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Unidad poderosa

El problema
Es el capítulo 6 de Shemot/Éxodo.
Encontramos que el Eterno le indica a Moshé que hable con el Faraón, es parte del proceso de la liberación de los israelitas de la esclavitud en Egipto.
El anciano hebreo no se siente capacitado para tan tremenda tarea.
Se excusa.
El Eterno igualmente le ordena ir.
Entonces, de manera abrupta el diálogo termina, o ese parece, pues la Torá trae lo que aparenta ser otro tema:

«Éstos son los jefes de sus casas paternas…»
(Shemot / Éxodo 6:14)

Hasta que llega a:

«Éste es aquel Aarón y aquel Moshé [Moisés], a quienes el Eterno dijo: ‘Sacad a los Hijos de Israel de la tierra de Egipto, según sus ejércitos.’
Ellos son los que hablaron al faraón rey de Egipto para sacar de Egipto a los Hijos de Israel. Éstos fueron Moshé [Moisés] y Aarón.»
(Shemot / Éxodo 6:26-27)

Y de inmediato, la Torá continua con la orden ya conocida, que Moshé se presente, junto con Aarón, ante Faraón para gestionar la dificultosa negociación para liberar a los judíos de la esclavitud egipcia.

¿Cómo entender esta interrupción?

Una solución
Uno de los secretos para la fortaleza hebrea, judía, de Israel, es la unidad familiar.
Estar juntos y unidos, incluso aunque haya divergencias importantes en lo externo, en rituales, en creencias, en prácticas, en ideas, igualmente mantenerse en unidad, reconociendo la pertenencia a la misma Familia. Sintiendo, si no se comprende, que se es parte de una gran NESHAMÁ, espíritu, que comprende a todos los miembros de la gran Familia Judía.
Porque, entendamos bien; Aarón era el líder antiguo, el conocido, aquel que estuvo con ellos desde siempre. El que seguía los rituales, quien hablaba su idioma, aquel que recordaba las viejas historias del clan. En tanto que Moshé, el hermano, era un extranjero en toda la medida de la palabra. Criado como egipcio gobernante, embebido de la cultura egipcia, desconectado de toda vivencia o narrativa hebrea. Luego se apartó incluso físicamente, morando durante décadas lejos, en otra región, con otras tradiciones, haciendo una vida diferente a la de los hebreos.
Tanto Aarón como Moshé eran exponentes de extremos netamente diferentes, y sin embargo eran hermanos y así son mencionados y publicitados por el Autor de la Torá.
Porque lo relevante no era adonde sus Yoes Vividos los había llevado, sino que en primera instancia lo valioso era su Yo Auténtico, ser parte cada uno de la gran NESHAMÁ colectiva de Israel.
Uno era el laico, el educado para llevar una vida social de noble gentil.
El otro era el apegado a los rituales, el docto, aquel que conocía los misterios de la tradición.
Y sin embargo, ambos eran parte fundamental en la tarea de redimir a Israel de la esclavitud.
Por ello son mencionados en este punto, recordando su pertenencia a Israel, y que sus diferencias no podían borrar en modo alguno esa realidad trascendente.
Y esta es una historia que la vemos repetirse en cada generación.

La enseñanza
Si queremos una verdadera redención, el fin del exilio, es tiempo de fomentar la unidad de la Familia Judía.
Encontrar los puentes que unen para ser fuertes en la identidad espiritual, más allá de cómo ésta llegue a expresarse luego en el Yo Vivido.
Que sea la unidad la base de la fortaleza, puesto que es el reconocimiento de la identidad esencial que unifica a cada judío, esté en donde esté, sea quien sea, haga que haga.
Amar al prójimo judío sin motivo, en lugar de estar buscando la rencilla, la envidia, la diferencia secundaria.
Porque, si estamos unidos, fortalecidos, difícilmente fracasemos.
Eso es lo que nos está enseñando Dios en esta oportunidad.

Si, sin dudas que tanto Aarón como Moshé tuvieron que limar sus ásperas cubiertas del Yo Vivido, para así sintonizar mejor cada uno con su Yo Auténtico.
Sí, también hubo gente que quedó por fuera de la redención, porque escogieron ahogarse en oscuridad y embotar así toda LUZ de la NESHAMÁ, escogiendo a Egipto en lugar de la VIDA.
Pero, en tanto se pueda, es necesario seguir desarrollándonos y estableciendo mayor unidad en todos los aspectos posibles.

Que a la mesa estén Herzl y Rav Kook, Ben Gurión y I. Leibowitz, Heschel y Frankl, R. Schach y R. Schneerson, Carlebach y Ajad Haam, Einstein y Sagan, Hilel y Shamai, Jabotinsky y Dizengoff, Jazit y Macabi… ¿entiendes la idea?
Unidad, más allá de las divergencias, o incluso gracias a ellas.
Por ello, no sé si notaste que el versículo dice en singular que “ESTE es Aarón y Moshé”, para indicar que siendo unidos, se podrá tardar, habrá dificultades, el mundo seguirá con sus locuras, pero incluso así el éxito real está asegurado.

(Publicado en serjudio.com y replublicado aquí por su importante mensaje para la identidad noájica).

Fastidio por la decisión

Con gran cantidad de personas sucede que, resuelvan lo que resuelvan, siempre sentirán que se han equivocado en su elección.
Podrán estar mucho rato masticando alguna idea para llegar a una conclusión, o tal vez ser apasionadamente ciegos para elegir rápidamente; pero ni bien le decisión está tomada (y se ha dado algún paso que la convierte en irrevocable, o costosa de cambiar), aparecen fantasmas de duda, de reproche, de angustia, de decepción, de culpa, de debilidad.
Y no hay forma de hacerles entender que si hubieran escogido alguna de las otras alternativas, ahora estarían quejándose de manera similar, aunque tal vez con otros argumentos que demostraran su baja autoestima.
Es algo bastante frecuente, tal vez te pasa a ti y/o conoces a gente que vive por este tormento. Que les aqueja por grandes o pequeñas elecciones: casamiento, mudanza, emigración, cambio de empleo, nombre de un hijo, lugar de vacaciones, asiento en el avión, horario para almorzar, el menú del día; cualquier cosa que sea una toma de decisión.

Algunos optan, más o menos conscientemente, por dejar de elegir, ¡cómo si fuera eso posible! Ya que, no elegir es una elección en sí misma, una que suele ser bastante más costosa, desagradable, debilitante que las que se resuelven con mayor proactividad.

¿Qué hacer?
No hay fórmulas mágicas, pero estas ideas pueden ayudar, tanto antes de la decisión como después, cuando se disparan las amargas querellas y descontentos.
Con la mayor calma y objetividad posible se debe consignar por escrito en una hoja aquello que se considera como virtud en lo que se está por decidir, o ya se ha escogido.
En otra hoja, o en una columna al lado, se escribirán las contras.
Luego dejar de lado las listas y dedicarse a otra tarea, tratando en la medida de lo posible de concentrarse en otra cosa, sin pensar más en el asunto que motiva la decepción. Si el pensamiento reaparece, dejarlo correr sin dedicarle energía ni esfuerzo para eliminarlo.
Al rato, se releerá en voz alta la lista de los defectos, aquellos que se han apuntado como causantes del malestar que generó la aparente incorrecta decisión.
Luego, se encontrará el razonable argumento que o desmantela esa crítica, o que la ubica en un nivel mínimo de molestia. De no poder hacerse, de encontrarse que realmente es algo muy fastidioso o contraproducente, se deberá admitir esa realidad, si es tal. No hay beneficio en negarla. Se acepta que ese punto en particular no es tan brillante como se esperaba o quería. Entonces, se buscará como paliar o solucionarlo, en le medida de lo posible. Luego, si no se puede eliminar, se ha de admitir que la decisión ya fue tomada, que de nada sirve estar pendiente de lo que no se puede cambiar. Que las quejas y lamentos no darán mayor bienestar, sino que hundirán más en la decepción. Por tanto, que sirva de aprendizaje para la próxima ocasión en la que se deberá tomar una decisión, realizar la lista que se plantea ahora de manera preventiva.

Básicamente, es reducir el efecto de las herramientas del EGO para permitir el trabajo de instancias más integradoras y que promuevan salud.

Puedes probar este método si gustas, luego me comentas, si te parece.

Europa, Europa

Europa no fue precisamente el paraíso para los judíos durante siglos, si no al menos milenio y medio fue una cámara de torturas de infinitas ocurrencias malignas. Desde mucho antes de llamarse Europa, cuando era la gran hermandad cristiana, las cosas no estaban bien para los judíos.
A breves períodos de calma lo rodeaban pesadillas y tormentas que parecían no tener fin.
Los judíos eran los culpables de “la muerte de dios”, representada por la fantasía de entrega, juicio y crucifixión del judío Jesús. Eso los condenaba eternamente, a los antiguos, actuales y futuros. Para colmo, se negaban tercamente a aceptar la conversión a Jesús, amistosamente ofrecida a veces, pero generalmente acompañada de la espada y el fuego.
Eran diferentes porque creían diferente, pensaban diferente, comían diferente, llevaban una vida diferente; y aunque el judío abandonara su cultura y modos de vida, aunque tratara de tapar su esencia para asimilarse con el resto; algo hacía que igualmente fuera discriminado, y no precisamente por un tema racial, ya que no hay raza judía.
Y sí, algunas veces se levantaban brillantes judíos que iluminaban los oscuros cielos con su paso triunfal, ministros, filósofos, intelectuales, escritores, científicos, artistas, consejeros de reyes, políticos, periodistas, afables charlatanes, médicos, clérigos cristianos, lo que podía presagiar el fin del drama para la Familia; pero era una ilusión pasajera, Europa seguía con un odio profundo enquistado en contra del judío y lo judío. Los judíos seguían sumergidos en los pantanos, aunque alguno levantara la cabeza. Y luego, cuando a espaldas de Napoleón la cosa pareció realmente cambiar, para bien, otras calamidades ya estaban siendo preparadas y llevadas a cabo, adrede o no.
Por ejemplo, el famoso caso del capitán Dreyfus es solamente una muestra de lo que fuera normal para el judío durante siglos. La justicia inexistente, o inoperante, o abiertamente injusta, en contra de los derechos de los judíos. el tinglado organizado para humillar al judío, abusar de él, negarle su existencia e identidad, mantenerlo en una subclase humana.

Así pues, hay que tenerlo presente, la historia de las amarguras judías no comenzó con el ascenso del inmundo Hitler en los 1930s, más bien, él y su apestosa maquinaria de exterminio judío fue una especie de culminación de un extenso proceso de deshumanización y maltratos.
Algunas de las actuales intrigas, acosos, violación de derechos y otras agresiones que sufren judíos y Estado de Israel en Europa quizás sean menos efusivamente físicas, (y solo quizás); tal vez disminuyó un tanto la inquina y el deseo sanguinario, (y solo tal vez); pero, ¿para qué ocultarlo? Algo en Europa huele a podrido hace muchísimo y sigue provocando la violencia antijudía (israelí).

La idea antijudía, antiisraelí está fuertemente arraigada en el inconsciente europeo, que hasta por medio de la bondadosa asimilación procura eliminar al judío y lo judío.
Y ahora, cuando están a punto de ser sometidos (¿o ya lo son, pero no lo saben?) al imperio árabe-musulmán, en vez de aferrarse a su aliado verdadero, Israel, escogen atarse más fuerte la soga que los arrastra al abismo, allí donde los espera la espada mora para cortarles por siempre la asqueante cabeza.
En lugar de amigarse con el Eterno, aceptar su rol como noájidas y llevar adelante la construcción de SHALOM, están en rebelión y exilio, cada vez más lejos de la LUZ.
Los pocos noájidas, supongo que no la tienen fácil en las próximas tierras del califato; la buena gente gentil europea, que pudo desvestirse del uniforme antisemita, tampoco.
¿Qué podemos hacer por ellos, como ayudarles?

¿Hay futuro luminoso para Europa?
Espero que sí, rezo por ello.

¿Feliz navidad?

Probablemente la navidad tenga alguna cosa bonita, no sé, podría ser el anhelo que haya amor, paz, unidad familiar, buenas intenciones, favorecer al prójimo, esperanza de luz en la oscuridad, todo eso tan lindo que no se cansan de promocionar los que lo hacen.
PERO es una fiesta idolátrica, en su origen, en su finalidad, en su contexto.
Tiene la figura de una falsa deidad como centro, su adoración, su elogio, el ferviente apego de sus seguidores alienados de la verdadera espiritualidad. Eso sin contar con que pretende usurpar el rol de Israel en el Plan Divino, así como falsificar la relación que cada persona tenemos con nuestro Padre Celestial. No son cosas menudas, ni para mirar de costado haciéndose el desentendido.
No hay manera de esquivar ese hecho cierto, la idolatría y por tanto el caos, la oscuridad, la falsedad, la esclavitud, el EGO, la manipulación, la negación, el exilio del ser, el desconocimiento del Señor, entre otras consecuencias.

Por tanto queda absolutamente fuera de todo propósito para el leal al Eterno el inmiscuirse con las cosas navideñas, porque aquello que pudiera tener de positivo queda aplastado por lo que no lo es.
No podemos, no debemos, compartir esa celebración, ni siquiera sería admisible desear “feliz navidad”, porque de cierta forma es seguir promoviendo el error y llenando de más caos, en lugar de ir poniendo orden y atrayendo el SHALOM al mundo.

Sí, la gente que festeja probablemente merece todo nuestro respeto y cariño, pero no su adicción a la esclavitud del EGO en forma de religión.
Detrás de la careta está el ser.
Allá, en lo profundo hay una NESHAMÁ (espíritu) en constante conexión con el Eterno, pero que no puede manifestar su LUZ a causa de estos bloqueos impuestos por el EGO. La religión enmascara el rostro, perturba la conciencia, niega el despliegue de la bendición, falsifica con palabrería y rituales el deleite del espíritu.
Por lo cual, seamos comprensivos, amistosos, afables, cordiales, respetuosos, amorosos, pero sin que ello nos lleve a errar y a aumentar el error del prójimo.
Deseemos bienestar, felicidad, concordia, paz, prosperidad, salud, incluso un buen año, ¿por qué no? Pero, en la medida que seamos dignos de nuestra identidad espiritual, evitemos sumarnos a la oscuridad, incluso con las excusas de las buenas intenciones.

Eventualmente el mundo despertará del letargo del EGO, podremos desprendernos de la religión así como de las otras manifestaciones tóxicas que nos exilian de nuestro ser.
Mientras tanto, a seguir construyendo SHALOM, con acciones/palabras/gestos de bondad y justicia.

Luz en teoría y práctica

«Yo, el Eterno, te he llamado en justicia, y te asiré de la mano. Te guardaré y te pondré como pacto para el pueblo, y como luz para las naciones, a fin de que abras los ojos que están ciegos y saques de la cárcel a los presos, y de la prisión a los que moran en las tinieblas.»
(Ieshaiá / Isaías 42:6-7)

La nación santa de Israel ha sido elegida para servir al Eterno y servir a las naciones.
Servir al Eterno por medio del conocimiento de Su Torá y aplicación de los preceptos que Él les ha encomendado.
ServirLo, como portavoces, como emisarios, como sacerdotes, como aquellos encargados de evocar la LUZ allí en donde la oscuridad ha extendido sus redes.
Y servir a las naciones, como guía, consejero, maestro, líder, encargado de rescatarlos de las tribulaciones del EGO para encaminarlos hacia la senda del SHALOM.
Eso es ser “luz para las naciones”.
El pueblo judío lo es al conocer su propia identidad espiritual y vivir plenamente de acuerdo a ella.
Esa es la manera práctica de liderar la salvación mundial.
Es una tarea esforzada y que conlleva sacrificios, uno de los cuales es el deber de sufrir todos los males que aquejan a las naciones, para así poder realmente rescatarlas del mal a cada una de ellas.
¡Es terrible! Porque ser el pueblo elegido, entonces, no implica dominación mundial, ni ejercicio de poder, ni recibir beneficios por sobre otros. Más bien, ¡lo contrario!
Requiere una tarea de perfeccionamiento, individual y colectivo, un esfuerzo constante, adentrarse en las profundidades teóricas pero también en los abismos que pueden angustiar a las naciones.
Así queda explicado, en grandes líneas, uno de los motivos por los cuales Israel ha sido, y es, una nación perseguido, expulsada, masacrada, timada, vejada, esclavizada, agredida, repudiada, y el resto de los oprobios que sufrido y sigue padeciendo en la actualidad.
Porque el pueblo judío debió conocer el sufrimiento en carne propia, en cada una de las torturas que las naciones han padecido a lo largo de la existencia humana.
Entonces, el judío fue exiliado, para conocer el exilio del otro. Fue hostigado, para identificarse con la persecución del otro. Fue esclavizado, para tener conciencia de la vida del esclavo y no dejar que sigua ocurriendo. Fue… todos los pesares que han acontecido, para que entonces Israel ocupe en teoría y práctica su rol de luz para las naciones.
Habiendo sido ciego, Israel da vista.
Habiendo estado preso, Israel libera.
Habiendo sufrido todo tipo de tormentos y oscuridades, Israel alumbra.

«Entonces dirás al faraón: ‘Así ha dicho el Eterno: ‘Israel es mi hijo, mi primogénito.»
(Shemot / Éxodo 4:22)

Los males espantosos de la actualidad, que seguimos sufriendo los judíos así como el Estado que nos convoca en la aspiración mesiánica, son los últimos eslabones de la dorada cadena de la redención.
Ésta ya ha comenzado, la Era Mesiánica ya es una realidad, sus primeros rayos han comenzado a alumbrar.
Pero siguen estando enquistados retazos de oscuridad, que parecieran querer devorar la LUZ con fanatismo y dolor. Pero finalmente será la LUZ la que prevalezca, Israel y la nación judía las que sigan caminando por la senda.
Habrá SHALOM, redoblemos el trabajo de construirlo por medio de acciones de bondad y justicia. Confiemos en el Eterno, oremos, estudiemos, pero hagamos nuestra parte, que Dios no la hará por nosotros.
Seamos luminarias para las naciones que aún siguen perdidos en tinieblas, porque nosotros también estuvimos allí y demostramos que se puede retornar al disfrute de la bendición.

(Publicado originalmente en SERJUDIO.com, con alto contenido para los noájidas por eso compartido aquí también).

Limitaciones y posibilidades

Lo material nos limita.
Así como el resto de nuestras dimensiones terrenales: emocional, social y mental.
Pero la dimensión espiritual nos libera.

Algunas limitaciones son concretas, ineludibles.
Por ejemplo, el paso del tiempo, de acuerdo a como lo vivimos en este mundo.
O cuando se requieren ciertos requisitos para un trabajo y no calificamos para ellos.
O si no somos ciudadanos de una nación, carecemos de ciertos derechos inherentes a ellos.
O el no poder controlar ni siquiera las cosas más ínfimas y banales de nuestro entorno, y de nuestro ser; siendo sometidos a todo tipo de avatares.
O la muerte, que en su faceta terrenal es la máxima impotencia posible.
Y así en decenas, miles, de circunstancias y situaciones.
La impotencia forma parte constante de nuestro ser, y forma una gran parte de nuestro Yo Vivido.

Y existen limitaciones que se generan en nuestro sistema de creencias.
El EGO jugando con nosotros nos impone falacias como realidades, encerrándonos en una celdita mental que nos niega la felicidad.
Por ejemplo, aquel que pudiera ser un excelente vendedor, pero se cree incapaz, inepto, infradotado y en base a esa realidad fabricada ni siquiera toca timbre a quien pudiera ser su comprador.
La chica a la cual le mandaron creer que como mujer no puede intervenir en ciertas áreas profesionales, y por ello se queda rezagada, amargada, con una falsa sonrisa atendiendo los quehaceres del hogar.
O la persona sumamente capacitada intelectualmente, pero a quien el EGO secuestro el pensamiento, llevándole a verse como un tonto, ignorante, merecedor de hostigamientos por su tara mental.
Y así podríamos sumar infinidad de ejemplos que probablemente te suenen conocidos muchos de ellos.

Conocer nuestras limitaciones reales nos permite emprender soluciones alternativas, o admitir la impotencia y dejar fluir aquello que no puede ser controlado.
Conocer nuestras limitaciones creídas y dar los pasos necesarios para quitarnos el yugo del EGO, nos alienta a avanzar en una aventura de mayor conciencia y felicidad.
Conocer la diferencia entre ambas, nos permite ser menos esclavos.

Para seguir meditando y creciendo:

«(5) Asimismo, yo he escuchado el gemido de los Hijos de Israel, a quienes los egipcios esclavizan, y me he acordado de mi pacto.
(6) Por tanto, di a los Hijos de Israel: ‘Yo soy el Eterno. Yo os sacaré de debajo de las cargas de Egipto y os salvaré de su esclavitud. Os redimiré con brazo extendido y con grandes actos justicieros.
(7) Os tomaré como pueblo mío, y yo seré vuestro Elohim. Vosotros sabréis que yo soy el Eterno vuestro Elokim, que os libra de las cargas de Egipto.
(8) Yo os llevaré a la tierra por la cual alcé mi mano jurando que la daría a Avraham [Abraham], a Itzjac [Isaac] y a Iaacov [Jacob]. Yo os la daré en posesión. Yo el Eterno.’
(9) De esta manera habló Moshé [Moisés] a los Hijos de Israel, pero ellos no escucharon a Moshé [Moisés], a causa de la angustia de ánimo y del duro trabajo.»
(Shemot / Éxodo 6:5-9)

La despedida del patriarca, un legado de vida

El patriarca Iaacov/Israel se sabe próximo a su deceso, entonces se encarga de lo trascendente:

«(28) Todos éstos llegaron a ser las doce tribus de Israel, y esto fue lo que su padre les dijo al bendecirlos; a cada uno lo bendijo con su respectiva bendición.
(29) Luego les mandó diciendo: ‘Yo voy a ser reunido con mi pueblo. Sepultadme con mis padres en la cueva que está en el campo de Efrón el heteo;
(30) en la cueva que está en el campo de Macpela, frente a Mamre, en la tierra de Canaán, la cual compró Avraham [Abraham] a Efrón el heteo, junto con el campo, para posesión de sepultura.
(31) Allí sepultaron a Avraham [Abraham] y a Sara su mujer, allí sepultaron a Itzjac [Isaac] y a Rebeca su mujer, y allí sepulté yo a Lea.
(32) El campo y la cueva que está en él fueron adquiridos de los hijos de Het.’
(33) Cuando acabó de dar instrucciones a sus hijos, recogió sus pies en la cama y expiró. Y fue reunido con sus padres.»
(Bereshit / Génesis 49:28-33)

Bendice a sus hijos, a cada uno de acuerdo a sus cualidades, a cómo se iría desarrollando en tribus.
Una bendición específica, la adecuada, que contemplaba desde la inspiración divina las necesidades y realidades del hijo y descendencia.
Una perspectiva positiva y realista, de vida.
Es comprensible esta despedida, este legado sagrado.

Sin embargo, sus últimas palabras parecen un poco extrañas.
No se dirigen a reforzar el ritualismo, ni prácticas “religiosas”, ni una identidad tribal en particular.
Ni es un pomposo estudio acerca de la divinidad y cuestiones teológicas.
Ni una prédica moralista cargada de imperativos religiosos.
Ni un quebrado corazón recurriendo a los últimos ardides del EGO para obtener compasión.
Ni un lastimero adiós a esta vida.
Miremos bien sus palabras.

Es un extenso recordatorio, lleno de detalles que parecen realmente innecesarios para estar rememorando precisamente en este preciso momento.
Vamos, relee el párrafo y admite junto conmigo que parece un tanto raro que el patriarca moribundo gaste su último aliento en lo que está contando.
Pero entonces, recordamos que Dios había prometido dos cosas a Avraham: descendencia y la tierra de Israel.
Y hacemos rápidamente el enlace mental con lo que está sucediendo en este momento.
Iaacov se encargó de guiar con sus bendiciones a sus hijos, la descendencia del pacto sagrado.
Y tenía que conducir las mentes y corazones a afianzar la idea de que la alianza eterna también incluye la tierra para que moren en paz y plenitud.
Por ello se enfoca en mencionar tanto detalle, en recordar historias antiguas conocidas, en ser exacto en las descripciones; por amor a su tierra, para que esa sana pasión se preserve y fortalezca en sus continuadores.

El Eterno no había prometido una Torá a los patriarcas, ni mandamientos, ni rituales, ni un templo sagrado, ni un plan para ser “salvos” de pecados, ni la vida luego de la vida.
Él prometió y pactó la descendencia y la propiedad de la tierra de Israel.
Lo cual reiteró cabalmente cuando los israelitas salían de Egipto:

«(8) Yo he descendido para librarlos de la mano de los egipcios y para sacarlos de aquella tierra a una tierra buena y amplia, una tierra que fluye leche y miel, al lugar de los cananeos, heteos, amorreos, ferezeos, heveos y jebuseos.»
(Shemot / Éxodo 3:8)

«(6) Por tanto, di a los Hijos de Israel: ‘Yo soy el Eterno. Yo os sacaré de debajo de las cargas de Egipto y os salvaré de su esclavitud. Os redimiré con brazo extendido y con grandes actos justicieros.
(7) Os tomaré como pueblo mío, y yo seré vuestro Elohim. Vosotros sabréis que yo soy el Eterno vuestro Elokim, que os libra de las cargas de Egipto.
(8) Yo os llevaré a la tierra por la cual alcé mi mano jurando que la daría a Avraham [Abraham], a Itzjac [Isaac] y a Iaacov [Jacob]. Yo os la daré en posesión. Yo el Eterno.'»
(Shemot / Éxodo 6:6-8)

Y no son las únicas ocasiones en que encontramos similar mensaje: la redención de Israel se completa con ellos viviendo en la tierra de Israel redimida.
Siendo así, ¿cómo y dónde entra la Torá y los mandamientos?

(Publicado originalmente en SERJUDIO.com, compartido aquí por contar con interesantes enseñanzas para los noájidas. ¿Sabes cuáles?).

El silencio de Iosef

«(14) Después que había sepultado a su padre, Iosef [José] volvió a Egipto junto con sus hermanos y todos los que fueron con él para sepultar a su padre.
(15) Y viendo los hermanos de Iosef [José] que su padre había muerto, dijeron: -Quizás Iosef [José] nos tenga rencor y nos devuelva todo el mal que le ocasionamos.
(16) Y enviaron a decir a Iosef [José]: -Tu padre nos mandó antes de su muerte que te dijéramos:
(17) ‘Así diréis a Iosef [José]: ‘Por favor, perdona la maldad de tus hermanos y su pecado, porque te trataron mal.» Por eso, te rogamos que perdones la maldad de los siervos del Elohim de tu padre. Iosef [José] lloró mientras le hablaban.
(18) Entonces lloraron también sus hermanos, y postrándose delante de él le dijeron: -Aquí nos tienes como siervos tuyos.
(19) Pero Iosef [José] les respondió: -No temáis. ¿Estoy yo acaso en el lugar de Elohim?
(20) Vosotros pensasteis hacerme mal, pero Elohim lo encaminó para bien, para hacer lo que vemos hoy: mantener con vida a un pueblo numeroso.
(21) Ahora pues, no tengáis miedo. Yo os sustentaré a vosotros y a vuestros hijos. Así les confortó y les habló al corazón.»
(Bereshit / Génesis 50:14-21)

Según cuenta la Tradición, en su vuelta a Egipto Iosef quiso pasar por el pozo donde fuera lanzado por sus hermanos hace cuarenta años atrás. Se quedó allí en silencio, reflexionando, mirando el sitio del pasado horror. Tal vez una lágrima surbaca su rostro, no lo sé.
Los hermanos estaban aterrorizados, supusieron que el silencio se debía a la ira vengativa de Iosef, quien ahora estaba libre para tomar represalias en contra de ellos. Es que, siguieron suponiendo, mientras el padre estaba con vida ellos estaban protegidos, pero ahora había caído esa defensa, por lo cual se encontraban a disposición de la tortura que les quisiera imponer su poderoso hermano Iosef. Había sufrido muchísmo a causa de ellos, y hasta ahora no había siquiera mostrado un poquito de venganza, por lo cual, seguramente se había acumulado y sería espantosa.
Ellos no preguntaron, no se atrevieron, por ello hablaron-murmuraron entre ellos, desconfiados,
Si hubieran empleado la Comunicación Auténtica en lugar de las volteretas del EGO, probablemente habrían descubierto que la mente de Iosef lejos estaba de rencores y venganzas, por el contario, estaba agradeciendo al Eterno que lo había rescatado y llevado al éxito. Ese pozo fue un stio oscuro y angustiante por muchos años, pero finalmente Iosef había logrado la redención, también emocional, y era eso lo que estaba reconociendo ante el Señor.
Pero, los hermanos escogieron el camino oscuro, como habitualmente hacemos los mortales, empujados o arrastrados por el EGO, ocultamos la LUZ de la NESHAMÁ, en las grandes o pequeñas cosas.

Ya en Egipto los miedos de los hermanos crecieron.
Es que, durante décadas habían sido invitados a la mesa de su gobernante hermano, pero ahora ya las invitaciones no se extendieron más.
Esto aumento las sospechas de ellos, confirmando así indirectamente que las intenciones de Iosef eran de pesadilla hacia ellos. No sabían cuando, pero estaba ciertos de que tarde o temprano lloverían castigos indescriptibles sobre ellos a causa de sus delitos del pasado.
Si hubieran preguntado, Iosef les habría dicho que no los invitaba para no generar inútiles controversias. Pues, mientas Iaacov vivía él ocupaba la cabecera. Ahora, ¿quién se sentaría en la parte principal a la mesa? ¿Reubén, por ser el primogénito? ¿Yehudá, por ser el escogido para liderarlos? ¿Iosef, por ser el regente de Egipto? Era un conflicto al cual no quería llevar a la familia, por lo menos no en ese momento, por lo cual decidió en silencio dejar de organizar eventos que reunieran a la familia. Decisión errada o correcta, como sea, es la que tomó.
Los hermanos no sabían, pero actuaban movidos por sus prejuicios. En lugar de usar la Comunicación Auténtica, le pidieron a una de las madres de la nación que hablara con Iosef, que le mintiera, una “mentirita blanca”, pero mentira al fin. Aquello que el padre había ordenado que Iosef los perdonara. Eso nunca había sido dicho por Iaacov, quien murió sin saber quien había vendido a Iosef como esclavo a Egipto.
Y Iosef reconoció de inmediato la mentira, se dio cuenta de la manipulación, entendió el miedo que anidaba en el corazón de sus hermanos, entendió que de su parte tampoco había sido del todo claro y sincero. Él también olvidó usar las Comunicación Auténtica con ellos, por eso lloró, acosado por su propio EGO.
Luego, sí camino con la LUZ, cuando dijo e hizo: “Ahora pues, no tengáis miedo. Yo os sustentaré a vosotros y a vuestros hijos. Así les confortó y les habló al corazón.»”.

¡Cuán importante es la Comunicación Auténtica!
¡De cuántos errores, malentendidos, altercados, disputas, guerras, violencia, sufrimiento y otros espantos más nos libraríamos si acudiéramos a ella de manera más cotidiana!
Puede parece más sencillo y económico responder desde el EGO, pero finalmente, es el esfuerzo de mantenerse en la senda de la LUZ la que reporta SHALOM y plenitud de bienestar.

Recuerda, construir SHALOM en todo momento, a través de pensamientos/palabras/actitudes/acciones de bondad Y justicia.
Así disfrutaremos del paraíso terrenal, de la mejor versión de nosotros mismos.
Esa es la cienca del espíritu, la Cabalá santa para la vida cotidiana.

Perversión central de un sitio de “Kabbalah” (?)

Hace un rato alguien me compartió esto: “Sé amable contigo mismo y deja ir el juicio. Confía en que donde estás en tu vida es exactamente donde tienes que estar.”
Decía que era de un sitio de Cabalá, lo cual realmente dudo en grado extremo. Más bien será de ideología facilista New Age, del neo escapismo, o de algún paganismo que se quiere hacer pasar por judaísmo. Pero ciertamente, el mensaje es terrible, anti vida, grotesco, enfermo y mortal.

¿Por qué?
Porque con estos argumentos ramplones las personas que están en situación de víctimas reales, seguirán estándolo, y para colmo sintiéndose brutalmente culpables si sueñan con un poco de justicia, si anhelan vivir sin degradación, si desean ser tratadas con dignidad y respeto.
¡No! El lugar en el cual estás, no necesariamente es el que debes estar.
Porque si eres un niño abusado por tus mayores, no estás ahí porque un dios perverso lo quiere y tú obligación es aceptar tu maltrato.
Porque si eres una mujer golpeada y violentada por su marido, no tienes el deber de guardar silencio y sufrir la pesadilla.
Porque si te hostigan en el estudio o el trabajo, si eres objeto de bullying, no debes disculpar la tremenda injusticia y decir que estás allí porque es tu lugar.
Porque si tu gobierno es despótico y cancela tus derechos, no es con pasividad y humillante aceptación que las cosas cambiarán.

Ciertamente el mensaje verdadero de la Torá, y por tanto de toda corriente realmente cabalística, es que debemos buscar el juicio, hacer actuar a la justicia, promover el bien para quien es merecedor de tal y ser duros en la medida exacta con el malvado.

No todo es bueno en todo momento, aunque pudiéramos ver cómo de cierta forma quizás lo podemos transformar en bien a futuro; aunque no comprendamos los vericuetos de la existencia, el hecho cierto es que debemos hacer nuestra parte para que sea establecido el verdadero SHALOM, que no se basa en mentiras, ni en negar la realidad, ni en mantenernos como impotentes miserables cuando es otra la opción válida.

Por tanto, no confíes que estás donde debes estar.
Porque tal vez eso es un justificativo para seguir siendo violado; porque eso es el arma que tiene el pervertido para manipularte.
Porque, aunque no estés en una situación dramática, es un mensaje erróneo que te niega tu derecho a ser libre, a crecer, a cambiar, a trabajar por un mayor bienestar.

Y sí, debes ser amable contigo mismo, obviamente que sí.
Pero no, no tienes derecho a dejar ir el juicio sobre tus actos, porque esa es una excusa típica del que hace cualquier disparate para seguir en el camino del error. Sean pecados voluntarios o no, sea porque deseas hacer el mal o no, es imprescindible realizar un auto juicio de manera habitual. Es la evaluación de la conciencia que nos permite hacer TESHUVÁ, y nos acerca más a nuestra identidad espiritual, a Dios.

Por tanto, por favor, no confíes en esos sitios de “KABBALAH” que son venenos mortales pero con sabor y aroma a deleite.
Son maquinarias para entorpecer el pensamiento, paralizar el sentimiento, y aunque se quieran vender como finos perfumes espirituales, realmente son hediondas fauces de la idolatría supersticiosa.

Es mi humilde consejo, puedes tomarlo o dejarlo, obviamente, porque no precisas de mi autorización para hacerlo.
Sin embargo, yo sería atento y lo tomaría en cuenta. Dejaría de perder mi vida adorando doctrinas mortales. No gastaría un centavo más en engrosar las millonarias arcas de los centros de falsa espiritualidad, sea KABBALAH o la que fuera. No permitiría a familia o amigos contaminarse con la enfermedad que estas fábricas de muerte producen. No compartiría alegremente los mensajes distorsionados, falsamente positivos, amargamente desfigurados como judaísmo. No haría más caso al malvado, para entonces poder ser feliz y estar en paz.

Para finalizar, palabras de un profeta de la Verdad:

Estas son las cosas que debéis hacer: decid la verdad unos a otros, juzgad con verdad y con juicio de paz en vuestras puertas, no traméis en vuestro corazón el mal uno contra otro, ni améis el juramento falso; porque todas estas cosas son las que odio, declara el Eterno
(Zejariá/Zacarías 8:16-17)

Recuerdo que tortura

Vuelve el amargo recuerdo y te malogra el presente.
¿Hiciste lo necesario para completar el proceso de TESHUVÁ? 

Hablar del problema, sinceramente, conscientemente, buscando acomodar las piezas en su lugar, puede ayudar.
Si lo haces con una persona receptiva, atenta, comunicativa, seguramente te dé un gran apoyo; aunque nada te aconseje, aunque no te proponga ninguna solución mágica, sino simplemente por escucharte auténticamente.

Pero eso no es todo, solo una parte y que pudiera llegar a ser contraproducente si se convierte en un hábito, o al menos en un tópico habitual.
Ten presente que si no te despegas de imágenes negativas, tu mente se sincroniza a ellas. Si además de visualizarlas en la imaginación las expresas, estás ahondando el pozo que drena tu energía vital.
Por tanto, empeoras en lugar de crecer. ¡Cuánto peor si tu oyente además es un reverberador de mala onda, uno que magnifica con su lupa distorsionada y terrible!

Así pues, mucho cuidado con lo que dices, porque lo que pudiera ser terapéutico podría convertirse en iatrogénico.
Sé precavido para que tu “espacio terapéutico” no se transforme en un fango que te retiene en una zonita de confort, en tu celdita mental.
Porque el eco de la lástima y quejas no fortalecen ni impulsan a la buena vida.

Por otra parte, hacer de cuenta que el recuerdo no existe y abarrotarte de palabrería seudo positiva, de milagrosas curas palabreras, de lemas místicos, de cháchara alegrona, probablemente tape con un decorado brillante la tremenda angustia que te consume y desgasta.
Es bueno rodearse de gente positiva, que habla de manera realista-optimista, que impregna de saludable confianza, que alegra vivamente la existencia. Pero no confundir eso con huir de los inconvenientes para no esforzarse en resolverlos.
¿Está claro?

Más allá de hablar, toma conciencia de que mientras no hagas tu parte posible de TESHUVÁ, algo quedará ardiendo y listo a consumir tus energías.
Por tanto, si el mal recuerdo es de una acción negativa tuya, ya tienes a mano una respuesta: TESHUVÁ, lo más completa posible.

¿Y si el recuerdo oscuro es por algo que te provocaron, que sufriste, de lo que fuiste real víctima?
Porque sin dudas esa memoria estresante está agazapada por allí, provocándote a impotencia, a encierro en tu celdita mental que percibes como si fuera un refugio.

Lo que mencionamos unos párrafos antes también es válido en esta situación.
No debes esconderte de tu dolor, sino admitirlo. Admitir tu impotencia de aquella ocasión lastimosa. Admitir que te ha provocado un daño que mantiene una herida que cada tanto arde y te amarga con su feo recuerdo. Admite.
Pero, no eres ese recuerdo.
Por más terrible y traumático que haya sido el evento, o los eventos, tú eres mucho más que eso.

Además, puedes descubrir motivos, causas, cadenas de acontecimientos, etc. que llevaron a eso.
Dar luz allí donde hay oscuridad.
Poner orden, en donde hay revoltijo.
Sufrir, por última vez; al cerrar la herida, cauterizarla.
Perdonar, cuando ello sea posible.
No aferrarse a excusas ni disculpar lo que debe ser corregido.
Lo que no ha de retenerse, deberá fluir, escurrir, irse.

Eventualmente, alguna vez podrías llegar a narrar esa historia oscura con tonos luminosos, sin engañarte, sin huir de la realidad, pero sí con la convicción de que manteniendo un recuerdo angustiante con vida no te dará a ti vida, sino que te la absorberá y drenará tus energías. Que lo nefasto te impulse a alzar vuelo, a elevarte, para que encuentres aquí y ahora un reservorio de vitalidad y felicidad.

De cierta forma, es un camino de TESHUVÁ, porque retornas a un punto en el cual no hay herida, donde estás ileso.
No estás negando la realidad, ni esperando que una goma de borrar mágica elimine tus recuerdos.
Estás usando el mal verdadero para llenarlo de luz auténtica.
Y, si hay algo para hacer, como por ejemplo la intervención de la justicia; pues, habrá que hacerlo.

El pasado no desaparece, pero queda solamente como un dato archivado para uso mental; ya no es una llaga sangrante que reclama atención de manera dolorosa.
Y eventualmente, el recuerdo ya no brota, reposa en calma en su cajón en el archivero de la mente.

Tú puedes elegir, o puedes seguir sometido al caos del EGO.
Te aconsejo elijas ordenar tu existencia a la LUZ de la NESHAMÁ.