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Castigo fisico a nuestros hijos! Si o No.

¿Puede el castigo físico generar enfermedades mentales?

Por Jennifer Shu

Nota del editor: La médico Jennifer Shu es pediatra, madre de dos niños y especialista de cabecera de CNN.

(CNN) — Frecuentemente los padres me preguntan si darle una tunda a sus hijos realmente es tan malo. Después de todo, a ellos se las dieron de niños y no les pasó gran cosa. Además, dicen, es la única forma de lograr que sus hijos les hagan caso.

Mucho se ha investigado sobre los efectos que puede tener sobre el bienestar mental de una persona el sufrir severo abuso físico en la niñez. Pero un estudio publicado en la edición de julio del diario Pediatrics explora la posible conexión entre los trastornos mentales y los castigos físicos severos en ausencia del abuso. Los hallazgos podrían persuadir a los padres de omitir totalmente las nalgadas.

Investigadores en Canadá encontraron que el castigo físico (como dar una bofetada, golpear, empujar o arrastrar), incluso sin negligencia, rechazo o abuso físico, sexual o emocional, está relacionado con trastornos de personalidad, de ansiedad y abuso de sustancias.

Aunque puede ser verdad que muchos de los padres de hoy en día recibieron nalgadas cuando eran niños, y hoy son adultos sin problemas, estudios previos han mostrado que aquellos a quienes reprendieron físicamente tienen un mayor riesgo de estar deprimidos, abusar del alcohol, golpear a su pareja y/o a sus hijos e involucrarse en comportamientos criminales o violentos.

La autora del nuevo estudio, Tracie Afifi, dijo que ella cree que el castigo físico no debería ser utilizado en los niños de cualquier edad y que las estrategias positivas para educar a los hijos son las que deberían de difundirse.

Los métodos disciplinarios recomendados no incluyen los castigos físicos. Son preferibles otras formas de educar, como retirarles privilegios, darles un tiempo para pensar y hacerles comprender las consecuencias de sus actos, como “si lanzas tu juguete y se rompe, ya no podrás jugar con él”).

El médico Howard Bennett, profesor de Pediatría Clínica en la escuela de Medicina de la Universidad de Georgetown, recomienda alabar a los niños cuando se estén comportando bien, y utilizar tiempos de reflexión, o ‘tiempos fuera’, en los que niño deberá ir a otra parte de la casa y permanecer ahí el tiempo necesario para que deje de comportarse mal y vuelva a comportarse normalmente.

La Academia Americana de Pediatría de Estados Unidos y la Sociedad Pediátrica de Canadá recomiendan no aplicar nalgadas ni otras formas de castigo físico. Está prohibido por la ley en 32 países que los padres y otro tipo de tutores utilicen el castigo físico en los niños.

¿Qué opinas de las nalgadas? Si eres de los padres que las utiliza como método disciplinario, ¿este estudio podría hacerte cambiar de parecer? ¿En dónde crees que yace la línea entre la disciplina física y el abuso?

Las opiniones expresadas en este artículo son solamente de la médico Jennifer Shu.

Fuente: CNN espanol

Russell Crowe será Noé.

 

 

Russell Crowe será el protagonista de «Noah«, la próxima película del cineasta Darren Aronofsky («Black Swan»), sobre la mítica embarcación en la que, según la Biblia, Noé y su familia escaparon del Diluvio Universal, informó el estudio Paramount Pictures.

«Estoy muy contento de tener a Russell Crowe a mi lado en esta aventura. Gracias a su inmenso talento puedo dormir bien por las noches. Estoy deseando que me asombre cada día«, dijo en un comunicado el director, nominado al Óscar como mejor director por «Black Swan«.

«Gracias a Paramount por apoyar el esfuerzo de mi equipo para insuflarle una nueva vida a esta epopeya bíblica«, añadió.

La historia del filme, que cuenta con un guión de Aronofsky, Ari Handel y John Logan, es una fiel adaptación de la historia bíblica, en la que Noé, en un mundo asolado por los pecados humanos, recibe una misión divina: construir un Arca para salvar la vida de su familia y varias especies animales del inminente diluvio, para posteriormente repoblar la Tierra con su descendencia.

Después de 110 días de navegación (segun relata el comunicado de prensa) , terminó posándose en el monte Ararat, situado en la frontera entre Turquía, Irán y Azerbaiyán.

El rodaje de la película comenzará el mes de julio en Islandia y Nueva York.

Crowe, que se encuentra rodando «Les Misérables», concluyó recientemente su participación en «Man of Steel» y «Broken City».

 

Una bella oportunidad para recordarle al Mundo , Nuestra Unica y Verdadera Identidad.

Aunque por lo general estos temas se alejan de la realidad!

Fuente: Periodico el Espectador.

Las 5 culpas más comunes de la gente antes de morir.

Un ‘ranking’ que hizo una enfermera australiana entre pacientes terminales se volvió ‘best seller’.

La tristeza profunda de no haber llevado una vida auténtica -sino la vida que otros querían- fue el lamento que más oyó Bronnie Ware durante los ocho años que cuidó y acompañó a cientos de personas mientras se morían.

Esa afirmación, que al principio fue tan solo un párrafo en su blog (leído por más de 3 millones de personas en su primer año), se convirtió en el pilar del libro Los 5 principales remordimientos de los moribundos, hoy best seller en varios países europeos.

Ware no es una investigadora, ni siquiera es una académica. Cuando le pregunto cómo terminó convertida en escritora, dice amablemente desde Australia, donde vive y en donde está a punto de dar a luz, que simplemente tuvo la oportunidad de oír mucho sobre la muerte. Y que escribir un libro siempre fue su anhelo.

«Me di cuenta de que un libro era la mejor manera de compartir los pesares de la gente (a la que se le había acabado el tiempo), contar mi propia historia y mostrar cómo las lecciones de esas personas que mueren me ayudaron en mi propia vida».

Antes de escuchar cómo cientos de pacientes meditaban su propio epitafio, trabajó por años como cocinera y mesera en un bar, en el sector empresarial y en un banco. Siempre haciendo algo que no quería hacer. Hoy, además de escribir y componer, creó un curso de música y guitarra para las internas de una prisión cercana (Emu Plains Correctional). «A través de las personas que murieron he encontrado el coraje de honrar a mi corazón y dejar que este me guíe», cuenta.

La segunda tristeza común entre los pacientes de Ware, que acompañó en turnos de 12 horas, uno a la vez y en periodos que iban de entre 3 a 12 semanas, fue la frustración de haber trabajado mucho y haber compartido poco. Esa tristeza, dice en su libro, fue casi exclusiva de los hombres.

Bronnie Ware nunca fue una enfermera calificada, aunque dice que tantos años de experiencia le enseñaron muy bien el trabajo de acompañante hacia la muerte.

«Las conversaciones siempre eran muy personales, ya que generalmente solo estábamos en la casa el enfermo terminal y yo -sentencia-. Todos los hombres lamentaron profundamente haber trabajado mucho. Se perdieron la niñez de sus hijos y la compañía de sus esposas».

-¿Usted ya hizo esas cinco cosas que sus pacientes no hicieron? ¿La muerte la sorprenderá en completa tranquilidad?

-Sí. A través de los pesares que la gente compartió conmigo he aprendido a ser valiente para asegurar que no tendré los mismos lamentos cuando llegue al final de mi vida. Habiendo visto lo doloroso que fue para muchos darse cuenta demasiado tarde de que habían tomado decisiones equivocadas, creo que cualquier reto vale la pena. La paz que llevo conmigo me la da el saber que estoy caminando fiel a mi propia vocación. Vale la pena cada reto que me he propuesto y que me propondré en el futuro.

Tal vez la locuacidad de Ware tiene que ver con lo que ella ha establecido como la tercera culpa: la capacidad de expresar los sentimientos. Dice que muchas personas desarrollan enfermedades que se originan en la amargura y en no permitirse expresar lo que se tiene adentro.

Y ese punto tiene mucho que ver con los dos que le siguen, «ojalá me hubiera quedado en contacto con mis amigos» y «ojalá me hubiese permitido ser más feliz». Para ella, muchos quedaron atrapados en sus propias vidas y renunciaron a amistades de oro. «Vi un muy profundo remordimiento por no haber brindado a esas amistades el tiempo y el esfuerzo que merecían. Todos extrañan a sus amigos cuando se están muriendo», finaliza.

The top five regrets of the dying – nombre original del libro- todavía no ha sido traducido. La australiana está en conversaciones con una editorial española y espera poder lanzarlo en castellano a finales de este año. Por ahora, si desea resarcir sus culpas antes de que sea demasiado tarde, visite la red. Allí estará Bronnie.

Psicología ‘La fase terminal es el duelo de sí mismo’

Isa Fonnegra, psicóloga clínica experta en muerte y autora de libros como ‘Morir con dignidad’ o ‘De cara a la muerte’, se refiere al remordimiento en futuro, es decir, por cosas que quedaron pendientes. «Cuando una persona joven se ve enfrentada a la realidad de tener que morirse, las culpas tienen que ver con lo que no se hizo, con lo que quedó pendiente». Como sea, dice en uno de sus apartes Bronnie Ware, aparecen las fases propias del duelo. «La gente crece mucho cuando se enfrenta a su propia mortalidad. Algunos cambios fueron fenomenales. Cada experiencia es un compendio de una variedad de emociones, como era de esperarse: la negación, el miedo, la ira, el remordimiento, la negación y la aceptación finalmente. Cada paciente encuentra su paz antes de partir. Cada uno de ellos, sin embargo, tuvo que replantearse», remata.

ANDRÉS ROSALES GARCÍA

Periodico El Tiempo.

Confesiones de una adicta al Sexo.

 

Vanessa* se dio cuenta de que era adicta al sexo
apenas un año después de su fiesta de quince. Lo dice con la voz firme y cálida
de una jovencita risaraldense que recién cumplió 21 años.

La suya es una historia similar a la de quien -de la
mano del alcohol o de la droga- ya visitó el infierno. Una adicción que la
aisló. La obligó a irse de su casa y la mantuvo en un régimen de placer
solitario que una vez la hizo masturbarse «cien veces el mismo día». Ella habla
de ese episodio con tristeza. Se acuerda de que el sosiego no llegaba del todo y
de que el sentimiento de culpa jamás se iba. «Tenía 16 años. Esa vez conté todos
los orgasmos. Entendí que necesitaba ayuda», relata.

Ese comportamiento sexual impulsivo, o
hipersexualidad, ha sido históricamente una de las adicciones menos conocidas
que, sin embargo, puede estar poniéndose en la mira de las entidades
psiquiátricas del mundo.

En parte, dice la Sociedad para la Promoción de la
Salud Sexual en Estados Unidos (SASH, por sus iniciales en inglés), porque las
nuevas tecnologías suponen un acercamiento con lo que precisamente debe estar
lejos de un adicto al sexo: la fantasía, la objetizacion, la anonimidad y las
imágenes sexuales.

Esa misma entidad dio a conocer hace una semana que
más de 9 millones de personas padecen la adicción en ese país. La noticia se da
cuando el mundo todavía no olvida escándalos como el de Michael Douglas, Bill
Clinton o Tiger Woods. De este último, no obstante, se ha dicho que más que una
adicción se trató de una forma de disfrazar la infidelidad y salvaguardar sus
millones.

Y es ese, precisamente, el asunto en donde radica el
debate. La hipersexualidad, de la que se habla como ‘satiriasis’ en los hombres
y ‘ninfomanía’ en las mujeres, no es considerada una enfermedad por la
Organización Mundial de la Salud (OMS).

«Tampoco por ninguno de los manuales de psiquiatría
del mundo», asegura Rodrigo Córdoba, presidente de la Asociación Colombiana de
Sociedades Científicas. Es más bien -dice el experto- un síntoma como la fiebre,
que es seña de algo más. Como sea, Vanessa no podía parar.

«Sentía la necesidad de estar mucho con mi pareja.
Tenía mucha excitación. Pero cuando estaba con él, no me saciaba totalmente
(…). Era un infierno. Entonces empecé a estar con uno y con otro», relata esta
trigueña, de ojos claros y de estatura media. Eran los días en que, junto al
labial y al espejo, cargaba en su bolso consoladores y otros juguetes sexuales.
«Si no podía saciar esa necesidad inmediatamente, quería estallar y salir
corriendo. Me volvía muy agresiva. Ahí fue cuando dejé a mi mamá (no conoció a
su padre) y me fui a vivir sola», relata.

Con el paso de los meses, e incluso de los años,
Vanessa dejó de creer en el amor. Dice, triste, que al final no le interesaba.
«Empecé a aislarme. La gente, que me veía con uno y con otro, decía que me había
vuelto prostituta. Y, la verdad, es que lo hacía no solamente por lo sexual,
sino por lo sentimental. Pero me tocaba dejarlos superrápido porque ninguno me
satisfacía lo suficiente», dice.

Cuando estaba por cumplir 18 años decidió ir al
psicólogo, que descartó un problema neurológico y empezó a tratar con
medicamentos lo que consideró un problema hormonal. Luego, le recetó un
tratamiento con fármacos para controlar la ansiedad. El problema no solo
persistió, sino que empeoró.

«Desarrollé una gran habilidad para conseguir un
orgasmo incluso con gente a mi alrededor. En los buses, por ejemplo, podía
moverme hasta tener un orgasmo solo con algún roce y sin que nadie se diera
cuenta», confiesa. Pero, ¿cómo diferenciar un apetito sexual sano de una
adicción? La SASH ha diseñado una descripción de lo que puede considerarse
enfermedad.

‘Nunca vi pornografía’

A diferencia de un puñado de casos conocidos por este
diario (todos de hombres), Vanessa nunca fue una consumidora compulsiva de
pornografía, como sí es común en otros relatos: «La pornografía, al final, ya no
era suficiente. Tenía que salir en el carro a buscar prostitutas y travestis. No
podía dormir y todo estaba fuera de control», narró Édgar Rincón, otrora
director comercial de una programadora de televisión y quien hoy, al frente de
la fundación Lugar de Encuentro, trabaja ese tipo de adicción en Barranquilla.

Pero si adictos coinciden en que el material
pornográfico, la mayoría consumido por Internet, sí es una puerta de entrada,
los expertos aseguran que la web no crea adictos, por lo menos no al
sexo.

«El uso frecuente y compulsivo de consumo de
pornografía puede -más bien- demostrar un factor de riesgo, un indicador de un
posible desarrollo de la adicción. Pero ver porno no es en sí mismo un motivo
para desarrollar ese comportamiento compulsivo», dice Constanza Londoño,
psicóloga experta en adicciones del Colegio Colombiano de Psicólogos.

Igual, el riesgo es grande e incluso se ha empezado a
hablar de una epidemia. De acuerdo con la revista Newsweek, que publicó un largo
reportaje al respecto, 40 millones de personas entran cada día a páginas web
pornográficas. La publicación estima también que el 6 por ciento de la población
del mundo es adicta al sexo y que el 2 por ciento de todos esos casos son
femeninos.

Vanessa asegura que está mejor. En una escala de
porcentaje, dice que su problema está resuelto al 50. Dice que es capaz de
mantenerse sobria sexualmente al menos día de por medio. «Lo primero fue
entender que tenía un problema y empezar a buscar soluciones», relata. Así, y
después del psicólogo, la joven asistió a reuniones de sexólicos anónimos, que,
como los alcohólicos, intentan superar la adicción a partir de 12 pasos y de
particularizar de frente al grupo cada problemática.

«No me funcionó mucho porque el hablar de sexo es
también un disparador. Lo que sí me está funcionando es el yoga. He aprendido a
relajarme y a controlarme», concluye.

Y es que las soluciones pueden ser muchas y venir de
diferentes partes, dice Ramiro Luján, fundador de la asociación Vértigo, en
España, y de la Fundación Adicciones, en Medellín. «La adicción al sexo se da
por enormes vacíos afectivos, existenciales. Tratas de llenarte de complacencia
sexual. Para salir, lo primero es autovalorarse, mejorando tu autoconcepto. No
es solo valorarse sino quererse. En la medida en que te quieres, te respetas»,
argumenta el experto.

Y añade un símil. «El adicto al sexo tiene que
entender que lo que está haciendo es buscando la olla de oro al final del arco
iris. Nunca va a tener suficiente placer, por más que lo busque. Lo que
conseguirá, sin duda, es autodestruirse», remata.

¿Cómo reconocer al adicto?

Según ‘Society for the Advancement of Sexual Health’ los comportamientos
repetitivos que pueden reflejar una adicción sexual, incluyen:

Social: tiene una fijación que puede resultar en un
distanciamiento emocional de familiares y amigos.

Emocional: es ansioso o siente una tensión permanente por el
miedo a ser descubierto. Hay aburrimiento, fatiga y desesperación. También tiene
pensamientos de autodestrucción, como el suicidio.

Física: le resta importancia a la posibilidad de adquirir
enfermedades de transmisión sexual, como sida o herpes.

Legal: muchos tipos de adicciones sexuales resultan en
violaciones, acoso sexual, incesto o exhibicionismo.

Financiero/trabajo: hay algún tipo de endeudamiento extra
por costos de prostitutas, web porno, sexo telefónico o aventuras amorosas. Hay
disminución de la productividad o incluso pérdida del trabajo.

Sentimental: hay soledad, resentimiento, autocompasión y
culpa.

Las consecuencias pueden convertirse en los instrumentos para el cambio si
son realmente reconocidas y aceptadas, en vez de ser negadas.

Los 12 pasos de sexólicos anónimos

Son los mismos que usan los alcohólicos anónimos (AA). El primero es:
‘Admitimos que éramos impotentes ante el alcohol (sexo, en este caso) y que
nuestras vidas se habían vuelto ingobernables’. Según esa organización mundial,
los pasos se sugieren como programa de recuperación, pero el paciente no tiene
la obligación de aceptarlos ni de leerlos.

* Nombre cambiado

ANDRÉS ROSALES GARCÍA
REDACCIÓN Periodico el Tiempo.

 

 

¿Cómo funciona la mente de una persona corrupta?

¿Qué lleva a un profesional con un alto cargo, buen sueldo y
reconocimiento público al soborno o la ‘mordida’?
Esta pregunta se
planteó el psiquiatra colombiano Guillermo Acosta: «¿Qué induce a la persona a
trocar los comportamientos éticos por acciones perversas y corruptas?».

La respuesta puede estar en la cabeza. No es que la corrupción
sea un trastorno mental, sino que existen personas predispuestas a
ella
. Según Acosta -que basa sus teorías, principalmente, en lo dicho
por el psicólogo estadounidense Theodore Millon-, los corruptos son personas con
alguno de estos dos tipos de trastorno: narcisista -definido como egoísta- o
antisocial -definido como fanfarrón-. Ambos, identificados por la inclinación a
centrarse en sí mismos como fuente para satisfacer sus necesidades. Los
primeros, convencidos de que son superiores a los demás; los segundos, guiados
por la necesidad de mostrar esa superioridad.

«Son
características que los llevan a no considerar al otro
-explica
Acosta-. Se trata de personas explotadoras, abusivas, que en su dinámica mental
no tienen en cuenta la ética global». El de tipo antisocial no acepta la culpa,
quizá llegue a sentir vergüenza al verse expuesto al escarnio público, pero no
arrepentimiento. En cuanto al narcisista, es alguien tan encerrado en sí mismo
que pasa sin detrimento por encima de los demás.

Este tipo de personas,
indiferentes a las normas y con la idea de estar más arriba que ellas, pueden
llegar fácilmente a la corrupción. Muchos, incluso, lo hacen sin entrar en
conflicto directo con la ley, pues pasan desapercibidos. «Se trata de los
famosos delincuentes de cuello blanco, que se atrincheran en sus posiciones y
hasta reciben aprecio social por sus logros económicos y de poder», dice
Acosta.

¿Qué hace que una persona sea así? Se mezclan factores
biológicos, genéticos y ambientales, que son los que conforman los patrones de
personalidad. «Habrán visto que hay niños apacibles y otros que son un
terremoto. Los humanos, como todo animal, somos diferentes uno del
otro
«.

Este sustrato con el que nacemos se va a sumar a lo que
se aprenda, sobre todo en los primeros años de vida. Si un niño no recibe
límites, si todo lo que hace está bien y es fuente de aplausos, va a formarse en
una independencia en la que no tendrá consideración con los demás. De igual
manera, si a otros se les promueve la dependencia en función de recibir del
exterior, se quedará a la espera de que todo le llegue. «Lo que se busca es una
persona que, como en una constelación, tenga de todo un poco, piense tanto en
los demás como en sí misma -dice Acosta-. Ese equilibrio hace una personalidad
funcional».

***

Durante la niñez, dicen los especialistas, se
forma el futuro psicológico de la persona. En esa etapa el ser humano empieza a
comprender quién es él y quién es el otro. En ese andar, el niño comienza a
incorporar valores, a formar el superyó, que le dirá qué es lo bueno y qué es lo
malo. Y lo hace casi sin darse cuenta, puede ser cuando va en el carro con sus
padres y nota cómo se cruzan el semáforo en rojo porque nadie los está viendo, o
se detienen a cumplir la ley.

«Las fracturas en estas primeras fases de
desarrollo generan muchas de las patologías citadas -afirma Acosta-. Y hay que
ver que el abandonado no es solo el niño que vemos en Bienestar Familiar. Puede
estar abandonado en un entorno de lujo y comodidad, sin ese vínculo afectivo que
le ayude al tránsito de maduración al empezar a explorar el mundo».

-¿Toda persona corrupta ha tenido padres con características
similares?

-No necesariamente. Pero definitivamente hubo elementos
familiares que influyeron.

Estas personas crecen con una patología que se
refleja en la tendencia a controlarlo todo y a la transgresión de las normas,
sin tener en cuenta el impacto que sus acciones ilegales tengan sobre los demás,
pues carecen de empatía. En su actuar, hacen uso de su posición social o
económica privilegiada. Hace poco visitó a Bogotá uno de los expertos más
reconocidos en la lucha contra la corrupción, el británico Bertrand de Speville.
Conocedor como pocos de casos que implican este delito, afirmó que lo que más
sorpresa le causa es encontrarse con personas que, sin necesidad de dinero,
llegan a la corrupción para tener más. Es lo que hoy se preguntan muchos
colombianos, al ver nombres de reconocidos profesionales o políticos vinculados
en delitos que los tienen en la cárcel.

Y no solo se habla de grandes
escándalos, sino de hechos cotidianos. «Es tan corrupto el acto de robarle
dinero al Estado como el de no responder por la alimentación de un hijo», agrega
el experto. Ambos reflejan la falta de consideración por el otro.

A nivel
biofísico, manifiestan un estado de ánimo despreocupado e indiferencia. Son
seres con déficit de caridad social, falta de civismo y desinterés por la
seguridad de los demás. «Y sus acciones afectan a todos -dice Acosta-. Mire cómo
sufrimos andando por la calle 26, por ejemplo».

No es asunto de género,
como muchos creen, al suponer mayor honestidad en la mujer. Es tan propenso el
hombre como la mujer, lo que pasa es que se ha hecho más evidente en hombres al
ser mayor su presencia en cargos de poder. Tampoco se trata de personas con más
inteligencia. Si acaso, tienen más astucia.

¿El
corrupto siente placer al cometer el delito?

Uno se pregunta cómo
una persona con plata y poder hace más trastadas. Por el placer narcisista,
omnipotente, del riesgo. Tiene la sensación de que es Supermán, de que está
blindado contra toda kriptonita. Eso la lleva a ciclos de actuación repetitiva.
Por más carcelazos, vuelve a lo mismo.

Estas patologías se presentan en
forma leve, moderada o grave y, según sean, pueden recibir tratamiento. Si es
leve o moderada, es posible que sea útil la psicoterapia individual; si es
grave, el camino adecuado es una medida correccional: un tiempo de larga
instancia donde reciba educación conductual para cambiar los patrones de
comportamiento. «Estas personas no suelen consultar con deseos de cambio a un
especialista. Si lo hacen es por vergüenza, al ver su situación complicada o
porque una enviada a la cárcel los llevó a una depresión».

¿El corrupto es un enfermo?

-No. Tiene una
psicopatología, pero eso no lo hace inimputable. Es responsable por sus actos,
así su disfunción psicopatológica sea mayúscula. A diferencia del psicótico, que
pierde contacto con la realidad, estas personas son conscientes de lo que hacen.
Por eso hay que darles una pena y ofrecerles tratamiento.

¿Qué tanto les sirve un tiempo en la cárcel o una
psicoterapia?

Para Acosta, es difícil responder si una persona
que ha cometido un acto de corrupción necesariamente va a volver a hacerlo. «Si
no existe en ellos un cambio intrasíquico, lo seguirán haciendo. Por eso, en
algunos casos, las sanciones tendrán que ser permanentes o largas. Que nunca más
se acerquen a las arcas del Estado, por ejemplo, porque si lo vuelven a hacer,
seguro vuelven a meter la mano».

La intervención sobre estas
personalidades propuesta por Millon tiene como objeto equilibrar las polaridades
que imperan en ellas y centrar su atención en las necesidades del otro.
«Desmantelar la explotación interpersonal y fomentar la cooperación como algo
positivo». Ante este panorama, es claro por qué, cuando se habla de corrupción,
no es suficiente pensar en fortalecer las instituciones o la justicia, sino en
darle una mirada a la salud mental de quien está a cada lado de un
contrato.

MARÍA PAULINA ORTIZ

El tiempo

Deseo mi conversion al Judaizmo!

Querida familia de Fulvida:

He notado en algunos Noajidas el siguiente concepto:

«El Eterno me hizo Noajida , por eso no soy Judio» o «Me hizo Noajida,  porque no queria que fuese Judio».

 En fin , existen varios conceptos queriendo transmitir el mismo mensaje.

 

Me pregunto:

Quien es el ser humano para determinar los pensamientos del Creador.  Acaso le dirias a los padres de un niño que nacio paralitico , que no tomen terapia alguna para que este pueda caminar , porque asi lo determino el Creador ?

Con esto no quiero promover la conversion , ni es mi mas minima  intencion hacerla. No hay que infundamentar alguna clase de temor o limitacion  «Me hizo Gentil , porque no quiere que sea Judio» para aquella persona que anhela su conversion de forma pura , consciente y mas cuando esta no es prohibida.

Porque no promover la belleza que irradia el practicar nuestros 7 preceptos.  Su grandeza  , «simpleza» , esplendor , magnificencia , perfeccion , elegancia , que hay en estos!

 

Sanhedrín 49a, Expresa claramente que el gentil que estudia lo que le compete de Tora , es decir acerca de los Siete Mandamientos Universales, es considerado semejante al Sumo Sacerdote.

Aunque hay que reconocer que existen muchos Gentiles presos de sus Egos , que anhelan una conversion al creer que este es el unico camino hacia la «perfeccion» .

«No seamos creadores de limitaciones , sigamos creando grandeza en base a nuestra Identidad».

Si hay algun comentarista que desee expresarse sobre el post , me gustaria ver su punto de vista , se lo agradeceria.

Mi intencion no es contender si no crecer!

Gracias Familia.

 

 

Entrevista a un Pancreas.

 

Hoy, el páncreas quiere dar la cara, no sólo para
reivindicar su función, vital para el cuerpo, sino para explicar por qué el
cáncer que lo ataca, terminó con la vida de personas como Steve Jobs, creador de
Apple, o Ralph Steinman, último Premio Nobel de Medicina. «Me duele decirlo,
pero yo sí tuve que ver con sus muertes. Ojalá algún día encuentren la cura para
esa enfermedad», comenta con tristeza.

¿Usted quién es? ¿Dónde vive?

No crea que soy un órgano simple. Soy como un
cono, con una cabeza, un cuerpo y una cola, y cada una de estas partes tiene
funciones distintas. Estoy domiciliado un poco por detrás del estómago, muy
pegado a la primera parte del intestino, y mi cola es la única parte que está
dentro del peritoneo, es decir, donde se encuentran mis primas, las otras
vísceras. ¿Fui claro?

No. Me confunde lo del peritoneo y las vísceras…

A ver, yo soy una víscera y no me avergüenzo
de eso. Y para que entienda mejor, el cuerpo tiene una caja, cuyas paredes son
una membrana llamada peritoneo. Lo que le decía es que mi cola está ahí dentro.
El resto, incluida mi cabeza, está por fuera y por detrás de esa caja. Por eso
dicen que soy una víscera retroperitoneal. ¿Ahora sí?

En las últimas semanas ha sido muy mencionado sólo por cosas malas, pero si
es un órgano vital, ¿qué tiene bueno?

Mire, tengo funciones mixtas: exocrinas, lo
que significa que produzco unas sustancias llamadas enzimas que son necesarias
en la digestión y yo mando derechito al intestino delgado; y endocrinas, es
decir, soy una glándula que produce hormonas famosas. La más conocida de todas
es la insulina, que se encarga de regular el azúcar en la sangre. ¿Le parece
poco?

¿De qué se enferma?

Aunque no lo crea, me enfermo poco y la
mayoría de mis males aparecen generalmente con la vejez. Yo molesto mucho cuando
me inflamo, y eso se llama pancreatitis. Esto puede pasar cuando me afectan los
mismos químicos que produzco, cuando los cálculos de la vesícula me tapan,
cuando la gente come mucha grasa, cuando me tratan mal en algunas cirugías,
cuando alguna víscera vecina se rompe o cuando la gente toma mucho trago.
Entienda que esto no es fácil. A veces, la inflamación es tan severa que puedo
terminar con la vida de una persona. También sufro de fibrosis quística, una
enfermedad hereditaria que me afecta desde la niñez.

¿Y dónde deja el cáncer?

Que bueno que me haga esa pregunta, porque
desafortunadamente el cáncer me ataca, pero es muy difícil que me lo detecten
temprano. El problema es que casi no causo síntomas y, por mi ubicación, es
imposible palpar mis tumores e, incluso, a veces ni siquiera me dejo ver en los
exámenes de rutina. Por eso, cuando personas como Steve Jobs o el profesor
Steinman se dan cuenta de que lo tienen, ya casi no hay nada que
hacer.

¿Pero su cáncer se puede prevenir?

No puedo ser optimista, pero si la gente no
fuma, controla los niveles de azúcar en su sangre y le baja al traguito, me
ayudaría bastante.

Fuente: Carlos F. Fernandez. Medico de el Tiempo.

La decisión de un hombre razonable salvó a la humanidad de su propia destrucción y no murio en una cruz.

Salvo a la humanidad de su propia destruccion , sin el engaño de morir en una cruz , sin seguidores.

La idea de que un solo hombre pueda salvar al mundo
pertenece al terreno de las creencias religiosas.

Sería difícil creer que un hombre ordinario tuviese
el poder de prevenir el fin de la humanidad. Y, sin embargo, la historia que voy
a contar es la de un hombre ordinario: la del teniente coronel Stanislav Petrov,
un científico al servicio de las fuerzas aéreas de defensa soviéticas, quien
salvó el mundo al evitar una catástrofe nuclear.

El teniente coronel Petrov estaba a cargo del sistema
de alerta satelital de la Unión Soviética. Su responsabilidad consistía en
reportarle a sus superiores la detección de cualquier ataque desde los Estados
Unidos. El sistema de alerta le permitiría a la Unión Soviética aplicar una
estrategia de retaliación consistente en destruir a su atacante, aunque con ello
no evitara su propia destrucción. Era la época de la Guerra Fría y de la
disuasión basada en la teoría de la Destrucción Mutua Asegurada.

El 26 de septiembre de 1983 el sistema de alerta
satelital soviético detectó el disparo de un misil desde los Estados Unidos.
Pocos minutos después, el mismo sistema detectó el disparo de otro misil también
desde los Estados Unidos y luego otro y luego otro más, cuatro en total. Petrov
sabía perfectamente cuál era la consecuencia de reportar esos ataques. Ocurriría
una hecatombe nuclear. Sin embargo, Petrov razonó que todo ello era una falsa
alarma.

Si se hubiese equivocado, es decir, si los misiles sí
hubiesen sido disparados, Petrov habría tenido que cargar con la responsabilidad
de haber permitido un ataque contra su país y de que se hubiese activado
tardíamente la estrategia de retaliación. Pero si la amenaza no hubiese sido
real, entonces Petrov habría tenido que cargar con la responsabilidad de haber
obrado ciegamente y, con ello, de haber dado lugar a la autodestrucción de la
humanidad.

Petrov no tuvo mucho tiempo para tomar su decisión.
El impacto de los misiles era un asunto que tomaría minutos, no horas. Es
preciso recordar que por esa época la paranoia cundía entre los líderes
soviéticos. Estos habían llegado a creer que la retórica agresiva del presidente
Ronald Reagan y las operaciones psicológicas ordenadas por su gobierno eran el
preámbulo de un ataque contra su país. En ese ambiente de paranoia, el 1 de
septiembre de 1983, los soviéticos derribaron un avión de la Aerolínea Coreana,
con numerosos civiles a bordo, que había entrado erróneamente en el espacio
aéreo de su país.

A pesar de la enorme presión a la que estuvo
sometido, Petrov obró razonablemente. Lo que hizo fue someter el reporte del
ataque a dos clases de pruebas: la de la lógica y la de la evidencia. La primera
consistió en examinar qué tan lógico era esperar un ataque de los Estados Unidos
consistente en cuatro misiles. Si Estados Unidos quisiese atacar a la Unión
Soviética, razonó Petrov, debería hacerlo con todo su arsenal. Si no lo hiciere
así, le daría una ventaja a los soviéticos, lo cual no tenía sentido.

Hasta ahí Petrov tenía una conjetura lógica y nada
más. Le faltaba confrontar los hechos. Y eso fue lo que hizo. Si los satelites
habían detectado los misiles, los radares en tierra tendrían que confirmar esa
información. Eso suponía tener que esperar a que los misiles se acercaran a la
Unión Soviética. Pero esos radares darían un reporte más fiable, sobre todo
tomando en cuenta que el sistema satelital era nuevo y que dependía de una
técnica computacional que había sido objeto de muchas críticas. La evidencia le
dió la razón a Petrov: todo había sido una falsa alarma.

Superada la crisis, Petrov reportó lo sucedido a sus
superiores. Estos, en un primer momento, comendaron su buen juicio. Sin embargo,
no le dieron ningún reconocimiento oficial pues ello habría significado poner en

evidencia los errores de quienes habían diseñado el sistema satelital. Años
después Petrov puso fin a su carrera militar y sólo hasta hace poco el mundo ha
empezado a darle el reconocimiento que se merece.

Esta historia tiene varias moralejas. La más obvia
es que la existencia y posible uso de las armas nucleares depende de sistemas
que están expuestos a fallas. No solamente fallas técnicas sino también humanas.
Es una tontería que la especie humana no haga nada por ponerle fin a esta
situación. Es una soberana estupidez que nuestro futuro siga en manos de
personas que quizá no tengan el buen juicio con el cual obró Petrov.

Hay otra moraleja menos obvia, una que concierne a
nuestro sistema educativo y también a nuestro sistema político. Muchos son
todavía los que creen que el orden social se mantiene a punta de obediencia
ciega. La historia de Stanislav Petrov nos enseña que la obediencia ciega en su
caso habría sido fatal para la humanidad.

Para prevenir muchas catástrofes es preciso que
cultivemos la capacidad de obrar razonablemente, esto es, que aprendamos el arte
de la lógica y de la ponderación de la evidencia. Si, por el contrario, la fe y
la obediencia ciegas se imponen sobre la razón, muchos de nuestros miedos
seguirán dando rienda suelta a impulsos agresivos, a ataques desproporcionados y
fuera de lugar.

No obstante, creo que la historia de Stanislav
Petrov, así como la he contado, es incompleta. No tengo duda alguna de que
Petrov salvó al mundo gracias a su razón, pero intuyo que sin un amor y una
bondad hacia el mundo muy grandes no habría tenido la cordura para obrar
razonablemente. Sin cultivar ese amor y esa bondad no podremos salvar el mundo.

Cual es tu Moraleja ?

 

Tomado del perdiodico El Espectador.