacado abstenerse de lo placeres permitidos:

 

‘לא דייך מה שאסרה תורה, שאתה בא לאסור עליך דברים אחרים’ (ירושלמי נדרים פט).
‘עתיד אדם ליתן דין לפני המקום על כל מה שראו עיניו ולא רצה לאכול ממנו אף על פי שהיה מותר לו והיה יכול’. (ירושלמי קדושין פד)

Por ello, durante un solo día la Torá estableció que reduzcamos al mínimo nuestra satisfacción corporal, para intensificar el esfuerzo en otras áreas de nuestra vida. Pero solo ese día, el resto del año la norma es disfrutar con moderación y sanamente, uniendo de esa forma lo material con lo espiritual.

Ni bien finaliza Kipur, antes de sentarse a disfrutar del alimento, está pautado que se comience a construir la SUCÁ, porque entraremos a morar en ella cuatro días más tarde. Se une una mitzvá con otra, una fiesta con la siguiente, y el estado de ánimo serio pero feliz con el simplemente festivo que se avecina. Es Sucot el regocijo merecido por haber transitado apropiadamente los IAMIM NORAIM, aunque el broche de oro lo disfrutamos en SHEMINÍ ATZERET.
Durante la festividad (por espacio de una semana, tanto en Israel como en la diáspora), intentamos pasar el mayor tiempo posible en la Sucá, bendecimos los ARBAAT haMINIM, disfrutamos de días de licencia, tratamos de cumplir menos obligaciones rutinarias para aprovechar en cuestiones agradables y en lo posible sagradas, comemos en abundancia (¡es una fiesta judía!), entre otras actividades que marcan estos días como diferentes y especiales (santos, en el concepto judío del término).

Siguiendo el relato histórico de la Salida de Egipto, hubiera debido festejarse inmediatamente al finalizar PESAJ, puesto que recuerda que los israelitas moraron en SUCOT durante su trayecto hasta la tierra prometida, rodeados por la protección Divina. Pero la Torá ordena celebrarla seis meses más tarde, al comienzo de la estación fresca y lluviosa en la zona de Israel. Se han dado diversas explicaciones para esto, comparto contigo algunas:

  1. Para que cada festividad sea experimentada con el honor y sentido correspondientes y que ninguna opaque a la otra.
  2. Para que quede claro que se está una semana en la sucá para cumplir con un mandamiento de Hashem y no por gusto propio. Resulta que en Israel Pesaj cae siempre entrada la Primavera; en Sucot uno deja la comodidad del hogar para quedar a la semi-intemperie de la cabaña, cuando las condiciones climáticas no son las ideales.
  3. Porque Pesaj es una fiesta de carácter netamente judío, en tanto que Sucot cuenta con mensaje y sentido universal. En parte por esto es que se elevaban sacrificios en el Templo en representación de las naciones de la Tierra.
  4. Porque tiene sentido esencial de continuidad con los Iamin Noraim, ya que permite un trabajo de perfeccionamiento de la propia conducta a través del deleite de cuestiones materiales, complementando así las festividades que le precedieron en el mes de Tishrei.
  5. Este texto fue escrito para ser publicado en SERJUDIO.com, pero considero que tiene interés y valor para el noájida. ¿Podrías decirme tú qué aprendes de él? Gracias.

Te has olvidado del Elokim que te hizo nacer

Las creencias, especialmente las fantásticas del estilo religiosas o supersticiosas, tienen un poder enorme aunque sutil. Horadan profundo, hasta raíces incluso inaccesibles para la razón, y desde allí lanzan ramas que conquistan y anidan por doquier. Se entrometen, se multiplican, invaden y se entronan. El sistema de creencias tiene la habilidad para llegar a endurecerse, inmovilizar, drenar energías, sujetar a su presa para tenerla a su disposición, manipularla como a marioneta.
Como un virus, de los naturales o los informáticos, se cuela y secuestra al sistema que lo hospeda, pudiendo llegar a matarlo aunque le conviene mantenerlo en estado atónito, para continuar aprovechando los recursos enajenados.
Y la persona esclavizada tendrá la convicción de que es ella la ama de sus creencias, que las escoge libremente, que tiene la opción de desprenderse de ellas o cambiarlas según su voluntad, tal como se ufana un adicto al narrar su vínculo con su adicción. Pero, no es él el dueño de su existencia, son sus creencias.
Teniendo en cuenta esto, ¿te parece necesario ser totalmente estrictos a la hora de introducir en nuestra mente trozos de ideas, que se convertirán en creencias? ¿O mejor somos abiertos y sin filtro, para que venga el visitante camuflado y al rato se transforme en rey de nuestro reino que hemos perdido?
Te invito a leer un texto de nuestra autoría: http://serjudio.com/exclusivo/cterapia/tu-creencia-tu-vida, tienes otros que pueden interesante. Ábrelo en otra ventana o pestaña de tu navegador para estudiarlo luego, porque ahora continuaremos aquí.

Supongamos que una persona que de alguna manera se formó la convicción de que la luna es de queso, es muy probable que aunque se lo lleve hasta allá y se le demuestre a todas luces su error, igualmente seguirá creyendo en eso.
De acuerdo a su inteligencia inventará las más elaboradas excusas, también podrá recurrirá a un arsenal mohoso y prefabricado de lemas y escudos aceitosos que le protegerán para mantenerlo en su oscuridad. Te disparo algunas ahora: “esto no es la luna, es un set de películas”; “esto no es la luna, es un satélite artificial creado para defraudar a los creyentes”; “la luna es de queso, pero hemos alunizado en una cáscara de piedra, si hubiéramos recogido muestras unos kilómetros más allá la cosa sería diferente”; “todos sabemos que es imposible llegar a la luna, me han hipnotizado o drogado para llenarme la cabeza con mentiras”; “esto es obra de Satanás que no desea que comprobemos la verdad, que la luna es de queso”; “quizás la luna era de queso, pero con la actividad humana se afectó de tal forma que se endureció”; podría seguir inventado conjeturas desquiciadas, pero creo que ha quedado clara la idea.
No fue muy difícil para mí inventar en un minuto todas éstas, porque las he adaptado de excusas que gente supersticiosa, magufa, religiosa, dispara cuando se les confronta con la precariedad de sus creencias.
Si tienes tiempo y deseo, tal vez podrías revisar las creencias que tienes sobre cuestiones religiosas o supersticiosas, confrontarlas con evidencias, o simplemente hacerte preguntas que te acerquen a la pared de tu celdita mental, y verás lo que respondes.
(Recuerda, noajismo y judaísmo NO SON religiones, aunque haya personas, e incluso “líderes”, que las tomen como tales y se muevan como religiosos en todos los aspectos).

Toda religión es manifestación social/emocional del EGO, sin arraigo alguno en lo espiritual. De hecho, la religión es la contracara de la espiritualidad. A mayor religión, menor espíritu.
Recuerda lo ya enseñado y explicado, los dioses surgen como representación del EGO, el que es sentido como el primer salvador de la existencia personal. Es aquel que nos salvó del terror infernal de la impotencia total inmediatamente luego de nacer. Es el que nos auxilió una y otra vez en tanto íbamos aprendido otras maneras de llamar la atención a nuestros cuidadores e instrumentos para valernos por nuestra cuenta. Es el que está con nosotros en todo momento, desde su base en las profundidades de nuestra masa cerebral. Es nuestro amigo, pero nuestro peor enemigo. Y allí se mantiene, usurpando el trono del Rey, ejecutando sus mecánicas herramientas naturales, para nada sofisticadas pero muy efectivas.
De él son todas las imágenes de dioses y entidades superiores inexistentes pero que pueblan nuestra imaginación y mente.
Y recuerda, lo que en general se denomina “espiritual” no es más que emociones, manipulación social, malabarismos mentales, pero que impiden la conexión directa con nuestra esencia sagrada, nuestra NESHAMÁ o Yo Esencial.
Puede la persona sentirse flotar en vapores de seudo espiritualidad, a causa de palabrería, de ritualismo, de bailoteos, de adoraciones rebuscadas, de posiciones corporales, de lo que sea que su creencia le provea, pero dudo mucho que esa emotividad provenga de la conexión con el Yo Esencial, puente de enlace directo con el Eterno. Porque, el camino espiritual que Él ha indicado es el noajismo para el gentil, judaísmo para el judío. Ambos básicamente, en su médula, se resumen en: construir shalom por medio de acciones de bondad Y justicia, con lealtad.
Mucho bailoteo, grandes parloteos, aplausos arrobados, caras de éxtasis… ¡de qué valen si no contienen acciones concretas de bondad y justicia!
Pero, pronto la creencia proveerá de recursos para excusar las acciones supersticiosas, abogar en contra de la racionalidad, atacar a quien se para con firmeza a revelar la podredumbre que conlleva la adoración del EGO.

Cuando la persona está atrapada por las redes de la religión difícilmente quiera y pueda salir de su celdita mental. Porque, además de lo anteriormente mencionado, hay una presión social tremenda que no duda en manipular, amenazar, castigar, adoctrinar, asfixiar a quien ose dudar aunque sea un poquito. Los mecanismos represivos externos e internos se ponen en funcionamiento y tienen milenios de experiencia.
Entonces, con el silencio obligatorio, se anulan las cuestiones, se exterminan las rebeldías, se abominan las sanas inquietudes para paralizarse en la adoración del EGO en forma de dioses, santos, fetiches y supersticiones.
El EGO prevalece y se impone, se presenta como “dios” y bloquea la conexión con Dios.

¿Qué hacer para ser libres?
¿Cómo despojarse de las creencias enfermizas, o al menos reducirlas a un punto que no afecte el pensamiento, el habla y el comportamiento?
Bien, como respuesta tienes cientos o miles de textos ya publicados aquí.
Te invito a que hagas el viaje más importante que te tocará hacer: de la opresión de Egipto a la Tierra Prometida. No será simple. No lo harás en un par de días. No estarás rodeado de almohadones y algodones. Tendrás que luchar contra fuerzas tremendas que se opondrán a tu felicidad. Tú mismo te sabotearás en incontables ocasiones. Te negarás a avanzar, dudarás de tu poder, rechazarás la Mano Poderosa, te rebelarás contra tus maestros de Luz, preferirás la muerte en el desierto o la adoración de becerros de oro en lugar de cumplir tu parte en la tarea. Regresarás mil veces a Egipto, o lo añorarás a más no poder. Hasta el último instante seguirás esclavo del Faraón. Te prometo todo esto y otras cosas negativas también. Pero también te aseguro que tu viaje está signado por el éxito, si haces tu parte. Si de a poco te vas despojando de moléculas de creencias enfermizas, si desaprendes para ir aprendiendo. Si tomas conciencias de cómo vives, de quien controla tu vida. Si te comprometes y te esfuerzas. Tienes a un Amigo que te ayuda, tienes conexión con Él directa y no precisas de intermediarios ni fetiches, que son solamente emisarios del EGO.

Tienes la opción de mantenerte en tu celdita, cualquiera que ella sea. Puedes dar un pasito, pequeñito, para salir de ella.
Haz lo que mejor te venga en gana.
El capítulo 32 de Devarim/Deuteronomio (parashá Haazinu) te provee de claves, quizás las veas mejor a la luz de este humilde articulo que he compartido contigo hoy.

Hasta luego.

Fiesta del Perdón

Texto escrito y publicado en SERJUDIO.com, con mucho gusto compartido aquí para ser adaptado a la espiritualidad sagrada de los hermanos noájidas. Si quieres, sería estupendo leer tus comentarios explicando cómo enmarcar el contenido a la vivencia del noájida, sin violentar el santo legado de unos y otros.
Gracias, shalom y hasta luego.

No lo parece, pero IOM KIPUR también es una de las FIESTAS de la tradición judía. Si no me confundo, es la más dichosa y alegre de todas (al menos eso dice la mishná al final de Masejet Taanit), aunque la que lleva el apelativo “JAG” (a secas) sea la próxima Sucot (quizás en otro encuentro veamos el motivo).
Acompañando esta idea encontramos (en el Shulján Aruj, Oraj Jaim 604:1) la ordenanza de comer y beber el día previo de forma abundante y a satisfacción. Pero además, también hay que hacerlo con alegría luego del ayuno. Sí, no es suficiente comer por apetito, o para recuperar materia-energía, o por gula, sino que además es una regla de la Tradición y se debe realizar de forma festiva y con manjares habituales para nuestras festividades. Es un hecho, no hay fiesta judía sin comida, Iom Kipur NO ES la excepción.

Quizás nos cuesta considerar a Kipur como una fiesta por el aire de formal seriedad, por el aura que rodea el ritual sagrado, por las restricciones de alimento y placer físico, por su nombre “DÍA DE LA EXPIACIÓN”, por ser uno de los IAMIM NORAIM vaya uno a saber exactamente el motivo para esta exclusión.

Si echamos un veloz vistazo a la historia que le dio origen, quizás descubramos el motivo para tanta alegría.
Ubiquémonos tres meses luego de la Salida de Egipto, Moshé desciende del har Sinai portando las Lujot haBerit, pero su trayecto se vio interrumpido por un pequeño grupo de personas dentro del campamento de Israel que estaban adorando una estatua en forma de becerro de oro, negando así el reciente compromiso asumido de seguir los mandamientos de Hashem. Las tablas fueron destruidas y un gran abatimiento cayó sobre todo el campamento de Israel. Moshé tuvo que pasar varias semanas rezando pidiendo el perdón por la nación, luego regresó a las alturas del monte Sinai para encontrarse nuevamente con Hashem por otros cuarenta días con sus noches.
Al fin, el 10 de TISHREI, descendió, portando dos regalos de Dios para el pueblo judío:

  1. El perdón por el pecado del becerro, resumido en: “SALAJTI KIDBAREJA”.

  2. Las SEGUNDAS LUJOT HABeRIT, que permanecen intactas hasta el día de hoy (ocultas y en lugar desconocido).

Esto es lo que celebramos en este día.
Que el hombre peca pero tiene la oportunidad de expiar sus errores y renovar su vida. No estamos destinados al sufrimiento o el rechazo a causa de nuestras debilidades, naturalmente humanas. Sino que el Eterno es un Padre, exigente pero al mismo tiempo paciente y amoroso, que nos brinda chances para enmendarnos, mejorarnos, crecer. Tenemos la poderosa herramienta llamada: TESHUVÁ.

Entonces, ¿cómo no estar contentos y en paz?
Si hacemos nuestra parte, Él seguramente hace la Suya.
Si aprovechamos el tiempo especial de reflexión, conciencia, compromiso, arrepentimiento que es Iom Kipur, ¿cómo no estaremos tranquilos y alegres, sabiendo que estamos en sintonía con nuestro Padre?
Y no solamente con él, sino también con nuestro prójimo, porque el perdón se lo debemos pedir a los que hemos perjudicado, y hacer todo para corregir lo perjudicado y no volverlo a hacer.
Y también con uno mismo, porque mientras cargamos culpas se nos dificulta la felicidad, pero al borrar el malestar y recomenzar a andar el camino del bien, nos sentimos más plenos, más poderosos, lo que nos lleva a la felicidad.
Esta plenitud es una de las explicaciones para no comer en este día, pues, ¿cómo estar ocupados comiendo y bebiendo si estamos llenos de emoción y “adrenalina” a causa de todo lo bueno que estamos haciendo y recibiendo? Como cuando un niño recibe un regalo muy esperado, y que olvida todo el resto de las cosas por un rato. Por un día está bien así, festejar sin preocuparse de las cosas materiales, pero solo por un día, porque el judaísmo enseña a descubrir también la santidad en las cosas comunes y hacer espiritual todo momento.

Así pues, aprovechemos este día especial, para ser FELICES de la mejor manera posible.