Un impostor llamado egoísmo.

En nuestras mentes existe un mundo construido a partir de los recuerdos, temores, sentimientos, sueños, etc. que hemos vivido, sentido, soñado, planificado y experimentado. Gracias a él tenemos una identidad que puede ser conocida o velada para las otras personas, como cuando vamos hacia un lugar, cubierto por una densa neblina, que podemos ver directamente, al acercarnos o de modo indirecto por la luz que emite un foco o un farol. La neblina serían las barreras que ponemos entre nuestro espacio y el de los demás, que pueden ser nuestros temores, desconfianzas, el deseo de individualidad, el egoísmo, nuestro carácter, etc. El lugar hacia el cual nos dirigimos es el interior de otros que puede conocerse sin caretas que lo oculten; de manera espontánea, o por la confianza que hemos inspirado al ser auténticos y leales después de relacionarnos con ellos en el tiempo.

Al entrar al “territorio” externo, comenzamos a intercambiar ideas, a recordar y vivir experiencias, expresar sentimientos, etc. que pueden pulir o hacer ásperos los distintos aspectos de nuestro ser. Y se requiere de una intención previa tanto para abrir las puertas de nuestro “hogar” como para aceptar la invitación a recorrer el de otros. De modo que corremos el riesgo de tropezar y golpearnos o de ser aceptados y enriquecernos por medio de este intercambio que se ha iniciado. El problema es que a veces nos encerramos en la esfera del ego y sólo nos importa atender nuestras necesidades y buscar nada más que el bien propio, sin tomar en cuenta lo que pasa con quienes nos rodean. Nos volvemos egocéntricos y vemos la realidad desde una perspectiva estrecha y limitada en la cual ni siquiera somos capaces de observar lo que está frente a nuestros ojos.

Eso no significa que el autoestima y autocuidado sean malos, pues a través suyo buscamos lo mejor para nosotros mismos, sin que tengamos que ignorar o desolar el mundo de los demás. Pero la línea que separa a éstos del egoísmo es delgada y a veces cuesta establecer un límite claro entre ellos. El egoísmo implicaría, como dice el diccionario, sentir un “amor e interés desmesurado por uno mismo y las cosas propias, postergando o despreciando las de los demás”. O sea que sería un amor extremo por el yo, sin que nos importe si pasamos a llevar o no al que está al lado. Aquella es la idea que se nos ha transmitido desde que somos niños. Uno es egoísta, por ejemplo, cuando pudiendo ayudar a un (a) hermano (a), preferimos ver un programa de televisión antes que asistirle en lo que le sea necesario.

Pero el egoísmo no es sólo postergar las necesidades del resto. Implica despreciar o menospreciar la felicidad propia al negarse a ver las cosas que son verdaderamente importantes en la vida: la familia, la amistad, la paz, el respeto, el bienestar propio y de nuestros seres queridos y, porque no decirlo, nuestra realización como personas mediante el cumplimiento de nuestros sueños o esperanzas. Todo lo anterior puede abarcarlo un gran todo que es el amor.

El egoísmo es una venda que nubla los ojos del alma. Es un disfraz de sobreestimación que oculta una falta de verdadero amor propio y un miedo a no recibir lo que esperamos del mundo, que usurpa el lugar del Yo verdadero. Es como si nos encerrásemos en nuestro ser interno y sólo saliéramos cuando pudiésemos sacar provecho del otro, cubriéndonos bajo la pseudo-amistad o la pseudo-autoestima. De manera que al ser egoístas con los demás, también lo somos con nosotros mismos, porque al herir o relevar a un segundo plano a quienes nos aman y amamos, nos negamos la posibilidad de disfrutar y ser felices con cosas tan simples como una sonrisa, un abrazo, un paseo o un “te quiero” sincero y espontáneo. Tal vez nuestra relación con los demás nos ayudaría a un crecimiento mutuo. Tal vez lo que necesitamos para sentirnos totalmente felices sea descubrir que los demás también sienten y que al pasarlos a llevar, estamos destruyendo una parte de nosotros mismos. Tal vez así evitaríamos tener que cargar con el peso de nuestra conciencia al habernos rehusado a ser mejores personas.

Sólo vemos al otro en su “real dimensión” cuando decidimos quitar la venda que hemos puesto en nuestros corazones y contemplamos la llama que le alumbra como a uno de nuestros semejantes, que antes pasaba inadvertida cuando buscábamos sólo el bien propio. A veces, sin embargo, necesitamos que otros desaten el nudo para darnos cuenta de que lo que ignorábamos por actuar como ciegos era necesario para así sentirnos completos. Y para romper esas ataduras se requiere de la poderosa e infinita fuerza que es el amor.

Cuando comenzamos a amar nos damos cuenta de que existen otras esferas y poco a poco empezamos a abandonar la nuestra. En ese momento nuestra perspectiva se amplía y comprendemos que nuestras necesidades no son las únicas. Dejamos de sentirnos como el centro del Universo y nos abrimos paso a desarrollar el Yo en la dirección correcta.

Dios nos da la oportunidad de enmendar nuestros errores y comenzar a vivir una vida mejor; en armonía con nuestro prójimo. De nosotros depende si la aceptamos o la dejamos pasar. Que Dios los bendiga. Shalom.

7 comentarios sobre “Un impostor llamado egoísmo.”

  1. Un alfiler que explota la burbuja llamada ego, eso es este texto.

    Captó mi atención desde la A a la Z.
    Por favor, aunque los comentarios de aprobación no abunden, por favor, siga compartiendo tan significativos pensamientos.
    En verdad, un gran gusto haberlo leido.
    Gracias

  2. Qué bueno este artículo respecto al egoísmo; no sólo es descriptiva de ese defecto de carácter , sino que es una exhortación a realizar actos contrarios a eso. El peace-maker -( prefiero ese nombre al de guerrero )- me ha motivado a decir también lo que hago en aras de la paz:
    1.- Llega al despacho de Abogados de la Universidad una señora- abuela igual que yo- para pedir ayuda porque necesita ver a su nietecito, a quien crió y en la actualidad su nuera, por motivos puramente egoístas le priva de ese enorme deseo. Consterna ver a esa pobre mujer llorar y suplicar dicha ayuda legal. Quiera El Eterno podamos contribuir a lograr dicho cometido.
    2.- Recien cumplió 18 añosun joven y fue apresado por denuncias de una mujer que al calor de una discusión se encaminaba a la delegación de policía más cercano para alegar violación y acoso sexual de dicho joven.
    Hay que aclarar que se ha investigado que el ahora reo no fuma, ni bebe, y todas las personas que lo conocen atestiguan de su buena conducta.
    Debido a esa calumnia la familia de el joven encarcelado, practicamente se ha desintegrado, a lahermana le han provenido convulsiones del pesar y en tal sufrimiento se han aprovechado dos que tres abogados que les han sacado dinero para engañarlos diciéndoles que les estan diligenciando la defensa sin ninguna acción positiva.
    Les pidieron $5.00 para papelería la primera vez y solicitaron ayuda entre los amigos reuniendo nada más $4.80.
    Luego les exigieron $200. y como son unas personas de condición económica miserable para reunirdicha cantidad anduvieron cargando cántaros de agua ( no hay agua potable en dicho caserío) , por el que ganaban unas cuantas monedas, dejaron de comer en muchos tiempos de comida, sólo tomaban agua y no comían cuando llegaban a la oficina de dichos crueles abogados; pero este día tenía la oportunidad de referirles dicho caso – de forma gratuita por completo- a un staff de colegas y al momento de escribir esta nota ya se encontraban investigando dicha denuncia y recibiendo declaración de testigos que desmienten la vil calumnia de la mujer egoísta y despechada. Fín de el relato no tan grato.
    Aprovechemos, entonces esta enseñanza que nos hace Guerrero de la Paz para TRABAJAR SOBRE EL EGOÍSMO.
    SHalom.

  3. Ser egoista es no publicar un texto tan enriquecido como este.
    Ser egoista es guardar el Noajismo como  secreto.
    Ser egoista es no contribuir con Fulvida , siempre y cuando se tenga el recurso.

  4. Gracias Guerrero de la Paz, maravilloso texto, siga escribiendo que escritores como usted necesita Fulvida urgente, solo con palabras asi se deben librar todas las guerras de la vida. Gracias otra vez!

  5. Muchas gracias por sus comentarios y por la posibilidad que me han dado de compartir mis reflexiones.Espero poder seguir contribuyendo con mi granito de arena  a la tarea de constuir shalom  y  despertar la conciencia noájida.Que Dios los acompañe y bendiga en cada momento.Shalom

Deja una respuesta