Inicios y reinicios

Esta semana los hijos de la Familia judía celebran los días intermedios de Sucot y también Sheminí Atzeret/Simjat Torá.

Según afirma la Tradición, la fiesta de Sucot es el “tiempo de nuestra alegría” para el pueblo judío. Se han brindado diversas ideas al respecto de este nombre:

· Porque la gente puede aprender que la felicidad no proviene de cuánto se tiene, sino de cómo se disfruta de lo que se es.

· Porque comienza la estación invernal y lluviosa en Israel, tiempo de descanso, de preparación para el nuevo ciclo de tareas agrícolas en unos meses.

· Porque recién se ha culminado un año de trabajo y se goza de los beneficios del mismo.

· Porque tras Iamim Noraim (Rosh HaShaná y Iom Kipur), de seria reflexión para ajustar la conducta, queremos alcanzar similar finalidad a través del sano regocijo.

· Porque Sucot recuerda y revive la compañía, educación y protección que Dios brindó a los judíos tras de su salida de la esclavitud de Egipto.

· Porque es símbolo del hogar personal y nacional estable y en paz.

· Porque representa a la futura Era Mesiánica, en la cual las personas vivirán en construcción de Shalom y no más provocando dolor y miserias a causa de sus Egos.

Por su parte, Sheminí Atzeret/Simjat Torá es broche de oro para Sucot, pues es la jornada que Dios ha destinado para que los judíos solamente se deleiten y estén contentos, sin que haya motivo histórico o suceso para que sea recordado y guardado como día feriado-festivo.

¿Cómo puedes tú compartir esta alegría desde una perspectiva noájica?

Por otra parte, este sábado los judíos dan lectura pública a la primera sección de la Torá judía, a la porción denominada Bereshit.
Como es nuestra costumbre, compartimos brevemente algunas ideas y conceptos del texto, para que podamos nutrir desde una visión noájica la espiritualidad de todos los gentiles que son fieles al Eterno.

 

Seleccionamos de Bereshit

 

1. El relato de la Creación como enseñanza espiritual y no como descripción científica.

2. El camino de la Torá que lleva de la confusión al orden, del egoísmo al altruismo, del conflicto a la unidad armoniosa.

3. El respeto necesario hacia la obra del Creador. Tenemos derecho a usar, a disfrutar, a tomar posesión de lo que nos está permitido, pero no es legítimo que destruyamos, corrompamos o desperdiciemos innecesariamente.

4. La humanidad recibe los seis mandamientos universales de parte del Creador.

5. El desvío y el drama que se originan al dejarse llevar por pasiones oscuras, deseos poco trabajados, opiniones falaces, buenas intenciones sin fundamento.

6. Las primeras generaciones de humanos que van conociendo su mundo, poblándolo, en cierta medida humanizándolo (para bien o no).

7. La corrupción egoísta que se impone y va provocando una serie de infortunios que desembocarán en la gran catástrofe que conocemos como “El Diluvio”.

 

Relato: La prisión en una rama

Un rey recibió como obsequio especial dos pequeños halcones y los entregó al maestro de cetrería para que los entrenara.

Pasado un tiempo, el entrenador informó al rey que uno de los halcones estaba perfectamente, pero que al otro no sabía qué le sucedía, no se había movido de la rama donde lo dejó desde el día que llegó.

El rey mandó llamar a curanderos y otros sabios para que vieran al halcón, pero ninguno logró que abandonara su rama y volara.
El monarca comunicó públicamente que ofrecería una gran recompensa a la persona que hiciera volar al halcón.

Grande fue su sorpresa cuando a la mañana siguiente vio al halcón volando ágilmente por los jardines.
El rey ordenó: “Traedme al autor de este milagro”.
Sus subalternos trajeron ante él a un humilde campesino, de ropas pobres pero correctas, mirada firme pero mansa, manos de hombre esforzado por trabajar.
El rey le preguntó: “¿Tú hiciste volar al halcón? ¿Cómo lo hiciste? ¿Eres un mago? No tienes aspecto de mago… ¡dime cuál es el secreto!”.
Con voz calma y silenciosa el campesino respondió: “No ha sido magia ni milagro, mi Señor. Solo corté la rama a la que el halcón se aferraba y éste voló.”.

Preguntas para repasar y reflexionar

1. ¿Cuál es la moraleja?

2. ¿Qué simboliza la rama a la que se aferraba el ave? ¿Y las alas?

3. ¿Por qué acostumbramos a engancharnos a lo conocido y nos cuesta desplegar nuestro potencial?

4. ¿Cómo relacionas este relato con el contenido de Bereshit?

5. ¿Cómo se podría aplicar esta enseñanza a la vida cotidiana?

8 comentarios sobre “Inicios y reinicios”

  1. Gracias moré!!! que lindo leer esto tan nutritivo…

    Siempre tenemos la oportunidad de poder volar, crecer, mejorar, etc. pero primero debemos tener la voluntad de querer y luego de no dejar las cosas en palabras o pensamientos.

  2. Gracias Moré…

    ¡Cuántas veces hemos sido presa de «prisiones imaginarias»…!

    La rama (nuestro Ego), útil para sostenernos y evitar caer de pequeños e indefensos, pero que con el paso del tiempo nos mantiene presas bajo un poder imaginario.

    Nuestras alas: (a imagen del Creador, bellos y claros preceptos de vida, la vida misma, el mundo y una misión)

    aquello que hemos recibido para ser felices, para volar, para crecer, para trascender, pero que preferimos olvidar ó ignorar su existencia, por creernos seguros bajo «la falsa seguridad que el ego ofrece», y que limita «aunque sin poder» nuestra libertad hacia la felicidad.

    «No basta con cortar la rama, hace falta comprender que tenemos alas …
    y usarlas sabiendo que hemos sido creados para ello»

    Un abrazo

  3. No hay que aferrarse a lo conocido (la rama), hay que permitirse ir más allá aunque eso signifique dejar atrás la comodidad, y como dijo Eli salirse de la prisión imaginaria

    Las alas: la chispa divina, esa luz abrazadora cercana que nos hace comprender nuestra misión; ir más allá de lo conocido y exponernos a nuevas dimensiones.

    Creo que principalmente lo que nos cuesta para desplegar nuestro potencial, es el yo vivido aquello que creemos de nosotros por convención, pues es lo que más conocemos, lo que nos paraliza, pues si no dejamos la rama es porque nuestra concepción de nosotros mismos está atravesada más por lo negativo que lo positivo

    Despegarnos de la rama y volar es respetar la obra del Creador. «Tenemos derecho a usar, a disfrutar, a tomar posesión de lo que nos está permitido» esas son nuestras alas: no temer volar porque «El camino de la Torá que lleva de la confusión al orden, del egoísmo al altruismo, del conflicto a la unidad armoniosa».

    Como llevarlo a nuestra vida personal? DEjar lo cómodo, despojarnos del miedo y Volar disfrutar del camino recto de nuestra Tora.

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