Archivo de la etiqueta: Salud

Resp. 861 – masturbacion v/s esterilidad

israoroz nos consulta:

mi nombre es Israel Orozco Gonzalez tengo enfermo ceca de 27 años de los 35 que tengo de vida tengo tambien no mas de un año que conosco de ustedes y mi vida a mejorado y mi salud tambien leo regularmente su pagina que por cierto es muy buena bueno lei el articulo que tiene en su pagina principal que es «respuesta 855- masturbacion» y en relacion a ese tema mi pregunta es ¿es malo masturbase cuando se sabe que es uno (yo soy esteril) esteril?
agradesco de ante mano su tiempo y su disponibilida
Israel Orozco Gonzalez 35 años ayudante de oficina Atizapan, mexico

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Resp. 856 – ¿remedios de medicina y de espiritu?

Merariita nos consulta:

me puede contactar con alguien que sepa de los niveles espirituales o si usted me pudiera ayudar,porque estoy en una tremenda confusión con loss remedios de la medicina y los remedios del espiritu.
para que me entienda mejor me gustaria que me pudiera dar su correo o algo asi por el estilo para que le pudiera decir lo que me paso por que no encuentro otra manera de contactar a una persona tenga conocimentos medicos del espiritu
mariel garcia ,16,estudiante,mexico,d.f

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Resp. 846 – ¿No fumar, mandamiento o derivación?

Juan_25 nos consulta:

Buen día Moré Yehuda:
1- He leído, creo yo, la mayoría de información sobre esto, pero no estoy seguro si el fumar (que causa daño físico) forma parte directa del mandamiento de «no matar» o si es una derivación.
2- También he leído que para ser un gentil justo es suficiente cumplir los 7 preceptos y las derivaciones son opcionales, pero en 2 lugares de fulvida leí que un gentil justo debe cumplir los 7 y todas las derivaciones. Le pido disculpas por reiterar sobre esto, pero estoy confundido. Graci
Juan, España.

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Resp. 835 – es correcto hacer un juicio a alguien y herir?

Merariita nos consulta:

1- Es correcto criticar a alguien y hacerle juicio en el momento, creyendo que sabe lo que pasa en la mente y en los sentimientos de la persona…
2- ideando absolutamente que es mas que yo
3- ¿que grado tiene de maldad?..
4- ¿es mejor comunicarse
5- O decirle cualquier cosa en la cual mezcle sentimentos parecidos al rencor?
6- ¿que tipo de razonamiento emocional es este?,
7- porque alguien haría un juicio solo porque tiene una imagen de una persona erronea y su mismo impulso de vida hace querer corregir en su idea
Mariel Merari García Vázquez,16años,D.f,México

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La agresividad y su canalización

La agresividad en tu vida

Debemos conocer acerca de la agresividad, pues forma parte de nuestra vida, tanto interna como externamente.
No podemos eludirla, sea que actuemos de manera agresiva, reprimamos nuestras intenciones agresoras, deseemos agredir, seamos víctimas de agresiones, sintamos rabia, etc.
Es una parte constitutiva del ser humano (y también de los animales), no le es ajena ni resulta anormal o producto de enfermedades o posesiones de ningún tipo.
Por tanto, al tener un conocimiento más acabado podremos tomar decisiones más acertadas y actuar con mayor precisión como constructores de Shalom.


Agresividad hace referencia a un conjunto acciones y actitudes que pueden llegar a manifestarse (o no) a través de:

  • diversos canales (gestos, golpes, palabras, sonidos, etc.),
  • con variada intensidad (pelea física, discusión verbal, insulto, olvidos, etc.),
  • más o menos activa (amenaza, violencia; sabotaje, inhibición, quejas, manipulación emocional),
  • provocada por variados objetos o situaciones (persona o grupo en concreto, un acontecimiento, un pensamiento rumiado, el recuerdo de un momento adverso, etc.) y
  • repercute en cualquiera de los planos que integran al individuo: físico, emocional, social, mental y espiritual.

De acuerdo a los planos:

  • Físico: cambios fisiológicos y biológicos (ritmo cardíaco y presión arterial aumentan, variaciones en los niveles de las hormonas adrenalina y noradrenalina) que acompañan a la ira, lucha, golpes, gestos, destrucción de objetos, portazos, ataques, enfermedades, lesiones, suicido, asesinato, rapto, privación de libertad, etc.
  • Emocional: rabia, cólera, expresiones faciales, tonalidad y volumen del habla, mentiras, gruñidos, omisiones, silencios, implantar sentimiento de culpa, manipulación, ciertos chistes, ironía, negación de ayuda, adicciones, religiosidad, etc.
  • Social: falta de respeto, ofensas, provocaciones, amenazas, presiones, hostigamiento, robo, fraude, acoso, ataques, relaciones inarmónicas de poder/sumisión, lesionar el derecho legítimo de otra persona, etc.
  • Mental: ideas o fantasías destructivas, elaboración de planes perversos, ideas persecutorias, obsesiones, rumiación de pensamientos, deseos de venganza, guardar rencor, provocaciones, parálisis ideativa a causa doctrinas de alguna religión, etc.
  • Espiritual: actitudes/acciones negativas que no permiten o dificultan el cumplimiento de alguno de los mandamientos que deben ser cumplidos por cada quien (siete fundamentales para los gentiles, 613 para los judíos).

Si quisiéramos encontrar alguna idea que englobara todas las anteriores podríamos mencionar:
la actitud o acción que tiende a forzar a un cierto grado de impotencia a alguna persona, sea uno mismo u otro individuo o colectivo.
Con esta idea podemos contemplar que en ocasiones se puede ser agresivo (y es necesario y correcto serlo) dentro de lo lícito y/o adaptativo, aunque cuando está fuera de control pareciera enraizarse la agresividad en el lado oscuro del ser.

La impotencia, o su sentimiento, en la base de toda agresividad.

La IMPOTENCIA, o el sentimiento de la misma, está en la raíz de la conducta agresiva.
El sentimiento de impotencia puede ser vivido como una sensación de ira o malestar que surge a partir de lo que se considera un agravio, malos tratos, rechazo, imposibilidad, incapacidad, desprecio, u oposición entre otros disparadores del sentimiento.
La agresividad luego se presenta como un deseo de combatir la posible causa de la impotencia y alcanzar un estado de poder.
Generalmente se asocia a la agresividad como dirigida hacia afuera, hacia otra persona, o indirectamente hacia un objeto relacionado o que simboliza a otra persona.
Sin embargo, la persona al agredir puede, directa o indirectamente, hacerse daño a sí misma.
Puede también reprimir la manifestación externa de la agresión, o dirigirla directamente a sí misma.
Sin embargo, tengamos en cuenta que la energía reprimida termina siempre acarreando daños a la persona que no expresa de forma constructiva su ira, o no la canaliza adecuadamente.
La supresión constante lleva a estados de estrés, de frustración, de desgaste de energía. Cuando se acumula la energía agresiva, se crea un núcleo que va succionando energía del ser, debilitándolo, llevándolo a estados menos adaptativos. Esto lleva a que la persona reaccione de manera desmesurada, pues no reacciona ante un estímulo en concreto, sino que éste sirve como disparador para la explosión del contenido reprimido. Pero, ¿qué ocurre si la persona suprime también esta explosión? Pues, tenderá a reprimirse más y más, gastará mayor esfuerzo en imponer mayores barreras de contención, sufrirá de mayor ansiedad o angustia pues cada vez es mayor el trabajo de no expresar la agresividad. Es un círculo vicioso, que hunde a la persona en más y más frustraciones, llevándolo a sentimientos cada vez más pesados de impotencia, de imposibilidad, que se harán reales en una parálisis cada vez más completa.

Otra ocasión de sentirse impotente es cuando uno percibe una dificultad que es negada o no admitida por otros.
Esto puede deberse a problemas de perspectiva, pero también a cuando uno juzga de acuerdo a intenciones ajenas
en lugar de reaccionar ante los hechos explícitos.
El prejuicio, o el juicio de intenciones es causa frecuente que nos puede llevar a tener reacciones violentas desmesuradas y desproporcionadas.

Como hemos mencionado, la agresividad adaptativa es la que permite conseguir para el sujeto cierto estado de satisfacción de alguna necesidad, sin por ello pretender dañar adrede a otra persona.
Es importante tener en cuenta este aspecto, pues en la base de la asertividad se encuentra esta agresión básica adaptativa, que recurre a afianzar a la persona, a dotarla de sentimiento saludable de potencia, aunque con ello se menoscabe la posibilidad o realización de otro.
Por ejemplo, la persona que debe tener el ánimo, la disposición y la realización para competir contra otros, o confrontarse, para alcanzar sus metas acordes con las normas sociales.
Así pues, se hace imprescindible conocer los límites entre lo apropiado y no, para no negarse ni inhibirse en aquello que es necesario y requiere el ejercicio de alguna dosis de agresividad.

En ocasiones la agresividad es usada de manera consciente, como herramienta de manipulación para generar miedo en otros y presionarlos a actuar conforme a los propios deseos, como mecanismo de coerción. Por supuesto que este uso NO es asertivo, ni debiera estar entre tus recursos de conducta.

Por otra parte, no es conveniente, ni saludable, ni resolutivo, expresar de forma iracunda, violenta, destructiva nuestra energía agresiva.
Las reacciones violentas han de quedar restringidas para aquellas situaciones extremas, de imperiosa necesidad de supervivencia, y no otras.

Aprovechar de manera constructiva la energía agresiva

La agresión es una reacción del sentimiento de impotencia, y/o un mecanismo para superar tal sentimiento.
Existe en ti, por lo cual lo primero es reconocer cuando se manifiesta en cualquiera de tus planos.

Admisión.
El peor consejo que te podrías dar sería que negarás su presencia, aunque te resulte incómodo, mejor es admitir que está en ti y pugna por manifestarse.
Ya teniendo conciencia de su presencia, podrás hacer algo positivo con su energía.
Porque, si la niegas, si la reprimes, si la tapas, si haces de cuenta que no está, no por ello deja de existir.
Es cierto que no debes rumiar acerca de tus frustraciones, ni estancarte en pensamientos negativos que se relacionen con tus deseos o necesidades que no han podido realizarse.
Pero no por ello haz de mirar para otro lado, esperando que las cosas se solucionen por sí solas y sin participación tuya.
La energía que introduces dentro de ti, o que movilizas de una zona a otra sin emplearla luego, y que no desplazas de manera constructiva o no modificas hacia otras formas de energía que te aprovechen, termina por estancarse en ti, lo que puede repercutir en un estado de estrés continuo, en enfermedad en cualquiera de tus planos del ser, en brotes de violencia por cuestiones menores, entre otras afecciones a tu saludable transcurrir cotidiano.
Así pues, ya lo sabes, reconoce cuando estés con sentimiento de agresión, con deseos de explotar, planificando algún daño, actuando con hostilidad, siendo cínico, degradando a otros, etc.

Identificación del deseo y del obstáculo.
Si además de reconocerla puedes advertir qué es lo que te ha llevado a ese estado, cual es el sentimiento de impotencia que te hizo pasar al modo agresivo, entonces has dado otro paso en tu crecimiento personal.
Muchas veces si identificas lo que generó o disparo la agresividad, podrás trabajar directamente con la causa (sentimiento de impotencia) en lugar de con el resultado secundario (deseo de agredir), lo que te habilitará para articular una respuesta más provechosa y una forma de vida con mayor armonía.
Probablemente no lo conseguirás enseguida, pero si te entrenas en conocerte y en aprender a darte cuenta de tus estados de ánimo, entonces estarás cada vez más en «poder» y menos sumido en sentimiento de impotencia.

En ocasiones el reconocimiento de la propia impotencia, real y muy humana, habilita a desmontar la respuesta agresiva innecesaria para adquirir un estado de admisión consciente y saludable de la impotencia, o tal vez el uso de un recurso agresivo adaptativo (comunicación auténtica, acciones asertivas).

Por otra parte, el conocimiento de la causa posibilita el recurrir a toma de decisiones, a veces laterales o creativas, que permiten sobreponerse a la impotencia y alcanzar el objetivo deseado sin recurrir a excesos negativos.
Es posible entonces, expresar la agresividad de una forma constructiva para resolver el estado o sentimiento de impotencia.
La impotencia puede resolverse en ocasiones cuando se elaboran o adquieren habilidades que eran deficitarias.

No reaccionar automáticamente, darse un tiempo y espacio para elaborar otra opción.
Cuando percibas que estás por reaccionar, toma distancia (física, emocional, mental), cuenta hasta diez, respira profundo, discúlpate y sal a dar un paseo o sal al balcón, no manifiestes tu ira, pues si bien puedes suponer que la descarga del momento te ayudará a destrabar la situación conflictiva, en realidad solamente será un incentivo para acrecentar el estado de impotencia y la controversia con otros.
Luego de este tiempo fuera, quizás puedas expresar tus deseos de manera asertiva, por ejemplo, en vez de decir “Estoy enojado contigo”, podrías decir “Me gustaría si pudiéramos tal y cual cosa”.
Darse tiempo y oportunidad para pensar otras opciones es una necesidad que no debe dejar de intentarse.

¿No puedo? ¡Sí puedes!
Recuerda que en muchas ocasiones eres tú el que piensa o siente que no puedes, por eso te conviertes en un impotente o frustrado por decisión propia.
Actúa con confianza, aunque no la sientas, actúa como si pudieras, que cuando en verdad no puedas ya se encargará el mundo de ponerte un freno.
Mientras eso no ocurra, mientras no choques contra la pared de los verdaderos límites, no te dejes guiar por la impresión de los “no puedo”, sino que da un paso más, uno por vez, y ya verás hasta donde llegarás.

Artes marciales.
El entrenamiento en artes marciales, desprovistas de elementos religiosos, es oportuno para aprender a canalizar y emplear de manera constructiva la agresividad.
Se entrena en respiración, posturas, gestualidad, amabilidad, roles sociales, etc. a la par que se adquieren técnicas que permiten desplegar las potencialidades, reforzando la conciencia del propio poder y los límites.

Registro y evaluación.
Es especialmente útil llevar un registro de los momentos de enojo.
Éstos permiten a la persona adoptar una visión más detallada y meditada, permitiendo tomar distancia de reacciones impulsivas y sentimientos de frustración y rabia.
Para conseguirlo habría que tener a mano constantemente una libretita en la cual tomar nota de la hora, incidente, persona involucrada, resolución, pensamientos así como cualquier otro dato que pueda aprovecharse para evaluar posteriormente con detalle el episodio.
Además, sirve lo registrado como material para realizar, más adelante, un intento de resolución alternativa, es decir, pensar qué otra reacción se hubiera podido implementar para obtener un sentimiento de potencia y una satisfacción mayor.
También permite tomar conciencia de las señales somáticas que anuncian que se está entrando en un estado de enojo, lo que habilita a realizar alguna técnica de relajación o de interrupción de la reacción automática habitual. Por otra parte, el hecho de estar pendiente de llevar un registro metódico abre una brecha a la reacción automática, pues reclama que se someta la conducta a una supervisión racional, apartada de la emoción sin control.

Cambiar la dirección de la acción.
La energía cinética (de movimiento) que se destinaría para una acción agresiva, en determinadas circunstancias, puede ser usada en la dirección contraria.
Por ejemplo, cuando se quiere dar un golpe y efectivamente se estira la mano y se alcanza a la persona a la cual se desea agredir, PERO, se la acaricia (por supuesto que esto solamente con quien corresponda y como corresponda).
La caricia en lugar del golpe, aunque el pensamiento sea hostil, llevará a una respuesta amorosa de parte del otro y de una reversión del ánimo en uno mismo.
De manera similar hacer con la caricia verbal en lugar de la palabra terrible que luego de pronunciada no tiene retorno ni arreglo.
Por supuesto que esta práctica no debe servir para negar la conciencia de un conflicto, de un sentimiento de impotencia que debe ser corregido.
Cuando lo pruebes, podrás comprobar su efectividad y su capacidad para resolver cuestiones que te hacen sentir impotente.


La risa.
El sentimiento de impotencia es de contracción, de limitación.
La agresión es un intento de expansión.
Así pues, el grito, el golpe, la respiración agitada, la risa nerviosa y falsa, el insulto, etc., son conductas expansivas, de dilatación o ensanchamiento del espacio personal.
Si se cancelan estas conductas y se las reemplazan con manifestaciones de alegría, tales como carcajada o el canto, que son también de dilatación y ampliación, pero constructivas.
Prueba a hacer esto, encontrarás que habrá un sentimiento liberador, pero ten cuidado de que tu conducta expansiva gozosa no sea tomada de manera adversa por la otra persona.
Que no se sienta despreciada o amenazada, o similar, por tu risa o canto.

La solidaridad.
Es un fuerte protector y fortalecedor en todos los planos el vivir de una manera solidaria, caritativa, con apertura generosa hacia el prójimo, particularmente sin personas cercanas o instituciones que ayuden a las masas (tales como FULVIDA.com y SERJUDIO.com).
Por lo cual un gran bálsamo y potenciador es el actuar con bondad, caritativamente, compartiendo de lo nuestro con el prójimo, sin por ello llevarnos a situaciones de pobreza o sufrimiento.
Dona de tu dinero, aprende a dar en lugar de querer solamente recibir para ti, sé un socio del Eterno en la creación de un mundo de Shalom, también a través de tu economía. No te quedes siendo impotente, ni ambicionando lo que no te corresponde, ni guardándote lo que es para compartir, ni siendo avaro. Excusas puedes inventar miles para no colaborar con FULVIDA.com o SERJUDIO.com, o con aquellos que de una u otra forma te alimentan y sostienen; puedes justificar tu avaricia de manera muy original o aburrida, pero no dejas de ser un avaro que se está aferrando a su EGO y por tanto a su IMPOTENCIA.
Da caridad, comparte, regala, aprenderás a saborear tu poder y a ser feliz.

La plegaria.
Es muy bueno acordarse de conversar con el Padre Celestial, directamente con Él, sin intermediarios de ninguna especie (ni ángeles, ni santos, ni enviados, ni tzadikim, ni hijos, ni corderos, ni nada), tú en franca charla con Él.
Derrama tu corazón ante Él, expone tu caso y admite tus fallas para corregirlas, así como reconoce tus virtudes para aprovecharlas en la sagrada tarea de construcción de Shalom que te compete a ti.
Usa aquello que tienes permitido, de acuerdo a tu identidad espiritual (noájida o judaica), para ayudarte a elaborar tus rezos, a conocerte más, a conectarte con tu alma y de esa forma expresarte abiertamente y con respeto venerable hacia Dios.
Encuentra las fuerzas que hay en ti, manéjalas para tu provecho y para beneficiar a otros.


Deseo y Miedo


«Bienaventurado el hombre que teme al Eterno y Sus mandamientos desea en gran manera.«
(Tehilim / Salmos 112:1)

En toda persona existen dos polos de movilización:

  • el polo de atracción, que llamamos DESEO o AMOR,
  • y el polo de repulsión, que llamamos MIEDO.

Permanentemente estamos actuando entre estos dos polos.
Siendo movidos, o impulsados, o proyectados, o atraídos, hacia uno o el otro.

Piensa en ti.
Reflexiona sin prejuicios.
Trata de verificar o desmentir esta afirmación.
Si alumbras con sinceridad las cuestiones de tu vida, alcanzarás a admitir que es una afirmación certera.

«Ahora pues, Israel, ¿qué pide el Eterno tu Elokim de ti? Sólo que reverencies al Eterno tu Elokim, que andes en todos Sus caminos, que ames y sirvas al Eterno tu Elokim con todo tu corazón y con toda tu alma«
(Devarim / Deuteronomio 10:12)

La raíz del DESEO y del MIEDO es única: la conexión con el Eterno (Ver Mishné Torá, Iesodéi haTorá 2:1,2).
Nuestro espíritu tiene sed por la Presencia Divina, anhela la adhesión con Él, se siente atraída hacia la infinita Luz celestial. Se nutre nuestro espíritu solamente cuando está en sintonía con la Divina Voluntad. A esto tendemos, éste es el origen de todos los otros deseos. Ante la manifestación del JESED (Misericordia, Generosidad) del Eterno, la reacción «natural» del espíritu es el DESEO / AMOR.
Por su parte, el temor ante la infinita Presencia hace tremolar el espíritu íntegramente. Como temblorosa hoja estremecida por el huracán imponente. Tal el origen de todos los miedos. Ante la manifestación de GUEVURÁ (Poderío, Severidad) del Eterno, la reacción «natural» del espíritu es el MIEDO.

Debes saber que tanto el DESEO como el MIEDO se manifiestan de acuerdo a los cinco niveles de los que estamos formados.
Así todos tenemos cinco miedos básicos, como cinco deseos básicos.
Todos los tenemos, pero los vivimos con mayor o menor intensidad, con más o menos presencia consciente en nuestras vidas.
En una medida equilibrada, son de construcción, de bendición, de crecimiento.
Cuando se convierten en una carga, porque están en desequilibrio, ambos son perjudiciales.
El MIEDO equilibrado mueve a la precaución, al respeto, al apego a los mandamientos restrictivos.
El DESEO equilibrado mueve a la cooperación, al cariño, al apego a los mandamientos de hacer.

Como dijimos, estas manifestaciones de DESEO y MIEDO en los cinco planos derivan de la misma raíz, pero en tanto se van apartando de ella, van perdiendo su identidad, haciendo ajeno a la persona de la relación que tal deseo o miedo en particular tienen con el Eterno.
En estas situaciones, el DESEO o el MIEDO están dominando a la persona, apartándola de su esencia, haciendo que se concentre más en su «Yo Vivido» o «Yo Sentido», en vez de en su «Yo Esencial».

Solamente los TZADIKIM (personas justas e íntegras) logran supremacía sobre sus miedos y deseos, dominan sobre sus impulsos, en vez de que éstos dominen sobre ellos.
Esto lo consiguen con un constante y esforzado trabajo de perfeccionamiento personal, no hay atajos ni vacaciones. Su tarea es armonizar todos sus deseos con la Divina Voluntad, todos sus temores aplacarlos para temer (reverenciar) exclusivamente al Eterno.
Cumplen cabalmente con los mandamientos de amar y temer al Eterno:

  • «amarás al Eterno tu Elokim«
    (Devarim / Deuteronomio 6:5)
  • «al Eterno tu Elokim temerás«
    (Devarim / Deuteronomio 10:20)

Te presento ahora una breve lista de los miedos básicos y luego de los deseos básicos.

MIEDOS básicos:

  • Plano Físico.
    Miedo a la IMPOTENCIA, que se presenta con diversos rostros: miedo a la enfermedad, a la muerte, a los accidentes, a la pobreza, al hambre, a la parálisis, a la impotencia sexual, a la debilidad, etc.
    Todo lo que represente una falta o carencia de dominio sobre los factores físicos – materiales.
  • Plano Emocional.
    Miedo a la SOLEDAD, que puede emerger como miedo al dolor en general, que toma distintas variantes, tales como ansiedad, angustia, enojo, ira, agresividad, pasividad, intolerancia, paternalismo, etc.
    Todo lo que sea falta o carencia de dominio sobre otra persona, cercana y significativa.
  • Plano Social.
    Miedo al RECHAZO, que lo sentimos por ejemplo al ser anónimos, ignorados por el grupo, humillados en público, de casta o clase inferior, degradados, fuera del patrón social aceptable o de moda, etc.
    Todo lo que implique falta o carencia de dominio sobre un grupo de personas que es sentido como importante, pero que no mantiene una relación íntima con el individuo.
  • Plano Intelectual.
    Miedo al CAOS, obsesión, compulsión, detallismo, pensamiento referencial, incapacidad o dificultad en la creatividad, huida hacia la fantasía, etc.
    Todo lo que demuestre una falta o carencia de dominio en la capacidad para organizar los hechos de acuerdo a patrones específicos.
  • Plano Espiritual.
    Miedo a lo DESCONOCIDO, desconfianza, terror, pánico, resistencia al cambio, fanatismo, extremismo, etc.
    Todo lo que indica una falta o carencia de dominio sobre lo que no entra en los planos anteriores.

Hay una esencia en común que atraviesa el MIEDO en sus cinco planos de
manifestación, y que paradójicamente es un DESEO: el deseo de DOMINIO.
Cuanto mayor es mi deseo de dominio, mayor es mi MIEDO.
Contempla esta realidad operando en ti, des-cúbrela para que no seas más esclavo y pases a ser amo.

DESEOS básicos:

  • Plano Físico.
    Deseo de ACOPIO de elementos materiales.
  • Plano Emocional.
    Deseo de DOMINIO sobre otra persona, por lo general alguna que sea cercana y significativa.
  • Plano Social.
    Deseo de PERTENECER a un «algo» más grande que uno mismo.
  • Plano Intelectual.
    Deseo de IR MÁS ALLÁ de lo manifiesto.
  • Plano Espiritual.
    Deseo de CONFIAR, de CONEXIÓN sin interferencias.

¿De qué nos puede servir en el aquí y ahora este conocimiento, para perfeccionar nuestra vida y darnos mayor plenitud?

Resp. 828 – ¿Sobre mentir?

Juan_25 nos consulta:

Buen día Moré Yehuda:

Quisiera que me ayude en esto por favor:
1- ¿mentir es pecado para un noájida? (ya que no la veo en las 7 leyes)
2- ¿o es una derivación?
3- en caso que sea alguna de los dos: ¿las cortes de justicia deben penalizarla por mandato divino o el castigo vendría de arriba?

Gracias de antemano.

Shalom.
Juan, España.

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Resp. 826 – Sobre la \»crudeza\» al responder

Juan_25 nos consulta:

Buen día Moré Yehuda:

Le pido por favor me ayude en esto: Probablemente tenga que responder con DEMASIADA «crudeza» a una persona, lamentablemente otro colega mío, en los próximos días, es una situación muy difícil para mi por mi profesión, pero si de esa manera se construye Shalom, debo obedecer al Eterno. Me preocupa mucho meterme en problemas legales en un país extraño. Espero me de un consejo prontamente.

Un saludo y Shalom.

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EGO

Vanidosa En la sagrada Tradición se menciona al Ietzer HaRá, que puede ser traducido como mala tendencia, inclinación al mal, lado oscuro, el «Satán» (como fuerza emocional interior), impulso o instinto primitivo, entre otras formas de llamarlo.
Pero también se le puede decir con propiedad «EGO».
Pero, ¿qué es el EGO?
En una breve descripción, es el deseo de recibir, sin más.
Cuando el EGO está en su lugar, como subordinado al plano espiritual y al plano mental, domesticado por las circunstancias sociales, entonces cumple una función vital y necesaria para el sostén y desarrollo tanto del individuo como de la especie.
Pero, cuando el EGO es colocado en la posición de dominancia, siendo la persona esclavizada a sus antojos, entonces es que la persona sufre un desequilibrio, una alteración, una «posesión», que le impide actuar a pleno de acuerdo a sus potencialidades.
Cuando el EGO es el director, el deseo se enfoca en erigir al Yo Vivido como centro y finalidad de toda la existencia. Para que el Yo Vivido sea receptor, sin ulterior desvío de lo recibido hacia fines altruistas.
Bajo el imperio del EGO, no se toma consciencia de la presencia o necesidad de otros, ni de lo que es justo y bueno, ni de ser solidario, ni de lo que es saludable, sino solamente de aquello que se desea y que sirve para saciar el anhelo de sí mismo.
Si se hiciera algo por otro, en el fondo (o en el frente) la intención no es bondadosa, sino como medio para obtener algún beneficio egoísta.

Quien se somete al EGO ignora que la fuente de placer no se encuentra fuera de uno mismo, por lo que lo busca externamente.
Como un sediento en mitad de un árido desierto, persigue aquello que saciará su ardor, pero ni bien alcanza su objeto o hecho satisfactor, la sed retorna con más ansias y sufrimiento.
¿Cuál es esa agua que está persiguiendo?
El EGO busca alguna forma de atención como el reconocimiento, la alabanza, la admiración, el poder, la adquisición, la posesión, la riqueza, el aplauso externo, en resumen su deseo fundamental es ser notado de alguna manera, lograr que se reconozca su existencia.
Cuando tal no ocurre, o no siente la persona que lo sacie, entonces se redoblan los esfuerzos para alcanzar ese reconocimiento tan necesitado. A la par, se suele acompañar de reacciones emocionales e incluso fisiológicas. Reacciones que van desde la más profunda depresión -no la diagnosticada como clínica- hasta la agitación más pronunciada.
Es que, realmente se siente morir, carente de satisfacción, desnutrido, desfalleciente.

Pareciera una paradoja, que la persona esclavizada al EGO y que se centra en sí misma sufra tanto de la dependencia de otros.
Que no le baste su aplauso interno, sino el reconocimiento externo.
Que no sea satisfecho, sino que esté apenado por la angustia del no tener ni poder.
Alguien que se mira todo el tiempo a sí mismo pero no se ve ni se comprende ni procura desarrollar sus mejores potencialidades.
Es realmente paradójico: centrado en sí mismo pero ignorante de su ser; ansioso de aplauso e incapaz de admitirse en su realidad.

En este recorrido detrás de la vanidad, del reconocimiento como ser valioso, el papel de víctima es uno de los preferidos por los esclavos del EGO.
En parte es comprensible, ya que en realidad está siendo víctima de sí mismo, es un esclavo, alguien sometido, sin libertad ni independencia; por lo que el papel de víctima le queda a la perfección.
Sus emociones sobredimensionadas lo ponen en situaciones patéticas, de real sufrimiento, de dolor y no encuentra camino para superarlo.
El desequilibrio emocional producto de este sometimiento no tarda en repercutir en los otros planos de existencia, así por ejemplo la mente se colma de obsesiones, el cuerpo se fatiga, los lazos sociales se intoxican, etc.
En su rol de víctima puede explayarse para hablar de sí mismo y de sus problemas, justifica con sus males su dolor y aprovecha para centrarse más aún en su deseo y en absorber energías y recursos de los otros para tratar de satisfacer su insaciable apetito.
Su conducta y actitud, autocentrados, lo llevan a sentirse maltratado por la vida, por las demás personas, por el destino o por Dios; por lo que se excusa así para reclamar, quejarse, demandar, renegar, sentirse ofendido, injuriado, etcétera.
En vez de pararse sobre sus pies con dignidad, asumir su 100% de responsabilidad, enmendar sus faltas, el esclavo del EGO se sigue sumergiendo en banalidades, en infelicidad, en infidelidad, en ceguera.

Sin embargo, la persona que está aprisionada por el EGO no parece reconocer que éste es quien causa el sufrimiento, sino que ve a su apego por el EGO como la única respuesta posible para adquirir reconocimiento, importancia, poder, sentido de vida, etc.
En su cegue­ra, el esclavo del EGO es incapaz de ver el sufrimiento que se inflige a sí mismo y que inflige a otros. Justifica su malestar echando culpas a otros, siempre son otros los que algo habrán hecho para dejarlo en ese estado de incapacidad e insatisfacción.
La infelicidad es una enfermedad mental y emocional, con serias derivaciones sociales, creada por el EGO.
Los estados negativos como la ira, la ansiedad, el odio, el resentimiento, el descontento, la envi­dia, los celos y demás, no se ven como consecuencias negativas de las propias decisiones, sino que se toman como agresiones ocasionadas inmerecidamente por algún factor externo (el otro, la sociedad, tal o cual grupo, el destino, Dios).
«Tú eres responsable de mi sufrimiento» es lo que dice el preso del EGO, de una u otra manera.

Por supuesto que las religiones son un vehículo fabuloso para diseminar el modo de vida negativo del EGO.

Recomiendo la lectura del texto que se abre haciendo clic aquí, y otro más aquí, para continuar el estudio y profundización.
Espero tus comentarios que permitan ampliar el conocimiento y nos sirvan para mayor análisis y crecimiento.