ALGO SOBRE EL EGO
En los últimos post que he leído se ha analizado el tema del EGO, pero desde una perspectiva de comprensión sencilla, fácil de captar para las personas interesadas en el tema y que de alguna forma reconocen que toda su propia vida ha sido, en mayor o menor escala, ególatra o egoísta.
El EGO (egoísmo, egotismo, egocentrismo, concentración exagerada en sí mismo, llámese como quiera) en algún momento de nuestro desarrollo entre bebés dependientes a niños con capacidad de aprender (quienes son nuestros padres y familia, donde se vive, que son las cosas, como se aprende a comunicarse, como se articulan las palabras), nos ayudo a sobrevivir en el mundo.
Si se tenía hambre, sed, sueño, miedo, o bien cuando sentíamos enfermedad, utilizábamos una herramienta efectivísima, propia del humano, para llamar la atención de otros más fuertes de los que dependíamos para que nos socorrieran: EL LLANTO, algo que nadie nos enseñó; se manifestó por sí solo, con buenos resultados, pues captábamos la atención de otros, y hasta fuimos capaces de provocar emociones en otros por el simple hecho de llorar.
El EGO en sí mismo, no es malo; impresiona que su función es la preservación de la vida del humano, no dejar morir el cuerpo a través de que otros socorran y auxilien al nuevo e indefenso ser; pareciera que el Ego hecha andar el Instinto de Sobrevivir, de luchar para no morir. Piensa por un momento esta escena: mientras la persona se está gestando en el vientre materno, no experimenta necesidad ni desea nada. No sabe que existe porque no tiene conciencia, pero la realidad es que existe, que es, que es un ser. No siente hambre, frio, calor, miedo, sed, sueño o enfermedad, no piensa. Todo es proporcionado por otra persona, el cuerpo de su madre. Este estado de dependencia, en donde el humano se encuentra, es un estado bueno; no ocupa hacer ninguna acción para que lo socorran, todo es proporcionado a su tiempo para que se desarrolle. Pareciera que la misma Natura, el embarazo, enseña al humano que si existe un estado de dependencia buena, no ególatra, en el que necesita regresar o encontrar para desarrollarse, pero no en campos físicos o materiales.
(Si me permiten la comparación, pareciera que el Humano lo que busca en su vida es volver a este estado de DEPENDENCIA, pero ya no de otro cuerpo, pues ya se tiene conciencia de que se existe, de que se ES, de que se es un SER individual, de no renunciar a su ser, es decir, de no querer morir. Su propia naturaleza lo inclina a buscar depender del Espíritu del Universo, de un Zar de los Cielos, de la Inteligencia Creadora, Del AQUEL que lo logre contener otra vez, “circuncidando” su EGO, su instinto de sobrevivir- porque ya no lo ocuparía-, pero no negociando su conciencia del ser. Pero ese es otro tema para otro ensayo de otros que conocen más y no yo.)
En algún momento de nuestra vida, cuando se empezó a tener esa tendencia humana a racionalizar, todo se empezó a analizar en función de nuestro bienestar, es decir, del EGO (del “yo” necesito estar bien, ya no para sobrevivir, sino para estar más cómodo y seguro, para no sentir miedo). Recordemos solamente un segundo la primera vez que nos llevaron a la Escuela y el pánico que sentíamos al ver que nos dejaban con personas extrañas y tal vez podrá entenderme lo que le hablo.
Sobra decir, que esa tendencia ególatra, de estar cómodo y seguro, fue el parámetro que utilizamos para todos nuestros pensamientos, y a la postre, para nuestras acciones. Sobran ejemplos, pero aquí hay unos pocos: nos enojamos cuando las cosas no nos salen bien, cuando otras personas nos decían NO a nuestros deseos; cuando discutíamos con otras personas para convencer de la razón; cuando rezábamos por salud, trabajo, pareja, compañía todo para hacer nuestra vida más confortable y llevadera; cuando nos hicimos ateos o cristianos y pensábamos que la salvación era asistir o no a la iglesia pues ahí estaba dios; cuando pensábamos que éramos salvos del infierno o calamidades circunstanciales por el solo hecho de ser creyentes de jesus, lo que nos hizo sentirnos un poquito superior a los demás, etc, etc..).
OTRA ARTIMAÑA DEL EGO DEL HOMBRE: LA DESUBICACIÓN EN EL TIEMPO
El EGO (concentración exagerada en sí mismo) había tomado control ahora de nuestros pensamientos para que ejecutáramos acciones que a la postre nos empezaran a destruir internamente, antes de hacerlo físicamente; pero ya no a través del llanto, sino a través del PENSAMIENTO, que es lo que hecha andar LA ACCION.
Tal vez usted querido lector, puede pensar que los ejemplos que puse son exagerados, o bien, que ya se superaron en su vida, y que ahora vivimos en otro nivel menos egoísta, por el hecho de que estamos limpios de la influencia religiosa, y porque ahora comprendemos mejor nuestra identidad secular. Pero.. ¿es así? ¿Están superados? ¿Qué hay de aquellos menos graves?
Solo toma unos segundos detenerse para observar nuestro propio comportamiento para darse cuenta que a pesar de que sabemos algo de nuestro EGO, aun seguimos pensando y accionando teniéndolo a él como base, para desdicha nuestra y de las personas con que nos relacionamos.
Me pongo de ejemplo: Hace no muchos días atrás, por razones de mi trabajo, tenía que estar en una Dependencia Pública para presentar unos documentos. Era la 1pm y yo todavía no había terminado la documentación y realmente me sentía un muy preocupado porque la oficina gubernamental cerraba a las 3pm. En realidad mi preocupación era no poder llegar a tiempo para presentar los escritos y no otro motivo, pues podía perfectamente presentarlos al día siguiente.
Sin embargo en esos momentos me sentía realmente acongojado, no dejaba de mirar el reloj de mi computador mientras terminaba de redactar. Logré a la 1:30 pm terminarlos, y salí de mi lugar de trabajo hacia la dependencia pública.
He de decirles, que estaba entre 30 o 40 kilómetros de mi destino, por lo que empecé a conducir mi vehículo de una forma casi parecida a esas personas que huyen de la policía, y que logra uno ver en esos videos policiacos de la TV.
Mientras conducía a una velocidad preocupante, no dejaba de ver el reloj de mi vehículo y pensar que no iba a llegar a tiempo. También cruzaba otros pensamientos que me frustraban más aún: el embotellamiento que se hacía en una intersección al final de la carretera, buscar espacio en el estacionamiento cuando llegara, la fila que había que hacer a la entrada de la oficina pública y que podía atrasarme aun más…
Mientras todo estos pensamientos me cruzaban por la mente, me empecé también enojar, porque los demás conductores estaban conduciendo de modo que todos estaban confabulados para que yo no llegara a tiempo ¡¡¡
En fin.. llegue a la Oficina Pública, presenté los documentos, y ya para los 2:30 pm estaba libre de esa obligación; o sea, termine ese trámite con 30 minutos de antelación.
Como me sentía un poco agitado por el trajín, el estrés, y la corrida que me tuve que pegar para llegar antes de las 3 pm, decidí irme a la cafetería del lugar, comprar un café y fumarme mi cigarrillo preferido. Mientras degustaba mi café y mi cigarrillo, pensaba en lo tonto de mi comportamiento; desde que había salido de la oficina de mi trabajo y hasta que presente los documentos en la Dependencia Pública; todo fue negativismo, frustración, estrés, enojo con la vida y con los conductores que me acompañaban en mi ruta. No tuve tiempo de disfrutar el viaje, mirar el paisaje, disfrutar la conducida, estar consciente del día soleado que hacía.
¿Qué podía perder si no llegaba a tiempo? NADA. No afectaba para nada mi labor. Podía perfectamente haber presentado mis documentos al día siguiente y los resultados eran los mismos.
¿Entonces por qué me preocupe tanto por llegar a tiempo, lo que me hizo actuar de manera tan irracional? ¿Por qué me preocupaba tanto las 3 de la tarde si apenas era la 1:30 pm?
El EGO, ahora convertido en el fundamento de los pensamientos, nos hace actuar de manera que creemos es la mejor, de hacer las cosas a nuestro modo y a nuestra forma para que así las cosas funcionen bien según nuestra propia comprensión de lo que sucede; si algo no sucede conforme a lo que ya planeamos nos frustramos, enojamos, o empezamos a temer, por que no están sucediendo las cosas tal y como consideramos que debían suceder. El Ego nos hace creer que tenemos la razón y que las personas deberían comportarse como nosotros juzgamos o creemos recto o correcto, para que nuestra vida, y la vida en sí, sea mejor. Es decir, nos trasformamos en ese Director de la Obra, que a la vez es actor también, que empieza a ordenar el escenario y a los actores para que todo salga a la perfección según su propio criterio; y que piensa que si las cosas no salen como él las planea, dice y ordena, la obra es un total fracaso.
Mientras usted está leyendo estas líneas, ¿no es cierto que está pendiente de otras cosas? Puede ser que simplemente tenga abierta otras ventanas del Windows (el correo, el facebook, Fulvida, el Messenger, etc) y en todas está pendiente de lo que escriben, publican o dicen. ¿Por qué ese comportamiento de abarcar todo a la vez? ¿Por qué esa tendencia de puede perderse algo bueno usted, si no está al tanto de todo y todos? ¿No cree usted que ese comportamiento es EGO manifestándose ya no como llanto, sino como dándole la razón de que es necesario concentrarse en varias cosas a la vez?
¿Por qué mientras desayuna en la mañana está pendiente de las noticias del periódico o de la televisión, o esta pensando en los pagos que tiene que realizar ese día, o en los problemas que tiene que resolver en su trabajo? ¿Por qué no simplemente SE UBICA EN EL TIEMPO Y EN EL ESPACIO y sencillamente come, y espera a ejecutar todas las acciones conforme se presentan? ¿Por qué mientras nos estamos bañando en la mañana estamos pensando en lo que vamos a desayunar, y no nos concentramos en simplemente asearnos?
UBICARSE EN EL TIEMPO Y EN EL ESPACIO
Después de ese incidente, y de las pequeñas cosas que vivo diariamente, he aprendido algo que me gustaría compartir. Es un minúsculo ejercicio que me ha servido para no ceder a las demandas del EGO, y mantenerlo hasta cierto nivel “quedito”, antes de que se manifieste y me haga perder la conciencia de lo que ocurre. Es sencillamente RECONOCER mi humanidad, es decir UBICARSE EN EL TIEMPO Y EN EL ESPACIO.
Independientemente de lo que somos o lo que hacemos, dejemos por un momento de lado eso que ha dado valor agregado a nuestra vida. Olvide por un momento que usted es mexicano, chileno, venezolano, etc; olvide que es padre o madre; olvide que es abogado, doctor, artista, ingeniero, ama de casa, etc; olvide que es judío o gentil; olvide si es muy creyente o si no lo es tanto; simplemente véase con su humanidad, como un ser pensante e independiente del resto de las personas que lo rodean; que en este momento y a esta hora está leyendo. Ubíquese en ese espacio en donde esta, si está en la sala, en la oficina o en su habitación. Es decir, en el espacio donde se encuentra y en este preciso instante está usted leyendo.
Yo en este instante escribo, estoy concentrado en la acción de redactar. No dejo que nada me haga pensar en otra acción más que de estar sentado en mi silla favorita, en la sala de mi casa, escribiendo.
En este preciso momento, en el lugar que esta, está usted viviendo un hecho irrepetible en el tiempo, está usted ejecutando la acción de leer. ¿Por qué se preocupa de lo que va a ocurrir en 1 minuto? ¿Por qué está pensando si en el facebook le comentaron la publicación de hace 1 minuto? ¿Por qué no simplemente cierra todas las ventanas del Windows abiertas y se concentra únicamente es vivir este irrepetible instante en leer?
Empezar a admitir la propia existencia conlleva que uno ES, que no hay otro igual, que la vida es propia e irrepetible, que solo hay una, que solo se tiene ESTA oportunidad para vivir UNA vida; que lo que sucede es porque así ES, ya sea porque lo provoque o por que aconteció casualmente, pero que es lo que se está viviendo; que se puede corregir lo que se puede, lo que no, pues NO. Que está pasando el tiempo y se vive con los dilemas propios de cada minuto, hora y día; que en este momento mientras escribo disfruto escribir, porque en eso estoy ocupado YA, y si usted está leyendo, es porque en eso está ocupado en este segundo. No se puede adelantar un minuto del tiempo para saber lo que acontecerá ni se puede retroceder un minuto para variar la consecuencia; simplemente el tiempo trascurre y estamos en su corriente ocupando un espacio en el tiempo, en la vida, con solo una oportunidad para vivir en La Vida.
Disfrute este minuto, este segundo, no se adelante en el tiempo ni se retroceda en él, concentre el pensamiento en este preciso instante mientras lee…
Intente repetir ese principio en cualquier otra acción que ejecute; disfrutar de su humanidad finita y limitada en el tiempo y en el espacio, de que puede hacer lo que está haciendo disfrutándolo en el preciso instante que lo hace.
Parece ser que si se llegara a lograr enfocar nuestra fuerza de voluntad en disfrutar lo que se hace en casa segundo, con la concentración que merece cada detalle por insignificante que parezca, nuestro EGO no nos juega la vieja artimaña de desubicarnos en el tiempo ni en el espacio para hacernos victimas de esas añejas emociones erráticas; y pareciera también que mientras más degustemos el placer de hacer las cosas en su tiempo y en su espacio, estaremos ejecutando otra acción más importante aun: con nuestro cuerpo, mente, y pensamiento estaremos agradecidos con la vida y con Dios por poder ser y hacer, de valorar la vida y las oportunidades.
Esforzarse a que el EGO no nos desconecte para hacernos “viajeros en el tiempo” con el fin de buscar cierta comodidad o seguridad, va más allá de estar vigilante de las bizarrías religiosas en las que crecimos; implica hacer de nuestro espacio y tiempo una solemne acción de gracias por vivir, por ser quien se es, por hacer lo que se hace, y por tener lo que se tiene.