Huyéndole a la responsabilidad

El otro día andaba en el cine viendo una película en familia que me pareció muy interesante. No te voy a contar ni la trama y menos el desenlace de la película porque si no las has visto te echaría a perder la expectativa de ir a verla; más que contarte los pormenores de la película, te contaré sus enseñanzas.

Todos debemos de ser líderes en algún momento, quizás no estemos metidos en la política de nuestros países directamente o quizás no seamos líderes en el trabajo o en las respectivas organizaciones, pero en algún momento de nuestras vidas nos ha tocado liderar.

Claro que sí! A ver, piensa y tómate tu tiempo. Tiene que haber habido al menos una vez donde te haya tocado liderar. Bueno, mientras recuerdas cuándo pasó, te seguiré contando sobre esta película. Resulta ser que los seres humanos nos caracterizamos por la falta de compromiso. Como dirían por ahí, no ponemos los euros donde ponemos las palabras. Oh sí, promesas vacías, incumplidas, excusas para hacer o para no hacer, lloriqueos, auto-castigos…

Es mucho más fácil inventar una excusa que asumir las responsabilidades. No se paga el recibo de la electricidad a tiempo porque no hay dinero, pero espera, quizás si se refresca la memoria se recuerda con cierta vaguedad, que el dinero se gastó comprando la pantalla plana para el mundial, o quizás comprando un celular que no era necesario solo para estar a la moda y sentirse bien.

O puede ser que sí esté el dinero, pero no el compromiso. Una pareja se casa y parecen uno de esos matrimonios de película. El es un tipo de buena familia, clase media-alta, hijo de médicos y abogado y ella es hija de una de las familias más acaudaladas, ambos son de aspecto físico atractivo y muy amable; oh sí, qué maravillosa pareja!… hasta que a ella le dio cáncer.

Luego está el hijo del jefe, un tipo pequeño, en comparación con su padre, enclenque, no es tan fuerte como su padre ni tan vigoroso; promueve la paz porque es cobarde, es su escape, el no pelear y dejar que la maldad se siga acumulando, se deja llevar por su EGO “pacifista” en tanto que toda una población está a merced de un tirano, pero tarde o temprano la factura de la vida le llega y debe de enfrentarse en combate, su cobardía resultó en que su padre terminara muerto.
Luego otro caso de una persona que se dice buena a sí misma, es un hombre que se entrega a su familia y tiene una esposa manipuladora, acomplejada porque tiene sobrepeso pero no hace por donde para hacer ejercicio, entonces dirige toda su frustración e ira hacia su esposo. Este a su vez, dándoselas de muy hombre le pega cuatro gritos y aquella casa es un infierno.

Pero llega un momento en la vida de toda persona cuando ya no puede seguir haciéndose de la vista gorda o huyéndole a la situación y se encuentra cara cara con las consecuencias de sus actos y debe de decidir si se hunde o si sigue. Hay una cosa muy cierta y es que al ser todos diferentes y tener una única misión, inigualable a de todas las otras personas, en algún momento de la vida deberemos de liderar sobre esa misión en particular y asumir las obligaciones del caso, sin lloriquear ni patalear.
HP-JimmyCarr1
Te he presentado tres ejemplos distintos, uno es ficticio pero los otros dos son reales. En realidad el hecho que sean ficticios o reales no tiene mucha relevancia ya que estas son situaciones del diario vivir. Qué dices, me ayudarías a completar este post?

2 comentarios sobre “Huyéndole a la responsabilidad”

  1. Sí mi querido amigo. Justamente hablaba con un amigo de esto hace unas semanas atrás. Las personas no quieren responsailidad, le huyen, no quieren relaciones, quieren amistades «con derecho’, no quieren trabajo, quieren que le regalen las cosas, no quieren noajismo, quieren judaísmo pero no para vivir como judíos sino para sacar dinero, porque la gente sigue con esta concepción equivocada que el judío es millonario, no obstante que la realidad sea otra, y se acercan a Fulvida viendo cómo se comunican con la comunidad judía para hacer negocios y demás. Pero bueno, no hay que desfallecer, hay que seguir hacia adelante, que los que estén sean poquitos pero sustanciosos. Un abrazo.

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