Archivo de la categoría: EGO

Para sacarte de tu MITZRAIM*

«Entonces Moshé [Moisés] y Aarón vinieron al faraón y le dijeron: -el Eterno, el Elohim de los hebreos, ha dicho así: ‘¿Hasta cuándo rehusarás humillarte ante Mí? Deja ir a Mi pueblo para que Me sirva.»
(Shemot / Éxodo 10:3)

«Entonces los servidores del faraón le dijeron: -¿Hasta cuándo ha de sernos éste una trampa? Deja ir a esos hombres para que sirvan al Eterno su Elohim. ¿Todavía no te das cuenta de que Egipto está destruido?»
(Shemot / Éxodo 10:7)

Te presento a continuación una herramienta provechosa para tu bienestar.

Alteración
A cada instante ocurren sucesos que alteran nuestra percepción, puede que sean en nuestro mundo interno (un recuerdo, fantasía, anticipación, idea, preocupación, deseo, etc.) o en el externo (escuchamos, vemos, tocamos, nos impacta, actuamos, etc.).
Algunos son terribles, otros mínimos.
Están los reiterados y aquellos ocasionales e infrecuentes.
Los que surgen sin anticipación así como los esperados.
Aquellos que nos producen bienestar y los que nos amargan, los que nos benefician y los que nos agreden.
De los que poseemos algún control así como los que por completo nos exceden en dominarlos.
Es la vida con todas sus circunstancias.

Clasificación y sistematización=> hábito
Desde el nacimiento vamos los sucesos, clasificándolos, adoptando posturas y reacciones ante ellos. Para algunos reaccionamos automáticamente de manera natural, involuntaria, pues contamos con instrumentos reactivos en nuestro ser. Otros dependen también de nuestras experiencias y aprendizajes los cuales nos permiten automatizar respuestas, reducir la sorpresa, minimizar la ansiedad, contener el gasto superfluo de energía; siendo que esas respuestas sean las acertadas y resolutivas, o no.
En un principio, el trabajo ocurre lentamente pues no contamos con la capacidad neurológica; pero luego, es una corriente a gran velocidad, absorbemos datos, estructuramos nuestro mundo interno/externo, nos vamos armando en tanto armamos nuestro entorno. Tras unos pocos años de vida, volvemos a un paso cansino, donde pareciera estar la mayoría de las cosas encajonadas y las que no lo son provocan una ruptura; o son rápidamente metidas en una caja conocida; o se las hace desaparecer de la conciencia, como si no hubieran existido.

Las conductas repetidas forman un hábito, que es una segunda naturaleza que se expresa de manera automática, sin elección consciente. Sin pensarlo respondemos de acuerdo al programa que hemos ido fijando en nuestra memoria (evocativa o corporal).
Los hábitos tienen una gran fuerza y continuidad, por lo cual, al consolidarse suele ser trabajoso el proceso para modificarlos.

Esquemas mentales
Estamos motivados internamente para elaborar sentido, descubrirlo, inventarlo.
Con los hechos a disposición, sean pocos o suficientes, tendemos a diagramar en nuestra mente el paisaje completo. Son esquemas mentales, que se apoyan en los hábitos, en los mandatos externos asumidos, en las obligaciones comprometidas, en los temores. A su vez, los esquemas mentales se llegan a transformar en los hábitos del pensamiento, para beneficio o detrimento del ser y entorno.

Con estos esquemas mentales se trata de explicar lo que nos sucede, sea de forma racional o no; sea una interpretación correcta o desacertada. Las creencias irracionales suelen no estar basadas en evidencia. Más bien son extremistas, exageradas, exigentes para con nosotros mismos o con los demás, lo que nos puede provocar tanto sentimientos como conductas destructivos. O son muy indulgentes, carentes de sostenibilidad.

Celdita mental
Las respuestas no saludables también se van sistematizando y automatizando, aunque no brinden solución real, pues aportan una falsa sensación de seguridad, de control aún dentro del caos que ayudan a mantener.
Si bien se desperdicia energía en sostener situaciones erróneas, por no resolverlas adecuadamente; si bien se mantiene el sufrimiento, por estar fuera de foco y en desarmonía; igualmente la respuesta engañosa anestesia, conforta en la celdita mental que construyó.
Es una prisión, porque encierra a la persona en un esquema de ideas, que brinda cierta comodidad: la de no tener que pensar, la de no hacerse responsable y a cargo de resolver las cosas. Pero esa comodidad se paga a un precio terrible, el cual es el continuar mal, desgastarse en situación de infelicidad, desperdiciar energía en preservar aquello que no sirve y lastima.

Reacción al sentimiento de impotencia
Hay que tomar en cuenta que muchas de las reacciones irracionales parten del EGO, un sistema natural del ser humano que se dispara en situaciones de impotencia. Sea la impotencia real, o solamente imaginaria, el EGO dispara sus herramientas para intentar que la persona sobreviva a la situación estresante. Puede ser llanto, grito, pataleo, cada una por su parte o mezcladas, o algunos de sus acciones derivadas. También puede ser la desconexión de la realidad, con cualquier de sus formas derivadas.
También estas conductas al reiterarse generan hábito, provocando que la persona al estresarse automáticamente reaccione con lo que su hábito le provee, acciones que son irracionales, impensadas, faltas de contexto, y que sumergen en mayor sentimiento de impotencia a quien las emplea; o pueden ocasionar situaciones de conflicto, agresividad, incomunicación, manipulación, dando la apariencia de una resolución efectiva pero que en realidad no lo es.

Secuestro
El influjo emocional queda atrapado por el EGO, actuando de acuerdo a hábitos erróneos; lo que a su vez suele secuestrar al pensamiento, llevándolo a trabajar para excusar acciones negativas, justificar perversiones, exculpar el mal; por incapacidad de salir de la celdita mental y también como mecanismo de aparente protección, puesto que se trata de evitar lo que se teme, o lo que se presume será una nueva ocasión de sufrir impotencia.

Tela de araña
Llegados a este punto podemos comprender que estamos entreverados en una tela de araña que hemos tejido cada uno de nosotros y que los demás también tejieron.
Ante las alteraciones continuamos reaccionando a través de nuestros esquemas mentales.
Como si estuviéramos sometidos a una programación computacional, que nos marca los pasos a dar de acuerdo a los inputs que recibimos, de fuera o dentro. La gama de respuestas manejables se limita y reduce, no abarcando todas las posibles, porque estamos restringidos por nuestros pensamientos/creencias.

Elementos de un camino alternativo:

  1. Cuestionar, preguntar, dudar, criticar sanamente, no dar nada por sentado, consultar con expertos pero no adorarlos ni a sus respuestas, no prejuzgar.
  2. Pensar de tres a cinco respuestas diferentes para cada alteración y luego escoger la que racionalmente parece mejor.
  3. Contextualizar, no quedarse pegados al punto oscuro que no está atormentando sino apreciarlo en relación a la gran manta blanca que lo rodea.
  4. No pretender controlar todo, sino solamente aquello que realmente está en dominio. El resto, dejarlo fluir sin apegarse a deseos irracionales.
  5. Comunicación Auténtica.
  6. Agradecer. Entre lo que se incluye el rezo, pero no solamente se ha de agradecer al Eterno.
  7. TESHUVÁ.
  8. Reenfocar el pensamiento, no rumiar ideas, ni dar vueltas en círculos a determinados asuntos, ni dedicarse a lo que no reporta beneficios.
  9. Ayuda desinteresada al prójimo que lo amerite.
  10. Construcción de SHALOM, por medio de acciones/palabras/gestos de bondad y justicia.
  11. Paciencia y humildad.

—————————————

(* MITZRAIM es el nombre de Egipto en hebreo. Se asocia a la voz TZAR, angosto, porque era el lugar de la angustia, de la opresión, de la limitación asfixiante impuesta por el hombre sobre el hombre).

Fastidio por la decisión

Con gran cantidad de personas sucede que, resuelvan lo que resuelvan, siempre sentirán que se han equivocado en su elección.
Podrán estar mucho rato masticando alguna idea para llegar a una conclusión, o tal vez ser apasionadamente ciegos para elegir rápidamente; pero ni bien le decisión está tomada (y se ha dado algún paso que la convierte en irrevocable, o costosa de cambiar), aparecen fantasmas de duda, de reproche, de angustia, de decepción, de culpa, de debilidad.
Y no hay forma de hacerles entender que si hubieran escogido alguna de las otras alternativas, ahora estarían quejándose de manera similar, aunque tal vez con otros argumentos que demostraran su baja autoestima.
Es algo bastante frecuente, tal vez te pasa a ti y/o conoces a gente que vive por este tormento. Que les aqueja por grandes o pequeñas elecciones: casamiento, mudanza, emigración, cambio de empleo, nombre de un hijo, lugar de vacaciones, asiento en el avión, horario para almorzar, el menú del día; cualquier cosa que sea una toma de decisión.

Algunos optan, más o menos conscientemente, por dejar de elegir, ¡cómo si fuera eso posible! Ya que, no elegir es una elección en sí misma, una que suele ser bastante más costosa, desagradable, debilitante que las que se resuelven con mayor proactividad.

¿Qué hacer?
No hay fórmulas mágicas, pero estas ideas pueden ayudar, tanto antes de la decisión como después, cuando se disparan las amargas querellas y descontentos.
Con la mayor calma y objetividad posible se debe consignar por escrito en una hoja aquello que se considera como virtud en lo que se está por decidir, o ya se ha escogido.
En otra hoja, o en una columna al lado, se escribirán las contras.
Luego dejar de lado las listas y dedicarse a otra tarea, tratando en la medida de lo posible de concentrarse en otra cosa, sin pensar más en el asunto que motiva la decepción. Si el pensamiento reaparece, dejarlo correr sin dedicarle energía ni esfuerzo para eliminarlo.
Al rato, se releerá en voz alta la lista de los defectos, aquellos que se han apuntado como causantes del malestar que generó la aparente incorrecta decisión.
Luego, se encontrará el razonable argumento que o desmantela esa crítica, o que la ubica en un nivel mínimo de molestia. De no poder hacerse, de encontrarse que realmente es algo muy fastidioso o contraproducente, se deberá admitir esa realidad, si es tal. No hay beneficio en negarla. Se acepta que ese punto en particular no es tan brillante como se esperaba o quería. Entonces, se buscará como paliar o solucionarlo, en le medida de lo posible. Luego, si no se puede eliminar, se ha de admitir que la decisión ya fue tomada, que de nada sirve estar pendiente de lo que no se puede cambiar. Que las quejas y lamentos no darán mayor bienestar, sino que hundirán más en la decepción. Por tanto, que sirva de aprendizaje para la próxima ocasión en la que se deberá tomar una decisión, realizar la lista que se plantea ahora de manera preventiva.

Básicamente, es reducir el efecto de las herramientas del EGO para permitir el trabajo de instancias más integradoras y que promuevan salud.

Puedes probar este método si gustas, luego me comentas, si te parece.

Limitaciones y posibilidades

Lo material nos limita.
Así como el resto de nuestras dimensiones terrenales: emocional, social y mental.
Pero la dimensión espiritual nos libera.

Algunas limitaciones son concretas, ineludibles.
Por ejemplo, el paso del tiempo, de acuerdo a como lo vivimos en este mundo.
O cuando se requieren ciertos requisitos para un trabajo y no calificamos para ellos.
O si no somos ciudadanos de una nación, carecemos de ciertos derechos inherentes a ellos.
O el no poder controlar ni siquiera las cosas más ínfimas y banales de nuestro entorno, y de nuestro ser; siendo sometidos a todo tipo de avatares.
O la muerte, que en su faceta terrenal es la máxima impotencia posible.
Y así en decenas, miles, de circunstancias y situaciones.
La impotencia forma parte constante de nuestro ser, y forma una gran parte de nuestro Yo Vivido.

Y existen limitaciones que se generan en nuestro sistema de creencias.
El EGO jugando con nosotros nos impone falacias como realidades, encerrándonos en una celdita mental que nos niega la felicidad.
Por ejemplo, aquel que pudiera ser un excelente vendedor, pero se cree incapaz, inepto, infradotado y en base a esa realidad fabricada ni siquiera toca timbre a quien pudiera ser su comprador.
La chica a la cual le mandaron creer que como mujer no puede intervenir en ciertas áreas profesionales, y por ello se queda rezagada, amargada, con una falsa sonrisa atendiendo los quehaceres del hogar.
O la persona sumamente capacitada intelectualmente, pero a quien el EGO secuestro el pensamiento, llevándole a verse como un tonto, ignorante, merecedor de hostigamientos por su tara mental.
Y así podríamos sumar infinidad de ejemplos que probablemente te suenen conocidos muchos de ellos.

Conocer nuestras limitaciones reales nos permite emprender soluciones alternativas, o admitir la impotencia y dejar fluir aquello que no puede ser controlado.
Conocer nuestras limitaciones creídas y dar los pasos necesarios para quitarnos el yugo del EGO, nos alienta a avanzar en una aventura de mayor conciencia y felicidad.
Conocer la diferencia entre ambas, nos permite ser menos esclavos.

Para seguir meditando y creciendo:

«(5) Asimismo, yo he escuchado el gemido de los Hijos de Israel, a quienes los egipcios esclavizan, y me he acordado de mi pacto.
(6) Por tanto, di a los Hijos de Israel: ‘Yo soy el Eterno. Yo os sacaré de debajo de las cargas de Egipto y os salvaré de su esclavitud. Os redimiré con brazo extendido y con grandes actos justicieros.
(7) Os tomaré como pueblo mío, y yo seré vuestro Elohim. Vosotros sabréis que yo soy el Eterno vuestro Elokim, que os libra de las cargas de Egipto.
(8) Yo os llevaré a la tierra por la cual alcé mi mano jurando que la daría a Avraham [Abraham], a Itzjac [Isaac] y a Iaacov [Jacob]. Yo os la daré en posesión. Yo el Eterno.’
(9) De esta manera habló Moshé [Moisés] a los Hijos de Israel, pero ellos no escucharon a Moshé [Moisés], a causa de la angustia de ánimo y del duro trabajo.»
(Shemot / Éxodo 6:5-9)

El silencio de Iosef

«(14) Después que había sepultado a su padre, Iosef [José] volvió a Egipto junto con sus hermanos y todos los que fueron con él para sepultar a su padre.
(15) Y viendo los hermanos de Iosef [José] que su padre había muerto, dijeron: -Quizás Iosef [José] nos tenga rencor y nos devuelva todo el mal que le ocasionamos.
(16) Y enviaron a decir a Iosef [José]: -Tu padre nos mandó antes de su muerte que te dijéramos:
(17) ‘Así diréis a Iosef [José]: ‘Por favor, perdona la maldad de tus hermanos y su pecado, porque te trataron mal.» Por eso, te rogamos que perdones la maldad de los siervos del Elohim de tu padre. Iosef [José] lloró mientras le hablaban.
(18) Entonces lloraron también sus hermanos, y postrándose delante de él le dijeron: -Aquí nos tienes como siervos tuyos.
(19) Pero Iosef [José] les respondió: -No temáis. ¿Estoy yo acaso en el lugar de Elohim?
(20) Vosotros pensasteis hacerme mal, pero Elohim lo encaminó para bien, para hacer lo que vemos hoy: mantener con vida a un pueblo numeroso.
(21) Ahora pues, no tengáis miedo. Yo os sustentaré a vosotros y a vuestros hijos. Así les confortó y les habló al corazón.»
(Bereshit / Génesis 50:14-21)

Según cuenta la Tradición, en su vuelta a Egipto Iosef quiso pasar por el pozo donde fuera lanzado por sus hermanos hace cuarenta años atrás. Se quedó allí en silencio, reflexionando, mirando el sitio del pasado horror. Tal vez una lágrima surbaca su rostro, no lo sé.
Los hermanos estaban aterrorizados, supusieron que el silencio se debía a la ira vengativa de Iosef, quien ahora estaba libre para tomar represalias en contra de ellos. Es que, siguieron suponiendo, mientras el padre estaba con vida ellos estaban protegidos, pero ahora había caído esa defensa, por lo cual se encontraban a disposición de la tortura que les quisiera imponer su poderoso hermano Iosef. Había sufrido muchísmo a causa de ellos, y hasta ahora no había siquiera mostrado un poquito de venganza, por lo cual, seguramente se había acumulado y sería espantosa.
Ellos no preguntaron, no se atrevieron, por ello hablaron-murmuraron entre ellos, desconfiados,
Si hubieran empleado la Comunicación Auténtica en lugar de las volteretas del EGO, probablemente habrían descubierto que la mente de Iosef lejos estaba de rencores y venganzas, por el contario, estaba agradeciendo al Eterno que lo había rescatado y llevado al éxito. Ese pozo fue un stio oscuro y angustiante por muchos años, pero finalmente Iosef había logrado la redención, también emocional, y era eso lo que estaba reconociendo ante el Señor.
Pero, los hermanos escogieron el camino oscuro, como habitualmente hacemos los mortales, empujados o arrastrados por el EGO, ocultamos la LUZ de la NESHAMÁ, en las grandes o pequeñas cosas.

Ya en Egipto los miedos de los hermanos crecieron.
Es que, durante décadas habían sido invitados a la mesa de su gobernante hermano, pero ahora ya las invitaciones no se extendieron más.
Esto aumento las sospechas de ellos, confirmando así indirectamente que las intenciones de Iosef eran de pesadilla hacia ellos. No sabían cuando, pero estaba ciertos de que tarde o temprano lloverían castigos indescriptibles sobre ellos a causa de sus delitos del pasado.
Si hubieran preguntado, Iosef les habría dicho que no los invitaba para no generar inútiles controversias. Pues, mientas Iaacov vivía él ocupaba la cabecera. Ahora, ¿quién se sentaría en la parte principal a la mesa? ¿Reubén, por ser el primogénito? ¿Yehudá, por ser el escogido para liderarlos? ¿Iosef, por ser el regente de Egipto? Era un conflicto al cual no quería llevar a la familia, por lo menos no en ese momento, por lo cual decidió en silencio dejar de organizar eventos que reunieran a la familia. Decisión errada o correcta, como sea, es la que tomó.
Los hermanos no sabían, pero actuaban movidos por sus prejuicios. En lugar de usar la Comunicación Auténtica, le pidieron a una de las madres de la nación que hablara con Iosef, que le mintiera, una “mentirita blanca”, pero mentira al fin. Aquello que el padre había ordenado que Iosef los perdonara. Eso nunca había sido dicho por Iaacov, quien murió sin saber quien había vendido a Iosef como esclavo a Egipto.
Y Iosef reconoció de inmediato la mentira, se dio cuenta de la manipulación, entendió el miedo que anidaba en el corazón de sus hermanos, entendió que de su parte tampoco había sido del todo claro y sincero. Él también olvidó usar las Comunicación Auténtica con ellos, por eso lloró, acosado por su propio EGO.
Luego, sí camino con la LUZ, cuando dijo e hizo: “Ahora pues, no tengáis miedo. Yo os sustentaré a vosotros y a vuestros hijos. Así les confortó y les habló al corazón.»”.

¡Cuán importante es la Comunicación Auténtica!
¡De cuántos errores, malentendidos, altercados, disputas, guerras, violencia, sufrimiento y otros espantos más nos libraríamos si acudiéramos a ella de manera más cotidiana!
Puede parece más sencillo y económico responder desde el EGO, pero finalmente, es el esfuerzo de mantenerse en la senda de la LUZ la que reporta SHALOM y plenitud de bienestar.

Recuerda, construir SHALOM en todo momento, a través de pensamientos/palabras/actitudes/acciones de bondad Y justicia.
Así disfrutaremos del paraíso terrenal, de la mejor versión de nosotros mismos.
Esa es la cienca del espíritu, la Cabalá santa para la vida cotidiana.

Recuerdo que tortura

Vuelve el amargo recuerdo y te malogra el presente.
¿Hiciste lo necesario para completar el proceso de TESHUVÁ? 

Hablar del problema, sinceramente, conscientemente, buscando acomodar las piezas en su lugar, puede ayudar.
Si lo haces con una persona receptiva, atenta, comunicativa, seguramente te dé un gran apoyo; aunque nada te aconseje, aunque no te proponga ninguna solución mágica, sino simplemente por escucharte auténticamente.

Pero eso no es todo, solo una parte y que pudiera llegar a ser contraproducente si se convierte en un hábito, o al menos en un tópico habitual.
Ten presente que si no te despegas de imágenes negativas, tu mente se sincroniza a ellas. Si además de visualizarlas en la imaginación las expresas, estás ahondando el pozo que drena tu energía vital.
Por tanto, empeoras en lugar de crecer. ¡Cuánto peor si tu oyente además es un reverberador de mala onda, uno que magnifica con su lupa distorsionada y terrible!

Así pues, mucho cuidado con lo que dices, porque lo que pudiera ser terapéutico podría convertirse en iatrogénico.
Sé precavido para que tu “espacio terapéutico” no se transforme en un fango que te retiene en una zonita de confort, en tu celdita mental.
Porque el eco de la lástima y quejas no fortalecen ni impulsan a la buena vida.

Por otra parte, hacer de cuenta que el recuerdo no existe y abarrotarte de palabrería seudo positiva, de milagrosas curas palabreras, de lemas místicos, de cháchara alegrona, probablemente tape con un decorado brillante la tremenda angustia que te consume y desgasta.
Es bueno rodearse de gente positiva, que habla de manera realista-optimista, que impregna de saludable confianza, que alegra vivamente la existencia. Pero no confundir eso con huir de los inconvenientes para no esforzarse en resolverlos.
¿Está claro?

Más allá de hablar, toma conciencia de que mientras no hagas tu parte posible de TESHUVÁ, algo quedará ardiendo y listo a consumir tus energías.
Por tanto, si el mal recuerdo es de una acción negativa tuya, ya tienes a mano una respuesta: TESHUVÁ, lo más completa posible.

¿Y si el recuerdo oscuro es por algo que te provocaron, que sufriste, de lo que fuiste real víctima?
Porque sin dudas esa memoria estresante está agazapada por allí, provocándote a impotencia, a encierro en tu celdita mental que percibes como si fuera un refugio.

Lo que mencionamos unos párrafos antes también es válido en esta situación.
No debes esconderte de tu dolor, sino admitirlo. Admitir tu impotencia de aquella ocasión lastimosa. Admitir que te ha provocado un daño que mantiene una herida que cada tanto arde y te amarga con su feo recuerdo. Admite.
Pero, no eres ese recuerdo.
Por más terrible y traumático que haya sido el evento, o los eventos, tú eres mucho más que eso.

Además, puedes descubrir motivos, causas, cadenas de acontecimientos, etc. que llevaron a eso.
Dar luz allí donde hay oscuridad.
Poner orden, en donde hay revoltijo.
Sufrir, por última vez; al cerrar la herida, cauterizarla.
Perdonar, cuando ello sea posible.
No aferrarse a excusas ni disculpar lo que debe ser corregido.
Lo que no ha de retenerse, deberá fluir, escurrir, irse.

Eventualmente, alguna vez podrías llegar a narrar esa historia oscura con tonos luminosos, sin engañarte, sin huir de la realidad, pero sí con la convicción de que manteniendo un recuerdo angustiante con vida no te dará a ti vida, sino que te la absorberá y drenará tus energías. Que lo nefasto te impulse a alzar vuelo, a elevarte, para que encuentres aquí y ahora un reservorio de vitalidad y felicidad.

De cierta forma, es un camino de TESHUVÁ, porque retornas a un punto en el cual no hay herida, donde estás ileso.
No estás negando la realidad, ni esperando que una goma de borrar mágica elimine tus recuerdos.
Estás usando el mal verdadero para llenarlo de luz auténtica.
Y, si hay algo para hacer, como por ejemplo la intervención de la justicia; pues, habrá que hacerlo.

El pasado no desaparece, pero queda solamente como un dato archivado para uso mental; ya no es una llaga sangrante que reclama atención de manera dolorosa.
Y eventualmente, el recuerdo ya no brota, reposa en calma en su cajón en el archivero de la mente.

Tú puedes elegir, o puedes seguir sometido al caos del EGO.
Te aconsejo elijas ordenar tu existencia a la LUZ de la NESHAMÁ.

Para deleitarte en la LUZ

Todo ser humano es NESHAMÁ, espíritu, por tanto conectado de manera permanente con el Eterno y todo lo creado.
Esa LUZ irradia de manera constante en nuestro ser, pero no la disfrutamos a pleno en nuestra existencia terrenal por dos motivos:

a) velos que interpone el Eterno, pues como entidades materiales no estamos capacitados para recibir el completo influjo de la LUZ;
b) manchas y cáscaras que se producen como efecto de pecar, salir del camino correcto que cada uno tiene marcado de acuerdo a su identidad espiritual (noájica o judía).

Si quisiéramos deleitarnos más de la LUZ del Creador, aquella que estamos posibilitados para recibir en esta vida, ¿qué podríamos hacer?

Te sugiero algunas respuestas, escoge aquellas que consideres más adecuadas:

1) Desconectarte del mundo, recluirte y llevar una vida extremadamente rigurosa y limitada de placeres sensuales (mundanos).
2) Dedicarte a extensas horas de meditación, rezo, silencio, enfocándote en lo que sientes es tu interioridad.
3) Sumergirte en repetición de textos que consideras sagrados, llenarte con palabras aunque no las comprendas, repetir lemas aunque no los entiendas; porque lo importante es la intención.
4) Rodearte de gente que cree en cosas parecidas a tus creencias, hacer actividades con esos “hermanos” de fe, mantener una vida de rituales codificados por esa agrupación a la que te enrolas.
5) Adquirir libros, audios, videos, amuletos, objetos varios; presentarte en lecturas, conferencias, encuentros, similares; de entidades cabalísticas, jasideas o afines (o que presuman de serlo); porque te sientes lleno con ese pan místico que te venden y devoras.
6) Conocer y cumplir cabalmente los mandamientos que te corresponden, de acuerdo a tu identidad espiritual (noájica o judía); respetando con idéntica energía los mandatos que refieren a las relaciones sociales, tanto como los que se vinculan con el Eterno y Sus cosas.
7) Adentrarte en costumbres, prácticas, creencias, vivencias judías, y si son llevadas al máximo rigor posible mejor (aunque no sea necesario desde un punto de vista estrictamente legal y ético). Tanto si eres judío como si eres gentil.
8) Construir SHALOM en todo momento, con acciones de bondad Y justicia. Sea en pensamientos, palabras, acciones o actitudes.
9) Hacer buenas obras sin mirar a quien.
10) Predicar a viva voz tus creencias “religiosas”, conminando a conocidos y desconocidos a compartirlas y a “convertirlos” a ellas.
11) Teniendo fe.
12) Estudiando los temas referentes a NESHAMÁ y al EGO, como por ejemplo los que aparecen publicados en http://serjudio.com/category/exclusivo/cterapia. Y luego, aplicando los consejos para tratar de llevar una vida más saludable, integrada, bendita, etc.
13) Conocerte mejor para encontrar mecanismos saludables para reaccionar y para activar en el mundo.
14) Disfrutando de lo permitido y apartándote de lo prohibido.
15) Haciendo TESHUVÁ.
16) Desafiándote a crecer a pesar de tu pereza para salir de tu zonita de confort.
17) Poniendo en redes sociales (Facebook, Twitter, etc.) fotos, mensajes, frases, videos que a ti te inspiran tu vena religiosa.
18) Yendo a la iglesia, centro de Kabbalah, iglesias disfrazadas de sinagogas (mesiánicas, netzaritas, seudo anusim, etc.), antros de la Nueva Era, etc.
19) Sirviendo al pastor, seudo rabino, seudo jajam, y negándote a cuestionarlo o requerirle honestidad.
20) Teniendo la certeza de que ya estás conectado y eres un ser de luz.

Si deseas, ¿nos cuentas las opciones que has escogido?
Tal vez tengas otras en mente, ¿quisieras compartirlas?
Estaré atento a tus comentarios, aquí debajo, en la zona destinada a los mismos.

Enfocarte y triunfar

Sentimos impotencia, que es algún no-poder, entonces automáticamente se dispara el EGO con sus reacciones.

Éstas nos llevan a aparentar una fortaleza externa, que no coincide con la debilidad interna. Es solo una máscara, no una realidad. Por tanto, a través de esta impostura de poder estamos embarcados rumbo al fracaso. Sin embargo, puede parecer un mecanismo provechoso, ya que en la actuación de dominio alguno podría, efectivamente, llegar a dominar alguna cosa, aunque solo fuera de manera agresiva, hostil, dictatorial, amenazante, opresiva. Es la estrategia perversa que emplean sicópatas y otros atrevidos para someter al prójimo a vejámenes, maltratos, hostigamientos, esclavitud, y similares.

Pero también las reacciones automáticas del EGO nos pueden llevar a sumergirnos en la impotencia, aumentarla, a dejar de lado todo disfraz de control para mostrarnos (interna y/o externamente) inseguros, dudosos, empobrecidos, incapaces, inútiles, temerosos, cualquiera fuera la manifestación usada para representar la impotencia. También este camino es de fracaso. Pero con él no se controla directamente, sino a través de trucos, manipulación, engaños, generar lástima, mortificar con lamentos y similares.

(Serviría que pensaras ejemplos de cada uno de los dos modos, porque a través de ellos tal vez se comprenda más claramente lo que expresé recién.)

Obviamente que ambos modelos de comportamiento mantienen a la persona, y generalmente su entorno, bajo el mando del EGO.

También se aprovecha el EGO del miedo, que siempre es una anticipación de un no-poder, el cual aquí y ahora es inexistente.
Para no dar energía al EGO, que utiliza en nuestra contra, lo mejor es darse cuenta del miedo, admitirlo, y no proveerle más de energía. ¿Cómo? ¡Enfrentándolo!
Recuerda, aquello que temes no existe en este momento, es solamente una fantasía a futuro.
Cuando deja de ser una fantasía futura y está aquí y ahora, entonces ya no es más miedo, podría ser susto, angustia, desesperanza, pero no más miedo.
No regales tu energía, que es tu vida, por cosas que no tienen valor.

En ocasiones ni siquiera precisas enfrentar aquello que temes, sino sencillamente quitar el foco y concentrarte en lo que realmente te da placer, satisfacción, alegría, bienestar, o simplemente es tu deber.

Este tema es de una profunda raíz espiritual, aunque no se esté repitiendo párrafos de textos bíblicos, ni se memoricen lemas de sabios renombrados.
Aunque el carente de sentido no comprenda su poder espiritual, aquí está para el que lo sabe y quiera aprovechar.

Bondad infinita

Una enseñanza sagrada desde tiempos inmemoriales es encontrar el equilibrio saludable entre la bondad y la justicia, para así desarrollar una vida de plenitud.
A esto lo denominamos como “construir SHALOM”.
En palabras, pensamientos y acciones; en cada momento de la existencia.
Es una tarea pesada, sumamente difícil, pero que sus resultados son enormemente favorables.

Cuando las personas se manejan exclusivamente con bondad, se ponen en problemas y/o generan inconvenientes a otros.
¿Por qué?
Porque la bondad sin justicia no conoce de límites.
Por lo cual, la gente se aprovechará y explotará la evidente debilidad del “bueno”, que en realidad no está siendo tal, sino pasto para las fieras. Ni siquiera se precisa de alguien “malo” para aprovecharse, ya que al abierto desprendimiento ilimitado dispone al receptor a obtener más, a reclamar, a demandar, a convertirse en un foco de exigencias para saciar un apetito que parece no conocer fin.
Pero también el bueno sin contención provoca otra dificultad, cuando ubica al receptor de la bondad en el lugar del dependiente, incapaz, necesitado. En lugar de generar disciplina de trabajo, responsabilidad, compromiso, esfuerzo por avanzar, lo que está provocando es una actitud pasiva, agobiada, falta de creatividad.
Y surge también otro inconveniente, cuando en nombre de la falsa bondad, la cual es la ilimitada, se excusa cualquier conducta negativa, inventando el pretexto de “todo es bueno”, o “no se debe de juzgar”, o “el juicio es solo del Señor”, o consideraciones erróneas similares. Esto favorece la aparición de mayores conductas nocivas, escudadas en la defensa falta de ética del bueno sin límites.

A todo esto, las emociones se contaminan por esta ecuación descoordinada.
El agotamiento físico/material acompaña al emocional/mental. Porque somos humanos, tenemos límites impuestos por la realidad material. No tenemos capacidad para dar sin pausa, solo Dios es proveedor sin precisar algo que reemplace lo otorgado. Nosotros nos vamos consumiendo, apretados por la necesidad natural.
Entonces, puede aparecer también la amargura, la decepción, la desesperanza, el enojo, la ira, el hastío y otros sentimientos pesarosos.
Obviamente que éstos deben ser reconocidos, admitidos, hechos conscientes, para así tener una alarma que nos indique nuestra dificultad y tal vez realicemos las modificaciones oportunas para mejorar.
Pero, como somos “buenos” no podemos hacer los cambios imprescindibles, ya que estamos disculpando la maldad, porque de lo contrario no seríamos tan buenos.
Entonces, nos empecinamos en mentirnos y decir que no estamos mal, que estamos bien, solo cansados por cosas que no son el verdadero problema.
O nos sentimos, además de todo, culpables, por ser tan “mala gente” por estar juzgando al prójimo, o por sufrir, o por ser incapaces de colmar el deseo insaciable del taimado receptor, o… no nos faltará motivo inventado para mortificarnos y hacernos presa fácil del EGO que nos esclaviza.

¿Así queremos vivir? ¿Ese es el “destino” para el que anhela compartir su bondad?
Seguramente que el bien no existe para maltratar a quien lo expresa, ni para martirizar a otros.
Por lo cual, es necesario aprender a usar el bien con bondad.
¿Cómo?

La bondad DEBE estar limitada, codificada, balanceada por la justicia.
Cuando el límite no existe, o se desdibuja con facilidad, la bondad deja de ser tal y pasa a ser un mal, más o menos encubierto.

Cuando el bien se equilibra con la justicia, existe el SHALOM.

Te dejo una tarea para que medites, si deseas y mucho mejor si compartes tus ideas con nosotros aquí.
¿Qué sucede cuando la conducta es la justicia extrema, sin equilibrio de bondad?
Gracias.

La herida en el miembro

La noche antes de encontrarse con su hermano, Iaacov lucha contra un “hombre”.
Varias son las identidades que le han atribuido a esa presencia contenciosa, entre otras con su EGO (Ietzer haRá).
Iaacov esta vez no escapó, ni elaboró excusas, ni evitó con estratagemas, sino que se enfrentó a lo que le aterraba y esclavizaba.
Fue una batalla dura, pero finalmente prevaleció. Una de sus victorias fue adquirir un nuevo nombre, el que lo identificaría como triunfador, ISRAEL.
Sin embargo, la batalla también resultó en una herida que le acompañaría, porque se perjudicó su nervio ciático, en hebreo denominado “guid hanashé”.
Es esa zona que desde entonces los hijos del pueblo judío no deben consumir del animal kasher.

Es muy interesante saber que nashé, como es denominado ese nervio, se asocia directamente con el nombre de uno de los que serían sus nietos y posteriormente una de las tribus de la nación judía: Menashé.
Nombre que significa: “’Elohim me ha hecho olvidar todo mi sufrimiento y toda la casa de mi padre.’” (Bereshit / Génesis 41:51).
Vemos que simbólicamente, o no, el guid hanashé es el órgano del olvido. Allí fue herido Iaacov cuando luchó contra su EGO.
¿Por qué?
O mejor aún, ¿para qué?

Una de las respuestas es para que aprendamos a recordar cuando es meritorio hacerlo y para que no se nos obligue a recordar por las malas.
Mejor tener conciencia antes, sea de las memorias positivas o negativas, y tomarlas como modelo para una conducta constructora de SHALOM; en lugar de permitir que el olvido, la pereza, la desidia, la torpeza nos lleven al error y que se nos despierte la conciencia a través del sufrimiento.

Quedó herido el miembro del olvido, para que lo tengamos presente y no permitamos a la tonta desmemoria conducirnos hacia la oscuridad.
Seamos atentos a las historias de nuestro pasado, colectivo, familiar, personal, para estar sensibles a la  hora de felicitar, festejar, agradecer, pagar; también para ser cautelosos, sabios, compasivos, firmes, poderosos, emocionados.

Que no nos obliguen a recordar por las malas.
Que no nos despierten los golpes.
Tengamos memoria y con ella construyamos SHALOM.

La huída de Iaacov hacía Israel

Cuando leemos:

«Iaacov [Jacob] engañó a Labán el arameo al no decirle que se iba.»
(Bereshit / Génesis 31:20)

Quizás podríamos suponer que al patriarca Iaacov le faltó valor para enfrentar a su tío/suegro para declararle que lo dejaba, para volverse a su hogar en la tierra prometida por Dios a su familia.
Si no, ¿por qué habría de huir cual si fuera un ladrón?
Sería la observación llana, obvia, casi infantil de la acción.
Y tal vez sea la respuesta correcta que explique esta conducta.

Pero Iaacov Abinu no era un niño, no actuaba como tal. Él tenía astucia pero también integridad. Podía engañar sin ruborizarse pero también reclamar por rectitud.
Bien pronto luego de este párrafo él pondría de manifiesto su lucha interna, entre su EGO y su NESHAMÁ, en el episodio en el cual lucha una noche con un ángel. Combate del cual saldría victoriosa su Esencia, dejando en claro que los rostros que había estado usando en verdad ocultaban una NESHAMÁ pura, que estaba a cargo de su vida.
Así pues, no podemos quedarnos con la sencilla explicación de imaginarlo un patancito abrumado por el miedo, que escapa para cuidar su dinero y su vida.

Tal vez no temía por él, ni por sus posesiones legalmente habidas, sino por otros que pudieran resultar perjudicados por el proceder odioso del arameo.
Eso es exactamente lo que Iaacov expresa:

» -Yo tuve miedo, pensando que quizás me arrebatarías a tus hijas.»
(Bereshit / Génesis 31:31)

Está claro que Iaacov no estaba angustiado por sí mismo, sino por lo que pudiera ocurrirle a la gente inocente e indefensa a su cargo.
Y si prestamos atención al texto, el temor del patriarca no es alejado de la realidad, pues Labán declara:

«-Las hijas son mis hijas, los hijos son mis hijos y las ovejas son mis ovejas. ¡Todo lo que tú ves es mío! ¿Qué puedo hacer hoy a estas hijas mías o a sus hijos que ellas han dado a luz?»
(Bereshit / Génesis 31:43)

En la egoísta mente de Labán todo le pertenecía, incapaz de reconocer los límites, de aceptar el derecho, de vivir con justicia.
Para él, nada era de Iaacov, ni tampoco de sus hijas.
Según creía Labán, todo lo que estaba allí, lo material y lo humano, lo que conformaba la familia y posesiones de Iaacov.
¿Cómo lidiar con un sujeto así, explicarle y que acepte que la realidad es otra?

Iaacov venía curtido de dos décadas de soportar hostigamientos, maltratos, engaños, burlas, acosos, robos por parte de Labán y sus hijos.
Tenía muy claro que si le revelaba amablemente su proyecto de partir en paz y rodeado por su familia, así como con sus bienes, Labán lo impediría a cómo diera lugar. Sea a través de estafas, amenazas, agresiones, o cualquier otro mecanismo malvado a su disposición.

Podría haber iniciado una apelación judicial Iaacov reclamando por su derecho a retornar a su patria, acompañado por su familia y por su bienes.
Pero, no solamente la ONU actual está decidida a causar daños a Israel, sino también los jueces en la localidad de Labán se confabularían para beneficiar al pillo Labán en detrimento de la justicia y del derecho. Porque, cuando el EGO está a cargo, no hay bondad ni justicia, sino solamente ataques desde la impotencia para someter al ser/colectivo y así mantener cercada a la NESHAMÁ detrás de las murallas de oscuridad que siembra el pecado.

No, Iaacov no podía esperar que el tribunal actuara con rectitud, estaba decididamente corrompido por la lujuria que proveía el arameo ricachón. Por lo cual, Iaacov debía afrontar la lucha frontal, que no temía, pero la cual resultaría en daños tremendos contra su familia y bienes. O podía actuar con astucia y evitar así males mayores.
Claro, la moralina pamplinesca, seudo progresista y santurrona tendría motivos para acusarlo por su desviado proceder, ¡pero de qué vale la imputación de los corruptos y éticamente pervertidos!
Hay momentos en los cuales se debe hacer lo que se debe hacer, sin esperar la miserable aprobación del infame o del apático.

Y eso hizo el patriarca de Israel, tomó la decisión que evaluó como menos dañosa para todos los implicados.
Creemos que acertó, aunque a primera vista surja la recriminación infantil con la que comenzamos este encuentro.

Pero el Eterno dejó bien en claro:

«Aquella noche Elohim vino en sueños a Labán el arameo, y le dijo: ‘Ten cuidado, no hables a Iaacov [Jacob] ni bien ni mal.'»
(Bereshit / Génesis 31:24)

Si Iaacov hubiera actuado incorrectamente, ¿no habría tenido Labán el derecho divino y humano para “al menos” recriminarle su acción?
Evidentemente que así es.
Pero, Elohim pone en claro que él no tiene ningún derecho aquí, nada para reclamar, ni siquiera algo para elogiar.
Silencio debería haber sido el único discurso de Labán ante “la ONU” al respecto de Israel.
Pero, Labán no pudo con su malgenio e incumplió la orden directa del Creador para tratar de embaucar nuevamente a Israel y llevarlo a la perdición.
Pero esa, ya es otra historia.

(Publicado originalmente en SERJUDIO.com pero con valor noájico por eso compartido aquí también).