Todas las entradas de: Juan Pablo

N. 5740 Residencia: Medellin, Antioquia, Colombia.

¿Solos?

En el camino nos encontramos obstáculos, o mejor, el camino está hecho de obstáculos, nos sentimos solos, "locos en la noche" , como bien dice un amigo noájida, vemos como el noajismo tiene un impacto muy pequeño, muchas veces nulo a nuestro alrededor y nos preguntamos: "¿Qué hacer para que la personas con las que tengo contacto "entiendan" y "vean" eso que yo ya vi?" Seguir leyendo ¿Solos?

Nuestra raison d’Ètre

Cuando  comencé a leer acerca del Judaísmo, me sentí fuera de lugar, como si el pueblo hebreo me excluyera. Dentro de mí sentía un gran vacío por el hecho de no contar con la gran fortuna de haber nacido judío.

 Cada vez que leía a un Rabino, recordaba aquel viejo pasquín anti-semita "Los Protocolos de los Sabios de Sión", y mi ignorancia conectaba y acomodaba las ideas de aquella pseudo-novela (inventada para justificar lo injustificable contra el pueblo Judío), con las palabras de sabiduría que destilaban de los Sabios de Israel en los artículos que leía.

Solía mal-entender la necesidad y la urgencia con la que los Rabinos y estudiosos de Torá llaman a su pueblo a la unidad, tal como es la voluntad del Eterno.

Me confundía el concepto de Primogénito…

Como si un padre solo tuviera amor para éste.

 Como si los demás hijos, que le han demandado de todo su amor para poder subsistir y desarrollarse, no fueran dignos de ser felices, sabios.

 Como si cada uno de ellos no estuviera llamado a desarrollar su potencial al máximo, para recibir toda Su enseñanza, y propagar y dar continuidad a su esencia a través de las generaciones.

 Si, lo admito, sentí celos, como alguna vez lo sintió Caín, que optó por hacer el mal…

 Así como también lo hizo Esaú, el hijo malvado de Isaac, que optó por  honrar a su padre, para obtener ventajas, y no por amor o respeto. Sólo que yo hoy, Bendito sea El Eterno, cuento con la libertad y algo de entendimiento, que me posibilita usar mi libre albedrío para construir el mundo tal como el Padre lo dispone: según mi identidad gentil, como heredero de un hombre, Noé, que fue justo en una época en que el mal era bien visto.

 El rol de los Judíos, como sacerdotes del mundo, es vital para el mundo entero y no sólo para Israel.

 Preservar la herencia es saludable e importante, no solo para el pueblo de Dios, sino para todos los seres humanos, que vemos en el hermano mayor un modelo de vida y conducta.

 Por ello es tan importante la identidad y los símbolos propios de los guías de la humanidad, para que sean distinguidos entre la muchedumbre para que se resalte su esencia.

 Muchas dudas surgen, una que a mi me costó en particular y de hecho apenas ahora la estoy "digiriendo":

 ¿Por qué ciertos privilegios a un grupo de personas?

 ¿Por qué el llamado a ser especiales?

 Yo me respondo con la analogía de un Rey, sí, un monarca: goza de ciertos privilegios, pero que   carga consigo una gran responsabilidad – la de guiar a sus hermanos con sabiduría, procurando el bienestar de todos, poniéndose a su entero servicio, tal como debe ser.

 Otro ejemplo con el que mi maestro me aclaró este punto, que admito me costó interpretar,   resulta ser bastante ilustrativo: Un bus (El mundo), requiere de pasajeros (La Humanidad), y requiere de un conductor (El Pueblo judío), para llegar a buen término, ahora bien, ni los pasajeros , ni el conductor, son el uno mas importante que el otro, los dos son importantes, pues un Bus sin pasajeros, ¿hacia donde podría ir?, igual, estos pasajeros , sin un conductor idóneo, podrían terminar en un abismo.

 Así que alegrémonos pues contamos con la mayor evidencia de la existencia de Dios: su pueblo escogido, su Primogénito con su Torá viva.

 Procuremos como hijos de Noaj, como hijos del Creador, hacer nuestra parte para que su misión sea llevada a cabo: sirviendo con humildad y compromiso a la manera gentil – escuchando atentamente lo que El tiene para nosotros, lo que El manda.

Dolor Constructivo

 
 
Cuando pensamos en el dolor, inmediatamente nos remitimos a situaciones 
extremas, donde nuestra alma y cuerpo siente una terrible sensación de 
pesar. 
 
Hablamos de sufrimiento como si entendiéramos toda su plenitud y, en 
definitiva, lo consideramos malo. 
 
Todos en la vida sufrimos en algún momento, y me atrevería a afirmar 
que el dolor (en mayor o menor grado) está presente en casi cada instante de 
nuestra existencia. Ahora bien, poco sabemos de nuestra procedencia y de 
nuestro destino. Siendo así: 
 
¿Para qué o por qué este sentimiento tiende a acompañar casi cada 
instante de nuestra vida en una u otra forma con mayor o menor intensidad? 
 
Si aceptamos que fuimos creados con un propósito, el de refinar nuestro carácter, y acercarnos a la Fuente de todo lo existente y lo no  existente,  tal como afirman los Sabios, ¿no cambiaría nuestra forma de asumir  nuestro destino, nuestro yugo"? 

¿Acaso no es bendición esos encargos que El nos da, de manera que nuestra  alma, nuestra esencia, se pueda pulir para acercarnos más a El? 

 De cierta forma, la pena y el dolor están ahí, para movernos, para  recordarnos quienes somos, para regalarnos ese don preciado de la  humildad. 
También nos obligan a acercarnos a los demás, para reconocer en nuestros pares, a nosotros mismos.
El libre albedrío , también presenta sus problemas, uno es que es mal usado por algunos que encuentran en hacer el mal al prójimo, su forma de vida. Todos en alguna oportunidad o muchas, le hemos hecho daño a alguien, es por eso que El Eterno nos ordena establecer cortes de justicia, para mitigar esa forma de dolor.

El sufrimiento como señal de nuestro errado proceder, pretende volvernos al camino correcto, lastimoso, pero las más de las veces el daño es causado por nostoros mismos, por desconocernos como humanos, como creación de la mismísima Bondad, que pronto enviará al Rey de los Hebreos para redimir al mundo.

Últimamente me he hecho una pregunta que resulta algo incómoda, sobre  todo 
con los valores de Occidente: 

 ¿Será que en el mundo por venir, cesará el sufrimiento? 
 
¿Será el deseo de cada ser humano?,¿Será el de Dios? 
 
No clamo por que cese el dolor. 
Siempre estará ahí. 

 Pero, cuanto más cumplamos con su voluntad, las Siete Leyes para los  gentiles y los 613 mandamientos para los judíos, estaremos más cerca al  Creador y por ello estaremos en condiciones de sobrellevar las  vicisitudes y  dolores de la vida