Desde la perspectiva Divina la grandeza del carácter no se mide por no sentirse atraído hacia lo malo, sino por nuestra capacidad de controlar dicha atracción. Alguien que posee grandes capacidades en determinados asuntos será «probado» con una serie de situaciones ilícitas que demandarán de él mayor auto control. Por ejemplo, aquél que ha levantado su economía desde cero deberá manejarse con mayor honestidad en sus asuntos que alguien que toda su vida ha dependido de un empleo. Otro ejemplo seria aquél que la vida lo dotó de atracción física, tiene mayores oportunidades para actuar de manera promiscua, que aquel que nació exento de belleza física.
Es importante estar siempre conscientes que tenemos una inclinación hacia lo malo y que podemos canalizarla hacia lo bueno. Por ejemplo, si sabemos que tenemos necesidad de ser admirados, podríamos dedicarnos a hacer buenas acciones. Esto seria una manera de accionar la inclinación a lo bueno y canalizar la inclinación a lo malo.
Recordemos: Ser noájida no se trata de no ser malo. Se trata de actuar con bondad o ser bueno.
Algunos consejos:
1. Hacer cosas buenas. Nadie es bueno por pensar en lo bueno. Se trata de accionarnos en positivo una y otra vez.
2. Tener buenas amistades. No sólo alejarse de las malas influencias, sino acercarse a las buenas y sabias influencias.
3. Saber evitar. Evitar gente con mal carácter y mala disposición. Es bueno no pretender cambiar a este tipo de gente. No seamos más buenos que Dios.
4. Ten buena reputación. A veces cedemos en muchas cosas para no causar molestias a otros o para evitar el qué dirán. De vez en cuando es bueno que nos conozcan por nuestra integridad.
5. Aprecia lo que hagas. Mira cada acto de manera significativa. ¿Sabias que en los barrios donde los vidrios de las ventanas permanecen rotos, la violencia aumenta? No rompas los vidrios de tu vida.
6. Como ha enseñado el Moré: En tus rezos pide por otros antes de pedir por ti.
7. Finalmente, cuando estés en una situación en que no estás seguro que es correcto tu proceder, preguntate: ¿Qué me motiva? ¿Mi inclinación a lo bueno o mi inclinación a lo malo?