“Moral y Luces son los polos de una república, Moral y Luces son nuestras primeras necesidades”
Estas fueron palabras pronunciadas por el Libertador Simón Bolívar ante el Congreso de Angostura en 1819. En dicho congreso el prócer veía el nacimiento de la nueva república de Colombia. Colombia era el nombre que los americanistas de aquella época, desde Washington hasta Miranda asignaban a nuestro continente, tratando de reparar así la injusticia cometida en desfavor del Almirante Colón. Bolívar, como aprendiz de Don Francisco de Miranda, continuó la gesta por armar la nación colombiana, que en la mente del veterano Miranda era la América Hispana en su totalidad, pero que con el correr del tiempo y el surgir de sentimientos nacionalistas en el cono sur y en la América Central, se quedo en los países del norte de Suramérica.
Bolívar, observando el futuro de esa incipiente república, mirando a través de ella en el tiempo, con sus ojos siempre visionarios, dijo a los Legisladores en el Congreso celebrado en las riberas del Orinoco estas palabras; palabras que han caído recientemente en las manos inescrupulosas de quienes, usurpando todo lo bueno, hacen desmedro de nuestra cultura sin importarles más que su poder y gloria propias y no la evolución de la sociedad. Malditos son aquellos que usan la ignorancia de los pueblos para gloriarse en su propia vanidad.
Ahora bien, luego de este breve prolegómeno, profundizaremos en la frase bolivariana, que aún casi doscientos años después tiene mucho que enseñarnos.
La moral es el motor de la equidad y la justicia, la verdadera moral, la que no es una apariencia de mojigatería, es el alma de la paz y la armonía internas, la base fundamental de una sociedad entonces es la moral; carcome desde siempre a nuestros gobiernos la corrupción y la ambición desmedida de placeres vanos, si tuviéramos un ápice de moral nuestro comportamiento en el servicio público sería ético y responsable, lleno de valores, rico en virtudes. La moral es uno de los polos, una de las metas a la que debe aspirar todo ciudadano, a la que debe aspirar una república.
Cuando el Libertador Bolívar dice Luces, se refiere al quiebre personal y voluntario de la oscuridad en que estaba sumida la población, no habla Bolívar de una Luz que emana de los poderes públicos, ni habla de una Luz venida de un Líder carismático lleno de ínfulas y de resentimientos, habla de “Luces”, refiriendo a cada uno de los ciudadanos encendiendo una luz, rompiendo las barreras de la oscuridad propia y propiciando la claridad social, la transparencia pública.
Cuando Bolívar, en su magistral discurso, dice que cada ciudadano de la incipiente república de Colombia debe ser luz, esta llamando a la participación de todos en la formación, en el mantenimiento de la Verdad, de la Transparencia, esto hace implícito entonces el mantenimiento de la Moral, pues la Luz permite ver todo lo que se hace, y la Moral entonces sería obligada por el Conocimiento, por el Deber consciente de hacer bien, de hacer por la sociedad.
El dicho de Bolívar ya no cobra sentido en la formación de un Estado Americano, pero si cobra mucho sentido en la formación de una identidad hispanoamericana, cobra el mayor sentido en la evolución de nosotros como individuos y como contribuidores al mejoramiento progresivo de nuestras sociedades.
Esperemos que sepamos oír la historia que sepamos aprovechar los buenos valores que nuestros padres nos han legado, pues el pasado reciente nos grita ahora, clama a nosotros por hacer valer tanta visión en estos tiempos idóneos.