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Concerto FULVIDA

Shalom a todos!

Sou músico de uma orquestra sinfônica no Brasil, em Florianópolis-SC. Toco contrabaixo…. E me veio uma ideia à cabeça, fazer um concerto com músicos noájidas; ou então com músicos noájidas e judeus.

Essa orquestra, para tornar a coisa mais simples, seria formada por cordas: Violinos, Violas, Violoncellos, e Contrabaixos, e os participantes teriam obrigatoriamente que saber ler partituras.

Faríamos um repertório com música de vários lugares do mundo, como forma de homenagear os povos sob os auspícios das 7 Leis Universais.  E proponho que a renda desse concerto seja revertida para FULVIDA .

Após sabermos se existem tais músicos em FULVIDA, discutiríamos as outras questões pertinentes ao Concerto.

Atenciosamente,

Rodrigues Ben Noach

PS. Se outras organizações noájidas quiserem se somar ao Projeto, que parte da renda seja dividida com elas também! ( Adicionado ao texto às 4h50pm- Hora do Brasil.

¿Donde está dios?

Más que una pregunta, parece ser un grito de auxilio.

La respuesta que se nos ha ofrecido, desde un punto de vista sicológico y ético, es que no existe tal desconexión con dios, sino que lo que existe es una barrera natural a la alta dimensión espiritual (1) ; barrera que se le denomina EGO, que funcionó como salvavidas debido a la inutilidad del hombre de enfrentarse a su propia existencia en su nacimiento. Pero esa función con los años no decreció permitiendo el fortalecimiento de otras facultades humanas, sino que el hombre se acostumbró a ejercer actos ególatras, y desde ahí, hizo su personalidad, un Yo Vivido.

Esa personalidad, ese Yo Vivido, es tan falsa como limitada. Pero agradecería que en comentarios postearan los muchos artículos que se han dedicado a ese tema, para una mejor comprensión.

Desde esa perspectiva, la pregunta, o el grito de auxilio, podríamos descalificarla con válida o sana, pues desde la falsa personalidad lo que estaríamos preguntando, en realidad, es sobre el porqué las cosas no marchan tal y como uno la espera, o dicho de otro modo, por qué no se cumple lo que se considera subjetivamente bueno para uno mismo.

Por otro lado, se nos educó para saber que existe un ser que todo lo puede y todo lo sabe. Que hay que adorarlo y tenerlo contento, so pena de que las cosas no salgan bien, o cosas peores.

Ese concepto divino, reforzado con la distorsión de la personalidad, es la ecuación mental perfecta para fomentar una crisis existencial que razonamos más o menos así: si ese ser que todo lo puede y todo lo sabe, ¿Por qué no nos auxilia en el cumplimiento de la propia voluntad de lo que consideramos bueno para nosotros mismos?

Si aceptáramos que tenemos personalidad seriamente damnificada por el instinto reptiliano acompañado por una distorsión de la realidad que nos hace creer en dioses super poderosos y complacientes de los hombres que los adoran y temen, podríamos superar un poco la crisis que produce los malos ratos o las malas experiencias, para empezar a empoderarnos de nuestra voluntad y empezar a actuar responsabilidad.

Pero el interés por tales temas se ve opacado por el interés sobre temas religiosos que refuerzan las crisis existenciales haciendo más fuerte la prisión mental; y mientras más fuerte es la prisión mental, a menos persona se degrada el humano. Este año civil me ha tocado ver como personas con grandes convicciones religiosas, por las circunstancias vividas, han renunciado a ellas y a cualquier concepto de dios.

Pero lo insano que les he notado no ha sido tal renuncia, sino el desapego a lo que profesaban como moralmente bueno. Es decir, con su conducta se han divorciado de las leyes civiles y universales, para transformarse en acreedores de persecuciones judiciales.

El derrumbamiento de su vida con su conducta ha sido un cataclismo no solo para ellos, sino para sus observadores, pues resulta impensable tal metamorfosis. ¿Y donde esta dios?, se preguntan y nos preguntamos, pues sus convicciones que parecían estar fundamentadas en ese ser mandarín de los cielos, resultaron ser vapor de humo.

En definitiva, cualquier percepción sobre dios que particularmente se posea, es en realidad, una falacia, una fantasía, una idea equivocada de la realidad debido a la falsa construcción de la personalidad, del Yo Vivido, que degenero nuestro primitivo EGO.

Si atendiéramos especial atención a La prohibición a la idolatría y La prohibición a la blasfemia, notaríamos que ambos principios literalmente no demandan al humano un acto de veneración o de bendición respectivamente. Ni demandan creer, ni garantizan dones humanos para lubricar las impotencias de la existencia. Si la cultura, civilización, evolución y tradición contribuyó a la canalización de nuestro instinto sexual, las prohibiciones mencionadas deberían contribuir a la formación de hábitos sanos a nuestros impulsos idolátricos.

Apartarse, alejarse, desunirse, independizarse de cualquier concepto sobre dios que se tenga, para empoderarse de la propia existencia sin darle existencia a otros seres pareciera ser el objetivo de los dos primeros, y nobles, principios. Refuerzan la libertad humana como fundamento esencial de su propia espiritualidad (2) , ya que la libertad de acción en los actos humanos se limita a no idolatrar ni blasfemar para no caer en la superstición si se adora o bendice aunque sea con buenas intenciones. Estas prohibiciones son para el propio beneficio del hombre, no para el beneficio o beneplácito de nadie más.

Con ambos principios fundamentales atendidos literalmente, notará el lector que la pregunta cambia de rumbo. Ya no sería ¿Dónde está dios?, sino ¿Dónde estoy yo?, pues se reconocería que se tiene una responsabilidad con la propia existencia, y no al revés, que la vida o dios tiene responsabilidad con el individuo.

Se destinaría más tiempo a la búsqueda de sentido, a la respuesta responsable de soluciones de lo que la vida presenta, a la creación de oportunidades de desarrollo, a la aceptación de destinos fatales, a las conductas que dignifican al hombre; y no a la búsquedas de divinidades a quienes someterse para palear las impotencias y así rogar la ejecución de la voluntad privada.

Gozamos de libertad de ser y de actuar (3), no la desaprovechemos.

Gracias por sus comentarios.

 

Vale la pena

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1 y 2. Quisiera tomar el concepto de la logoterapia para indicar que el concepto de dimensión espiritual que utilizo es sinónimo de actos puramente humanos en contraste con actos puramente animales o instintivos (Viktor Frankl. El Hombre en Busca de Sentido Ultimo, pag 41). La espiritualidad, según mi convicción, es lo que reviste de dignidad o trascendencia los actos humanos.

3. Sus siervos (ángeles) se preguntan entre sí: ‘¿Dónde está el lugar de Su Gloria (para reverenciarle)?’.
Los que están enfrente responden bendiciendo: ‘Bendito es el Eterno, desde el lugar de Su Gloria.’
(Iejezkel / Ezequiel 3:12)».

…Y como es evidente, ellos (los jaiot) no emiten respuesta concreta a la pregunta que se hacen: «¿Dónde está la Gloria de Dios?»
…Al estar conscientes de la inmensa majestad del Eterno, al percibir que es inalcanzable su comprensión incluso para las mentes angelicales, la única verdadera respuesta que atinan a darse perpetuamente es: «Bendigamos al Eterno, así reconocemos fielmente que nosotros solamente somos siervos, y Él es Rey eterno, sin nada ni nadie que se Le compare o contraponga».
Reconocimiento que deberíamos hacer constantemente los seres humanos.

(Tomado de http://serjudio.com/rap2401a2450/rap2402.htm )

Modos poco saludables de lidiar con el miedo al abandono

Hemos estudiado muchas veces acerca del miedo, de su importancia en nuestra vida.
También estudiamos acerca del miedo básico y de los cinco miedos fundamentales, que forman parte de todos los seres humanos.
Hoy quiero detenerme brevemente en uno de estos cinco, en el miedo al abandono/soledad y en particular las creencias inconscientes que sustentan las acciones que se acometen para tratar de controlar este miedo y que llevan al dolor, a la desesperación, a la vida en oscuridad y falta de claridad emocional.
Para entender cada una de éstas, debemos tomar en consideración tanto la estructura/organización síquica de la persona así como su crianza, puesto que somos seres complejos, multidimensionales, que no podemos ser explicados con etiquetas fijas.
Por tanto, no todas las que presentaremos a continuación se adecuan para cualquier individuo en cualquier momento de su vida.

  1. No hay abandono porque no existe yo-otro.
    Es un  mundo confuso, caótico, quebrado y al mismo tiempo fundido.
    No hay posibilidad de distinguir entre individuos, pues todos somos parte de la misma mezcla.
    De hecho, ni siquiera se podría decir que en este estado de la consciencia existan individuos, sino tan solo una masa.
  2. No hay abandono porque yo soy otro.
    Mi creencia es que yo soy otro, un otro poderoso, amado, respetado, temido, anhelado, el cual no padece ni es abandonado.
    En caso de darse el abandono en la realidad compartida, la “real realidad”, ésta es ignorada, tal vez incluso ni siquiera es percibida como abandono. Se introduce dentro de la metáfora que se está viviendo y pasa a ser una observación más del poder supremo que se delira poseer.
  3. No hay abandono porque hay un Otro perpetuo que me ama.
    Si bien esta fantasía se sustenta en una realidad, la existencia del Eterno; se aparta de la realidad para convertirse en una vida alternativa, mística, negadora de los eventos compartidos o asumidos como mensajes extrasensoriales de una presencia mágica. Por supuesto que esto forma parte del corazón de las religiones y de creencias de similar tenor, que como sabemos son una construcción social del EGO que subvierte la naturaleza sagrada de la espiritualidad.
  4. No me puedes abandonar porque yo tengo el control.
    La persona fantasea y/o lleva a la práctica acciones que someten al otro a todo tipo de manipulaciones, extorsiones emocionales, agresiones, vejámenes, humillaciones, privaciones, en lo que se convierte en una relación de sometimiento.
    No sería raro que se llegara al crimen en este tipo de vínculos.
  5. No me puedes abandonar porque tú tienes el control.
    La persona se somete a otro, abandonado toda aspiración personal, identidad, deseo, derecho en pos de servir al deseo del otro.
    En esta relación no es extraño el suicidio y otras formas de autoeliminación.
  6. No me abandonas ni te abandono, porque merecemos sufrir.
    El vínculo es altamente inestable, padeciente y sin embargo se realizan sacrificios inimaginables con tal de perdurar en un relación que no tiene beneficio.
  7. No me puedes abandonar porque yo te abandono primero.
    O ni siquiera comienzo una relación.
  8. No me puedes abandonar porque no eres nadie en mi vida.
    Estoy en una relación pero hago de cuenta, y me creo, que no me afecta ni es un elemento relevante en mi vida.
    Si se va, es como si pasara un ómnibus en la calle.
  9. ¿Abandonarme? ¡Es algo evidente!
    Hago y dejo de hacer todo lo posible para resultar detestable, poco atractivo, repudiable, abandonable así no sufro por el motivo verdadero cuando éste se diera.
  10. Merezco ser abandonado.
    Declaro que no temo a la soledad, al menos eso es lo que digo, puesto que excuso los abandonos a los que me veo sometido, ya que me declaro culpable de merecerlos.
  11. Si tú te vas, que seas feliz.
    Canto y festejo el abandono, antes y/o después del mismo, porque enumero razones y motivos para que se produjera y las ventajas de la nueva situación.
    En el fondo, estoy roto, como muerto, en impotencia pero fingiendo una realidad que es falsa con tal de no quebrarme en una realidad que es cierta.

Hasta aquí la breve lista de modos poco saludables de creer/obrar con respecto al miedo al abandono.
Será un honor si compartes conmigo tus comentarios y si te animas también tus experiencias.

Tener la última palabra… ¿no?

Un querido amigo y discípulo, Edgar, publica textos de mi autoría en Facebook de manera constante.
Es una forma que tiene para compartir el buen pan espiritual y hacer el bien a más personas.
Aprovecho ahora para agradecer una vez más tu incansable y desinteresada labor, eres ejemplo e inspiración para los nobles noájidas que aprenden de ti en tu México querido, como en todas partes gracias a la magia de la tecnología.
Que el Eterno te dé de todo lo bueno y más también.
Que el nuevo proyecto de expandir el noajismo puro y sagrado en México prospere con tu liderazgo intachable.
Gracias.

Uno sus recientes posts en FB consistía en un párrafo de mi artículo “Haciendo valer la relación” (el cual te recomiendo leer, estudiar, vivir, compartir y agradecer):

Atiende cuando hablen contigo.
El otro y su mensaje debiera ser tu foco de atención en ese momento.
No estar pensando en qué responderle, mucho menos cómo rebatirle, y aún menos que decir para tener la última palabra.”

Otro de mis apreciados amigos comentó ahí, en Facebook: “Ceder al otro la última palabra”.

Cuando lo leí, de inmediato respondí: “No necesariamente.
Tampoco ceder es el verbo
”.

Como no me expliqué, quisiera hacerlo ahora brevemente.

Cuando estamos comunicándonos auténticamente no pretendemos disputar por el poder con el otro.
No somos contrincantes.
No buscamos vencer, ni tener razón por sobre la verdad, ni aplastar al otro, ni hacer del diálogo un ejercicio del EGO monologante.

Cuando nos comunicamos auténticamente estamos construyendo SHALOM, es decir, obrando con bondad y justicia.
La intención es expresarnos al tiempo que comprendemos lo que el otro quiere expresar. Obviamente que somos limitados, tanto en conocernos a nosotros mismos, ¡cuánto más en conocer al prójimo, así como al lejano!
Por lo cual, habrá puntos ciegos, tanto en lo que es propio como en lo que es del otro.
Por ello, debemos andar con cuidado, para no herirnos, ni a uno, ni al otro, ni a ajenos.
Pero, que ello no sirva como excusa para dejar de ser auténticos.

Entonces, cuando nos hablen, atendemos.
Porque realmente queremos comprender al otro, luego sentir cómo lo que percibimos nos impacta.
De allí encontraremos qué responder, pero no con preconceptos, ni tampoco desde la respuesta automática del EGO.
Así, atender es un punto básico.
Esto incluye el respeto, pero no lo es completamente, ya que el respeto implica otras acciones.

Entonces, cuando estamos comunicando auténticamente no estaremos haciendo el gesto de ceder la última palabra, porque estaríamos actuando desde un preconcepto sin fundamento. La última palabra surgirá cuando deba ser y de quien venga. Seas tú o yo, eso no hace a la cuestión.
Pero, si o planteamos como una exigencia a priori, la última palabra la debe tener el otro, entonces ya estamos encaminados hacia un desastre, porque estaremos incitados a no atender, a no corresponder, a no comprender, sino a permitir que el otro termine la charla.
¿Se comprende lo que estoy intentando enseñar ahora?
Me encantaría saber cómo lo entiendes, para lo cual es necesario que me retroalimentes con tus comentarios en la zona dedicada para ello, aquí debajo del texto.

Además de lo anterior, cuando está en uso el verbo “ceder”, estaríamos incurriendo en otro error comunicacional, y probablemente a cargo del EGO.
Pues nos vemos en la posición de poder, aquel que cede a quien no está a cargo.
Como si dependiera de nosotros esa concesión y no brotara naturalmente del desarrollo de nuestra charla.
Entonces, no usurpemos el poder que no tenemos, no juguemos a tener el control que nos es esquivo.
Mejor estemos plenamente involucrados en el proceso de comunicación auténtica, convirtiendo ese espacio de intercambio en uno de crecimiento, de construcción activa de SHALOM.
Es de esta forma que los involucrados se ejercitan en su real poder, lo descubren en conjunto, lo aplican para el beneficio no egoísta.
¡Todo lo contrario a cuando somos manejados por las imposturas del EGO!

Recuerda, el EGO busca (no es un ser, ni una inteligencia, ni un demonio, es una zona de nuestro sistema nervioso así como una “personalidad” que hemos ido creando) mantenernos en sentimiento de impotencia, para de esa manera someternos.
Podemos sentirnos impotentes por estar en un estado de tal.
O por creernos en control de aquello que no controlamos, por lo cual tarde o temprano nos toparemos con la maciza muralla que nos demuestre nuestra tremenda debilidad.
Por ello, abstenernos la máximo de emplear las herramientas del EGO cuando éstas no son las indicadas es una demostración de fortaleza, salud y bienestar.

Nuevamente te pido que compartas tu comentario, así puedo recibir un feedback que me ayude a seguir difundiendo estas enseñanzas.
Además, agradezco que las compartas en tus redes sociales, sean las online o las del mundo “real”.
Y si tienes ganas y posibilidad, colabora también económicamente con nosotros para que podamos seguir dedicando tanto tiempo, energía, esfuerzo, dedicación a esta sagrada tarea de despertar conciencias para ser mejores socios del Gran Socio.

Hasta luego.

Haciendo valer la relación

Atiende cuando hablen contigo.
El otro y su mensaje debiera ser tu foco de atención en ese momento.
No estar pensando en qué responderle, mucho menos cómo rebatirle, y aún menos que decir para tener la última palabra.
Tampoco es prudente interrumpir, a no ser que la catarata verbal del otro parezca interminable y se convierta en una falta de respeto hacia ti estar soportándola. Porque, una cosa es ser comprensivo y amable, otra permitir que abusen de tu tiempo, tu confianza, tu conocimiento, tu presencia o lo que sea.
Seguramente que si el otro actúa de esta manera tendrá sus motivos, ya que algo causa lo que acontece, pero no sé si te corresponde a tu indagar en ello o permitir que se extralimiten en tu bondad.
Mejor te concentras para captar sus palabras, para comprenderlas, para ubicarlas en su contextos y para preguntar amablemente si te quedan dudas.

El contexto del mensaje incluye aquello no verbal que lo acompaña, que suele tener una importancia fundamental, incluso más que las propias palabras expresadas.
Sus gestos, sus miradas, sus silencios, la entonación, la postura corporal, todo ello forma parte del acto comunicativo.

Pero, así también es de tu parte.
Tus muecas, desinterés, tonos, etc. también están manifestando tu atención, tus sentimientos y/o pensamientos.
Así también aquello que expresas verbalmente, por ejemplo si recargas las tintas en la criticonería, o en regaños, o en apesadumbrar y tratar de someter al otro por medio de la manipulación emocional. Mejor controla tu habla, no todo es para ser dicho, así como tampoco todo es para ser callado. Debes evaluar aquello que sirve para la real construcción de SHALOM, que se consigue con obras de bondad y justicia.

Dicho lo anterior, recuerda, no supongas sus intenciones, y si lo haces cerciórate de que no respondes a partir de tu prejuicio.
Mejor es preguntar, pero no a partir de tu suposición, sino para entender, conocer, atraer claridad y encontrar puentes para la comunicación.

Si tú estás realmente PRESENTE para el otro, eres su mejor presente.
Presente que significa regalo.
Presente que significa el único tiempo que tenemos para vivir y compartir.
Sé un presente para tu prójimo.

De esta manera podrás sintonizar con su estado emocional, ya no solamente compartir un código idiomático, sino entrar en una comunión más profunda.
Estarán comunicando auténticamente, en plenitud.
Fortalece al otro, así podrás fortalecerte.

Con tus sentimientos heridos

¿Qué hiere tus sentimientos?
Estoy casi seguro que si analizamos hasta la raíz encontraremos que algo te ha hecho sentir impotente.
Sea el contenido de una frase ofensiva; o el “tonito” con el que fue dicho; o la persona que lo hizo; o el no poder atinar a responder asertivamente; o el saber que el otro está en lo cierto pero te he dejado en evidencia; o una acción de la que te cuesta defenderte; o que alguno ha traspasado los límites de tu confort o seguridad; escoge tú lo que está en la base de tu sentimiento actual.

Pongamos algunos sencillos y cotidianos ejemplos.
La clase que no presta atención al maestro, éste demanda silencio y orden, pero el bullicioso continúa.
El vivillo que sea cuela en la fila y nadie atina a ponerlo en su lugar.
La empleada detrás del mostrador que no atiende al público pues está muy emocionado en su chateo privado.
El jefe que por novena vez en la semana te pide que hagas una tarea que no te corresponde y para empeorar fuera de horario, y no esperes compensación salarial.
Tu pareja que te acusa de vaya a saber que desastre del cual eres totalmente ajeno, pero nadie presta oídos a tus justos reclamos.
El esposo que insulta a su esposa; y/o viceversa.
Por milésima vez uno de los cónyuges propone realizar gastos innecesarios sabiendo que la situación económica de la familia está en pésimas condiciones.
La mujer agobiada por las tareas del hogar que ve a su marido acomodado frente al televisor viendo un aburrido partido de fútbol y a sus hijos cada uno en su jueguito, ninguno es capaz de colaborar con los trabajos de la casa y asumen que es deber y responsabilidad de la buena señora.
La madre que dice cualquier disparate de su hijo a sus amigas, estando el chico presente pero haciendo de cuenta que es sordo o no entiende el idioma.
El muchacho que pasa corriendo, te empuja y todavía tiene tiempo para darse vuelta para insultarte por estorbarle en su camino.
Tu hijita que no entiende tus explicaciones de biología para completar la tarea que deberá entregar mañana en la escuela, y tú le sigues explicando y la niña como si nada.
Tu abuela por enésima vez te reclama que no la visitas, cuando estuviste el fin de semana almorzando en su casa.
Los padres angustiados porque el nene salió a la noche habiendo acordado regresar antes de la 1AM. Ya son las 5, no atiende el celular y los amigos dicen que no saben donde está. Resulta que el nene apagó el teléfono y olvidó por completo avisarles que se quedaba a dormir en casa de un amigo.
El amable ladrón que te demanda gentilmente para que colabores con su salario mensual.
El compañerito abusivo del colegio que sigue maltratándote, así como a otros compañeritos, y nadie hace realmente nada por cambiar la situación.
El padre que grita e insulta a su hijo para “criarlo”, o al menos sentirse con autoridad.
Los ciudadanos de Israel siendo atacados por terroristas y luego doblemente agredidos con los infames y falsos reportes de los medios masivos de desinformación.
Y podría seguir con ejemplos en donde tus sentimientos son heridos.

En todos ellos hay una real o sentida impotencia.
Como hemos enseñado en reiteradas oportunidades, de forma natural se disparan automáticamente las respuestas del EGO: llanto, grito y/o pataleo, y/o cualquiera de sus derivados. Así como también es posible que se manifiesta la reacción pasiva de desconectarse de la realidad.
Que esto sea automática y natural no implica que sea la respuesta adecuada y operativa para cada situación.

A veces es necesario e imprescindible actuar automáticamente, porque es la manera para evitar un daño mayor.
Pero por lo general nuestra respuesta desde el EGO no viene a solucionar nada, sino a aumentar el sufrimiento, distanciarse de las resoluciones constructivos, agrandar los conflictos, hundir en sufrimiento, es decir, nada que aporte a la felicidad, bienestar, libertad, salud.

Entonces, ¿cómo deberíamos responder?
Ante todo, contener la respuesta automática. Ésta se dispara en breves micro segundos luego de percibida la amenaza, sea real o imaginaria.
Si trabajamos en nuestra atención e intención podremos darnos cuenta de que estamos por actuar desde el EGO y tomarnos unos segundos más para evaluar la idoneidad de la respuesta.
Sí, estamos dolidos y enojados; sí, el grito, el insulto, el llanto, el golpe, lo que fuera desde el EGO está por brotar como un poderoso huracán. Sí, en esos primeros instantes el mundo parece detenerse a la espera de que reaccionamos con violencia, para manifestar poder que nos sobreponga al sentimiento de impotencia, o al menos para aullar reclamando atención y que alguien con poder nos atienda y rescate.
Pero, en la gran mayoría de las situaciones está en el autocontrol la respuesta más saludable.
No por ello debemos rechazar nuestro sentimiento de impotencia, por el contrario, es muy importante tomar conciencia de él para luego descubrir qué lo ha provocado, así como aquellos puntos débiles que están en nosotros y nos hacen tan vulnerables a sentirnos impotentes.
Porque si estamos conscientes de nuestras debilidades y queremos mejorar, podremos dar algunos pasos para fortalecernos.
Pero, si solamente reaccionamos automáticamente, como títeres del EGO, llevados por pensamientos primitivos y repetitivos; será muy difícil avanzar en nuestro perfeccionamiento.
Como también es negativo pretender tener la última palabra, ser siempre el que tenga la razón, sentirte en control de todo y todos.

Mantenerse en silencio y no responder desde el EGO.
Pero, al mismo tiempo ejercer el poder necesario para obtener justicia.
Expresar el disgusto, exigir respeto, ubicar las cosas en su lugar, comunicar auténticamente, solicitar la intervención de figuras de autoridad competentes, son algunas de las respuestas que pueden reemplazar el silencio escapista o los gritos desde la impotencia.
Si quieres, puedes orar. Comunicarte sincera y directamente con el Padre Celestial, sin intermediarios. Pero no uses esto como otra forma de escapismo, o como una fórmula mágica para resolver misteriosamente lo que se debe arreglar humanamente.

Recuerda que si respondemos al sentimiento de impotencia con las reacciones del EGO, probablemente estaremos aumentando el conflicto y llenando de más impotencia el sistema.
Por el contrario, si nos decidimos por respuestas saludables, estaremos ejerciendo realmente el poder que disponemos e incluso incrementándolo.

Obviamente no es sencillo dejar de lado la respuesta del EGO.
No será algo que podrás hacer de buenas a primeras ni sin un coste.
Pero luego, si eres constante y detallado en tu tarea, podrás ir observando muy buenos resultados, una mayor energía, más felicidad, comprensión, libertad, disfrute, etc.
Y si te equivocas y caes en los patrones de conducta repetitivos, no por ello deberás enjuiciarte y maltratarte. Solamente reconocer que todavía estás en el camino de perfeccionarte, que es esperable que cometas errores pero que bueno que te has dado cuenta y estás dispuesto a superarlos.

Recuerda, el EGO te ataca desde dentro, por tanto aquello que proviene de fuera tiene solo una parte del poder para lastimarte.

Shlom Bait

Shlom Bait o Shalom Bait, literalmente: “paz hogar”.
Es el hogar en paz.
La paz en el hogar.
Un hogar pacífico.
Pacifismo hogareño.
Una construcción colectiva de shalom.
La armonía que se consigue en el espacio doméstico y que alcanza a cada uno de los integrantes, especialmente los que forman la relación conyugal.
Es el trabajo y atención constantes puestos al servicio de mantener los lazos gratificantes, respetuosos, comunicativos, sensibles, positivos.
Es la tarea de reconciliarnos cuando las cuestiones parecen llevar a la zozobra a la familia.

Encontramos este término en el Talmud (TB Shabat 23b), en el caso de una disyuntiva para un hombre que no cuenta con dinero suficiente para adquirir velas o aceite para cumplir con dos mitzvot diferentes, las luces de Januca y las de Shabat. ¿Qué hacer? ¿Comprará las de Januca, que es una vez al año; o las de Shabat que cada semana son encendidas?
La respuesta del Talmud es adquirir las de Shabat, puesto que su misión principal es brindar la luz que trae SHALOM BAIT, paz al hogar.
Esto no niega la importancia de difundir el milagro a través de las luces de Januca, sin embargo, es prioritario el SHALOM en la familia.
Porque, sin SHALOM, ¿qué es lo que tenemos finalmente?

Como sabemos, la construcción de SHALOM es la tarea esencial y constante de cada persona.
Se consigue por medio de acciones que incluyan la bondad y la justicia, ambas en su adecuada proporción de acuerdo a la circunstancia.
Este requerimiento de construir SHALOM está en boca de profetas de manera habitual, instante a que los leales del Eterno se comporten así.
Sea al pensar, al hablar o al actuar de manera concreta, que cada una de las oportunidades sean aprovechadas para construir SHALOM.
¡Cuánto más en el hogar, con la gente con la que convivimos y que por tanto pudiera resultar frecuentes los roces e inconvenientes!

Es así como debemos ejercitarnos en vivir.
Optando por aquello que construye SHALOM, que trae armonía, completud, felicidad, respeto, poder, crecimiento.
Para lograrlo, entre otras cosas, es importante disfrutar positivamente del momento presente, de todo aquello que nos está permitido y evitando aquello que nos está prohibido.
Dejar los malestares del pasado resueltos, y no solamente borrados o escondidos debajo de excusas o mantos de falso olvido piadoso. Porque, si no logramos ordenar saludablemente los inconvenientes del pasado, de una u otra forma saltarán en el presente y perturbarán la existencia. Por ello, habituémonos a emplear la Comunicación Auténtica, en todo momento.
También es bueno mitigar las ansiedades y temores por el futuro, porque los miedos (que son fantasías de futuras impotencias) solamente sirve para consumir nuestra energía vital de ahora y no ayudan a resolver y ordenar nuestra vida. Mejor dedicarnos a pleno a vivir el presente, con conciencia positiva del pasado y con un compromiso serio y razonable para alcanzar objetivos y metas en el futuro. Porque la vida plena en el presente no significa abandonarse a cualquier clase de “destino”, sino aprovechar realmente el presente en todo lo que aporta y que sirva como escalón hacia el día de mañana.
También es necesario tomar en cuenta los mandatos que el Eterno nos ha indicado para cada uno, sea en lo que a relaciones familiares se refiere como en general, ya que son una guía espiritual virtuosa para promocionar la vida. Muy especialmente se trata de hacer del matrimonio un espacio de santidad, que es conexión espiritual y también cualidad de único, especial y consagrado.

Un dato más a tomar en consideración es aquel de lo personal/privado y lo compartido por la pareja.
Escoge, por favor, en el siguiente diagrama el modelo de pareja que consideras más saludable, tomando en cuenta cuánto están compartiendo, dejando para sí mismos:

El “1” representa a dos desconocidos, no tienen nada en común. Aunque no parezca lógico, hay gente que escoge esta imagen como ideal para su vida conyugal.

El “2” representa gente que tiene apenas un contacto casual, quizás vecinos de condominio con un seco “buenos días” como máximo intercambio; o la cajera del súper que tienes vista mil veces ya, pero de la cual no tienes más información, ni tampoco te interesa. Si bien pudiera parecer extraño, hay gente que elige este modelo de pareja.

El “3” serían compañeros de trabajo, o amigos, un noviazgo incipiente, o gente que están en contacto habitual y un poco más sustancioso que en el “2”. Algunas parejas podrían estar felices y satisfechas con este tipo de conexión superficial, sin embargo, estaría faltando sustancia y consistencia para declarar una relación verdadera.

El “4” sería lo más saludable, ya que a pareja aprende a disfrutar de la vida en conjunto pero también mantener los espacios personales y privados de cada uno. Tienen en común sus relaciones íntimas, proyectos que están en marcha, ideas a concretar en el futuro, hijos, la convivencia, los intereses compartidos, etc. Pero no por ello abandonan su propia identidad, ni a sus amistades, ni hobbies, ni salidas con amigos, etc. Fortalecen a la pareja con lo de dentro y lo de fuera, manteniendo siempre la lealtad, el respeto, la modestia, el cariño, etc.

El “5” es una relación tortuosa, en donde uno ha sido “comido” por el otro, no existe la independencia, ni se encuentran en momento alguno como individuos. Es una relación adecuada para el feto y su madre, o para personas que estén sumamente incapacitadas para la vida adulta independiente. Y sin embargo, hay personas que la eligen como un ideal para su pareja.

El consejo sería encontrar los modos para vivir lo más posible de acuerdo a la figura “4”, cada uno con su vida pero fortificándola con la unidad que forma la pareja.
Es interesante conversar con tu cónyuge y encontrar cuál es la figura que creen que están ambos haciendo y ver si están satisfechos con ello.
Si encuentran que no comparten lo suficiente, estaría bueno encontrar aquello que pueden ir sumando para unirlos aún más

Si deseas comentar, será un placer leerte aquí debajo, en la zona dedicada a los comentarios.

(Texto originalmente escrito para ser publicado en SERJUDIO.com pero republicado en FULVIDA.com pues contiene interesantes aportes que fortalecen la identidad noájica).

El camino de Dios para ser feliz

Avraham permaneció sentado cuando el Eterno se le apareció (Bereshit / Génesis 18:1).
Quizás porque estaba a tres días de haberse circuncidado, dolido, afiebrado, cansado, agotado.
Tal vez por ser un anciano de 99 años, que estaba padeciendo de terrible calor que caía a plomo aquel mediodía sobre el encinar de Mamre.
El hecho es que allí estaba apostado el patriarca de la futura familia judía, en su asiento a la entrada de su morada.
La aparición fue en una visión profética, tal vez por ello Avraham no atinó a incorporarse.
Aunque, según nos trae Rashi de Bereshit Rabá, fue el Eterno quien le dijo que se quedara quieto, que no debía levantarse.
Pero al rato, aparecen tres vagabundos.
Entonces la acción toma un ritmo frenético, ya que Avraham corre, se apura, repite la Torá los vernos que muestran la prisa del anciano para recibir y agasajar a estos extraños que se convirtieron en sus huéspedes.
En ese frenesí de generosidad el patriarca olvida su dolor, ya no está enfocado en su padecimiento, hasta la fiebre se evapora mientras se dedica a obrar con bondad hacia el prójimo.
Pasó el sufrimiento y se abren nuevas esperanzas, la puerta de un mejor futuro. Todo envuelto en esas acciones desinteresadas de construcción de SHALOM.
Es evidente, al menos para mí, que el mensaje sagrado no invoca a la fe, ni a la pasiva contemplación de la deidad o cuestiones metafísicas, tampoco a encerrarse en la reunión de “santos” para alabar y adorar, ni siquiera a atragantarse con palabrería acerca de Dios o religiosidad. El mensaje es claro: ponte en marcha, involúcrate, sé activo, deja las excusas e impotencia, pon tu poder en construir SHALOM. Entonces, las verdaderas puertas del bienestar y de la bendición se abrirán ante ti para tu regocijo aquí y en la eternidad.

No es casualidad que este pasaje concluya con la siguiente descripción:

«Entonces el Eterno dijo: -¿He de encubrir a Avraham [Abraham] lo que voy a hacer, (18) habiendo de ser Avraham [Abraham] una nación grande y poderosa, y que en él han de ser benditas todas las naciones de la tierra?
Porque Yo le he escogido y sé que mandará a sus hijos y a su casa después de él que guarden el camino del Eterno, practicando la justicia y la bondad, para que el Eterno haga venir sobre Avraham [Abraham] lo que ha hablado acerca de él.»
(Bereshit / Génesis 18:17-19)

El camino del Eterno que todo hombre puede guardar es practicar justicia y bondad, de forma de recibir y disfrutar las bendiciones del Eterno.
Así pues, construye SHALOM y deja la religión para los que se abandonan a la idolatría, incluso aquella de disfraza de santidad espiritual.

Un sentido a la Crisis Existencial

En tanto observo a las personas, a algunos conocidos, a lo que publican mis contactos del Facebook o en este hogar, a mí mismo, más me convence que de la sensación de falta de ubicación, de sentido, o de crisis existencial nadie se escapa.

También me convence que a la mayoría esa sensación nos aterroriza.

A nadie le agrada y la detestamos completamente de manera no consciente; la sublimamos hacia religiosidad, la reprimimos negándola, o bien sea, la evadimos temporalmente.

Sea cual sea la actitud que se asume frente a la crisis de existencia y a la duda, lo cierto es que está presente y más activa que nunca. Porque es parte de la esencia humana; de mi esencia y de la tuya, es lo que nos conecta a ti y a mí. Podemos discrepar en todo, ser físicamente diferentes, hablar distintos idiomas, estar en desacuerdo con confesiones de fe o divinidades, pero del vacío existencial, de la falta de sentido de las experiencias de vida, de la sensación de falta de soporte en algo más a lo terrenal nos hace idénticos.

El vacío existencial nos hermana. El dolor que produce esa desubicación nos hace uno; equivalentes a ti y a mí. No hace falta que lo digas, ni que lo confieses, ni que lo niegues. Con solo leer lo que publicas, mirarte unos minutos, o simplemente conversar pocos minutos contigo a la luz de una taza de café y un cigarrillo, podré conéctame contigo por medio del vacío.

Yo no tengo la respuesta a la crisis existencial. Desconozco si alguien la tiene o si existe algo o alguien que de seguridad en esta existencia.

Pero, personalmente, me canse de sublimarla, reprimirla, negarla o temerle. Cuando me empoderé de mi libertad y reconocí la crisis existencial descubrí mi humanidad. Cuando trato con personas y les descubro que entre sus propios velos esconden la misma crisis, les encuentro su humanidad y me identifico; me conecto.

Y en función de llenar tanto vacío me he puesto en marcha; para, de mi parte, intentar no dejar sin una chispa de luz tanta densa oscuridad que nos hermana.

Hice memoria para intentar identificar, en mi caso, el momento justo en que por primera vez note la presencia del vacío negro de la existencia, y no lo pude datar.

Pero concluí que un niño no lo puede experimentar, racionalizar, pensar, imaginar, ni siquiera creer en el vacío existencial. La duda existencial se presenta luego en la persona, es la bienvenida que da la Vida a la persona que crece y se responsabiliza. Que intenta apropiarse de su vida y de su futuro, es decir, para el que vive buscando una vida y no solo sobrevivir.

Una primera razón que le he dado a la crisis existencial es que marca la madurez. Ya las fantasías de niño y su visión del mundo quedaron atrás; ahora su propio vacío le demostrará que su etapa infantil quedó atrás, ahora es maduro, y parte de su nueva etapa es la responsabilidad de responderle al vacío que está experimentando. Cualquier respuesta que le de la persona madura le conectará con sus semejantes. Ya sea con sus semejantes de la iglesia, la congregación, la familia o el clan; o con toda la humanidad.

Algunos siendo personas maduras se inclinan por no responderles al vacío existencial que experimentan y lo reprimen negándolo siguiendo los patrones familiares heredados (la religión de la familia); otros lo subliman hacia otras confesiones de fe en dios o en dioses (gracias a la gama religiosa que ofrece la sociedad); por otro lado, otro tanto la evaden por algún tiempo, porque da miedo observar la crisis. El hecho dudar de dios, de la vida después de esta vida, de la seguridad de las tradiciones de la familia, del líder espiritual de confianza, del more, o de cualquiera que ha significado cierto anclaje seguro, es pavoroso. Sencillamente es una duda infartante.

Sea cual sea el mecanismo que se escoja para acogerse en seguridad contra la crisis existencial en una persona madura, sigue siendo una actitud pueril.

Si la crisis de existencia, entonces, marca la etapa de adultez, lo mejor sería asumirla, observarla y reconocerla como un adulto, explorando los otros mecanismos que como humanos tenemos para responder, y no con los que un niño dejó atrás.

Porque si como niños respondemos a la crisis de la existencia, como niños nos consumirá su negra presencia. Si como adultos respondemos a la crisis existencial, al menos tenemos la posibilidad de darle un sentido a su extraña negritud.

De mi parte, hasta aquí. Si quieres acompañarme en este viaje hacia el agujero negro, bienvenido, y gracias por no dejarme solo. Pero si no quieres, no te voy a juzgar y te entiendo. Prometo que si salgo vivo y cuerdo de mi viaje hacia el agujero negro, te contaré lo que vi.

 

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(Que siga siendo en mérito por la vida del joven valiente Gerardo Cruz hijo de Patricia Barquero. Quiera La Autoridad Divina restituirle la salud, la vida y su familia.)

Dar <-> recibir

Los niños pequeños se comportan bajo el principio de recibir para recibir, sin más variaciones que las que les impone su egoísmo natural.

Cuando crecen un poco, aprenden y se dan cuenta de que tienen una ventaja si cambian su modalidad de relacionamiento, por ello pasan a dar con la intención de recibir a cambio.

Luego, ya siendo jóvenes brota la típica rebelión contra el sistema de los adultos, cosa que es saludable siempre y cuando esté dentro de sus límites; por ello se impulsan a dar por el mero hecho de dar; con una total irresponsabilidad por su bienestar, la justicia o lo que es la verdadera bondad. Pero, su inexperiencia sumada a la necesidad de encontrar su lugar e identidad nos lleva a pensar y hacer cosas que con otra cabeza y edad no solemos aceptar.
(Observación: solamente el Eterno es capaz de dar siempre, sin recibir nada. El motivo es obvio, pero a veces lo olvidamos y nos desvivimos por agradar, satisfacer, complacer, ayudar, hacer por otros mientras nos vamos desgastando, agonizando, malogrando en esa conducta lesiva para uno y el otro).

Por último, si las cosas van bien, se pasa a la siguiente modalidad, cuando se comprende que la bondad debe ser acompañada por la justicia, siempre. Por lo cual uno recibe para dar. Midiendo con la mayor objetividad las necesidades, posibilidades, dificultades, etc. De este modo se actúa construyendo SHALOM.

Por supuesto que esta cuatro fases también representan puntos de anclaje, pues hay gente de cualquier edad que se comporta de cualquiera de las cuatro maneras.
Vemos gente “grande” actuando patéticamente como niñitos, avariciosamente como jovencitos, revoltosamente como adolescentes y adecuadamente como adultos. Así, con todas las variaciones posibles.

Y tú, ¿estás en la fase acorde a tu edad?
¿Estás siendo socio del Eterno en la construcción de SHALOM?